La realidad ES y frente a ella las ilusiones se disipan.
Yo entiendo que tengas poco tiempo, lo que sucede es que me declaro absolutamente incapaz de seguir sola.
Lo siento.
Laura
El mensaje confirmaba lo que Roberto sabía: Las excusas que había mandado en su breve mensaje de la semana anterior no eran suficientes. Laura dejaría de escribir… ¿Serviría de algo un intento más?
Laura,
¡Seguro que puedes escribirlo sola!
Mi colaboración ha sido tan escasa que no cambiará nada si estoy o no estoy. No me gustaría sentirme forzado a escribir cuando no fluye de mí. Me parece que esto no debería frenarte para seguir adelante porque lo que escribes es muy valioso.
Y sobre todo, no dejes de mandarme lo que escribas para que yo pueda seguir aprendiendo de ti.
Un beso,
Fredy
Terminó de enviar el mensaje, bajó el resto de la correspondencia y se fue para la oficina.
Esa misma noche, al encender su ordenador, encontró la respuesta de Laura.
Fredy
Recibí tu último mensaje y lo tomo como lo que es: un enorme halago.
Y sin embargo… por alguna razón que ignoro sentí al leerlo como si algo hubiera cambiado en ti. Tal vez ya no estés interesado en el libro, tal vez no tengas la energía puesta en este proyecto, tal vez simplemente ha dejado de interesarte escribir conmigo…
Acepto el cumplido pero no quiero escribir sin ti y aunque quisiera se me hace muy difícil seguir adelante sin contar con tus palabras, que valoro y necesito.
No te fuerzo, sólo renuncio a empujar de este carro alentada por la fantasía de que estamos escribiendo los dos y esperando tus opiniones que nunca llegan, así como renuncio también a llevar adelante sola este proyecto que alguna vez soñamos juntos.
No dejes que esto te inquiete. Será o no cuando llegue el momento.
Otro beso.
Laura
¡Todo estaba perdido! Aunque supiera que en el fondo ella no podía darse cuenta de su identidad, Roberto se sintió descubierto y se sobresaltó. La frase era realmente inquietante y parecía acabar con el juego: “Sentí al leerlo como si algo hubiera cambiado en ti”.
¿Y si su estilo era muy diferente al de Fredy? Quizás él ni siquiera la tuteaba… Quizás las excusas simplemente no entraban en su manera de ser. ¿Cómo saberlo? ¿Y ahora?
Roberto se puso de pie y empezó a recorrer el apartamento. No podía, no quería, no debía renunciar. Si bien seguir insistiendo podía producir el efecto contrario al deseado, tarde o temprano Laura descubriría el engaño y, por supuesto, allí llegarían al final del camino.
Trató de serenarse. ¿Qué contestaría un hombre como aquél en una situación así? Era imposible predecir la conducta de un desconocido. De hecho, se dijo, era imposible predecir con exactitud la reacción de nadie.
¡Esa era la respuesta! Tenía que responder con su opinión. Eso era lo que Laura le estaba pidiendo a Fredy.
Se sentó frente al teclado con un café y empezó a contestar el mensaje.
Laura:
También a mí me dio la sensación de que algo había cambiado en ti. Pero, a diferencia de ti, yo no creo que esto cambie nuestro proyecto. Después de todo, ¿no somos nosotros los que sostenemos que las respuestas predecibles ensombrecen el futuro del vínculo? ¿No decimos siempre que lo cambiante del otro es justamente lo que hace que cada encuentro pueda ser maravilloso? ¿No crees que, entre nosotros dos, lo impredecible de nuestra manera de actuar es lo que hace de esta relación un hecho mágico? Mágico, sí, ¡Mágico!
Me parece que no estoy del todo de acuerdo con eso que dices sobre “dejar las ilusiones”. Y lo asocio con la magia porque creo, como dice mi amigo Norbi, que la magia existe. Existe de verdad cada vez que una ilusión se transforma tangiblemente (y con nuestra colaboración) en realidad.
Creo que estarás de acuerdo en que nos sucede lo mismo que a cualquier pareja: necesitamos de un poco de la magia que solamente nos llegará si somos capaces de sorprendernos al encontrarnos hoy en un lugar diferente del que nos solíamos cruzar hasta ayer, una sorpresa sin miedos, una sorpresa sin parálisis, una sorpresa que despierte más la frescura de la curiosidad que la inseguridad de lo desconocido. Y creo que estarás de acuerdo si digo que sólo en la medida en que aceptemos la realidad como es seremos capaces de cambiarla. Volveremos posible nuestra fantasía y, por supuesto, sólo así podremos disfrutar de ese sueño compartido, sea ese sueño una familia, un viaje, una pareja o escribir un libro.
En todo caso, como decía Ambrose Bierce: “Si quieres que tus sueños se hagan realidad… despierta.”
Te mando mil besos,
Fredy
La respuesta de Laura le traería la alegría de haber transformado él también una fantasía en realidad: La fantasía de que Laura siguiera escribiendo.
Querido Fredy:
¡Me sorprendes! ¡Siempre me sorprendes! ¿Serás el mismo Fredy que yo conocí? Y más aún: ¿Seré yo la misma Laura con la que una vez decidiste escribir un libro? Seguramente no.
Y sin embargo cuando la magia se hace presente, el encuentro sucede. O al revés, cuando el encuentro sucede la magia se hace presente… Me encanta la magia. La magia del encuentro. ¡Qué increíble!
Me siento delante del ordenador y leer tus comentarios me ayuda a sentirme mejor, poder seguir con el proyecto y no tener que deshacerme de mi sueño provoca el abracadabra de mis ganas de volver a escribir.
Me gusta la palabra “magia”, es mágica. Desde que llegué al consultorio esperaba tener una hora libre, necesitaba volver a escribir.
Hay algo que dices que me parece muy cierto: lo que nos pasa es mágico. Yo siento que la energía que me impulsa a escribir me sale de las tripas, no hay mejor ejemplo. Siempre he pensado que aunque las letras sea iguales, su sentido es distinto si a uno le salen del alma.
Pongamos un poco de orden en nuestras ideas: No sólo no hay parejas sin conflictos, sino que son los conflictos quienes hacen atractivo estar con otro, y más que los conflictos, las diferencias (que son justamente las que generan el conflicto).
A veces me enfado por lo condescendiente que es Carlos con todo el mundo, pero también pienso que si no fuera así conmigo las cosas no habrían funcionado. Él es así conmigo y con todos, sería absurdo pedirle que sea así conmigo y no con los demás, porque es su modo de ser.
Creo que es posible aprender de las dificultades. Es una manera de estar en el mundo, observar qué ocurre y ver cómo atravieso la situación. Digo que es una manera de estar en el mundo porque es muy diferente tener un plan prefijado que dejar que la vida fluya. La vida no consiste en cumplir determinadas metas prefijadas porque sería muy aburrida. Es diferente si nos planteamos a ver qué ocurre y decidir cómo movernos a medida que vayan sucediendo las cosas.
Muchas angustias y depresiones, se generan debido a que tenemos una idea prefijada de a dónde queremos ir, y cuando mi plan no se cumple nos frustramos. Cuando no actúas de acuerdo con mis expectativas, no te quiero. Y no es así. La vida es más vivible si nos ponemos en la actitud del surfista: son las olas las que marcan el camino, no mi idea de adonde tengo que llegar. Es mejor descubrir el camino según las piedras que nos vayamos encontrando.
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