• Пожаловаться

Mitch Albom: Martes Con Mi Viejo Profesor

Здесь есть возможность читать онлайн «Mitch Albom: Martes Con Mi Viejo Profesor» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Mitch Albom Martes Con Mi Viejo Profesor

Martes Con Mi Viejo Profesor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Martes Con Mi Viejo Profesor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Martes con mi viejo profesor refleja todos los valores humanos a la perfección, encerrando en él una lección de vida para todos, ya que nos narra el testimonio de las repetidas visitas durante cada martes, entre Mitch Albom y su viejo profesor, Morrie Schwartz, al cual le han diagnosticado una terrible enfermedad terminal, la ELA. A través de estos encuentros llenos de conexión y complicidad ambos, alumno y maestro, intercambian ideas y reflexionan sobre la muerte, la familia, el perdón o el amor entre otros temas de la vida cotidiana, encerrando así una enseñanza subliminar fruto de un extraordinario testamento espiritual que nos ayudará a encontrarnos a nosotros mismos a la vez que nos instará a reflexionar sobre nuestra vida de la mano de un hombre que depende por completo de los demás, pero que luchará hasta el final con el mayor optimismo. Esta fabulosa obra está llena de sencillez, pero a la vez, cargada de emoción y vitalidad, es uno de esos relatos que hacen que te plantees la vida, de los que dejan huella, y de los que dificilmente se olvidan.

Mitch Albom: другие книги автора


Кто написал Martes Con Mi Viejo Profesor? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Martes Con Mi Viejo Profesor — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Martes Con Mi Viejo Profesor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Empezó a consultar a los médicos. A muchos. Le hicieron análisis de sangre. Le hicieron análisis de orina.

Le metieron una sonda por el trasero y miraron el interior de sus intestinos. Por fin, en vista de que no encontraban nada, un médico solicitó una biopsia muscular, para la que tomaron un trocito del muslo de Morrie. El informe del laboratorio indicaba la existencia de un problema neurológico, y sometieron a Morrie a una nueva serie de pruebas. Para realizar una de estas pruebas se sentó en una silla especial mientras le aplicaban descargas eléctricas (como una especie de silla eléctrica) y estudiaban sus reacciones neurológicas.

– Tenemos que analizar esto más a fondo -dijeron los médicos, observando sus resultados.

– ¿Por qué? -preguntó Morrie-. ¿De qué se trata?

– No estamos seguros. Sus tiempos son lentos.

¿Que sus tiempos eran lentos? ¿Qué significaba aquello?

Por fin, un día caluroso y húmedo de agosto de 1994, Morrie y su esposa, Charlotte, fueron a la consulta del neurólogo y éste les pidió que tomaran asiento antes de darles la noticia: Morrie tenía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad de Lou Gehrig, una enfermedad brutal, despiadada, del sistema neurológico.

No tenía tratamiento conocido.

– ¿Cómo la he contraído? -preguntó Morrie.

No lo sabía nadie.

– ¿Es mortal?

– Sí.

– Así que ¿voy a morirme?

– Sí, así es -dijo el médico-. Lo siento mucho.

Pasó casi dos horas con Morrie y con Charlotte, respondiendo con paciencia a sus preguntas. Cuando ya se marchaban, el médico les dio alguna información sobre la ELA, unos folletos pequeños, como si estuvieran abriendo una cuenta corriente en un banco. Cuando salieron a la calle brillaba el sol y la gente se dedicaba a sus asuntos. Una mujer corría a meter monedas en el parquímetro. Otra llevaba bolsas de la compra. Por la mente de Charlotte corría un millón de pensamientos ¿Cuánto tiempo nos queda? ¿Cómo nos las vamos a arreglar? ¿Cómo pagaremos las facturas?

Mientras tanto, mi viejo profesor estaba perplejo por la normalidad cotidiana que lo rodeaba. ¿No debería detenerse el mundo? ¿Es que no saben lo que me ha pasado?

Pero el mundo no se detuvo, no le prestó ninguna atención, y cuando Morrie tiró débilmente de la portezuela del coche sentía que estaba cayendo en un hoyo,

¿Y ahora, qué?, pensó.

картинка 5

Mientras mi viejo profesor buscaba respuestas, la enfermedad se iba apoderando de él, día a día, semana a semana. Una mañana intentó sacar el coche del garaje, marcha atrás, y apenas fue capaz de pisar el freno. Así dejó de conducir.

Tropezaba constantemente, de modo que se compró un bastón. Así dejó de caminar con libertad.

Seguía acudiendo al YMCA para nadar, según su costumbre, pero descubrió que ya no era capaz de desvestirse solo. Así que contrató a su primer asistente de ayuda a domicilio (un estudiante de Teología llamado Tony), que le ayudaba a entrar y a salir de la piscina, y a ponerse y quitarse el bañador. En el vestuario, los demás nadadores fingían que no lo miraban. Pero lo miraban, de todos modos. Así dejó de tener intimidad.

En el otoño de 1994, Morrie acudió al campus de la Universidad de Brandeis, lleno de cuestas, para impartir su última asignatura universitaria. Podría habérselo ahorrado, por supuesto. La universidad lo habría entendido. «¿Por qué sufrir delante de tanta gente? Quédese en casa. Ponga en orden sus asuntos». Pero a Morrie no se le ocurrió la idea de abandonar.

En vez de ello, entró cojeando en el aula, que había sido su hogar durante más de treinta años. A causa del bastón, tardó bastante tiempo en llegar al sillón. Por fin, se sentó, se quitó las gafas y contempló los rostros jóvenes que le devolvían en silencio su mirada.

– Amigos míos, supongo que todos están aquí para la clase de Psicología Social. Llevo veinte años impartiendo esta asignatura y ésta es la primera vez que puedo decir que corren un riesgo al cursarla, pues padezco una enfermedad mortal. Quizás no viva hasta final del semestre.

»Si esto les parece un problema, y si desean anular su matrícula en esta asignatura, lo comprenderé.»

Sonrió.

Y así dejó de tener su secreto.

картинка 6

La ELA es como una vela encendida: te funde los nervios y te deja el cuerpo como un montón de cera. Suele empezar por las piernas, y va subiendo. Pierdes el control de los músculos de los muslos, de manera que no eres capaz de mantenerte de pie. Pierdes el control de los músculos del tronco, de modo que no eres capaz de mantenerte sentado y erguido. Al final, si sigues vivo, estás respirando por un tubo que te pasa por un agujero de la garganta, mientras tu alma, completamente despierta, está presa en una cáscara flácida, quizás capaz de pestañear, o de chascar la lengua, como un ser de una película de ciencia ficción, el hombre congelado dentro de su propia carne. Esto no tarda en llegar más de cinco años contados desde el día en que contraes la enfermedad.

Los médicos de Morrie calculaban que le quedaban dos años.

Morrie sabía que era menos tiempo.

Pero mi viejo profesor había tomado una decisión profunda, una decisión que había empezado a forjar desde el día en que salió de la consulta del médico con una espada suspendida sobre la cabeza. ¿Voy a consumirme y a desaparecer, o voy a sacar el mejor partido posible del tiempo que me queda? , se había preguntado.

No estaba dispuesto a consumirse. No estaba dispuesto a avergonzarse de morir.

Por el contrario, haría de la muerte su proyecto final, el centro de sus días. Dado que todo el mundo iba a morir, él podría ser muy valioso, ¿no es así? Podía ser materia de investigación. Un libro de texto humano. Estudiadme en mi fallecimiento lento y paciente. Observad lo que me pasa. Aprended conmigo.

Morrie estaba dispuesto a atravesar ese puente definitivo entre la vida y la muerte y a narrar su viaje.

картинка 7

El semestre académico de otoño transcurrió rápidamente. El número de pastillas aumentó. La terapia se convirtió en una rutina regular. Acudían enfermeros a casa de Morrie para trabajar sus piernas, que se

consumían, para mantener activos los músculos, flexionándolas hacia delante y hacia atrás como si estuvieran sacando agua de un pozo con una bomba. Acudían masajistas una vez por semana para intentar aliviar la rigidez constante y pesada que sentía. Consultó a maestros de meditación, y cerraba los ojos y comprimía sus pensamientos hasta que su mundo se reducía a un único aliento que entraba y salía, entraba y salía.

Un día, caminando con su bastón, tropezó con el bordillo de la acera y se cayó en la calzada. El bastón fue sustituido por un andador. Al irse debilitando su cuerpo, los viajes de ida y vuelta al baño llegaron a agotarlo demasiado, de modo que Morrie empezó a orinar en un recipiente grande. Mientras lo hacía, tenía que apoyarse, lo que significaba que alguien tenía que sostener el recipiente mientras Morrie lo llenaba.

Todo aquello nos resultaría embarazoso a casi todos, teniendo en cuenta sobre todo la edad de Morrie. Pero Morrie no era como casi todos nosotros. Cuando lo visitaban algunos compañeros suyos de confianza, les decía:

– Escucha, tengo que mear. ¿Te importaría ayudarme? ¿No te molesta?

Con frecuencia, y con sorpresa por parte de ellos mismos, no les molestaba.

De hecho, recibía una riada creciente de visitantes. Mantenía tertulias sobre la muerte, sobre su verdadero significado, sobre el modo en que las sociedades la han temido siempre sin comprenderla necesariamente. Dijo a sus amigos que si querían ayudarle de verdad, no debían ofrecerle su comprensión sino visitarle, llamarle por teléfono, compartir con él sus problemas, como los habían compartido siempre, pues Morrie había sabido siempre escuchar maravillosamente.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Martes Con Mi Viejo Profesor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Martes Con Mi Viejo Profesor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Martes Con Mi Viejo Profesor»

Обсуждение, отзывы о книге «Martes Con Mi Viejo Profesor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.