• Пожаловаться

Rosa Montero: Amado Amo

Здесь есть возможность читать онлайн «Rosa Montero: Amado Amo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

libcat.ru: книга без обложки

Amado Amo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Amado Amo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Estamos ante una novela sobre el poder, pero un poder con minúsculas, cotidiano y perfectamente reconocible: el que ejercen las empresas, el que sufren los asalariados, un poder risible que se mide en metros de despacho o en el número de veces que el jefe se ha parado a hablar contigo. César Miranda, protagonista de esta historia, es un hombre en crisis que intenta sobrevivir a las tormentas y tormentos de una competitividad desenfrenada. Y su peripecia nos va dibujando el implacable pero divertidísimo retrato de la disparatada sociedad en que vivimos.

Rosa Montero: другие книги автора


Кто написал Amado Amo? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Amado Amo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Amado Amo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Una noche, hacía algunos meses ya, él estaba con Paula. Una noche César se despertó en plena madrugada. No es que este hecho resultara en sí extraordinario, porque el dormir de César siempre fue muy frágil. Pero aquella noche se despertó muy poco a poco y asfixiado por una horrible certidumbre: que no sabía dónde estaba, que no conocía esa casa extranjera, que no recordaba quién era ese ser remoto que resoplaba en la cama junto a él. Luchaba César desesperadamente por desprenderse de las sombras del sueño, pero sólo para descubrir, con progresivo pánico, que las sombras de la vigilia eran aún más espesas. Llegó un momento en que se sentó en la cama, sabiéndose totalmente despierto pero atrapado aún en esa realidad de pesadilla, sin reconocerse, sin comprender dónde se hallaba o quién era él, convertido en la esencia misma de la soledad, la llaga de una conciencia perdida en la inmensidad de un universo ajeno. Y así permaneció, sepultado en el miedo y la noche, durante un tiempo eterno. Hasta que, lentamente, fue recuperando la casa como suya, las nalgas de Paula, su memoria. Pero la consistencia del mundo quedó dañada tras el largo viaje, y desde entonces César arrastraba el conocimiento de la desolación.

Nacho asomó la cabeza por la puerta. Ahí estaba, tan sonriente y encantador como una alimaña. Tengo entendido que vas a ver a Morton, dijo Nacho. Eso parece, musitó César, sorprendido. Y bajó la cabeza fingiendo estar atareado con unos papeles. Pero Nacho no se iba: seguía contemplándole y sonriendo. ¿Quieres un cigarrillo?, preguntó; y César contestó que no y se puso a abrir los cajones de su mesa para simular actividad. Estaban llenos. ¡Sus cajones estaban llenos de objetos que él desconocía! Alguien había metido en su mesa las pertenencias de un extraño. ¿Qué es esto?, chilló César sacando un montón de carpetas que estaba seguro de no haber visto en su vida. Conchita le miró airadamente y se encogió de hombros: Y yo qué sé. Vienes tan poco por aquí que hasta se te olvida lo que tienes en los cajones, rió Nacho mientras cogía un cigarrillo de una preciosa pitillera de diseño italiano que se había sacado ostentosamente del bolsillo. La mesa ya no era su mesa, los cajones no eran sus cajones, Paula no era su Paula y el mundo ni siquiera tenía la decencia de conservar su color habitual. La vida era un lugar horrible. Chico, no sé cómo puedes ver nada con esas gafas de sol que llevas puestas, dijo Nacho. César se quitó las gafas con mano torpe y el aterrador atardecer marrón oscuro recuperó su tonalidad gris y banal. Se puso en pie; estaba sudando, las piernas le temblaban. Era la hora de la cita con Morton. Salió del despacho sin añadir palabra.

Sorprendentemente Morton le recibió enseguida; pero más sorprendentemente fue ver que Quesada estaba con él. Holacésar, saludaron los dos con amplias sonrisas, aunque Quesada llevaba semanas sin siquiera mirarle. César se sintió como un cobaya a punto de ser enviado en una cápsula espacial hacia Neptuno. Holahola, respondió prudentemente él, las mandíbulas contraídas, la boca seca; y se sentó en el borde mismo del sofá de invitados. Pues vosotros diréis.

Pero no parecían tener gran cosa que decirle. Quesada estaba sentado frente a él; Morton permanecía de pie, dando vueltas a un mechero de oro entre los dedos. César encendió un cigarrillo; Quesada le advirtió que ya tenía uno prendido y a medio consumir en el cenicero; César mencionó algún lugar común acerca de su despiste y se rió sin gana alguna. En la pradera empezaba a soplar una brisa muy suave y el ruido del tumulto se acercaba.

Mira, dijo Morton, quiero que leas esto. Y tendió a César un montón de papeles. Fotocopias de las normas internas de la agencia, documentos confidenciales. No hace falta que te lo leas todo, sólo la carta. La carta era del director de publicidad del Noticias Hoy. Querido Morton, ha sucedido algo que quisiera que, uno de nuestros redactores ha, como verás por los papeles que te adjunto estáis, naturalmente no lo vamos a publicar aunque, nuestras buenas relaciones comerciales y amistosas priman sobre, el secreto profesional nos impide facilitarte el nombre del informante pero, cuídate de los cuervos que, a ver cuándo repetimos la última comida en, un fuerte abrazo de. César levantó la cabeza. Alguien nos quiere hundir, explicó Morton. Es esa hija de puta, rugió Quesada. Es Paula, sabemos que es Paula quien lo ha hecho.

Cada vez veía a menos gente. César cada vez trataba a menos gente y su círculo de soledad era más ancho. No es que le importara mucho. Las personas que conocía le parecían cada vez más aburridas. Pero a veces, cuando estaba cenando solo en un restaurante porque se había cansado de comer huevos fritos en su casa; cuando de pronto se daba cuenta de que llevaba quizá dos o tres días sin hablar con nadie; cuando caía en la cuenta de que no tenía familiar alguno, ni siquiera un miserable primo, y que no había nadie en el mundo a quien pudiera considerar como algo suyo; entonces, cuando recapacitaba en todo esto, en fin, le dolía el estómago. Como si en su barriga tuviera un agujero que estuviera devorándole por dentro.

Ya sabes que el delegado de Los Ángeles va a venir para la Convención; no sé si a él se le va a poder convencer de todo esto. ¿De qué?, preguntó César, aturdido. Te lo acabo de decir, de tu inocencia; como todo el mundo sabe que estás liado con Paula… que lo has estado. Como llevas una vida tan independiente y tan al margen de la empresa. Como hay gente que considera que no te encuentras integrado en Golden Line, que no participas en la agencia. Yo no pienso así, ya me conoces. Pero hay gente que murmura, en fin, ya sabes. Quesada era como un muro de granito frente a César en donde rebotaba y reverberaba la suave voz de Morton.

Era cierto. Él no acudía al rito etílico de cada atardecer. Él no dedicaba sus fines de semana a acompañar a Quesada a las carreras o a Miguel al Casino. A cambio de esto, de esta lejanía física y alcohólica, los contornos de César se iban haciendo cada vez menos firmes, más confusos. Cartas que antes llegaban a su nombre eran ahora remitidas a Nacho; los clientes que antes querían conocer a César se deleitaban ahora sacudiendo la mano de su rival; los organizadores de cenas oficiales, cócteles y demás actos sociales, que siempre persiguieron obcecadamente a César, habían cambiado ahora el norte de su obsesión y andaban a la caza del muchacho de moda. Incluso los compañeros de la agencia le llamaban muchas veces Nacho inadvertidamente; ay, perdón, decían al darse cuenta del error, disculpándose con humillante énfasis; para después volverse a equivocar al instante siguiente y llamarle de nuevo por el nombre del otro, de su sucesor, de su enterrador, de su caníbal. Nacho le había devorado y ahora César ya no sabía bien dónde tenía el alma. La misma Paula le había llamado Nacho hacía dos días.

Claro que estamos seguros de que es cosa de Paula, y tú también lo sabes, dijo Morton. No quiero ponerme rojo, pensó César. No quiero ponerme rojo, se desesperaba interiormente, mientras sentía subir un imparable rubor por sus mejillas. Y Morton, magnánimo: Escucha, no me importa que lo supieras; no ibas a venir a delatar a tu chica, eso lo entiendo; pero el asunto ha llegado lejos, es muy grave. Muy grave, repitió Quesada en tono lúgubre, agitando el látigo por encima de su cabeza cuadrada, azuzando el tiro de mulas de su carro, inconmovible, arrollador, dispuesto a triturar cualquier obstáculo. Queremos despedir a Paula, estamos en nuestro derecho a hacerlo, como comprenderás es justo. Pero no tenemos pruebas de que ella haya dado todo este material a Noticias Hoy. Y es ahí donde tú puedes ayudarnos.

En realidad tenían razón, se dijo César; le dolía la cabeza y se sentía confundido. En realidad Paula se había comportado mal, se había excedido. Morton continuaba hablando y su voz parecía llegar desde muy lejos: Por supuesto que pensamos llegar a un acuerdo con ella; no queremos escándalos. Pero nos gustaría tener un triunfo en la mano por si Paula pretendiera acudir a los tribunales. Un testigo en su contra. Es decir, tú, César. En realidad, se repitió atolondradamente César, Paula se merecía el despido. No tienes más que firmar aquí; y te garantizo que guardaré el papel en la caja fuerte y que sólo lo sacaré en caso necesario. Si todo marcha bien no lo sabrá nadie, o casi nadie; pero comprenderás que tenemos que cubrirnos las espaldas. Con qué propiedad hablaba Morton, pensó César; Morton suave, Morton cortés, un Morton tan delicado como las criaturas celestiales, como un querubín ávido de poder, como un serafín implacable y tirano, Ángel de Perdición de los humanos.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Amado Amo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Amado Amo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Amado Amo»

Обсуждение, отзывы о книге «Amado Amo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.