• Пожаловаться

Carlos Zafón: La sombra del viento

Здесь есть возможность читать онлайн «Carlos Zafón: La sombra del viento» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Carlos Zafón La sombra del viento

La sombra del viento: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La sombra del viento»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un amanecer de 1945 un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja: El Cementerio de los Libros Olvidados. Allí, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambiará el rumbo de su vida y le arrastrará a un laberinto de intrigas y secretos enterrados en el alma oscura de la ciudad. La Sombra del Viento es un misterio literario ambientado en la Barcelona de la primera mitad del siglo XX, desde los últimos esplendores del Modernismo a las tinieblas de la posguerra. La Sombra del Viento mezcla técnicas de relato de intriga, de novela histórica y de comedia de costumbres pero es, sobre todo, una tragedia histórica de amor cuyo eco se proyecta a través del tiempo. Con gran fuerza narrativa, el autor entrelaza tramas y enigmas a modo de muñecas rusas en un inolvidable relato sobre los secretos del corazón y el embrujo de los libros,manteniendo la intriga hasta la última página.

Carlos Zafón: другие книги автора


Кто написал La sombra del viento? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La sombra del viento — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La sombra del viento», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Julián? -llegó la voz trémula.

Así el pomo de la puerta y me dispuse a entrar, sin saber ya quién me esperaba al otro lado. Abrí lentamente.

Bea me contemplaba desde el rincón, envuelta en una manta. Corrí a su lado y la abracé en silencio. Sentí que se deshacía en lágrimas.

– No sabía adónde ir -murmuró-. Te llamé varias veces a casa, pero no había nadie. Me asusté…

Bea se secó las lágrimas con los puños y me clavó la mirada. Asentí, y no fue necesario que dijese más.

– ¿Por qué me has llamado Julián?

Bea lanzó una mirada hacia la puerta entreabierta.

– Él está aquí. En esta casa. Entra y sale. Me sorprendió el otro día, cuando intentaba entrar en la casa. Sin que le dijese nada, supo quién era. Supo lo que estaba pasando. Me instaló en esta habitación y me trajo una manta, agua y comida. Me dijo que esperase. Que todo iba a salir bien. Me dijo que tú vendrías por mí. Por la noche hablamos durante horas. Me habló de Penélope, de Nuria… sobre todo me habló de ti, de nosotros dos. Me dijo que tenía que enseñarte a olvidarle…

– ¿Dónde está ahora?

– Abajo. En la biblioteca. Me dijo que estaba esperando a alguien, que no me moviese de aquí.

– ¿Esperando a quién?

– No lo sé. Dijo que era alguien que vendría contigo, que tú le traerías…

Cuando me asomé al corredor, las pisadas ya se escuchaban al pie de la escalinata. Reconocí la sombra desangrada sobre los muros como una telaraña, la gabardina negra, el sombrero calado como una capucha y el revólver en la mano reluciente como una guadaña. Fumero. Siempre me había recordado a alguien, o a algo, pero hasta aquel instante no había comprendido a qué.

4

Extinguí las velas con los dedos y le hice una seña a Bea para que guardase silencio. Me asió la mano y me miró inquisitivamente. Los pasos lentos de Fumero se escuchaban a nuestros pies. Conduje a Bea de nuevo al interior de la habitación y le indiqué que permaneciese allí, oculta tras la puerta.

– No salgas de aquí, pase lo que pase -susurré.

– No me dejes ahora, Daniel. Por favor.

– Tengo que advertir a Carax.

Bea me imploró con la mirada, pero me retiré al corredor antes de rendirme. Me deslicé hasta el umbral de la escalinata principal. No había rastro de la sombra de Fumero, ni de sus pasos. Se había detenido en algún punto de la oscuridad, inmóvil. Paciente. Me retiré de nuevo al corredor y rodeé la galería de habitaciones hasta la fachada principal del caserón. Un ventanal empañado de hielo destilaba cuatro haces azules, turbios como agua estanca. Me acerqué a la ventana y pude ver un coche negro apostado frente a la verja principal. Reconocí el automóvil del teniente Palacios. Una brasa de cigarrillo en la oscuridad delataba su presencia tras el volante. Regresé lentamente hasta la escalinata y descendí peldaño a peldaño, posando los pies con infinita cautela. Me detuve a medio trayecto y escruté la tiniebla que inundaba la planta baja.

Fumero había dejado el portón principal abierto a su paso. El viento había apagado las velas y escupía remolinos de nieve. La hojarasca helada danzaba en la bóveda, flotando en un túnel de claridad polvorienta que insinuaba las ruinas del caserón. Descendí cuatro peldaños más, apoyándome contra la pared. Vislumbré un atisbo de la cristalera de la biblioteca. Seguía sin detectar a Fumero. Me pregunté si habría descendido al sótano o a la cripta. El polvo de nieve que penetraba desde el exterior estaba borrando sus huellas. Me deslicé hasta el pie de la escalinata y eché un vistazo hacia el corredor que conducía a la entrada. El viento helado me escupió en la cara. La garra del ángel sumergido en la fuente se entreveía en la tiniebla. Miré en la otra dirección. La entrada a la biblioteca quedaba a una decena de metros del pie de la escalinata. La antecámara que conducía hasta allí quedaba velada de oscuridad. Comprendí que Fumero podía estar observándome a apenas unos metros del punto en el que me encontraba, sin que yo pudiera verle. Escruté la sombra, impenetrable como las aguas de un pozo. Respiré hondo y, casi arrastrando los pies, crucé la distancia que me separaba de la entrada de la biblioteca a ciegas.

El gran salón oval quedaba sumergido en una penuria de luz vaporosa, acribillada de puntos de sombra proyectados por la nieve desplomándose gelatinosamente tras los ventanales. Deslicé la mirada por los muros desnudos en busca de Fumero, quizá apostado junto a la entrada. Un objeto emergía del muro a apenas dos metros a mi derecha. Por un instante me pareció que se desplazaba, pero era sólo el reflejo de la luna sobre el filo. Un cuchillo, quizá una navaja de doble filo, estaba clavado en la pared. Ensartaba un rectángulo de cartón o papel. Me aproximé hasta allí y reconocí la imagen apuñalada sobre el muro. Era una copia idéntica de la fotografía medio quemada que un extraño había abandonado en el mostrador de la librería. En el retrato, Julián y Penélope, apenas unos adolescentes, sonreían a una vida que se les había escapado sin saberlo. El filo de la navaja atravesaba el pecho de Julián. Comprendí entonces que no había sido Laín Coubert, o Julián Carax, quien había dejado aquella fotografía como una invitación. Había sido Fumero. La fotografía había sido un cebo envenenado. Alcé la mano para arrebatársela al cuchillo, pero el contacto helado del revólver de Fumero en la nuca me detuvo.

– Una imagen vale más que mil palabras, Daniel. Si tu padre no hubiera sido un librero de mierda, ya te lo habría enseñado.

Me volví lentamente y enfrenté el cañón del arma. Apestaba a pólvora reciente. El rostro cadavérico de Fumero sonreía en una mueca crispada de terror.

– ¿Dónde está Carax?

– Lejos de aquí. Sabía que usted vendría a por él. Se ha marchado.

Fumero me observaba sin pestañear.

– Te voy a volar la cara en pedazos, chaval.

– De poco le servirá. Carax no está aquí.

– Abre la boca -ordenó Fumero.

– ¿Para qué?

– Abre la boca o te la abro yo de un tiro.

Desplegué los labios. Fumero me introdujo el revólver en la boca. Sentí una arcada trepándome por la garganta. El pulgar de Fumero tensó el percutor.

– Ahora, desgraciado, piensa si tienes alguna razón para seguir viviendo. ¿Qué dices?

Asentí lentamente.

– Entonces dime dónde está Carax.

Intenté balbucear. Fumero retiró el revólver lentamente.

– ¿Dónde está?

– Abajo. En la cripta.

– Tú me guías. Quiero que estés presente cuando le cuente a ese hijo de puta cómo gemía Nuria Monfort cuando le hundí el cuchillo en…

La silueta se abrió camino de la nada. Atisbando por encima del hombro de Fumero creí ver cómo la oscuridad se removía en cortinajes de bruma y una figura sin rostro, de mirada incandescente, se deslizaba hacia nosotros en silencio absoluto, como si apenas rozase el suelo. Fumero leyó el reflejo en mis pupilas empañadas de lágrimas y su rostro se descompuso lentamente.

Cuando se volvió y disparó al manto de negrura que le envolvía, dos garras de cuero, sin líneas ni relieve, le habían atenazado la garganta. Eran las manos de Julián Carax, crecidas de las llamas. Carax me apartó de un empujón y aplastó a Fumero contra la pared. El inspector aferró el revólver e intentó situarlo bajo la barbilla de Carax. Antes de que pudiese accionar el gatillo, Carax le asió de la muñeca y la martilleó con fuerza contra la pared una v otra vez, sin conseguir que Fumero soltase el revólver. Un segundo disparo estalló en la oscuridad y se estrelló contra el muro, abriendo un boquete en el panel de madera. Lágrimas de pólvora encendida v astillas en brasa salpicaron el rostro del inspector. El hedor a carne chamuscada inundó la sala.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La sombra del viento»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La sombra del viento» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «La sombra del viento»

Обсуждение, отзывы о книге «La sombra del viento» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.