Juan Onetti - Cuando ya no importe

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Onetti - Cuando ya no importe» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cuando ya no importe: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuando ya no importe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando ya no importe — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuando ya no importe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Déjese de toqueteos que yo bien se a que vienen ustédes. Mejor que se apure porque en una de esas me dejan sin asado.

Y entonces cometí mi error y le hice la peor ofensa que puede hacerle un hombre a una mujer, ya sea puta o no del todo.

El reencuentro acabo en fracaso. Imposible desearla; la había visto tantas veces, tantas veces en cualquier sitio, había querido, en vano, ampararla. Era la piedad, la jodida piedad.

De modo que le dije con una voz suave y amistosa:

– Mira, querida, lo que podemos hacer…

– Yo no soy su querida. Y claro que tengo mi querido, pero él es mozo.

Movió la cabeza y pude verle en la mejilla que había protegido la sombra una larga herida de uñas con algunos puntos que aun brillaban.

Pregunté y dijo:

– Fue que tuvimos con mi mejor amiga, que es la Mariamarta. Porque pensábamos en venir para trabajar las dos en una fiesta grande pero fuimos sabiendo que la fiesta se achicaba y entonces no había tarea para dos porque hubiera sido estarnos robando dinero la una a la otra. Así que peleamos cuala de las dos y hubo disputa y yo le gané y si ustéd me ve esta marca algún día verá que ella no se salió librada.

Le di la razón e insistí con la propuesta:

– Mira. Me dijeron que la tarifa era cuatro pesos. Te dejo cinco en la mesita y charlamos de cosas un tiempo para engañar a los milicos.

La mesita era un cajón de madera puesto vertical.

No recuerdo la primera palabra insultante que gritó. Si recuerdo la furia de los ojos y la boca. Renació el dialecto de la frontera:

– Eu no aceito limosna.

Se subió hasta el pecho sin pechos aun el borde del camisón mugriento.

Ya era noche oscura cuando la chica salió de la casilla y se acerco, odiando y cínica, al fogón, chorreando semen por las flacas piernas, para comer al fin pedazos de carne, después de tantos días de fideos hervidos.

3 de agosto

Quisiera apuntar, como un chiquilín malhumorado, hoy no apunto nada. Algo me están asustando los días con rostro invariable. La reiteración de días iguales, confundibles. Porque me confieso que me estoy confundiendo y no podría afirmar, por ejemplo, si fue ayer u hoy que escribí, un poco borracho, la carta muy cautelosa e invalida destinada a la mujer ahora llamada Aurora, ya no Aura, que nunca pondré en el correo porque hace tiempo que ignoro en que país esta viviendo, si es que vive.

Y no puedo asegurar que haya sido ayer que en el crepúsculo el sol se puso rojo y ese color duro tanto tiempo que me pareció una amenaza. Siempre se me entreveran los recuerdos o mejor dicho cuando, en que día sucedieron las cosas que quiero o tengo que recordar.

Bien sé que una noche de estas se llamara sábado y llegara el camión con dos muchachos y repetiremos, casi, las frases y las bromas de sábados anteriores. La única variante será enterarme de que extraño recipiente eligieron esta vez para esconder la mercadería.

Hubo juguetes, libros y hasta cocos.

Pienso en mis días y los imagino como placas de una mesa de juego que van cayendo unas sobre otras, todas del mismo color desvaído y valiendo siempre lo mismo.

3 de septiembre

Para esta distracción sin destino me pareció que sería más divertido escribir los apuntes con distintos útiles. Visite al Viejo Lanza y luego de escuchar muchas maldiciones contra caudillos, curas y militares, maldiciones iniciadas o interrumpidas por la palabra cono, le compré, además de las torpes novelitas policiales, una buena cantidad de lápices, lapiceras, bolis o lo que todavía no fue inventado, para ensuciar papeles.

De algún lado me llegó un vaso verde, jaspeado donde al lado de mi cama me muestran ofertas de colores, de posibilidades muy disputadas, de escribir apuntes que serían siempre sobre hechos futuros, nunca sucedidos. Apunto que a veces, entorpecido y deslumbrado por los brebajes de Eufrasia, los miro, acaricio apretándolos en manojo y les dedico una sonrisa pensando: ¿por qué no? Es muy posible que alguna noche pronuncie en voz alta esa interrogación.

6 de noviembre

Hoy recuerdo que durante el exilio en mi santa helena personal estos apuntes resbalaron y cayeron al suelo entreverándose. Los junté como pude y nunca traté de ordenarlos. Para hacerlo hubiera sido indispensable mirar fechas y sucesos: una tarea imposible para mí. Leer lo apuntado me resultaba no sólo desagradable sino también repugnante. Todo lo sucedido esta muerto y enterrado en el transcurso irrefrenable de segundos, minutos, en las horas superpuestas sin remedio a las que eran dichosas o tristes.

Miro la montañita de los apuntes y sé que no tienen destino. En la vida de todo hombre normal y maduro hay siempre una mujer lejana. Por la geografía o los días. Nunca volveré a ver a mi lejana. Si vive, pisa un punto de la tierra ignorado por mí. Y si llegara a producirse el milagro, ya marchito, del reencuentro, tampoco te ofrecería mis apuntes como lectura. Tal vez, Lejana, te mostrará el montón de hojas como una avergonzada y lastimosa prueba de que yo estuve viviendo en tu ausencia.

4 de marzo

Sí, hubo dos viajes y muchas frases. Pero puede ser que los anote otro día. Total ya son de un ayer muy largo.

Estoy en Santamaría, sólo en la gran casona que huele a humedad. Cuando me sentí descansado, me bañé, me afeité y me fui en el jeep atravesando un crepúsculo rojizo que anunciaba lluvia que no vino, a visitar a Díaz Grey.

Me recibió como si hubiéramos estado juntos anoche, como si la voz de alarma no hubiera llegado hasta el. Ahora tenía y ofreció un coñac Francés en copas adecuadas. Era una delicia mover mucho la lengua antes de cada trago.

Varias veces yo había visto en el gran escritorio una grabadora de bolsillo. Y cuando después de los bueyes perdidos me dijo que consideraba leal contarme muchas cosas (antecedentes, dijo), le pedí permiso para usar el aparatito. Me dió el sí con sólo encoger los hombros. Dijo:

– Ya tiene secas las pilas.

Dejé el aparato con vergüenza. Porque pensé que el médico iba a descargar aquella noche otro torrente de sucesos mentidos, siempre protagonizados por él. Pensé que para haber vivido tantas cosas se hubiera necesitado disponer por lo menos de dos vidas. En todo caso yo, pobre diablo, sentía envidia por su imaginación y su manera tan personal de narrar sucedidos que nunca sucedieron. Acepté con desengaño que, por más que me esforzase, yo nunca podría hacerlo. Y no digo conversando como lo hacía el sino mucho menos escribiendo. Pienso en estos apuntes que estoy resuelto a continuar nunca se sabe hasta cuando.

5 de febrero

Casi anocheciendo, en sábado y muchas horas antes de lo habitual, oí el ruido de un camión que se acercaba a mi casona. Salgo a la puerta y cuando me disponía a saludar y tal vez a ayudar en la descarga, el coche aceleró y muy pronto no fue más que un recuerdo. Llamé a Díaz Grey y me dijo:

– Ese es Garay, el tuerto. El muy cretino pensó que lograría escaparse con la mercadería. No irá muy lejos, yo me encargo. Pero complica mucho.

16 de febrero

Pasaron días y se me hizo evidente que el medico no deseaba hablar del camión fantasma. sólo supe por chismes oídos al chusmaje del Chamamé que el llamado tuerto, que no lo era, estaba ahora en purgatorio o infierno. El cuerpo apareció en un charco cerca del río. Según supe, muy suicidado.

4 de diciembre

Es curioso que en momentos de grave tristeza y de mil pequeñas nostalgias que se juntan para herir, nunca demasiado, mire el cuaderno en que apunto con algo de satisfacción absurda y ganas de quemarlo.

El que puse ahí no soy yo del todo.

Hoy hubo visita. Elvirita. Aspavientos de Eufrasia, bienvenidas hipócritas. Un beso como ausente en mis dos mejillas. Después silencio. Ella en la cama leyendo esa serie de casualidades que forman una gran novela, Los monederos falsos . Yo mirándole las piernas tan largas, que empiezan en unos calzados absurdos que se llaman botinas, todavía blancas porque el verano aun no llega. Y miro con disimulo las botinas donde las piernas nacen y van creciendo hasta unirse con esa fuente de mi pena de hoy, mi leve desespero.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cuando ya no importe»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuando ya no importe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Cuando ya no importe»

Обсуждение, отзывы о книге «Cuando ya no importe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x