Es más fácil encontrar amigos íntimos ("aquellos que conocen nuestros corazones") entre los amigos que entre la esposa y las concubinas, y es aun más difícil encontrar un amigo íntimo en la relación entre gobernante y ministros.
Un "libro notable" es el que dice cosas que jamás se han dicho, y un "amigo íntimo" es el que abre ante nosotros sus secretos de familia.
Vivir en el campo sólo es placentero cuando se tienen buenos amigos consigo. Pronto cansan los campesinos y leñadores que sólo saben cómo distinguir las distintas especies de cereales y predecir el tiempo. Asimismo, entre las diferentes clases de amigos, los que saben escribir poemas son los mejores, los que saben hablar o sostener una conversación vienen después, los que saben pintar después, los que saben cantar en cuarto término y por último los que comprenden los juegos de vino.
DE LIBROS Y DE LECTURA
Leer libros en la juventud es como mirar a la luna por una rendija; leer libros en la edad madura es como mirar a la luna desde el patio, y leer libros en la ancianidad es como mirar a la luna desde una terraza abierta. Esto se debe a que la profundidad de los beneficios de la lectura varía en proporción con la profundidad de la experiencia de cada uno.
Sólo quien sepa leer los libros sin palabras (o sea el libro de la vida misma) puede decir cosas que sorprendan por lo bellas; y sólo quien comprenda la verdad difícil de explicar con palabras puede captar la más alta sabiduría budista.
Toda literatura inmortal, de antiguos y modernos, fue escrita con sangre y con lágrimas.
Todos los Hombres son Hermanos (Shuihu) es un libro de ira, La Epopeya del Mono (Hsiyuchi) es un libro de despertar espiritual, y Ciruela en Jarrón de Oro (una novela pornográfica) es un libro de pesar.
La literatura es panorama en un escritorio, y un panorama es literatura sobre la tierra.
Leer es la mayor de todas las alegrías, pero hay más ira que alegría cuando se lee historia. Más, al fin y al cabo, hay un placer en tal ira ( [51]).
Debemos leer los clásicos en invierno, porque entonces es cuando está más concentrada la mente; leer historia en verano, porque entonces hay más tiempo; leer los antiguos filósofos en otoño, porque tienen ideas tan encantadoras, y leer las obras completas de autores más recientes en primavera, porque entonces vuelve a la vida la Naturaleza.
Cuando los literatos hablan de asuntos militares, es sobre todo ciencia militar en el estudio (literalmente, "hablar de soldados sobre el papel"); y cuando los jefes militares hablan de literatura, es sobre todo de rumores recogidos de oídas.
El hombre que sabe leer bien, advierte que todo se convierte en un libro, por doquiera que vaya: montañas y arroyos son libros también, igual que el ajedrez y el vino, igual que la luna y las flores. Un buen viajero advierte que todo se convierte en panorama por doquiera que vaya: los libros y la historia son panoramas, y también lo son el vino y la poesía, igual que la luna y las flores.
Un escritor antiguo dijo que le gustaría dedicar diez años a la lectura, diez anos a los viajes y diez años a la conversación y arreglo de lo que hubiese obtenido. Creo que esa conversación no debe llevar diez años, que dos o tres serían bastantes. En cuanto a la lectura y tos viajes, no creo que ni siquiera el doble, o aun el quíntuplo del período sugerido, sería suficiente para satisfacer mis deseos. Para esto habría que vivir trescientos años, como dice Huang Chiuyen.
La gente de antaño decía que "la poesía llega a ser buena solamente después de que uno es pobre o derrotado", ( [52]) por la razón de que un hombre vencido suele tener muchas cosas que decir, y es fácil que las diga bien. ¿Cómo puede ser buena la poesía de la gente rica y triunfante cuando no suspira por sus propiedades ni se queja de no avanzar, y cuando sólo escribe del viento, las nubes, la luna y el rocío? La única manera de que escriba poesía una persona así es viajar, de modo que todo lo que vea a su paso, las montañas y los rios y las costumbres de la gente y sus modos de vivir, y acaso el sufrimiento de la gente durante la guerra o durante un hambre, puedan entrar en sus poemas. Si abreva asi en los pesares de los demás, para el fin de sus propias canciones y sus suspiros, puede uno escribir buena poesía sin esperar a ser pobre o vencido.
DE LA VIDA EN GENERAL
La pasión sostiene el fondo del universo y el genio pinta su techo.
Es mejor ser insultado por gente vulgar que despreciado por caballeros; es mejor ser reprobado por un examinador oficial que desconocido para un sabio famoso.
Debe vivir el hombre de modo que sea como un poema, y deben ser las cosas igual que un cuadro.
Hay escenas que parecen muy exquisitas pero que en verdad son tristes y desventuradas, como, por ejemplo, una escena de niebla y de lluvia; hay situaciones que parecen muy poéticas, pero que en realidad son duras de soportar, como, por ejemplo, la enfermedad y la pobreza; y hay sonidos que son encantadores cuando se les menciona pero en realidad son vulgares, como, por ejemplo, las voces de las mozas que venden flores.
No puedo ser granjero, y todo lo que puedo hacer es regar el jardín; no puedo ser labrador, y todo lo que puedo hacer es quitar la cizaña.
Las cosas que lamento, o que me exasperan, son diez: 1. Que las bolsas para libros sean tan fácilmente comidas por la polilla; 2. Que los mosquitos arruinen las noches de verano; 3. Que tenga goteras una terraza de luna; 4. Que se agosten a menudo las hojas de los crisantemos; 5. Que las hojas de los pinos estén llenas de grandes hormigas; 6. Que las hojas de bambú caigan al suelo en grandes cantidades; 7. Que las flores de casia y de loto se mueran fácilmente; 8. Qué la planta de pilo oculte a menudo serpientes; 9. Que tengan espinas las flores en un arriate, y 10. Que a menudo sean ponzoñosas los puercoespines al comerlos.
Es sumamente bonito estar fuera de una ventana y ver que alguien escribe caracteres en el papel de la ventana desde adentro.
Debería ser uno la hsüan (hemerocalis flava, una planta que se llama "olvida-pesar") entre las flores, y no el cuclillo (que tiene fama de derramar lágrimas de sangre que se convierten en azaleas) entre las aves.
Nacer en épocas de paz en una región de colinas y lagos cuando el magistrado es justo y recto, y vivir en una familia de medios acomodados, casarse con una esposa comprensiva y tener hijos inteligentes: esto es lo que llamo una vida perfecta.
Tener montañas y valles en el pecho nos permite vivir en la ciudad como en un bosque de la montana, y ser devotos de las nubes transforma el Continente Meridional en una isla de hadas.
Sentarse a solas en una noche calma… invitar a la luna y contarle nuestra pena; estar a solas en una buena noche… y llamar a los insectos y decirles nuestros pesares.
Quien vive en la ciudad debe considerar las pinturas como su panorama, los escenarios en miniatura y en una maceta como su jardín, y los libros como sus amigos.
Pedir a un sabio famoso que enseñe a nuestros hijos, ir a una montaña famosa y aprender el arte de escribir ensayos para un examen, y pedir a un escritor famoso que sea nuestro huésped literario: estas tres cosas son totalmente malas.
El monje no necesita abstenerse del vino, sí sólo de la vulgaridad; una enagua roja no necesita comprender literatura, sólo lo que es artísticamente interesante.
Si nos incomoda la llegada de los cobradores de impuestos, debemos pagar temprano los impuestos a la tierra; si nos place hablar de budismo con los monjes, no podemos menos que hacer contribuciones a los templos de vez en cuando.
Es fácil olvidar todo, excepto el pensamiento de la fama; es fácil hacerse indiferente a todo, salvo a tres copas de vino.
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