Julia Navarro - Dime quién soy

Здесь есть возможность читать онлайн «Julia Navarro - Dime quién soy» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Dime quién soy: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Dime quién soy»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La esperada nueva novela de Julia Navarro es el magnífico retrato de quienes vivieron intensa y apasionadamente un siglo turbulento. Ideología y compromiso en estado puro, amores y desamores desgarrados, aventura e historia de un siglo hecho pedazos.
Una periodista recibe una propuesta para investigar la azarosa vida de su bisabuela, una mujer de la que sólo se sabe que huyó de España abandonando a su marido y a su hijo poco antes de que estallara la Guerra Civil. Para rescatarla del olvido deberá reconstruir su historia desde los cimientos, siguiendo los pasos de su biografía y encajando, una a una, todas las piezas del inmenso y extraordinario puzzle de su existencia.

Dime quién soy — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Dime quién soy», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Irina tomó la mano de Amelia intentando animarla.

– No te asustes, son discusiones de familia, pero Mijaíl nos quiere, y nunca movería un dedo contra nosotros.

Se callaron al oír el ruido de la llave en la cerradura. Anushka llegaba de trabajar, y aunque estaba casada con Mijaíl, ni Irina ni Giorgi hablaban libremente delante de ella.

– ¡Uf! Por las caras que tenéis veo que habéis vuelto a discutir -dijo al entrar en la sala.

– Mis padres son demasiado críticos con la revolución -respondió Mijaíl.

– Son mayores y no entienden que para no desviarnos de los objetivos de la revolución hay que extirpar a sus enemigos.

Amelia no dijo nada, pero no estaba segura de que Anushka tuviera razón.

Esa noche, cuando todo dormía, Amelia se acercó a Pierre. Ambos compartían un colchón sobre el suelo.

– Tenemos que irnos de aquí -le susurró al oído-¿De casa de mis tíos?

– De la Unión Soviética. Corremos peligro.

– Es imposible, no me dejarán irme ni a ti tampoco.

– Pensaremos algo, pero debemos irnos. Siento que me ahogo. Tengo miedo.

Pierre le apretó la mano, su miedo era aún mayor.

Tía Irina comenzó a dar clases de ruso a Amelia. Les había sorprendido comprobar que la joven española tenía unos conocimientos amplios del idioma.

– En realidad no tengo mucho que enseñarte, te defiendes muy bien -le dijo tía Irina.

– Pierre ha sido un buen maestro -respondió la joven.

Ella demostró ser una buena alumna dado que tenía una facilidad notable para los idiomas, y además las clases le ayudaban a sobrellevar la situación.

La tía de Pierre resultó ser una mujer agradable, que velaba por los suyos y se dedicaba a las labores de la casa desde que seis meses antes había sobrevivido a una delicada operación de corazón.

A principios de marzo, el tío Giorgi anunció a Amelia que tenía un trabajo para ella.

– En el ministerio tenemos un departamento al que llegan periódicos y revistas de todo el mundo en los que se habla de la Unión Soviética. Allí se leen esos artículos y los clasifican, y los que merecen la pena de ser traducidos para que los lea el ministro Molotov se traducen al ruso.

– Pero yo no domino el ruso -se excusó Amelia.

– No se trata de que traduzcas nada, simplemente de que leas la prensa española, alemana y francesa, y si hay algo que merece la pena, se lo pases al jefe del departamento y éste lo mandará traducir, aunque creo que tú también podrías hacerlo. Es un trabajo como otro cualquiera; no puedes quedarte en casa, no estaría bien.

– Pero soy extranjera…

– Sí, española, y miembro del Partido Comunista Francés. Una revolucionaria internacional -respondió con ironía el tío Giorgi.

Amelia no se atrevió a negarse y Pierre, por su parte, la animó a que aceptara el trabajo.

– Es mejor que trabajes, aquí si no haces algo te consideran sospechoso: podrían acusarte de contrarrevolucionaria.

De manera que Amelia comenzó a ir al Ministerio de Exteriores todas las mañanas al mismo tiempo que el tío Giorgi, y no regresaba al apartamento hasta media tarde. Al principio lo pasó mal a pesar de que se defendía con el idioma, pues los compañeros de trabajo la miraban con desconfianza. El jefe del departamento le explicó que no podía hablar del contenido de los artículos publicados en la prensa extranjera con nadie, y si había alguno crítico con la Unión Soviética se lo debía entregar a él personalmente.

El 13 de marzo, el tío Giorgi llegó a casa presa de una gran agitación.

– ¡Hitler ha anexionado Austria a Alemania! -anunció.

– Lo sé, papá -respondió Mijaíl-, ese hombre es un peligro al que alguien tendrá que pararle los pies.

– ¿Y seremos nosotros quienes lo hagamos? -quiso saber Anushka.

– Puede -afirmó el tío Giorgi-, aunque por ahora nuestra política es observar sin intervenir.

Aquella noche, Pierre le comentó en susurros a Amelia que había podido hablar con Iván Vasiliev.

– Ha sido a la salida de la oficina, se ha hecho el encontradizo conmigo y hemos andado un trecho juntos.

– ¿Por qué no lo has comentado durante la cena?

– Porque no me fío de Mijaíl. Es mi primo y a pesar de eso no me fío, es un fanático, y Anushka no es mucho mejor que él. Son miembros del partido que cuentan con la confianza de sus jefes.

– ¿Y qué te ha dicho Iván Vasiliev?

– Me ha aconsejado prudencia. Al parecer en estos momentos me están observando y quieren ponerme a prueba porque no se fían de mí, ya que fui uno de los agentes del camarada Ígor Krisov. Vasiliev cree que me tendrán un par de meses en el departamento y luego decidirán qué hacer conmigo, él dice que lo mejor que me puede pasar es que se olviden de mí.

– ¿Y cuándo piensa que te dejarán regresar a Buenos Aires?

Pierre se quedó en silencio y agarró con fuerza la mano de Amelia antes de responder.

– No lo sabe, dice que puede que nunca.

– ¡Pero tus padres pueden reclamarte!

– Saben que tengo familia aquí: la tía Irina, el tío Giorgi… Si mis padres protestaran podrían tomar represalias contra mis tíos, de manera que cuentan con que no lo harán.

– Pierre, eres ciudadano francés, vayamos a la embajada de Francia.

– No nos dejarían ni acercarnos; según Vasiliev, me siguen.

– Pero tú no haces nada malo… ¿Qué más te ha dicho Vasiliev?

– Que puede que me interroguen y que debo estar preparado para ello; hay quien no supera un interrogatorio.

– No, Pierre, no te pueden hacer nada, no pueden torturar a un ciudadano francés. En cuanto a mí… soy española. No pueden retenernos contra nuestra voluntad. Quiero que nos vayamos. Has venido tal y como te pidieron, si hubieras hecho algo contrario a la Unión Soviética no estaríamos aquí, de manera que no tienen por qué desconfiar. Son ellos los que te han engañado diciendo que querían que participaras en ese congreso de intelectuales que se va a celebrar en junio.

– Calla, habla más bajo o nos escucharán Mijaíl y Anushka -le pidió Pierre.

– No debes tenerles miedo.

– Pues se lo tengo y tú también deberías tenérselo. No creas que Anushka es tu amiga, sólo intenta sonsacarte.

Iván Vasiliev tenía razón. Una tarde, cuando Pierre se disponía a salir de la oficina para regresar a casa, dos hombres se le acercaron.

– Acompáñenos, camarada -le ordenó uno de los hombres.

– ¿Adónde? -preguntó Pierre, temblando.

– Las preguntas las hacemos nosotros, usted sólo obedezca.

Tres días y tres noches pasó Pierre en los calabozos de la Lubianka sin que nadie le dijera por qué estaba allí. Luego, al cuarto día dos hombres le subieron a una sala de interrogatorios donde le esperaba un hombre de pequeña estatura, pero de complexión fuerte, con el cabello ralo y una mirada helada.

El hombre le indicó una silla para que se sentara, y sin mirarle se entretuvo leyendo unos papeles que tenía sobre la mesa. A Pierre esos minutos se le hicieron eternos.

– Camarada Comte, tiene la posibilidad de hacer las cosas fáciles o difíciles.

– Yo… yo no sé qué está pasando.

– ¿Ah, no? Pues debería saberlo. Usted trabajó para un traidor.

– Yo… yo… yo ignoraba que el camarada Krisov era un traidor.

– ¿Lo desconocía? Es extraño, puesto que él le consideraba uno de sus mejores agentes; usted era un hombre de su máxima confianza.

– Sí, bueno, yo hacía cuanto me pedía Krisov, era mi controlador, nada más. Nunca fuimos amigos.

– ¿Y nunca le dijo que pensaba desertar?

– ¡En absoluto! Ya le digo que no éramos amigos; además cuando él desertó yo ya no trabajaba a sus órdenes, estaba en Buenos Aires.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Dime quién soy»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Dime quién soy» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Dime quién soy»

Обсуждение, отзывы о книге «Dime quién soy» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x