Julia Navarro - Dime quién soy

Здесь есть возможность читать онлайн «Julia Navarro - Dime quién soy» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Dime quién soy: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Dime quién soy»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La esperada nueva novela de Julia Navarro es el magnífico retrato de quienes vivieron intensa y apasionadamente un siglo turbulento. Ideología y compromiso en estado puro, amores y desamores desgarrados, aventura e historia de un siglo hecho pedazos.
Una periodista recibe una propuesta para investigar la azarosa vida de su bisabuela, una mujer de la que sólo se sabe que huyó de España abandonando a su marido y a su hijo poco antes de que estallara la Guerra Civil. Para rescatarla del olvido deberá reconstruir su historia desde los cimientos, siguiendo los pasos de su biografía y encajando, una a una, todas las piezas del inmenso y extraordinario puzzle de su existencia.

Dime quién soy — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Dime quién soy», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Dile a la señora Amelia que no se preocupe por nada, que Javier está bien, aunque anda triste por lo que pasó.

– Se lo diré.

– Yo… yo… lo siento, siento lo que está pasando la señora. Dile que don Santiago quiere al niño con toda su alma, que no le falta de nada, y yo… yo quiero mucho a Javier, es… es como si fuera mi hijo. El niño le ha preguntado a su padre por qué la señora del parque que le llevó al hospital decía que era su madre, y me ha preguntado a mí también si soy su mamá. No sabía qué decirle.

– ¿Y qué le has dicho?

– Que es mi hijo del alma, y él me ha preguntado que eso qué es. Don Santiago le ha pedido que se olvide de la señora, que no tiene más madre que yo, pero Javier no se ha quedado conforme.

Aunque es muy pequeño, es inteligente y sé que le da vueltas a la cabeza. Edurne, ¿tú crees que la señora Amelia me perdonará? No fui capaz de resistirme a… bueno, ya sabes cómo son los hombres, y tratándose de don Santiago, no supe negarme cuando él…

– ¿Le quieres, Águeda?

– ¡Cómo no he de quererle! Es un caballero ¡y tan buen mozo!… Las mujeres como nosotras no podemos negarnos a los caballeros. Tengo una hija de don Santiago, Paloma, y él la quiere a su manera. Sé que nunca será para él lo mismo que Javier, pero la quiere y no permitirá que le falte de nada. No la niega como hija y ya me ha dicho que la enviaremos a estudiar a un buen colegio de monjas, y que tendrá una buena dote cuando se tenga que casar, y que a él mismo no le dolerán prendas para acompañarla al altar.

– Para eso falta mucho, tu hija es muy pequeña. ¿Te fías tanto de don Santiago?

– Es un hombre de palabra, preferiría morirse antes que no cumplir. Sé que cumplirá y que no nos abandonará ni a mí ni a mi Paloma. Edurne, dile a la señora Amelia que me perdone y que haré todo lo posible para que pueda volver a ver a su hijo, aunque será mejor que no lo intente en una buena temporada.

– Se lo diré, descuida que se lo diré.

A todos nos conmovió el gesto de Águeda, a todos menos a Amelia. Ella la seguía considerando una intrusa en su casa, alguien que le estaba arrebatando el afecto de su hijo.

– Ella no tiene la culpa de lo que pasa. -Laura intentaba aplacar el malhumor de Amelia.

– Es una buena mujer, mejor que Javier esté con ella que con otra -le dijo doña Elena.

– Yo creo que Santiago te sigue queriendo -aseguró Antonietta ante el estupor de todos nosotros.

– Pero ¿qué dices? ¿Cómo puedes creer eso? Me odia, me odia con toda su alma.

– Pues yo pienso que te quiere pero que no te puede perdonar porque su orgullo se lo impide. Si tú pudieras vencer su orgullo, volveríais a ser felices.

– ¿Felices? ¿Sabes, Antonietta?, puede que nunca lo fuéramos.

Un mes más tarde, la señora Rodríguez, aquella que se había presentado de improviso por Navidad, volvió preguntando por Amelia, pero ella no estaba en casa, de manera que dejó una tarjeta de visita con el encargo de que se la entregásemos cuando regresara.

Los siguientes días noté que Amelia estaba intranquila. Doña Elena lo achacaba al calor, era junio y en Madrid hacía mucho calor; por las noches costaba dormir, de manera que cualquier cosa que nos pasaba lo achacábamos a los efectos del calor. Yo sin embargo me di cuenta de que la visita de la señora Rodríguez debía de tener algo que ver con el nerviosismo de Amelia.

Una tarde en la que Amelia se retrasó más de lo acostumbrado nos dijo que había ido a devolver la visita a la señora Rodríguez.

– ¿Te ha dado alguna noticia de Albert James? -le preguntó doña Elena a Amelia, recordando que nos había dicho que aquella señora era amiga del periodista norteamericano.

– Sí, me ha dicho que Albert está bien -respondió secamente Amelia.

– ¿Dónde está ahora? ¿En Londres o en Nueva York? -quiso saber Laura, que parecía sentir una especial devoción por el norteamericano.

– En Londres, creo que sigue en Londres… al menos, es lo que me ha dicho la señora Rodríguez.

La familia seguía viviendo pendiente de la radio. Todas las noches después de la cena nos sentábamos en la sala a escuchar las noticias. Seguimos con atención el derrocamiento de Mussolini y su posterior liberación por un comando alemán y la proclamación de la República Social Fascista de Saló, un ente político fantasma creado por el Duce en el norte de Italia alrededor de unos pocos fascistas fanáticos.

El otoño del año 1943 se instaló en nuestras vidas sin que pareciera capaz de cambiar nuestra rutina.

Una tarde de finales del mes de octubre en la que yo me había quedado en casa por culpa de un resfriado llamó a la puerta un visitante inesperado.

Amelia, Laura y Antonietta habían acompañado a doña Elena a hacer una visita a casa de una amiga, y Jesús se había ido a buscar a su padre al despacho donde trabajaba para acompañarle de regreso a casa. Así que, salvo Edurne y yo, no había nadie más en la casa.

Yo dormitaba en mi habitación y Edurne cosía en la cocina cuando escuchamos el timbre.

Edurne abrió la puerta y soltó un grito que me despertó. Salí de inmediato de mi habitación y me quedé sin habla al encontrar en el vestíbulo a un alemán vestido de uniforme: alto, rubio, de ojos azules, bien parecido. Tenía una cicatriz en forma de media luna que le cruzaba desde la ceja derecha hasta la nariz.

– Quisiera ver a la señorita Garayoa.

– ¿Cuál de ellas? -preguntó Edurne con un hilo de voz.

– La señorita Amelia Garayoa, soy… soy un viejo amigo suyo.

– Lo siento, pero en este momento no está en casa. ¿Quiere dejar su tarjeta?

– Preferiría esperarla. ¿Cree que tardará mucho?

– No lo sé -respondió secamente Edurne, que empezaba a encontrar fuerzas para hablar con aquel hombre cuyo uniforme la intimidaba.

– Lo mismo tarda en volver -intervine yo, asustado, pensando que aquel hombre lo mismo pretendía hacer algo malo a Amelia.

El oficial alemán se volvió hacia mí mirándome con simpatía.

– ¿Eres su primo Jesús o eres Pablo? Tienes que ser uno de los dos.

Me quedé petrificado. Aquel oficial sabía de nuestra existencia. Y de repente pensé que nos iba a detener a todos. Me quedé callado, sin responder, cuando oímos girar la llave de la puerta y la voz de doña Elena. Cuando entró seguida por Laura, Antonietta y Amelia, doña Elena dio un grito asustada al ver al militar alemán.

– Pero ¿quién es usted? -preguntó doña Elena.

– Siento molestarla, busco a la señorita Amelia Garayoa…

No continuó al distinguir a Amelia: ambos se miraron a los ojos con emoción, y sin mediar palabra se abrazaron. A doña Elena casi le dio un síncope, y tuvo que ser atendida por Laura y Antonietta, que la llevaron de inmediato a la sala de estar.

Yo seguía observando al oficial y a Amelia fascinado por la escena. Amelia lloraba, y él a duras penas podía contener las lágrimas. De repente Amelia pareció reaccionar.

– Ven, te presentaré a mi familia.

– Quizá no ha sido buena idea presentarme de improviso… creo que se han llevado un buen susto.

Amelia le cogió de la mano y lo llevó a la sala de estar, donde doña Elena se recuperaba bebiendo un vaso de agua.

– Tía, quiero presentarte al barón Von Schumann, un viejo amigo muy querido por mí.

El oficial se cuadró ante doña Elena, inclinándose para besarle la mano, lo que sirvió para disipar algunos temores de la mujer, incapaz de permanecer insensible ante cualquier demostración de buenos modales.

Laura y Amelia intercambiaron una mirada cómplice que no nos pasó inadvertida a ninguno de los que estábamos allí.

Doña Elena le invitó a sentarse a la espera que de Amelia explicara más detalladamente quién era aquel oficial. En aquella casa todos odiábamos a los alemanes, queríamos que perdieran la guerra, y más que nadie Amelia, quien defendía que si así fuera, Inglaterra y las potencias aliadas nos librarían de Franco. De manera que difícilmente podíamos aceptar de buen grado a un oficial alemán que para todos nosotros representaba el lado más oscuro de la contienda. Era el enemigo y lo teníamos sentado en la sala de estar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Dime quién soy»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Dime quién soy» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Dime quién soy»

Обсуждение, отзывы о книге «Dime quién soy» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x