Iain Banks - El puente

Здесь есть возможность читать онлайн «Iain Banks - El puente» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Madrid, Год выпуска: 2007, ISBN: 2007, Издательство: La Factoría de Ideas, Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El puente: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El puente»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El hombre que se despierta en el mundo extraordinario del puente sufre amnesia, y su médico parece no querer curarlo. Pero ¿eso importa?
Explorar el puente ocupa la mayor parte de sus días. Pero por la noche están sus sueños. Sueños en los que los hombres desesperados conducen carruajes sellados a través de montañas yermas rumbo a un extraño encuentro; un bárbaro analfabeto asalta una torre encantada mediante una tormenta verbal; y hombres destrozados caminan eternamente sobre puentes sin fin, atormentados por visiones de una sexualidad que los lleva a la perdición.
Yacer en cama inconsciente después de sufrir un accidente no parece muy divertido a simple vista. ¿Y si lo es? Depende de quién seas y de lo que hayas dejado atrás.
Iain Banks está considerado como uno de los escritores más innovadores de la narrativa británica actual. El puente es una novela de contrastes perturbadores, donde se funden el sueño y la fantasía, el pasado y el futuro.

El puente — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El puente», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Bueno. —Se vuelve hacia mí, arqueando las cejas—. Yo he viajado bastante. Tal vez...

—¡Abran paso! —grita uno de los chicos que conducen el taxi. La señorita Arrol y yo miramos al frente a la vez, y vemos un palanquín justo delante, aparcado en pleno centro de la plataforma de la calle que transitamos. Dos hombres sostienen una de sus varas rotas y se lanzan a un lado de la calle mientras nuestros chicos intentan frenar, pero ya estamos demasiado cerca. Ellos esquivan el palanquín y el vehículo empieza a inclinarse. La señorita Arrol me protege con un brazo en el pecho y yo miro al frente como un estúpido, mientras nuestro taxi derrapa, vibra, chirría y vuelca junto al palanquín. Su cuerpo sale despedido contra el mío y el lateral del techo del taxi me golpea en la cabeza. La niebla se espesa durante un momento, y luego todo se desvanece.

—¿Señor Orr? ¿Señor Orr?

Abro los ojos. Estoy tumbado en el suelo. Todo es gris y extraño, y una multitud se agolpa a mi alrededor y no deja de mirarme. Una joven de pelo largo y oscuro, de pálido rostro y ojos caídos, está de pie junto a mí.

—Señor Orr...

Oigo el sonido de unas naves aéreas. Oigo el zumbido de los aviones que sobrevuelan la bruma marítima. Inmóvil, escucho (intentando determinar sin éxito) hacia qué dirección vuelan (me siento frustrado, así que debe de tratarse de algo importante).

—¿Señor Orr?

El ruido de los motores se desvanece. Decido esperar a que las manchas débiles de sus señales de humo aparezcan entre la niebla fantasmal.

—¿Señor Orr?

—¿Sí? —estoy mareado, y mis oídos también emiten su propio sonido, similar al de una catarata.

La niebla es espesa y las luces tintinean como trazos de un lápiz sobre una página gris. Hay un palanquín destrozado y un taxi propulsado a pie en medio de la calle. Dos chicos jóvenes y dos hombres mantienen una discusión acalorada. La joven, que se ha arrodillado junto a mí, es bella, aunque un hilo de sangre cae bajo su nariz, y su mejilla izquierda está manchada, posiblemente por haberse frotado con el puño. Una sensación de calor, como una cálida luz roja entre la niebla, me aborda desde mi propio interior cuando me doy cuenta de que conozco a la joven mujer.

—Ay, señor Orr, cuánto lo siento, ¿se encuentra bien? —se sorbe la nariz, se limpia la sangre, y sus ojos brillan entre la confusa luz, pero no parecen lágrimas. Su nombre es Abberlaine Arrol, ahora lo recuerdo. Pensaba que había más personas agrupadas junto a mí, pero no hay nadie. Solamente ella. Entre la niebla, veo cómo la gente mira con curiosidad los vehículos accidentados.

—Estoy bien. Perfectamente —respondo mientras me incorporo para sentarme.

—¿Está seguro? —La señorita Arrol se agacha frente a mí. Asiento, mientras me palpo una sien dolorida. Parece que tengo un golpe, pero no sangro.

—Sí, estoy seguro —afirmo. En realidad, siento que todo lo que me rodea se encuentra algo distante, pero ya no estoy mareado. Incluso tengo el aplomo mental para buscar mi pañuelo en el bolsillo y ofrecérselo a la señorita Arrol. Lo acepta y se limpia la sangre de la nariz.

—Gracias, señor Orr —dice. Los cuatro conductores de los dos vehículos se están gritando e insultando. Otras personas se añaden a la comitiva. A duras penas, me levanto como puedo, ayudado por la chica.

—En serio, estoy bien —aseguro. El zumbido de mis oídos se desvanece gradualmente.

Caminamos hacia donde se encuentran los dos vehículos accidentados. Ella me mira y me dice a través del pañuelo:

—Supongo que el golpe en la cabeza no le ha hecho recuperar la memoria, ¿verdad? —Su voz suena nasal, como si estuviera resfriada. Su mirada tiene un aire malicioso. Mientras la señorita Arrol rescata un pequeño maletín de piel del interior de nuestro vehículo y limpia los restos de polvo, niego con la cabeza.

—No —respondo, tras pensar durante unos segundos (no debería haberme sorprendido en absoluto descubrir que aún recordaba menos que antes)—. ¿Y usted cómo está? Su nariz...

—Sangra con relativa facilidad —contesta—. No la tengo rota. En todo caso, tendré algunas magulladuras. —Empieza a toser y a emitir unos extraños sonidos y me doy cuenta de que, en realidad, se está riendo. Niega violentamente con la cabeza—. Lo siento, señor Orr. Ha sido todo culpa mía. Es mi pasión por la velocidad. —Me muestra el maletín—. Mi padre, que está en la próxima sección, necesita estos planos y me pareció una buena excusa. Hubiera llegado antes en tren, pero... Mire, debo marcharme urgentemente. Si está seguro de encontrarse bien, tomaré un ascensor y un tren desde aquí. Usted debería sentarse. Aquí arriba hay un bar, le invitaré a un café.

Intento protestar, pero mi vulnerabilidad me vence y me dirijo, escoltado, hasta el bar. Fuera, la señorita Arrol discute acaloradamente con los conductores de ambos vehículos durante un minuto más o menos, y seguidamente detiene otro taxi. Cruza unas palabras con el chico que lo conduce y después vuelve conmigo al bar, donde ya estoy disfrutando de mi café.

—Solucionado. Ya tengo otro taxi —me dice con la respiración entrecortada—. Debo irme —separa el pañuelo manchado de su nariz, lo mira, sorbe experimentalmente y lo guarda en su bolsillo—. Se lo devolveré. ¿Está seguro de que se encuentra bien?

—Sí.

—Bien. Adiós. De verdad que lo siento. Cuídese. —Se aleja, saludando con la mano. Una vez fuera, chasquea los dedos para avisar al chico del taxi, hace otro aspaviento, y se aleja entre la niebla.

El camarero se acerca para volver a llenarme la taza de café.

—Esta juventud... —dice, sonriendo y negando con la cabeza. Ni que me hubieran declarado ciudadano honorífico por veteranía... (aunque, viendo mi imagen en un espejo del bar, se entiende). Estoy a punto de responder cuando las bocinas estridentes de un taxi propulsado por un chico nos obligan a mirar al exterior. El nuevo vehículo de la señorita Arrol reaparece, derrapa y se detiene justo frente a la puerta del bar. Ella asoma la cabeza.

—¡Señor Orr! —exclama. Le hago un gesto con el brazo mientras observo la cara de circunstancias de su nuevo chófer. Los dos anteriores, así como los portadores del palanquín, la miran sin dar crédito—. ¡Debemos hablar sobre mis viajes! Seguiremos en contacto, ¿de acuerdo?

Asiento con la cabeza. Parece satisfecha. Esconde de nuevo la cabeza en el taxi y chasquea los dedos. Tras una sacudida, el vehículo se aleja definitivamente. El camarero y yo nos miramos.

—Dios debió de estornudar al darle la vida —comenta. Asiento y tomo un sorbo de café, para mostrar que no me apetece entablar conversación. El hombre se marcha a fregar vasos.

Estudio el pálido rostro del espejo, por encima de una fila de vasos y por debajo de otra de botellas. ¿Debo someterme a hipnosis? Creo que ya estoy hipnotizado.

Me recupero durante un rato más en el bar. Los conductores de los vehículos siniestrados se marchan por fin, arrastrando lo que queda de sus automóviles. La niebla se torna aún más espesa, si cabe. Me marcho del bar y tomo un ascensor, un tren y otro ascensor hasta casa. En la puerta, hay un paquete esperándome.

El ingeniero Bouch me ha devuelto el sombrero, junto con una nota con disculpas tan variadas como poco originales, y con mi nombre mal escrito: «Or».

El sombrero está como nuevo. Se nota que ha sido limpiado y arreglado por unas manos expertas; cuando lo llevé al Dissy Pitton's no olía tan bien ni gozaba de aspecto tan impecable. Lo saco afuera y lo lanzo desde el balcón. Desaparece entre la niebla siguiendo una curva descendente, rápido y silencioso, como si se hubiera embarcado en una importante misión en las aguas grises del profundo mar invisible.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El puente»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El puente» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Iain Banks - Der Algebraist
Iain Banks
Iain Banks - L'Algébriste
Iain Banks
Iain Banks - A barlovento
Iain Banks
Iain Banks - Inversiones
Iain Banks
Iain Banks - El jugador
Iain Banks
Iain Banks - Dead Air
Iain Banks
Iain Banks - The Algebraist
Iain Banks
Отзывы о книге «El puente»

Обсуждение, отзывы о книге «El puente» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x