Gioconda Belli - El Infinito En La Palma De La Mano

Здесь есть возможность читать онлайн «Gioconda Belli - El Infinito En La Palma De La Mano» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Infinito En La Palma De La Mano: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Infinito En La Palma De La Mano»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El mágico relato de nuestros orígenes es probablemente el que más fascinación ha inspirado en la humanidad a lo largo de los tiempos. Pero, más allá de los cuarenta versículos que la Biblia dedica a Adán y Eva, más allá incluso de la leyenda, ¿cómo sería la vida de aquella inocente, valiente y conmovedora primera pareja?, ¿cómo sería aquel universo primigenio?
Poesía y misterio se dan la mano en esta sorprendente novela que nos presenta al primer hombre y la primera mujer descubriéndose y descubriendo su entorno, experimentando el desconcierto ante el castigo, el poder de dar vida, la crueldad de matar para sobrevivir y el drama de amor y celos de los hijos por sus hermanas gemelas.
El infinito en la palma de la mano ha sido galardonada con el Premio Biblioteca Breve 2008 por su singularidad y su capacidad evocadora. Gioconda Belli ha creado un mundo nuevo que surge de los Grandes libros secretos, textos apócrifos o prohibidos llenos de revelaciones y fantásticas apariciones, y recrea magistralmente la historia más prodigiosa que pueda imaginarse.

El Infinito En La Palma De La Mano — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Infinito En La Palma De La Mano», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ella se detuvo.

– Me da rabia que me recuerdes que comí la fruta cada vez que quieres que te obedezca.

– Cuando me desespero no puedo evitarlo -dijo él.

– Comer fue tu decisión.

– Sí, pero fuiste tú quien me ofreció la fruta. Tú comiste primero.

– No sabía lo que sucedería. Tú tampoco lo sabías.

– Sabíamos que podíamos morir.

– No fue lo que sucedió.

– No sucedió al instante, pero moriremos.

– Ya ves que Elokim no nos dejó morir. ¿No crees que llegarnos a conocer tú y yo bien valía la pena? ¿Y el sabor del higo? ¿Y el frescor del agua?

– ¿Y el hambre? ¿Y el dolor?

– No tendríamos hambre si tú dejaras de tener miedo.

Se acercaban de regreso a la montaña donde estaba la cueva. Una sombra revoloteó sobre sus cabezas. Él alzó los ojos. Tras la instantánea ceguera de mirar hacia el sol, distinguió contra el azul leve del atardecer el plumaje suntuoso de su pájaro favorito, sus alas inmensas naranjas y doradas, la pequeña cabeza coronada por un penacho azul intenso. Era el Fénix.

– Fue el único que no comió con nosotros del Árbol del Conocimiento -exclamó Eva-. ¡Seguro que entra y sale del Jardín sin que el fuego lo detenga!

Adán se preguntó si sería una señal. Quizás el Fénix los llevaría de regreso al Jardín atravesando el precipicio. La posibilidad lo inundó de risa y levedad. Sintió el impulso de dar saltos, sacudir los brazos. En una ocasión el ave lo había llevado por los aires al mar antes de que la mujer apareciera. Lo dejó en el agua y él vio las criaturas lánguidas y leves que habitaban en su interior. Nombró al pez martillo, la ballena, el tiburón, las rayas y delfines, los cardúmenes de sardinas, los caracoles y las estrellas de mar. Contempló los abismos cálidos y las bocas por donde el vapor de incendios subterráneos escapaba hacia la superficie. Peces luminosos lo acompañaron en el trayecto donde intuyó por primera vez la oscuridad. Fue aquella intuición de un mundo sin luz la que evocó su memoria durante la primera noche oscura de su vida. Recordó los peces pequeños y de lomos coloridos que asociaba con los dedos de los pies de Eva, justo en el momento en que el ave descendía, alborotando un viento plácido, y depositaba dos higos frente a la mujer. Luego alzó el vuelo enfilando su pico y sus alas hacia el Paraíso.

Ella tomó los higos. Nada más verlos su boca se llenó por anticipado del sabor, el jugo, la carne de la fruta. Veloz como el gato, Adán se los quitó de las manos.

– No, Eva, te dije que frutas, no. Higos aún menos.

El hombre apretó los higos en sus manos. Sus ojos siguieron el rumbo del Fénix. Lo embargó la desilusión de verlo marcharse sin llevarlos de vuelta al Jardín.

– Tengo tanta hambre -dijo ella, asustada-. Debemos comer, Adán. Necesitamos comer.

– Tengo tanta hambre como tú, pero la desgracia me hace reflexionar.

– Pero éstos los trajo el pájaro, Adán. Los habrá enviado el Otro.

– No sabemos, Eva. Yo pensé que el Fénix nos llevaría de regreso. Pero estos higos… no sabemos, Eva, si se trata de otra argucia – dijo, tozudo-. Aún no sabemos si el Otro está a favor o en contra nuestra.

Apabullada por la ceguera y testarudez de Adán, Eva tragó las lágrimas cuyo sabor salado sintió en la boca reseca.

– Por favor, Adán, no tires los higos. Guárdalos.

Él los enterró a la entrada de la cueva. Cavó la tierra con ayuda de un pedrusco. Bajo la noche estrellada Eva no cejó en su intento de hacerlo desistir. Hay dos, Adán. Dame uno. No lo convenció. Se acostaron sin hablar, sin tocarse, entregado cada uno al juicio riguroso del otro. El hambre de ella imaginaba el higo deshaciéndose en la tierra; lo que podía estar en su boca, perdido por la intransigencia del hombre, su crueldad. Porque era cruel haberla obligado a mirar cómo descartaba las frutas y peor aún que él decidiera por ambos. Había actuado como si las palabras de ella no tuvieran peso, ni sonido, como si no las escuchara. Y ella y sus palabras eran la misma cosa. No oírla era hacer que no existiera, dejarla sola. Él estaba consciente de no haberla escuchado. Escucharla lo debilitaba, confundía su intención. Ella confiaba demasiado en sí misma y él ya no sabía en qué ni en quién confiar. Sabía, en cambio, que la necesitaba. Extrañaba su calor, su cuerpo. La despertó la mano de él deslizándose medrosa bajo su costado buscando que ella le permitiese un flanco por donde entrar para abrazarla. Por las noches, Adán la acomodaba en el centro de su cuerpo, la espalda de ella contra el pecho de él. Sentir al hombre escudriñando la oscuridad para encontrarla la enterneció. El recuerdo de su rabia no fue suficiente para rechazarlo. Dejó que el brazo de Adán cruzara sobre su pecho y se acomodó contra él. Tenía frío. La cueva era fresca y protectora de día, pero de noche perdía el alma. Tenían que producir su propio calor restregándose el uno contra el otro. Se acomodó callada entre sus brazos. Él le dijo al oído que al día siguiente la llevaría al mar.

Capítulo 11

Caminaron hasta que las gaviotas y el olor a salitre les salieron al paso.

Ante sus ojos, insondable, apareció el enorme cuenco transparente y azul. El perro entró al agua sin miedo. Saltó ladrando sin cesar. El gato, indiferente, se echó sobre la arena a contemplarlo. Adán narró a Eva sus exploraciones. Quería llevarla a ver lo que él había visto. Entraron al agua. Ella avanzó con cautela. El esfuerzo que debía hacer para caminar en medio de la masa líquida la hizo sentir limitada, torpe.

– Ahora, Eva -dijo Adán cuando ya el agua les llegaba a la barbilla-. Ahora húndete, abre los brazos, empújate hacia el fondo.

Fue inútil. Por más que lo intentó, se lo impidió el ahogo en la nariz, en la boca, en la garganta y el agua empujándola hacia la superficie. Con brazos y piernas, desesperada, trató de salir hacia la playa. Se percató de que Adán la seguía, confuso y abochornado. Ya no era como antes, le dijo. El cuerpo no le respondía, no descendía más allá de unas brazadas y el agua entraba por todas partes y no podía respirar. El mar era para mirarlo, le dijo Eva, ya cuando regresaron a tierra firme y terminaron de reponerse del agua salada que tragaron. El intento los dejó maltrechos y descompuestos, sobre todo a Adán. Tanto había empeñado su palabra describiéndole el mundo submarino. Ahora dudaba de haberlo visto alguna vez. Sería un sueño como últimamente se le antojaba gran parte de su vida.

– Pero el mar no es sólo para mirarlo -dijo con certeza.

Eva se tendió en la playa y cerró los ojos. El sonido de las olas arañando la orilla sin descanso era como el ruido constante de las interrogantes que no cesaban de hacerse y deshacerse en su mente.

Poco tiempo después, él regresó. Se sentó a su lado.

– Mira que he traído algo para tu hambre -dijo.

Eran conchas, ásperas y ovaladas. Al abrirlas, estaban llenas de una sustancia densa, blanca y temblorosa que dejaba la boca limpia, como si el agua se hubiese hecho carne delicada y salobre. Sobre una roca, Adán las golpeaba con una piedra hasta que revelaban la fruta de su interior. Ostras, dijo él. Ostras, repitió ella, riendo.

– ¿Cómo supiste que tenían algo dentro, que podíamos comerlas?

– Igual que sabía su nombre. Así mismo.

No volvieron a la cueva sino hasta el día siguiente. Pasaron la noche en la playa, aparte el uno del otro, humillados por el alboroto de sus tripas: los ruidos, los olores, el descarte. Asqueados, se lavaron en el mar al amanecer. Discutían si sus cuerpos se habrían podrido, si sería otro castigo por haberse metido otra cosa a la boca, cuando vieron al perro y al gato orinar, defecar y tapar con arena sus desechos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Infinito En La Palma De La Mano»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Infinito En La Palma De La Mano» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Gioconda Belli - El país de las mujeres
Gioconda Belli
Gioconda Belli - La Mujer Habitada
Gioconda Belli
Robert Heinlein - Guerra nell'infinito
Robert Heinlein
Charles Sheffield - Le guide dell'infinito
Charles Sheffield
libcat.ru: книга без обложки
Isabel Allende
Gioconda Belli - Gioconda Belli
Gioconda Belli
Diego Chami - El libro infinito
Diego Chami
Dionigi Cristian Lentini - El Hombre Que Sedujo A La Gioconda
Dionigi Cristian Lentini
Giacomo Leopardi - L’infinito
Giacomo Leopardi
Отзывы о книге «El Infinito En La Palma De La Mano»

Обсуждение, отзывы о книге «El Infinito En La Palma De La Mano» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x