Arthur Golden - Memorias De Una Geisha

Здесь есть возможность читать онлайн «Arthur Golden - Memorias De Una Geisha» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Memorias De Una Geisha: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Memorias De Una Geisha»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En esta maravillosa novela escuchamos las confesiones de Sayuri, una de las más hermosas geishas del Japón de entreguerras, un país en el que aún resonaban los ecos feudales y donde las tradiciones ancestrales empezaban a convivir con los modos occidentales. De la mano de Sayuri entraremos un mundo secreto dominando por las pasiones y sostenido por las apariencias, donde sensualidad y belleza no pueden separarse de la degradación y el sometimiento: un mundo en el que las jóvenes aspirantes a geishas son duramente adiestradas en el arte de la seducción, en el que su virginidad se venderá al mejor postor y donde tendrán que convencerse de que, para ellas, el amor no es más que un espejismo. Apasionante y sorprendente, Memorias de una geisha ha batido récords de permanencia en las listas de superventas de todo el mundo y conquistado a lectores en más de veintiséis idiomas. Su publicación en Suma coincide con el estreno en España de la superproducción basada en esta novela.

Memorias De Una Geisha — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Memorias De Una Geisha», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Mamita llamó a una doncella y le ordenó que trajera unas rodajitas de jengibre fresco, y luego me llevó a su habitación y me sentó en la mesa mientras ella terminaba una conversación telefónica. El único teléfono de la okiya para llamar fuera de Gion estaba en la pared de su cuarto, y nadie más tenía permiso para usarlo. Había dejado el auricular en un estantito al lado del aparato, y cuando volvió a agarrarlo, pareció estrujarlo de tal forma entre sus dedos regordetes que pensé que podría empezar a gotear en la estera.

– Perdona -dijo frente al auricular con su áspera voz-. Hatsumono está otra vez repartiendo bofetadas entre las criadas.

Durante mis primeras semanas en la okiya desarrollé un afecto poco razonable por Mamita -algo así como lo que debe sentir el pez por el pescador que le quita el anzuelo de la boca-. Probablemente se debía a que sólo la veía unos minutos al día, cuando limpiaba su habitación. Siempre estaba allí, sentada en la mesa, por lo general con un libro de cuentas abierto ante ella y con los dedos corriendo a toda velocidad las bolas de marfil del ábaco. Puede que fuera ordenada para los libros de cuentas, pero en todo lo demás era incluso más desordenada que Hatsumono. Cada vez que dejaba la pipa sobre la mesa, se escapaban cenizas y hebras de tabaco, y ella las dejaba donde caían. No quería que nadie tocara su futón ni le cambiara las sábanas, así que la habitación olía a sábanas sucias. Y los esteres de papel de las ventanas estaban muy sucios debido al humo de la pipa, lo que daba a la habitación un aspecto de lo más sombrío.

Mientras Mamita seguía hablando por teléfono, una de las criadas mayores entró con varias tiritas de jengibre fresco para que me las aplicara en la cara, donde me había abofeteado Hatsumono. El ruido de la puerta al abrirse y cerrarse despertó al pequeño perro de Mamita, Taku, que era una criatura malhumorada, con una cara completamente achatada. Parecía que sólo le entretenían tres cosas en la vida: ladrar, roncar y morder a todo el que intentara acariciarlo. Cuando la doncella salió, Taku vino y se echó detrás de mí. Éste era uno de sus trucos; le gustaba ponerse donde podía tropezarme con él sin querer, y entonces se apresuraba a morderme. Empezaba a sentirme como un ratón atrapado en una puerta corredera, entre Taku y Mamita, cuando ésta colgó por fin el teléfono y vino a sentarse a la mesa. Me miró con sus ojos amarillentos y me dijo:

– Ahora escúchame, muchachita. Tal vez hayas oído mentir a Hatsumono. Pero el hecho de que ella pueda hacerlo no significa que tú también puedas. Dime… ¿por qué te pegó?

– Quería que saliera de la habitación, Mamita -contesté yo-. Lo siento mucho.

Mamita me lo hizo volver a decir con la pronunciación correcta de Kioto, lo que me resultaba muy difícil. Cuando por fin lo dije lo bastante bien para dejarla satisfecha, continuó:

– Me parece que no te das cuenta de cuál es tu trabajo aquí en la okiya. Aquí todos pensamos en una única cosa: en cómo podemos ayudar a Hatsumono para que triunfe como geisha. Incluso la Abuela. Puede que la encuentres difícil, pero en realidad se pasa el día pensando de qué modo puede ayudar a Hatsumono.

Yo no tenía ni la menor idea de lo que estaba hablando Mamita. A decir verdad, no creo que hubiera logrado convencer ni al más tonto de que la Abuela pudiera ayudar a nadie.

– Si alguien con la antigüedad de la Abuela se esfuerza todo el día para facilitarle el trabajo a Hatsumono, piensa cuánto más tendrás que esforzarte tú.

– Sí, Mamita. Seguiré esforzándome.

– No quiero volver a oír que enfadas a Hatsumono. La otra chica se las apaña para no interponerse en su camino; así que tú también puedes hacerlo.

– Sí, Mamita… pero antes de retirarme, ¿puedo preguntarle algo? He estado pensando si sabrá alguien dónde está mi hermana. Es que esperaba poder mandarle recado.

Mamita tenía una boca muy rara; era demasiado grande para su cara y estaba casi siempre abierta; pero entonces hizo algo que no le había visto hacer todavía: apretar los dientes, como si quisiera que se los viera completamente. Era su forma de sonreír, aunque no me di cuenta de ello hasta que empezó a toser con esa tosecilla que era su forma de reírse.

– Pero ¿por qué iba yo a decirte semejante cosa? -dijo.

Y después volvió a reírse, tosiendo unas cuantas veces más, y me indicó que saliera de la habitación con un gesto de la mano.

Cuando salí, la Tía me esperaba en el rellano para encomendarme una tarea. Me dio un cubo y me hizo subir por una escalera de mano y salir por una trampilla al tejado. Allí, sujeto con unos puntales de madera, había un depósito para recoger agua de lluvia. El agua corría por la fuerza de la gravedad y caía en el pequeño retrete del segundo piso, junto al cuarto de Mamita, pues por entonces no teníamos fontanería, ni siquiera en la cocina. Últimamente no había llovido mucho, y el retrete había empezado a oler mal. Lo que yo tenía que hacer era echar agua en el depósito, de modo que la Tía pudiera limpiar el retrete.

Al sol del mediodía, las tejas quemaban como sartenes ardiendo; mientras vaciaba el cubo se me vino a la memoria el agua fresca del estanque donde nos bañábamos en el pueblo. Hacía tan sólo unas semanas que había estado allí, pero entonces, subida al tejado de la okiya, me pareció que todo aquello estaba muy lejos. La Tía me gritó que antes de bajar quitara las malas hierbas que crecían entre las tejas. Contemplé la calima que se extendía sobre la ciudad y los cerros que nos rodeaban como los muros de una cárcel. En algún lugar, bajo alguno de aquellos tejados, estaría probablemente mi hermana, realizando tareas parecidas a las mías. Pensé en ella cuando volqué el tanque sin darme cuenta, y el agua se derramó y cayó a la calle.

Un mes después de mi llegada a la okiya, Mamita me dijo que había llegado el momento de empezar mi enseñanza. Al día siguiente iba a acompañar a Calabaza para que me presentara a las maestras. Luego Hatsumono me llevaría a un lugar llamado el Registro, del que nunca había oído hablar, y más tarde vería cómo se pintaba y se ponía el kimono. Era una tradición de las okiyas que el día que una chica empezaba su enseñanza, observara cómo se arreglaba la geisha más antigua.

Cuando Calabaza se enteró de que al día siguiente tenía que llevarme a la escuela se puso muy nerviosa.

– Tendrás que estar preparada en cuanto te despiertes -me dijo-. Si llegamos tarde, más nos vale ahogarnos en el arroyo.

Había visto a Calabaza fregar la okiya todas las mañanas, tan temprano que todavía tenía los ojos pegados por el sueño; y cuando se iba siempre parecía a punto de llorar. En realidad, cuando oía pasar sus zapatos de madera frente a la ventana de la cocina, a veces me parecía que iba llorando. No se le daba bien la escuela, o mejor dicho, se le daba fatal. Había llegado a la okiya casi seis meses antes que yo, pero sólo había empezado a ir a la escuela una semana o así después de mi llegada. La mayoría de los días, cuando volvía para el almuerzo, se escondía directamente en las habitaciones de las criadas para que nadie viera lo triste que estaba.

A la mañana siguiente, me desperté más temprano de lo normal y me puse por primera vez el vestido azul y blanco que llevan las escolares. No era más que un traje de algodón sin forro con un estampado infantil de cuadros. Estoy segura de que no tenía un aspecto más elegante que un huésped en una posada cubierto con un batín camino del baño. Pero nunca había puesto sobre mi cuerpo nada tan sofisticado.

Calabaza me esperaba en el portal con una mirada preocupada. Estaba a punto de deslizar los pies dentro de los zapatos cuando la Abuela me llamó a su cuarto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Memorias De Una Geisha»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Memorias De Una Geisha» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Memorias De Una Geisha»

Обсуждение, отзывы о книге «Memorias De Una Geisha» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x