Fernando Schwartz - La Venganza

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Schwartz - La Venganza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Venganza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Venganza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En los albores de la transición democrática, Borja, un prestigioso abogado madrileño, abandona su bufete londinense para instalarse en el pueblo mallorquín donde pasó los veranos de su infancia y su juventud. En los salones de la acomodada burguesía isleña, el viejo círculo de amigos que aún conserva fingirá sorpresa al encontrarse con él de nuevo, por más que sepa de su regreso por la prensa. El reencuentro de Borja con sus viejos compañeros (Jaume, Biel, Marga…) y con su hermano Javier revivirá viejas rivalidades y conflictos, lo que acaba poniendo de manifiesto la imposibilidad de recuperar el paraíso perdido. Es cierto que Borja busca la paz después de su fracaso matrimonial, pero también lo es que él aguarda, desde su retiro mallorquín, el ofrecimiento de un alto cargo político en el nuevo gobierno de Adolfo Suárez. Sin embargo, el amor trastrocará los planes de Borja y el rescoldo de un antiguo romance arraigado en lo más profundo de su pasado lo llevará a pasar revista a su vida y lo abocará a un final tan revelador como sorprendente.

La Venganza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Venganza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Lo que quiero decir -continuó don Pedro- es que encontraréis en mí siempre a un amigo antes que un confesor vestido de negro. ¿Iba Jesús vestido de negro? No. Las imágenes nos lo presentan revestido de túnicas blancas. A lo mejor no iba así, aunque es verdad que en el desierto los beduinos llevan chilabas blancas para combatir el calor. Pero lo importante de que vistiera de blanco era el símbolo: el credo de Jesús era un credo de alegría, de esperanza, de amor. -No hubiera podido oírse el vuelo de una mosca porque lo ahogaban las cigarras, pero don Pedro tenía completamente atrapada nuestra atención. Se encogió de hombros-. Ya sé que los curas vamos con sotana negra. Creo que se trata de una costumbre adquirida en los tiempos no muy lejanos en los que la risa era considerada una frivolidad pecaminosa. Eso ya no ocurrirá entre nosotros. ¿Y si el color blanco fuera malo, a qué vendría que el papa se vistiera de blanco?… Bueno… A lo que vamos -se inclinó hacia adelante para dar mayor intensidad a sus palabras y apoyó los codos sobre las rodillas-: quiero deciros hoy con toda la solemnidad de un compromiso eterno que siempre tendréis en mí al amigo antes que al cura. ¿Os sorprende? Que no os sorprenda, que no estoy diciendo herejías, porque, en este caso, los dos, amigo y cura, se confunden, son la misma cosa. Cuando Jesús estaba en la tierra no se paseaba como un rey. Lo hacía como un carpintero humilde: era más amigo que divinidad, más maestro que disciplinario. Y lo que os pido es que os fiéis de mí, de mi criterio. Yo os diré cuándo habéis hecho bien y cuándo mal. Fiaos de mí y juntos iremos andando hacia Dios. Sé bien dónde está el mal. Igual que cuando, obedeciendo mis órdenes, el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, del mismo modo lo que yo os perdone os será perdonado. Y lo que yo diga que está bien, el cielo dirá que está bien.

Guardó silencio. Nos miró a todos uno a uno y, salvo Marga y Jaume, todos bajamos la vista, incapaces de resistir tanta pasión salvadora.

– Entendedme: este grupo de hijos de Dios se pone hoy bajo mi ala protectora. ¡Yo soy vuestro guardián! Me hago

responsable de vosotros. Sois mis chicos, los chicos de mi pandilla, y nunca os fallaré. Aquí estaré siempre, seré vuestro consuelo, vuestro amparo… Acudid a mí, que yo os ayudaré si me necesitáis. Para todo, ¿eh?, absolutamente en todo.

Sonrió. Impresionados por unas palabras que ninguno comprendía bien, cuyo significado en realidad no se nos alcanzaba, permanecimos callados. Los más jóvenes se removieron inquietos en sus asientos.

Domingo dio dos pasos hacia atrás y bajó de este modo los escalones que desde el porche conducían al camino. Giró en redondo y, protegiéndose los ojos con una mano puesta en la frente, se puso a escudriñar el horizonte. No me parece que hubiera atendido gran cosa ni que le importaran mucho las declaraciones de amistad de don Pedro.

Juan me miró fijo fijo, esperando a que un gesto mío le indicara qué actitud debía tomar, y Jaume suspiró y arrugó el entrecejo; metió las manos en los bolsillos y se apoyó contra una de las columnas de mares que sustentaban el porche.

Marga, sentada en el borde de piedra, alargó la mano y acarició el pelo de Sonia.

Biel asintió varias veces con cierta solemnidad; era el más alto de todos nosotros y ya había adquirido la costumbre de estar de pie con las piernas separadas y los brazos cruzados. Para darse importancia.

Don Pedro nos miró nuevamente uno por uno. Sonrió satisfecho.

Después que todos se hubieron marchado, mi madre se sentó en un gran sillón de mimbre que había en el porche. Era el que siempre ocupaba mi padre cuando estaba. Suspiró largamente.

– Ven aquí, hijo. -Me miró al tiempo que daba unas palmaditas en la silla que tenía más próxima-. Bonita merienda, ¿verdad?

– Bah, sí… Qué quieres que te diga, mamá, reunirnos a merendar para largarnos un sermón como los domingos… No sé. Yo qué sé. Los pequeños casi se duermen.

– Hombre, Borja, no me gusta que seas tan poco respetuoso con un sacerdote tan maravilloso como don Pedro. -El tono de mi madre era triste, dolido, irritante-. Me parece que os quiere de verdad a todos. ¡Y es tan campechano! Parece que no, que todo es a la pata la llana, que nada es muy trascendental, y luego os dice esas cosas tan sencillas y tan bonitas…

– ¿Tú crees que el infierno no existe?

Se quedó callada.

– ¿Tú crees que el infierno no existe, mamá? -repetí.

– Yo… yo… en fin, me parece que a lo mejor don Pedro quería decir que para ir al infierno hay que hacer tantas maldades que en vuestro caso nunca será posible que os condenéis… -Dejó que las palabras se arrastraran con lentitud, tan insegura estaba de lo que iba diciendo.

Di un gruñido.

Sonrió con aire travieso.

– Me ha dicho un pajarito que Marga y tú os vais a casar. ¿Es verdad?

– ¡Aj! ¡Sonia es una idiota y la voy a matar!

– No, Borja, no digas bobadas. Sonia es una niña pequeña y no sabe guardar un secreto… Deberías haberlo imaginado. Con lo cuentera que es…

– ¡Pero es que son tonterías, mamá! ¡Qué secretos ni secretos!

– Claro, ya lo sé. ¿Cómo quieres que piense que os vais a casar? ¡Si sois unos críos! No, hombre. Lo que quiero decir es que estáis de novietes y que me parece muy bien.

– ¡Pero, mamá!

– No me interrumpas. Marga es una chica preciosa y estupenda… ¡tan religiosa! Sus padres son gente muy bien. Lo que quiero decir es que… es una familia, bueno, eso… muy bien. -Rió-. Y no sé si de aquí a unos años os acabaréis casando… Hoy en día, los noviazgos duran más que un día sin pan. Pero es lo de menos, hijo. Lo que quiero decir es eso.

– Voy a matar a Sonia.

– Ni se te ocurra mencionar que te lo he dicho, ¿me oyes?

– La voy a estrangular.

– Borjaaa.

XI

El de 1956 también fue el verano en el que todos definimos nuestras amistades para siempre.

La famosa merienda de mi madre nos dejó, por lo menos a los mayores, bastante desconcertados. Aunque no fuéramos capaces de explicárnoslo con claridad, intuíamos que don Pedro había querido dar carta de naturaleza a la pandilla haciéndola suya. Sin embargo no se nos alcanzaba su verdadero motivo o, de buscarlo en algún lado, lo atribuíamos a lo que Lucía llamó con algo de menosprecio «el rosario en familia». Como si don Pedro fuera un moderno Lewis Carroll, «sus chicos» iban a constituir una célula aparte, bien protegida, de límites muy precisos, que él orientaría hacia lo que más nos beneficiase (y considerando su profesión, ello incluiría nuestra salvación eterna). Por tanto no teníamos ni idea de hacia dónde nos encaminábamos. Sí sabíamos con seguridad que lo haríamos todos juntos. Por eso, los períodos escolares, que nos pillaban desperdigados por aquí y por allá, serían meros hiatos sin importancia, épocas oscuras de formación académica pero de soledad del alma. Lo trascendental vendría con los tres meses de verano.

– Oye -dijo Juan-, ¿tú crees que vamos a tener esta merienda todos los años?

– ¿Yyo qué sé? -le dije-. Me parece que don Pedro está de cómplice con mi madre, y vete tú a saber lo que nos preparan esos dos. Pero sí. Sí creo que quieren que haya una merienda al año.

– Yo no me preocuparía mucho -dijo Jaume encogiéndose de hombros-. Ahora nos dejarán en paz durante un tiempo y, además, con esto de que don Pedro será más amigo que cura, nos podemos confesar y -rió silenciosamente- no nos pondrá mucha penitencia.

– Mira, no se me había ocurrido -dijo Juan-. Así cuando me tire a Catalina…

– Ya…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Venganza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Venganza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Fernando Schwartz - Vichy, 1940
Fernando Schwartz
Fernando Schwartz - El príncipe de los oasis
Fernando Schwartz
Fernando Schwartz - El Engaño De Beth Loring
Fernando Schwartz
Fernando Schwartz - Al sur de Cartago
Fernando Schwartz
Fernando Schwartz - El Peor Hombre Del Mundo
Fernando Schwartz
Fernando Schwartz - El Desencuentro
Fernando Schwartz
Dunja Romanova - La venganza es sexy 2
Dunja Romanova
December Love - La venganza es sexy 1
December Love
Kristina Schwartz - Gefesselte Lust - Teil 2
Kristina Schwartz
Отзывы о книге «La Venganza»

Обсуждение, отзывы о книге «La Venganza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x