Álvaro Pombo - La Fortuna de Matilda Turpin

Здесь есть возможность читать онлайн «Álvaro Pombo - La Fortuna de Matilda Turpin» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Fortuna de Matilda Turpin: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Fortuna de Matilda Turpin»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Premio Planeta de Novela 2006
Una elegante casa en un acantilado del norte de España, en un lugar figurado, Lobreña, es el paisaje inicial y final de este relato. Ésta es la historia de Matilda Turpin: una mujer acomodada que, después de trece años de matrimonio feliz con un catedrático de Filosofía y tres hijos, emprende un espectacular despegue profesional en el mundo de las altas finanzas. Esta valiente opción, en este siglo de mujeres, tendrá un coste. Dos proyectos profesionales y vitales distintos, y un proyecto matrimonial común. ¿Fue todo un gran error? ¿Cuándo se descubre en la vida que nos hemos equivocado? ¿Al final o al principio?.

La Fortuna de Matilda Turpin — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Fortuna de Matilda Turpin», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Qué preguntas antiguas se te ocurren, Angélica! Metafísica y reservas de oro. Son problemas zubirianos, diría yo, son preguntas que no se hacen ya. La metafísica no se lleva ya, ni el oro. ¡Ahora nos conformamos todos con bisuta!

– Ahora os conformáis todos con historias, ¿no, papá? -intercala Fernandito velozmente-. ¿Te referías a eso con bisuta? Historias, biografías, autobiografías, diarios, dietarios, memorias públicas y privadas. ¿Estás escribiendo tus memorias tú, papá? Angélica, que es una chica guay, ducha en Internet y en pecés, te sería de gran ayuda, ¿a que sí, Angélica?

– Ah, me encantaría!

– Lo ves, papá? ¡Sin moverte de tu Asubio acabo de encontrarte secretaria…!

– No, yo no soy memorialista. Ni me interesa nada mi autobiografía. The past is past.

– Ah, sí? -Fernandito se ruboriza de placer, piensa Antonio. Ahí está elegantemente sentado de lado en su silla del comedor, un brazo sobre el respaldo, el izquierdo, Sosteniendo un pitillo con la mano derecha, resplandece oscurecido, ondulante, como el cuerpo de un joven buceador bajo el agua-. Seguro que te acuerdas de lo que Zubiri decía, Javier Zubiri, tu maestro, me refiero.

– No fue mi maestro Zubiri, pero bueno, ¿qué decía?

– Pues decía que el truco, o lo que él llamaba la esencia de las biografías, era hacer ver cómo se las arreglaba alguien para encontrar la manera de ser siempre el mismo no siendo nunca lo mismo… talmente tu caso, ¿a que sí?

Juan Campos sonríe una vez más y contempla, ladeada la cabeza, a Fernando. Antonio, que les observa a los dos, se siente inquieto sin saber por qué. Se siente Antonio ridículo, además. ¿A qué viene este miedo infantil a que un padre y un hijo -cuyo único problema hasta la fecha ha sido no relacionarse o hablar con fluidez de sus cosas- charlen de sus cosas? Al fin y al cabo, todo indica que va a tratarse de una conversación de cierta altura, que no implicará verosímilmente el menor derramamiento de sangre. La verosimilitud no es, sin embargo, un sentimiento de Antonio estos últimos tiempos: tanto por el lado del malestar de Emilia como por el lado de los Campos, un sentimiento de familiaridad irreconocible, de terror familiar, de inverosimilitud agresiva le invade de continuo. Así que observa o, más aún, espía al padre y al hijo en este parloteo filosófico de sobremesa, como silo inverosímil fuera a presentarse de pronto en carne y hueso, irreductible y trágico, en este soleado comedor del Asubio.

– A mí me parece -interviene Angélica- que eso que dices de Zubiri es muy profundo Fernando, muy profundo.

– Angélica ha repetido la expresión «muy profundo» con el gesto de quien saborea una tartaleta de merengue y limón.

– Y también me parece que es verdad que talmente a tu padre le refleja, yo diría que al dedillo. Siempre Juan ha sido a la vez la misma persona inteligente y encantadora y siempre en busca de nuevos horizontes, buscando la verdad por todas partes…

– ¡Bravo, Angélica! Papá el degustador de la verdad. Espléndido.

Antonio Vega observa una blanda variación en la dirección de la mirada de Juan: contempla a su hijo, entrecerrando los ojos, como si se hallara muy lejos. Y, al hablar, vuelve ligeramente la cabeza hacia Angélica con el tono de voz de quien hace una confidencia:

– También tú, Angélica, percibes una cierta hostilidad en los comentarios de mi hijo Fernando?

– Cómo también yo? Yo no percibo hostilidad, Juan. No, ninguna -contesta Angélica con viveza.

– Yo en cambio sí percibo una cierta hostilidad en las palabras de mi hijo, un plus de hostilidad inmerecido, un retintín hostil. No sé si por no haber sido yo un Zubiri, o por no haber escrito mi autobiografía, o mis memorias, o quién sabe qué. Quizá mi buen hijo Fernando pone en tela de juicio mi competencia filosófica ahora. Yo mismo he puesto en parte en duda mi competencia filosófica… Siempre.

Fernando contempla a su padre guasonamente, encantado del giro que está tomando la conversación. Angélica vuelve el rostro alternativamente a uno y a otro: Antonio piensa que Angélica no sabe de qué hablan. No es una situación agradable. Ninguno de los dos, ni el padre ni el hijo, van a agredirse directamente: se mantendrán en este terreno semineutral de las puntadas hasta que uno de los dos, o los dos a la vez, se cansen y lo dejen. Antonio cree, además, que la circunstancia de haberse puesto en comunicación verbal padre e hijo a esta hora del café y en presencia de todos los demás significa que para ambos cualquier comunicación seria, profunda o privada es ya imposible. Aislados los dos juntos no tienen nada que decirse, pero pueden agredirse en público, batirse en público, desazonadoramente.

– Lo más curioso de mi padre, Angélica -Fernandito habla ahora en la dirección de Angélica pero un poco como si hablara a un público más amplio, compuesto únicamente por Antonio, puesto que Emilia acaba de retirarse-, es que se ha vuelto inaccesible como quien pone el parche antes de la herida. Nadie ha tratado nunca de acceder a él. Pero él se vuelve inaccesible por si acaso. Y esto es curioso. No es como si, agobiado por las demandas de todos, como el protagonista del poema de Kipling: todos le reclaman, ninguno le precisa, mi padre se aislara en una torre de marfil agobiado de responsabilidades se ha refugiado en una torre de marfil antes de verse agobiado por ninguna responsabilidad: el aislamiento y la voluntad de encastillamiento precedió a la demanda que se le hacía. No hubo demanda, no tuvo la menor responsabilidad todo el mundo le dejó en paz siempre, pero he aquí que mi padre, por si acaso, se encastilló en una torre de marfil y se volvió, por si acaso, inaccesible. ¿No es esto fascinante?

Juan Campos sonríe. Y Antonio Vega -asombrado por la violencia y malicia de la descripción de Fernandito (que, de pronto por cierto, le parece certera) – aparta la vista de la escena y, sin moverse de su sitio, espera recogido el desenlace de esta situación. ¿Se defenderá Juan? ¿Tendría derecho o sentido que se diera por ofendido? ¿Dejará pasar esta obvia agresión de su hijo para continuar amablemente dando conversación a Angélica? Es evidente, en opinión de Antonio, que Angélica no entiende qué está pasando entre los dos. Pero a la vez es evidente -y esto es una nota cómica- que Angélica se siente llamada a tomar parte en este asunto, este debate, sea el que sea, sea como sea. Y así, en efecto, interviene:

– Yo no creo, Fernando, que Juan se haya encastillado en una torre de marfil o, mejor dicho, creo que sí se ha encastillado en una torre de marfil porque la crisis del siglo veinte no nos da a ninguno ninguna otra alternativa!

– ¡Bravo, Angélica! -exclama Fernando batiendo estrepitosamente palmas.

Juan Campos se levanta de su asiento. Sonríe. Se dirige a Antonio, que aún permanece sentado, con un ademán suave, convaleciente:

– Ya ves, Antonio, cómo están las cosas! ¡Me retiraré ahora mismo a la torre de marfil de mi despacho en vista de lo visto!

Juan Campos se retira. Angélica se levanta y va tras él. Los dos entran en el despacho y cierran la puerta. Fernandito y Antonio se contemplan a través de la mesa en silencio.

– Ya has colocado a tu padre donde querías, ¿verdad que sí? -comenta Antonio.

– Pues, francamente, no lo sé. Es verdad que es inaccesible, pero a fuerza de indiferencia: le da todo lo mismo. Por eso es inaccesible.

– Te has propuesto, quizá, mejorar la vida de tu padre a estas alturas o mejorar vuestra relación a base de tomarle el pelo?

– Ah, tú crees entonces que le estoy tomando el pelo?

– La verdad es que sí, creo que estás resentido contra él y te aprovechas de la ingenuidad de Angélica para tomarles el pelo a los dos. Te divierte que tu padre no pueda no darse por aludido y a la vez que Angélica no sepa de qué hablas. Tendría gracia si no fuera, a estas alturas de la vida de todos nosotros, un juego melancólico.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Fortuna de Matilda Turpin»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Fortuna de Matilda Turpin» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Fortuna de Matilda Turpin»

Обсуждение, отзывы о книге «La Fortuna de Matilda Turpin» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x