Bien, el que Bevis hubiera sacado el tema de la instrucción de Idio____________________tual de anexión y tos de criquet. Una chica a bordo de un buque austríaco, que asistía a una escuela zarista e iba acompañada por una noble inglesa, podía trabajar a todas luces para muchos servicios, de la Entente o no, en el clima actas no había sido una casualidad. No, no; de hecho, por muy genio de la criptografía que fuera, en otras áreas de la vida la estulticia le surgía de manera tan natural como a otro joven le saldrían bien los lanzamiencrisis, de modo que Cyprian supuso que la debida di_ligencia requería cierto grado de intrusión al respecto en ese momento.
Pero la joven Jacintha parecía ir siempre por delante. Se le acercó y, de pie, empezó a tirarle de la corbata con cierta insistencia.
– Vamos, Cyprian, sólo tienes que bailar conmigo.
Nadie recordaba haber visto bailar jamás a Cyprian.
– Lo siento…, ni con un mandato judicial, en realidad…
Jacintha, con la cabeza colocada en un ángulo dulcemente se_ductor, le suplicó como si fuera a rompérsele para siempre el corazón si él no saltaba a la pista inmediatamente y quedaba como un tonto por todo el salón.
– Además… -susurró-, por más malo que creas que eres, tienes que ser mejor que tu amigo Bevis.
– Sí, tengo que serlo. Pero esos piececitos encantadores son para ser adorados, no pisoteados.
– Eso también lo veremos, con el tiempo, ¿verdad? -dijo con una mirada firme que la experiencia, sin duda, había perfeccionado hasta el punto de que los hombres se ofrecerían a pagar para que pronun_ciara esas mismas palabras; pero Cyprian no podía evitar pensar en Yashmeen en una conversación similar, aunque la fidelidad, si era de eso de lo que se trataba, servía de poco para moderar la erección que parecía haberle visitado en ese mismo momento. Jacintha la miró con una sonrisita casi depredadora.
Mientras tanto, en la cubierta, Lady Quethlock conversaba con otros dos espías que fingían ser idiotas.
– No, no -decía ella-, nada de oro, nada de piedras preciosas, nada de petróleo ni artefactos antiguos, sino la fuente del río más enig_mático del mundo.
– ¿Cuál?, ¿el Nilo? Pero si…
– El Eridano, de hecho.
– Pero ése es el antiguo Po, ¿no?
– Si ha de creerse a Virgilio, que llegó bastante tarde a la parti__trotraemos alda…, pero la geografía, lamentablemente, no lo corrobora. Si nos re Argo, en el relato que hace Apolonio de Rodas de aquel extraño paso transpeninsular del mar Euxino al Cronio, con las fuer____________________ran por un río subterráneo, con toda probabilidad el Timavo, un río que va a parar a un mar en cuya desembocadura, según Apolonio, había tantos islotes que elco… No puede dársele crédito, a no ser que en algún punto navegagonautas que entran en la desembocadura del Danubio lo remontan y, de algún modo, con nervios hemos de imaginar, salen al Adriáticada, las complejidades personales de Medea y todo lo demás, los Arzas de la Cólquide a la vez persiguiendo y a la espera de una embos Argo apenas pudo sortearlos. El Delta del Po tiene pocos islotes así, por no decir ninguno, pero a este lado del Adriático, de hecho justo allí, a babor mientras hablamos, la his_toria es otra, ¿no?
– Pero Virgilio…
– Confunde el Padus con el Timavus, espero.
– Así que éstas -hizo un gesto hacia la costa que se deslizaba ante ellos- son las Islas de Ámbar de la leyenda.
– Es posible. Espero resolver la cuestión.
– Ah, la encantadora Jacintha.
– ¿Tienes un momento, tía? Necesito consejo.
– Estás sudando, chica. ¿Qué has estado haciendo?
Jacintha tenía las manos a la espalda y la cabeza inclinada, una pe____________________midades, y estaban debidamente entretenidos.do, los presentes podían ver cada delicado movimiento de sus extrequeña cautiva con todas las de la ley. A través de su vestido translúci
Aunque Cyprian y Bevis habían decidido ir por la Herzegovina, pues Metkovic llevaba varias temporadas siendo un destino turístico poco convincente debido a la fiebre, siguieron hasta Kotor, donde desembarcaron; la compañía de Jacintha les sirvió de pretexto para no bajarse antes, en Ragusa. Cyprian, sin más que un código muy vago sobre cómo tratar la estulticia ajena, parpadeó rápidamente pero aceptó el cambio de plan.
Tras una despedida cuyo patetismo, de existir, le pasó por alto a Cyprian, un visiblemente taciturno Bevis Moistleigh y él comieron en un restaurante del puerto que servía un brodet local cargado de skarpina, anguilas y gambas, y luego fueron al muelle y contrataron un barco que los llevó por la costa sur del golfo de Cattaro, bajo todo tipo de formas de fiordo, a través de un estrecho canal conocido en la zona como «las Cadenas», hasta la Bahía de Teodo; toda la travesía la realizaron bajo la mirada de lentes, multiplicadas hasta lo incontable, situadas en todos los puntos estratégicos, aunque los reflejos especu__dos por dispositivos ópticos. En Zelenika se sentaron a beber grappa con sabor a salvia antes de subirse al tren para Sarajevo, que los llevó de regreso a lo largo de la costa, a través de Hum y una enfebrecida Metkovic, donde giraron tierra adentro y empezaron a ascender por la Herzegovina hacia Mostar, a seis horas de camino, y luego tardaron otras seis hasta Sarajevo.lares que parpadeaban hacia ellos desde la orilla no eran sólo causa
En Sarajevo, sobre los árboles se alzaban pálidos minaretes. Las golondrinas trazaban senderos negros que se desvanecían en la luz vespertina, bajo la cual el río que atravesaba la ciudad parecía rojo. En el Café Marienhof, enfrente de la fábrica de tabaco, en los baños tur__traje austríaco.cos, en docenas de encuentros casuales en el bazar, a todas horas, a palo seco, incapaz de evitarlo, alguien hacía comentarios sobre el ul
– Viena ya no debe darse por contenta con seguir «ocupándonos» como ha hecho desde 1878, trayéndonos las bendiciones del progreso austríaco: ferrocarriles, prostitución, mobiliario espantoso…
– Hay agentes jesuítas por todas partes intentando convertirnos en católicos.
– … aun así, hasta ahora todo ha sido una especie de ilusión, como una locura amable, pues seguimos siendo una parte de Turquía, como siempre lo hemos sido.
– Y ahora la inofensiva fantasía de Austria se ha convertido en una manía suicida. Esta «anexión» es una sentencia de muerte para los Habsburgo.
– Y tal vez también para Europa…
Y así sucesivamente. El silencio, por más bienvenido que hubiera sido, habría traicionado la Ley tácita del Café, que era charlar, daba igual de qué, sin parar. Y muchas voces, este peligroso crescendo oto____________________do con los rincones ensombrecidos del Militar-Kasino y los susurros que se oyen dentro!tas del Tarot que los Gitanos echan por dinero o por diversión, cuidacitable y abrupto que era el carácter nacional…, voces que gritaban: ¡cuidado, cuidado con el amante despierto toda la noche junto a una chica a la que desea, y que no se le entregará! ¡Cuidado con la Mano Negra y con los exaltados macedonios, cuidado incluso con las carcias de las montañas, acosando, suplicando, inquietas, entrando como si nada para recordar tanto a nativos como a turistas lo pintoresco, exñal, soplaban por los valles de los ríos, seguían los trenes y las diligen
Y al poco, procedente de algún punto de la ciudad, tal vez de una de las laderas, donde vivían los mahometanos, o de más allá de uno de los recodos del río, se oía una explosión. Nunca demasiado cerca, casi exóticas, como unas palabras en un idioma que no había tenido que aprenderse hasta ahora…
Aunque se ponía un fez turco siempre que la situación lo requería -en Bosnia el fez era como el velo, un emblema de sumisión, y po____________________peranza de que se le pegara algo de su devoción al trabajo y su piedad. Sin embargo, fiel a su destino, pronto volvió a las calles, y habiendo aprendido desde su más tierna infancia a manejarse en la confusión de lenguas entre las que se veía obligado a moverse, dominaba, ya antes de la adolescencia, no sólo el italiano, el turco, el búlgaro, el griego, el armenio, el árabe, el serbocroata y el romaní, sino también el peculiar judeoespañol conocido comoron a Sarajevo a vivir con una rama bosniaca de la familia, con la esmente causando tantas molestias sociales a sus padres que lo mandatándose en Salónica, que incluso entonces, pese a ser turca, ya era reconocida como un entorno acogedor para los judíos que huían. Danilo había crecido en un hogar Ma'min bastante respetable, pero no tardó en bajar al puerto e ir por ahí con «derviches», jugadores y fumadores de hachís, metiéndose en los problemas habituales y finalndo Ashkil era descendiente de judíos sefardíes que habían huido de la Inquisición española hacía tres siglos y medio, y que acabaron asennérselo una de las condiciones ineludibles para hacer negocios-, Da Judezmo, y, cuando era necesario inclu____________________bía hacerse una visita. Pero ahora corría peligro y les correspondía a Cyprian y Bevis ocuparse de su seguridad.lestarse en desmentir su supuesto origen. Mucho antes de la anexión austríaca, su habilidad con las lenguas y sus dones de permeabilidad entre todos los elementos de la población habían llamado la atención del Evidenzbüro. Para los agentes itinerantes de todas las Potencias, se había convertido en el hombre indispensable en los Balcanes, al que deso podía hacerse pasar por hablante nativo de una u otra lengua sin mo
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