Parecía que Theign sólo quería hablar de aptitudes técnicas sobre el terreno. Hasta más tarde Cyprian no entendería que se trataba de un ejercicio periódico: era el modo que tenía Theign de evaluar la negociabilidad actual de los que tenía a su mando, a los que algún día podría querer delatar. Pero a Cyprian le dio la impresión de que tan sólo era una conversación teórica sobre depredadores y presas, en la que a él le tocaba explicar las ventajas de ser el cazado.
– De manera que acabas más listo, más chivato y más repugnante que la competencia -resumió Theign-. Algo práctico entre maricas profesionales, no debería sorprenderme, pero los compromisos que nosotros tenemos ahí fuera son algo más que simples rivalidades so_domitas. Las consecuencias son bastante más graves.
– No me digas.
– Estamos hablando del destino de naciones. El bienestar, y con frecuencia la simple supervivencia, de millones. Las responsabilidades axiales de la Historia. Cómo vas a comparar…
– ¿Y cómo, vecchio fazool, es que no ves la relación?
Evidentemente, Theign había aprendido durante su primer año en el Espionaje Naval esa neutra y levemente boquiabierta expresión tan útil a los agentes de Su Majestad en el extranjero. Pero pronun__ría entender, Cyprian se aterrorizó calladamente.ciada por Cyprian no produjo la falsa sensación de superioridad que buscaba, sino una desesperación que le revolvió el estómago. Antes, nunca se había molestado especialmente por que le entendiera un objeto de fascinación. Pero, cuando quedó claro que Theign no que
– A propósito, me han llegado noticias de Viena. Te han dado cita para la semana que viene. Aquí tienes los billetes.
– Segunda clase.
– Umm. Sí.
Aunque en circunstancias normales le gustaba obedecer las órde____________________rado, en lugar de huir para ocultarse, como se esperaba que hiciera la presa.concertó en ese momento que Theign asumiera tan tranquilamente que él volvería a Viena en tren, sin escolta, sin supervisión, a ciegas, para caer en brazos de lo que había supuesto era el enemigo declanes, y sobre todo el desprecio que ello implicaba, a Cyprian le des
– En este asunto cooperamos plenamente con los austríacos. -Theign se lo comunicó cuando Cyprian subía ya al tren en la Estación de Santa Lucia, mediante una nota que le entregó un pilluelo italiano, que al instante desapareció entre la multitud-. Así que, en tus conver_saciones, te recomendaría que sólo hablaras en inglés, pues el alemán apropiado para la especialidad no daría para mucho.
En el viaje, sobre todo entre Venecia y Graz, no faltaron momen____________________gaño, la agresión y la eliminación. La terrible realidad es que su vida corría grave peligro.bios y franceses activos como la política de la época exigiera, todos los cuales consideraban a Cyprian un candidato probable para el envicio Secreto Británico, obligado al menos a no apartar la vista de esos empleados en el extranjero que se asociaban con conocidos agentes del espionaje de otras partes de Europa; y tantos agentes turcos, serciendo cola detrás de los rusos, esperaban el Evidenzbüro, que no había deseado comprometer su propia vigilancia del Coronel; el Sertes a sueldo y a tiempo parcial de todo este continente y del de al lado no estuviera intentando saldar la deuda en su nombre. Entretanto, hataba imaginar que el molesto dúo se hubiera limitado a encogerse de hombros ante su deserción, o que un número desconocido de agenra. Puede que tuviera algo que ver con Misha y Grisha, porque cosnarse y, probablemente por la misma razón, sin que nadie lo abordaderadas tanto desde el punto de vista profesional como recreativo. Por alguna extraña y, esperaba, no médica razón, Cyprian se pasó el viaje con el ceño fruncido, andando desgarbado, cavilando sin emociora a regiones desconocidas, en una especie de vacaciones baratas, pese a las diversas posibilidades sexuales que se le ofrecían a bordo, consiciones en otro punto del tren, lanzándole, o eso imaginaba, miradas calenturientas e inquisitivas. Pero la suerte quiso que el deseo partieliar acento chirriante de la región. Los jóvenes austríacos aspirantes a la caballería, uniformados en aquel letalmente seductor tono azul anilina, no paraban de pasar por delante de él, procedentes de distracrrollado si no el gusto, sí al menos el talento de disimular cualquier repugnancia hacia las salchichas de la región, las pequeñas mascotas (no siempre de especies interiores), la música de concertina y el pecutos de regocijo, aunque ayudaba el hecho de que uno hubiera desa
El regreso de Cyprian Latewood a Viena estuvo acompañado, tanto dentro como fuera de su cabeza, por el Adagio del Concierto para Piano en la mayor, K. 488 de Mozart. Si hubiera escuchado con atención, podría haber sido profético. Este era un periodo en la histo____________________puesto que él estuviera a aceptarlo.perto, como una especie de «amor» en lontananza, pese a lo poco dismalmente el efecto de los anticuados pasteles que asoman desde atrás, como en un reconocimiento estilístico del gran temblor que, de vez en cuando, se transparentaba, en unos más que en otros, en un futuro odioso, inminente e ineludible. Pero muchos casi con seguridad malinterpretarían las profundas señales como síntomas físicos o como otro caso de «nervios», o, a la manera del Cyprian más joven e inexria de las emociones humanas en que el «amor» había adquirido el tono del barniz barato y mortecino de la suficiencia, realzando anor
Las entrevistas en Viena fueron bastante agradables. El hotel Klomser, a sólo unas manzanas del Ministerio de la Guerra, servía apa____________________maras y niveles de humedad se leían en cifras con una precisión de centésimas de unidad, lo cual apuntaba o bien a unate de la locuacidad, había sido tostado con fanático rigor en máquinas ultramodernas, cuyos tiempos de calentamiento, temperaturas de cálibrio. El café, que era respetado internacionalmente como estimulanductos horneados locales, en pilas que cuestionaban las leyes del equiquios, algunos de ellos, dado el imperfecto dominio del idioma por parte de Cyprian, casi incomprensibles. A su alcance se pusieron prorentemente de escenario habitual para conversaciones como ésa. Se mencionó al Coronel Kháutsch sólo con eufemismos y circunlo Feinschmeckerei local que había evolucionado mucho más que en el resto del mundo, o bien, sencillamente a la habitual aplicación compulsiva de cualquier mejora en la ingeniería, por trivial que fuera.
– Es decir, podemos considerar que lo que distingue a la historia de la civilización es la tendencia asintótica de las tolerancias de la pro__canzado Cero. ¿Qué opina usted, señor Latewood?ducción industrial, con el paso del tiempo, a un mítico y nunca al
– Guueo mme guihiieo u peuunta oesa eu ssam depec -respon__canzado gracias al café, aunque los interrogadores fueron capaces de reconocer sus palabras como: «Bueno, me hicieron una pregunta como ésa en un examen cuando era pequeño».dió Cyprian, mientras sus palabras perdían, a causa del exceso de Sachertorte mit Schlag, buena parte de la aceleración que habían al
Theign le había avisado sobre las técnicas de interrogatorio. «No te hagas demasiado el listo con ellos. "Mit Schlag" podría tener otro sentido.»
A Cyprian le sorprendió ver lo conocido que era Theign en la ciudad, y cuántos querían que le diera recuerdos de su parte. Al pare__do su propia guardia pretoriana, más o menos intuitivamente, y en los extrañamente atestados durante el día pasillos del hotel Klomser, a Cyprian le presentaron a algunos de sus miembros.cer, a lo largo de sus años destinado en Viena, Theign había forma
Recordaba haberse cruzado con Miskolci por el Prater; en reali____________________do a algún que otro civil. Hacia finales de la década de 1890, cuando el vampirismo se puso de moda debido a la popularidad internacional de la novelakolci no era exactamente un vampiro, pero se sabía que, siguiendo las fases de la luna, había vagado por ahí al azar abordando y mordiendad, había evitado por poco, un par de veces, relacionarse con él. Mis Drácula, lo cual concedía a los mordedores permiso para obedecer sus impulsos en público, Miskolci descubrió que, lejos de ser el único que disfrutaba de ese gusto depravado, formaba parte de una comunidad bastante amplia. Un subcircuito de la central telefó__fagos, como se les conocía, así que uno de los activos más valiosos de Miskolci, según Theign nica de Buda-Pest parecía haberse reservado para uso de los hematóhabía sido esa rojiza bruma de relaciones, ya en funcionamiento, que le rodeaba. Su talento específico había lle__damente esencial conocer el calendario de movilización de ciertos grupos del ejército. El servicio de Theign tenía a la prima donna ideal, pero por alguna razón se mostraba reticente a cantar.gado a permanecer en secreto durante una semana, en el momento álgido de la primera crisis de Marruecos, cuando se tornó desespera
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