Tras introducir una Ganzúa Universal Vontz, ante la que la cerra____________________currentes elcos y bíbhcos de peor fama, entre los que parecían especialmente relestos, en el comedor, la cocina e incluso (puede que sobre todo) en los baños, grupos escultóricos a tamaño natural exhibían los temas clásichos preparados para tal función sino también, como huéspedes motas con Lincrusta-Walton repujadas con motivos asiáticos, no todos tenidos por respetables. Colocados por todas partes, no sólo en los nidura de la puerta, como si le hubiera leído los pensamientos, cedió suavemente, Lew entró en el abrumador olor de coque alquimizado y en una habitación de sombras equívocas, cuyas paredes estaban cubier bondage y la tortura, con cuerpos de atlética perfección, realizados en materiales que no se limitaban al mármol blanco, con cor____________________tora postura de contención, desnuda y encantadoramente despeinada, al tiempo que en su rostro asomaba la conciencia de los placeres que la esperaban en las profundidades hasta ese momento sin iluminar del tormento y todo lo demás.camente más baja que la otra, o a una doncella cautiva en una seductinajes desplegados para revelar y excitar. Cualquier razón alegórica servía de excusa para presentar a una joven con una cadera impúdi
Todo lo silenciosamente que pudo, Lew cruzó un suelo de baldo____________________bre la red plateada…, como sitantes con inclinaciones matemáticas habían querido ver patrones que se repetían. Otros, dudando de su solidez, a menudo temían pisar sogonos escalenos de diversas formas y tamaños, tenían una negrura radiante que aun así no llegaba a la del ónice o el azabache. Los visiciendo con un suave brillo. Las baldosas, una combinación de polísas negras, todas rodeadas de una lechada plateada, algunas resplande Algo la hubiera construido…, Algo que esperaba…, que sabía exactamente cuándo hacer que cediera bajo el visitante desprevenido…
Lew bajó a la cocina, el rayo profesional de su Linterna Sin Chis____________________tapercha. Mientras cortaba el gas y abría las ventanas, Lew descubrió que el «cadáver» respiraba.ra articulada de magnalio, conectada al horno por mangueras de gudes interiores estaban repugnantemente forradas con los restos de un pastel de cerdo que había reventado, casi con toda certeza, debido al error de no haberle practicado orificios en la costra para que respirara el vapor. La cara del colgado estaba cubierta en parte por una máscanosamente, igual que la figura de la carta del Tarot, salvo que tenía la cabeza apoyada a medias en la puerta abierta del horno, cuyas paremana, colgada del techo de un pie, junto a la cocina, que siseaba omipa Apotheosis recorrió la penumbra hasta que reveló una figura hu
– A ver, por favor, ¿sería tan amable de sacarme de aquí? -gruñó, haciendo aspavientos hacia el techo, donde Lew vio un montaje de polea, cuya cuerda corría hasta un taco de la pared.
Lew desató la cuerda y bajó cuidadosamente a Lamont Replevin (pues era él en persona) hasta el elegante suelo de linóleo. Tras qui_tarse el dispositivo metálico de la cara, Replevin se arrastró hasta un depósito cercano de oxígeno presurizado, también equipado con una máscara de respiración, y se administró una dosis del útil elemento.
Tras una pesquisa llevada a cabo con mucho tacto, Lew se ente__frutando de la emisión diaria del dramaró de que, lejos de desear una partida prematura, Replevin estaba dis El lento y el estupefacto, que causaba furor entre la comunidad de adictos al gas.
– ¿Lo escucha? ¿Lo ve, lo huele?
– Todo eso y más. A través del medio del Gas, un conjunto cuida____________________bre las orejas, la nariz y la boca.nes hasta nosotros, el público, mediante los conductos apropiados hasta la máscara receptora que ha visto, que uno, claro, debe colocarse sodosamente modulado de ondas viaja desde la instalación de emisio
– ¿Ha pensado alguna vez -la pregunta no le surgió en un tono tan amable como le hubiera gustado- que…, que esto es envenenamien_to por gas? Una especie de…, de alucinación…
Como si sólo entonces se diera cuenta de la presencia de Lew, Replevin lo miró fijamente, con un brillo frío en los ojos.
– ¿Y quién es usted, dicho sea de paso? ¿Qué está haciendo aquí?
– Olí gas, creí que podría haber algún peligro.
– Sí, pero no era ésa la pregunta, ¿verdad que no?
– Oh, lo siento. -Le presentó una de las varias tarjetas falsas que siempre llevaba a mano-. Pike's Peak Vida y Accidentes, me llamo Gus Swallowfield, agente de seguros.
– Estoy satisfecho con mi cobertura por el momento.
– Para incendios me ha quedado claro, con tanto gas alrededor, pero qué me dice del robo.
– ¿Seguro de robo? Qué raro, eso le digo.
– Por el momento la mayoría de las pólizas de robo se suscriben en Estados Unidos, pero tienen un gran futuro aquí, en Gran Bretaña. Ya ha visto con qué facilidad he entrado, y sepa que me he hecho una idea más que precisa de lo que hay de valor en su casa nada más en____________________cios, caballero, un recibo de venta legal y no se puede acusar a nadie como receptor.mión de mudanzas para ser revendido en una docena de mercados, mucho antes del amanecer de mañana. Ya sabe cómo son los negotrar. En menos de media hora, todo eso podría estar dentro de un ca
– Umm. Bueno, acompáñeme…
Replevin guió a Lew al piso de arriba, a través de la red resplan__minada por una lujuriosa escultura realizada en piedra púrpura con venas en varios colores de la familia del rojo.deciente del suelo del recibidor, hasta una suite privada de oficinas, do
– Pavonazzetto -dijo Replevin-, también conocido como mármol frigio, que en el pasado, se cree, adquirió su color de la sangre del jo_ven frigio Attis, al que de hecho está viendo aquí, que se volvió loco por los celos de la semidiosa Agdistis y que se muestra en el acto de castrarse y así fundirse con Osiris, por no mencionar Orfeo y Dioniso, y convertirse en una figura de culto entre los antiguos frigios.
– Vaya si se tomaban las cosas a pecho por entonces, ¿eh?
– ¿Lo dice por éste? Pues me temo que es plenamente contempo_ráneo, La mutilación de Attis, de Arturo Naunt, del mismísimo Chelsea, que lleva epatando a los burgueses desde 1889. Si quiere ver algunas pie_zas frigias auténticas, hay muchas por aquí.
Lo condujo entre bridas, trozos de seda del Turquestán chino, sellos de cerámica y tallados en jade.
– Aquí, por ejemplo, un cuenco de koumiss escita, del siglo VI a.C. Puede ver claramente la influencia griega, sobre todo en el friso. Y casi con toda seguridad se trata de una imagen de Dioniso.
– Que vale unas cuantas de las que ustedes llaman libras.
– Ya veo que no es coleccionista.
– Sé apreciar que es antiguo. ¿Cómo encuentra material como éste?
– Ladrones, expoliadores de tumbas, empleados de museos tanto de aquí como del extranjero. ¿Es una crítica moral lo que estoy per_cibiendo?
– Lejos de mi intención, pero si quiere puedo fruncir un poco el ceño.
– Ahora se ha desatado una fiebre del oro -dijo Replevin-. Los alemanes en concreto están por todas partes. Se llevan caravanas en__mello.teras. Naturalmente, de vez en cuando siempre se cae algo de un ca
– ¿Qué es esto? -Lew señaló con la cabeza hacia un rollo de per__tos, como si alguien lo hubiera estado consultando.gamino que había sobre la mesa, desplegado sesenta centímetros jus
Replevin se puso inmediatamente a la defensiva, y Lew fingió que no se daba cuenta.
– Uigur tardío. Acabó en Bujara, como tantas de estas piezas. Me gustó el diseño, de una interesante complejidad, una serie de deidades iracundas del Budismo Tántrico, diría yo, aunque, dependiendo del ángulo en que uno lo sostenga, a veces no se parece a nada de nada.
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