– Vaya, en lo más mínimo, señorita.
El único inconveniente fue que apenas habían dado dos pasos den____________________nes se reducían a una.se por allí y ver qué más podía pasar. Aunque, bien mirado, sus opciotro del Grand Salón cuando ella se perdió de vista, o tal vez fue él, y transcurrieron varios días antes de que volvieran a verse. Él tenía dos opciones: o marcharse e ir a enfurruñarse a cualquier parte, o pasear
Kit se abrió paso serpenteando por el Grand Salón, cuyas paredes estaban empapeladas de una anilina de un verde azulado y un naranja brillante pero ácido, aparentemente con motivos florales, aunque po____________________sibles, y eso que la charla sociable o banal tan sólo resultaba un poco menos problemática.sas, vomitando en los bolsillos de desconocidos, enzarzándose en largas y ásperas discusiones mantenidas con fluidez en esperanto e Idioma Neutral, conversaciones técnicas que eran en gran parte incomprenlegas cretinos y propiedades inmobiliarias, tanto sobrevaloradas como todo lo contrario, haciendo garabatos sobre las ropas de los demás, realizando números de desaparición y reaparición con cigarrillos y billetes justo delante de las narices ajenas, bebiendo Monopole de la Maison, bailando encima de las mesas, agotando la paciencia de espoto sobre puestos académicos vacantes, matrimonios compulsivos, colados con descuido cuando no desastrosamente, todos, puede que no con más cuota de ladridos y babeos de la habitual, cotilleando sin alienpado hasta quedar tan fino como el papel, para que dejara pasar la luz de sus bombillas eléctricas, alborotando esa noche aquel hervidero de cuaternionistas llegados de todos los rincones del globo, de todas las creencias, por no mencionar a sus apóstatas, cuasi-gibbsitas, pseudo-heavisiders y declarados grassmanníacos, que daban vueltas por todas partes con ganas de follón, vestidos con atuendos excéntricos, acicacos insistirían en ese punto, y que estaba iluminado por centenares de apliques de aspecto moderno, con pantallas de marfil del Congo ras
– …la torpe tentativa de Heaviside de descuaternionizar las Ecua_ciones del Campo de Maxwell…, ni siquiera ellas se han librado del ataque…
– Afrontémoslo. La Kampf ums Dasein se terminó, y hemos perdido.
– ¿Quiere eso decir que ahora sólo nos imaginamos que exis_timos?
– Ejes imaginarios, existencia imaginaria.
– Fantasmas, fantasmas.
– Sí, Hermano-C, y el tuyo es un caso especialmente deprimente. Desde los errores de tu última ponencia, tu lucha debería llamarse una Kampf muy Dasein.
– Somos los judíos de las matemáticas, vagando por aquí en nues_tra diáspora…, algunos con destino al pasado, otros al futuro, incluso unos cuantos capaces de emprender, desde ángulos desconocidos de la línea sencilla del Tiempo, viajes que nadie puede predecir…
– Claro que perdimos. Los anarquistas siempre pierden, mientras que los bolcheviques Gibbs-Heaviside, con su visión siempre a lar__cia de que son el futuro inevitable, el pueblogo plazo, persiguen siniestramente sus metas, protegidos en su creen xyz, el partido de un único Sistema de Coordenadas Establecidas, presentes en todos los rin_cones del universo, gobernando con un poder absoluto. Nosotros no somos más que la pandilla de ijk, vagabundos que plantan sus tien_das de trabajo tan sólo mientras lo exija el problema, luego levantan el campamento y siguen adelante, siempre ad hoc y localmente, ¿qué esperabas?
– De hecho, los Cuaterniones fracasaron porque pervirtieron lo que los vectoristas creían saber de las intenciones de Dios: que el es_pacio es sencillo, tridimensional y real, y que, de existir un cuarto tér_mino, uno imaginario, se asignaría al Tiempo. Pero los Cuaterniones llegaron y le dieron la vuelta al planteamiento, definiendo los ejes del espacio como imaginarios y dejando que el Tiempo fuera el término real, y también escalar…, simplemente inadmisible. Por descontado, los vectoristas fueron a la guerra. Nada de lo que sabían del Tiempo per_mitía que éste fuera tan sencillo, como tampoco podían permitir que el espacio se viera comprometido por números imposibles, el espacio terrenal que habían luchado por penetrar, por ocupar, por defender desde hacía incontables generaciones.
Como acompañamiento de esas lamentaciones sonaba una músi__tono y tambores, y que cantaba en un vivaz compás de 6/8:ca inapropiadamente animada, y Kit se acababa de acercar lo bastante para poder oírla. Al piano se sentaba lo que parecía una contralto de music-hall en una especie de vestido de Poiret, acompañada por un conjunto callejero formado por acordeón, glockenspiel, saxofón barí
Oh, el, estrambótico y rarito cuater-nio-nista, la criatura de i-j-,
¿por qué tiene esa sonrisa tan intrigante, y anda con tanto sigilo?
De Waterloo a Tombuctú, los hay a montones…
¡Están, dicen, en Tasmania -ay, y hasta en los árboles!
Y si te encontraras a uno en tu salón con luna llena,
te evitarías alguna incomodidad,
cantándole esta pequeña melodía… (-2-3-y…)
Una vez vi a un tipo del Cuater-nión, se
comportaba, oh, de manera tan rara…,
una cosa más bien verde y larga
se metía en la oreja…,
sí, podría ser un pepinillo,
si no lo fuera, ¡oh, Dios mío!, ¡ese
estrambótico y rarito cuater-nio-nista!
Tema que la cautivada concurrencia había estado cantando incansa____________________bilidad de siempre, estaba Root Tubsmith.ble de abandonarse a un baile salvaje, significara lo que significase eso en aquel lugar. Los choques se sucedían, a menudo con violencia, y Kit sólo pudo esquivar uno al reconocer, justo antes del contacto, una voz profunda y familiar. Y allí, como era de esperar, con su exaltada sociablemente, una y otra vez, acompañando a la cantante desde que había llegado, con una frecuencia rítmica que reproducía la antigua magia de la tarantela y hacía que los asistentes sintieran un deseo irresisti
– ¡Creía que te habías fugado con aquella pelirroja! -saludó a Kit.
– Me enrolaron en la armada -dijo Kit-. O algo así. Últimamente nada ha sido rigurosamente lo que uno llamaría «real». ¿El que te vea en este estado significa que todo ha vuelto a ser normal?
– Claro -respondió pasándole una botella de vino sin nombre-. Si_guiente pregunta.
– ¿No tendrás un esmoquin para prestarme?
– Ven conmigo. -Encontraron los alojamientos de Root, quien, como Kit, parecía compartirlos con una docena aproximada de otros creyentes hamiltonianos. Ropa en una amplia variedad de colores, ta__lo-, Supongo que puedes elegir lo que quieras. Es lo más cerca que estaremos del Anarquismo en toda nuestra vida.maños y niveles de formalidad cubría el espacio disponible de sue
De vuelta en el salón, el ruido y los joviales movimientos centrí_fugos habían subido marcadamente de tono.
– ¡Maniacos -gritó Root-, todos y cada uno de nosotros! Claro que cincuenta años atrás lo eran todavía más; hoy los verdaderos ma____________________nos no como las de antes. ¡Ah,juntos, a la abstracción absoluta, como si participaran en una carrera para ver quién puede adentrarse más en los territorios fronterizos de lo no existente. Y ya no se trata estrictamente de una «manía», al meniacos se dedican al trabajo de fundamentación, a la teoría de con los viejos tiempos! Grassmann era alemán y, por eso, automáticamente, se contaba entre los poseídos; Hamilton se vio castigado por un genio precoz y paralizado por un primer amor que nunca pudo superar. Beber mucho, aunque quién soy yo para de_cir nada, no es que ayude demasiado. A Heaviside lo llamaron una vez «el Walt Whitman de la Física Inglesa»…
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