– Esto empieza a parecer un cuento de lobos marinos -opinó un fogonero americano llamado O.I.C. Bodine, que holgazaneaba apo____________________tarse-. Cuatro hélices. Incluso almente fermentado como preludio al fin de su guardia, antes de acosyado en un mamparo mientras se bebía un puré de patatas espantosa Mauretania le basta con tres. Esto no es una construcción civil. Las de aquí son turbinas de crucero. Oh, oh, ahí viene Gerhardt. Zu befehl, Herr Hauptheitzer!
El Jefe de Fogoneros estalló en una pintoresca y espectacular exhibición de maldiciones.
– Se enfada con facilidad -les confió O.I.C.-. Menuda boca tiene el tío. Acaba de imaginarse que el telégrafo estaba a punto de mover_se. Imaginaos cómo se pone cuando de hecho se mueve. Pero siempre tiene que verse el lado bueno de cada persona.
– Así que, en el fondo, es un tipo decente.
– Mierda, ni hablar. Intentaos tomar alguna libertad con él, y ya veréis. Y en tierra es incluso peor.
De pronto, fue como si la Pandilla Negra al completo fuera vícti____________________ron gritos demente señalada. Se apagaron las turbinas de crucero, las presiones del aceite y el vapor empezaron a subir, el Oberhauptheitzer, tras haber sacado de algún sitio una Mannlicher de ocho disparos, la blandió ante los indicadores de presión del vapor con gran irritación, como si fuera a dispararles si no le daban las lecturas que esperaba. Se oyema de un violento paroxismo. El telégrafo del puente empezó a tañer como todas las catedrales del Infierno juntas una festividad especial «Dampf mehr!» procedentes de varias direcciones. Kit buscó a su alrededor la escala más próxima para salir al aire libre, pero por todas partes reinaba una confusión multilingüe. De repente, una gigantesca mano bituminosa le agarró la cabeza y lo empujó rápida__gaban carbón en vagonetas que eran arrastradas hasta los hornos de las calderas.mente, a través de los feroces espasmos de luz y el impío estrépito de acero, hacia los búnkeres del costado del barco, donde los hombres car
– Claro -murmuró Kit-, lo único que tenías que hacer era pre_guntar.
Durante lo que le parecieron horas, hizo el mismo viaje de ida y vuelta, y fue perdiendo poco a poco la camisa y la camiseta, mientras recibía insultos en lenguas que no hablaba pero sí entendía. Le dolía todo. Creyó que se había quedado un poco sordo.
De manera similar, en la parte de arriba también se había desata____________________co que no procedía de ningún sitio que estuviera exactamente «en» el mundo, sino más bien de un contínuum colateral a éste… A media tarde, elceptores en la sala de Marconi del barco estaban captando un tráfinaturalmente inestable de la «realidad» del momento actual, los rejaran por el Éter hubiesen sido sometidos a influencias que nosotros desconocemos en la actualidad, o tal vez debido a la naturaleza antido el infierno. Como si unos mensajes sintónicos sin cables que via Stupendica había recibido un mensaje cifrado, en el sentido de que grupos de combate alemanes y británicos estaban enzarzados en una batalla en la costa marroquí, y que debía darse por sentado que había estallado una guerra generalizada en Europa.
Voces angustiadas que salían de megáfonos que hasta ese momen____________________de podían a toda prisa, en medio del alboroto.bes de polvo y hollín descendían de los techos por todo el barco, y la población de cucarachas, recién nacidas, ninfas y viejas canosas por igual, imaginándose alguna calamidad generalizada, corrían por doncos sobre las cubiertas de acero; sándwiches y pastas perdidas con las que la entropía había tenido pocos miramientos se daban a conocer de nuevo en medio de expresiones multilingües de desagrado; nudo acababan sobre la cabeza de los oficiales… «¡A toda máquina!», y entretanto tazas de café olvidadas reaparecían sólo para hacerse añijetos cayeron de las barras que hacían las veces de estanterías cerca de las literas superiores, en una lluvia de pipas, bolsas de tabaco, naipes, petacas, vulgares souvenirs de escalas exóticas, que de vez en cuandose unos encima de otros, pisándose y desgarrándose la ropa de alta costura; en los camarotes de la tripulación, un variado surtido de obbre la superficie de los tocadores; las copas de vino se volcaron en el comedor y empaparon la mantelería de lino; las parejas de baile, que hubieran preferido mantener una distancia apropiada, acabaron echánnares de pequeños incidentes: los frascos de perfume se deslizaron sodos y cada vez más asustados. «¡Todo a babor!», gritó el Capitán, y a lo largo y ancho del gigantesco bajel, a medida que el timón respondía y el barco se escoraba marcadamente, acercándose cada vez más a su inclinación máxima de nueve grados, empezaron a producirse centetos a los civiles, que hacía sólo un momento se las habían dado a ellos y que ahora, en su mayoría, deambulaban por los pasillos desorientavales austrohúngaros azules oscuros, y empezaron a dar órdenes a gridos. Campanas, gongs, pitos y sirenas se sumaron a la cacofonía. Los camareros se quitaron las libreas blancas para descubrir uniformes natales, en medio de esa metamorfosis metálica de estrépitos y chirritas enteras empezaron ruidosa y pesadamente a deslizarse, desplegarse y rotar; y los pasajeros se encontraron, a veces con consecuencias lera sus puestos. Los sistemas hidráulicos se pusieron en marcha y cubierto nadie había visto procedieron a ordenar a la tripulación que ocupa
Dally se cayó de la litera y rodó hasta la cubierta, igual que, un se__clamando:gundo más tarde, le pasó a Bria, que aterrizó justo encima de ella, ex
– Porca miseria! Pero ¿qué es esto?
Cici entró corriendo.
– Debe de ser papi, que se ha vuelto loco otra vez.
– Sí, echadle la culpa al mago -comentó el Zombini mayor, que apareció embozado en el umbral-. No es más que el viejo truco De Transatlántico a Acorazado. ¿Todos bien?
Por extraño que pudiera parecer, era Kit quien preocupaba a Dally.
Tras dar vueltas como un loco alrededor del mismo círculo cerra____________________cias a la gran brújula magnética montada en el comedor para diversión de los pasajeros, el cambio de rumbo fue pronto de dominio público.trol de sí mismo, se ralentizó por fin, recuperó con facilidad la vertical y se estabilizó para seguir un nuevo rumbo, sudeste cuarta al este. Grado, a toda velocidad y varias veces, el barco, como si retomara el con
– ¿Y entonces adonde coño vamos?
De varios bolsillos salieron atlas de bolsillo.
– Veamos, si giramos más o menos por aquí…
La costa que parecía quedarles más cerca por delante era la de Marruecos.
En las salas de máquinas, las cosas fueron volviendo lentamente a la normalidad, fuera lo que fuese lo que eso significara allí abajo. El telégrafo moderó sus requerimientos de velocidad, por fin se avi_só que se podía abandonar la situación de alerta y se reanudaron los turnos normales de guardia de babor y estribor. Tiempos de paz de nuevo.
Cuando los insultos ya habían emigrado a otros objetivos y Kit había alcanzado cierto grado de invisibilidad:
– Bueno, todo esto ha resultado tremendamente instructivo -anun_ció-, y supongo que ahora ya puedo irme a mi camarote, gracias por todo, especialmente a usted, Oberhauptheitzer en jefe…
– No, señor, no, no lo entiende, no hay camarotes, ahí arriba ya no está el Stupendica. Ese admirable bajel ha continuado navegando rum_bo a su destino. En las cubiertas no encontrará más que el acorazado de Su Majestad Emperor Maximilian. Cierto es que durante un tiem_po ambos barcos compartieron la misma sala de máquinas. Un «nivel más profundo» donde se resuelven las dualidades. Una especie de lío de chinos, nichí wahr?
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