– Root Tubsmith, recién salido de Brown.
– ¿Por qué lo encerraron?
– No, de la prisión de Brown, no, de la universidad, y es otro lin_ce de las matemáticas.
– Si se le dan bien los números, será ideal como acompañante en un viaje de compras; mira, es mi tipo de hombre.
– Bria Zombini, no tienes vergüenza.
– Últimamente no mucha. ¿Podrás arreglármelo?
– Ja. Ya lo he captado. Se supone que eres tú la que tienes que ha_cer de acompañante.
– Pues yo diría que es más bien al revés.
Había empezado a dar la impresión de que Kit y ella navegaban en barcos distintos, versiones diferentes del Stupendica que se alejaban len_tamente con rumbos disparejos, cada uno hacia un destino diferente.
– Me estás menospreciando -le saludó Dally. No dijo «a nosotros, los Zombini»; a esas alturas ya utilizaba el singular.
Kit se quedó mirándola un buen rato. «Soñando despierto.» Para muchos de nosotros, quizá la mayoría, un viaje transoceánico, sobre todo con un billete de primera clase, ocupa un lugar destacado en la lista de goces humanos. Sin embargo, Kit, ajeno al mar durante toda su vida hasta que llegó a New Haven y contempló las maravillas del Long Island Sound, no compartía esa consideración por el medio acuá__ción de maldad, de conspiración, de persecución… Cuanto más mar adentro navegaban, más se imponía el horizonte, y menos capaz era Kit, o, ya puestos, menos voluntad tenía, de resistirse a aceptar el robo irreversible de su vida, la imperiosa tico. El recinto cerrado, la repetición de los mismos rostros cada día, las molestias de cualquier sitio intensificadas allí por la inaccesibilidad de la tierra firme, todo ello generaba con poco esfuerzo una sensay simple realidad de la ausencia de Webb.
Se sumía en el silencio, en el letargo, durante momentos sin esca____________________do con la cabeza. No, no se trataba de eso. No era la palabra exacta para definirlo.ración», se habría encogido de hombros y liado un cigarrillo, neganla le asaltaban recuerdos de la meseta desértica, de cimas montañosas, de praderas llenas de pasto indio y prímulas silvestres, de algún río inesperado a dos pasos del camino, y luego los recuerdos lo soltaban y volvía a su velocidad de veinte nudos hacia lo increado. No sabía muy bien qué era lo que sentía. Si alguien hubiera dicho «desespe
Y no es que tampoco el S.S. Stupendica fuera todo lo que parecía. Tenía otro nombre, un nombre secreto, que sería dado a conocer al mundo a su debido tiempo, una identidad secreta, latente en su con____________________tino delra guerra europea en el mar cuyo inexorable estallido esperaba todo el mundo. Algunos transatlánticos, a partir de 1914, se emplearían para transportar tropas, otros se transformarían en barcos hospital. El desformación actual aunque invisible para el simple pasajero. En lo que se convertiría finalmente, de hecho, era en un participante en la futu Stupendica era recuperar su identidad latente como el buque de guerra S.M.S. Emperor Maximilian, uno de los varios acorazados de 25.000 toneladas contemplados en la planificación naval austríaca, pero que, al menos hasta donde explica la historia oficial, nunca lle____________________po que durase la provisión de carbón.dos de las mismas turbinas Parson que se encontraban por entonces en los navíos de guerra británicos de más tonelaje, capaces de alcanzar los veinticinco nudos o más, si la ocasión lo requería, durante el tiembros de su consejo de dirección daba lugar a enconadas disputas en ministerios de toda Europa. En los círculos navieros, nadie conocía a ninguno de ellos. El espionaje naval británico estaba desconcertado. Aunque sus calderas parecían seguir el diseño Schultz-Thorneycroft, el preferido por Austria-Hungría, los motores eran primos modificaseía y explotaba el barco parecía haber surgido misteriosamente, de la noche a la mañana, de la nada. La simple identificación de los miemgó a construirse. La línea de vapores eslavona que en ese momento po
Root Tubsmith lo había descubierto husmeando por los espacios inferiores del buque, a pesar de los rótulos escritos en las lenguas principales que advertían del funesto destino que aguardaba a quien entrara por allí. Encontró potenciales salas de obuses y gigantescos polvorines a proa y a popa, por no mencionar, varias cubiertas más arriba, ubicados simétricamente alrededor del barco, algunos camaro_tes circulares de curioso aspecto, que parecían destinados a ser torretas aunque por el momento se mantuviesen plegados justo debajo de la cubierta principal, listos en todo caso para, en caso de necesidad, ser alzados hidráulicamente a una altura operativa, y sus cañones de doce pulgadas, almacenados mucho más abajo, alzados con grúas y monta_dos en cuestión de minutos.
La cubierta de abrigo ocultaba una santabárbara llena de torpe____________________sadas articulaciones, y así convertirse en blindajes y casamatas para las armas de menor calibre. Al mismo tiempo, elplegarse hacia arriba y en otras direcciones mediante unas enrevedos. Las cubiertas superiores más ligeras estaban diseñadas para des Stupendica también era capaz de encogerse eliminando las cubiertas superiores, y entonces adoptaba un perfil de buque de guerra clásico, hasta quedar agazapa____________________do instrucción intensiva para el rápido aparejo de las plataformas por encima de los andariveles, que, cuando se les ordenara, saltarían con la agilidad de unos artistas aéreos para pintar a toda prisa los costados del buque con pintura «deslumbrante» que mimetizaba los colores del mar, el cielo, las nubes de tormenta, en diedros falsos de dos tonos para que parecieran las proas del barco o, formando ángulos cho y bajo, buscando pelea. Los marineros de cubierta habían recibido sobre la superficie marina sin más francobordo del necesario, ancerca de la in__sibles a medida que los dibujos se enredaban y desenredaban con el caos de cabrillas. «Hay algo ahí delante, Fangsley, puedoclinación de las olas, para acabar desvaneciéndose y volviéndose invi sentirlo», «No se ve bien, señor», «¿No? Y entonces, ¿qué coño es eso?», «Vaya, bien mirado parece un torpedo, y se encamina directo hacia la crujía», «Ya lo veo, idiota, sé qué pinta tiene un torpedo…», momento en que la interesante conversación se veía abruptamente interrumpida.
A medida que Kit y Root bajaban escala tras escala hacia las salas de motores del Stupendica, descubrieron que el barco era aún más hondo de lo que habían imaginado y que su disposición general era mucho menos horizontal. Las caras se volvían para mirarlos. Ojos que bri__goneros cada vez que se abrían las puertas de las calderas.llaban como llamas dentro de hornos parpadeaban y se cerraban. Los jóvenes ya sudaban a chorros antes de llegar bajo la línea de flotación. En el fondo del barco, los tripulantes empujaban vagonetas llenas de carbón para amontonarlo en pilas delante de las calderas. Latidos de luz del color del infierno iluminaban los cuerpos ennegrecidos de los fo
Por lo que Root había podido averiguar previamente, el trans_atlántico de pasajeros Stupendica, esa pacífica expresión de lujo de la alta burguesía, había sido construido en Trieste, en el Arsenal austría__razadoco de Lloyd. Al mismo tiempo, en paralelo, en el vecino Stabilimento Técnico de Trieste, la armada austríaca parecía haber construido el aco Emperor Maximilian. En un momento dado del programa de construcción, los dos proyectos…, a todas las fuentes de Root les re_sultó difícil transmitir la idea…, se fundieron. ¿Cómo? ¿A requerimien__ras de la noche, sin un alma a la vista sobre la cubierta, silencioso, alto, rodeado de una neblina de una luz un tanto extraña.to de quién? Nadie estaba muy seguro de nada, salvo de que un buen día sólo había un único barco. Pero ¿en qué astillero? Los diferentes testigos recordaban astilleros distintos, otros juraban que el buque ya no estaban «en» ninguno y que simplemente, sin previo aviso, apareció una mañana fuera del Promontorio, recién bautizado a altas ho
Читать дальше