• Пожаловаться

Philip Roth: Me Casé Con Un Comunista

Здесь есть возможность читать онлайн «Philip Roth: Me Casé Con Un Comunista» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Philip Roth Me Casé Con Un Comunista

Me Casé Con Un Comunista: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Me Casé Con Un Comunista»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El sueño americano se convierte en pesadilla. En plena caza de brujas, durante la era McCarthy, Iron Rinn -cavador de zanjas primero, actor radiofónico más tarde- ve cómo tras participar en la Segunda Guerra Mundial, comprometido en la lucha por un mundo mejor, termina en la lista negra, desempleado y perseguido por el fanatismo ideológico. En este camino tendrá un papel fundamental la exquisita actriz Eve Frame. El matrimonio de ambos se transformará: de idilio fascinante y perfecto pasará a ser un tremendo y cruel culebrón. Y cuando ella revele a la prensa las relaciones de Iron con la URSS, el apogeo de la traición y la venganza se materializarán en el escándalo nacional y la ruina personal. El hermano de Iron, Murray, será quien cuente esta historia años más tarde. Philip Roth, el autor de Pastoral americana y La mancha humana, vuelve a explorar y a retratar con ironía, sinceridad y vehemencia los conflictos de la sociedad norteamericana del siglo XX.

Philip Roth: другие книги автора


Кто написал Me Casé Con Un Comunista? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Me Casé Con Un Comunista — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Me Casé Con Un Comunista», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Yo acababa de leer una obra acerca de un hombre que también decía lo que pensaba sin ningún temor, Thomas Paine, y ese libro, una novela histórica de Howard Fast titulada El ciudadano Tom Paine, figuraba entre los que estaban en el cesto de mi bicicleta y que iba a devolver a la biblioteca. Mientras Ira me hablaba mal de Churchill, el señor Ringold se había acercado a los libros que habían caído al suelo, junto al pórtico, y examinaba los lomos para ver qué leía yo. La mitad de los libros, escritos por John R. Tunis, trataban de béisbol, y la otra mitad, de Howard Fast, eran de historia norteamericana. Estaba formando mi idealismo, y mi idea del hombre, a lo largo de unas líneas paralelas: una, alimentada por novelas acerca de campeones del béisbol que ganaban sus juegos con grandes dificultades, sufrían adversidades, humillaciones y muchas derrotas en su esforzado camino hacia la victoria, y la otra, por novelas sobre norteamericanos heroicos que lucharon contra la tiranía y la injusticia, paladines de la libertad de Estados Unidos y de toda la humanidad. Un sufrimiento heroico. Ésa era mi especialidad.

El ciudadano Tom Paine no era tanto una novela urdida a la manera acostumbrada como un vínculo sostenido de floreos retóricos muy apasionados que rastreaban las contradicciones de un hombre ofensivo dotado de un intelecto que arde a fuego lento y con los ideales sociales más puros, escritor y revolucionario. «Era el hombre más odiado del mundo entero, y tal vez el más amado por parte de unos pocos.» «Una mente apasionada como pocas ha habido en la historia de la humanidad.» «Sentía en su alma el látigo que azotaba las espaldas de millones de seres.» «Sus pensamientos e ideas estaban más próximos a los del trabajador medio de lo que jamás podrían estarlo los de Jefferson.» Así era Paine, tal y como lo retrataba Fast, un hombre ferozmente testarudo e insociable, beligerante folclórico y épico, desaliñado, sucio, vestido como un pordiosero, armado con un mosquete en las turbulentas calles de Filadelfia en tiempo de guerra, un hombre implacable, cáustico, a menudo borracho, frecuentador de burdeles, perseguido por asesinos y sin amigos. Lo hizo todo él solo: «Mi única amiga es la revolución». Cuando terminé el libro, tenía la sensación de que no existía más camino que el de Paine para vivir y morir si uno estaba resuelto a exigir, en nombre de la libertad humana (exigir tanto a los dirigentes lejanos como a la ruda muchedumbre), la transformación de la sociedad.

Lo hizo todo él solo. No había nada en Paine que fuese más atractivo, a pesar del nulo sentimentalismo con que Fast representaba un aislamiento nacido de la independencia desafiante y la desgracia personal, pues Paine había terminado sus días también solitario, viejo, enfermo, desdichado, víctima del ostracismo y traicionado, despreciado, especialmente por haber escrito en su testamento definitivo, La era de la Razón: «No creo en la fe que profesa la Iglesia judía, la Iglesia católica, la Iglesia griega, la Iglesia turca, la Iglesia protestante ni cualquiera de las iglesias que conozco. Mi mente es mi propia Iglesia». Leer el libro acerca de él había hecho que me sintiera audaz, airado y, por encima de todo, libre para luchar por aquello en lo que creía.

El ciudadano Tom Paine era el libro que el señor Ringold había recogido del cesto de mi bicicleta para acercarse con él a donde estábamos sentados.

– ¿Conoces este libro? -le preguntó a su hermano.

Las manazas de Abe Lincoln que tenía Iron Rinn tomaron el libro prestado por la biblioteca y pasaron las primeras páginas.

– No, nunca he leído a Fast. Y debería hacerlo. Es un hombre estupendo, con agallas. Estuvo al lado de Wallace desde el primer día. Leo su columna siempre que tengo el Worker entre las manos, pero ya no dispongo de tiempo para leer novelas. Lo hacía en Irán. Mientras servía leí a Steinbeck, Upton Sinclair, Jack London, Caldwell…

– Si vas a leerle, en este libro se encuentra el mejor Fast -dijo el señor Ringold-. ¿No es cierto, Nathan?

– Es un gran libro -respondí.

– ¿Has leído El sentido común? -me preguntó Iron Rinn-. ¿Has leído los escritos de Paine?

– No.

– Pues léelos -me dijo Iron Rinn mientras seguía hojeando el libro.

– Howard Fast incluye muchas citas de los, escritos de Paine -observé.

Iron Rinn alzó la vista.

– La fuerza del mayor número es la revolución, pero no deja de ser curioso que la humanidad haya sufrido la esclavitud durante milenios sin percatarse de esa verdad.

– Eso está en el libro -le dije.

– Era de esperar.

– ¿Sabes en qué consistía el genio de Paine? -me preguntó el señor Ringold-. Era el genio de todos aquellos hombres. Jefferson, Madison… ¿Sabes en qué consistía?

– No -respondí.

– Sí que lo sabes.

– En desafiar a los ingleses.

– No, eso lo hizo mucha gente. Consistió en expresar la causa en inglés. La revolución fue totalmente improvisada, con una desorganización absoluta. ¿Es ése el sentido que le encuentras a este libro, Nathan? Bueno, aquellos hombres tenían que encontrar un lenguaje para su revolución, las palabras apropiadas para un gran objetivo.

– Paine decía: «Escribí un librito porque quería que los hombres vieran aquello a lo que disparaban» -le dije al señor Ringold.

– Y eso es lo que hizo -replicó el señor Ringold.

– Aquí tienes -dijo Iron Rinn, señalando unas líneas del libro-. Sobre Jorge III. Escucha. «Sufriría la desdicha de los demonios si prostituyera mi alma jurando fidelidad a semejante hombre, embrutecido por la bebida, estúpido, testarudo e inútil.»

Las citas de Paine que Iron Rinn había recitado, empleando la voz sin pulimentar, destinada al pueblo de Los libres y los valientes, figuraban entre la docena, más o menos, que yo había anotado y memorizado.

– Te gusta esa frase, ¿eh? -me dijo el señor Ringold.

– Sí, me gusta lo de prostituir su alma.

– ¿Por qué?

Yo empezaba a sudar profusamente, a causa del sol en la cara, la excitación de estar con Iron Rinn y por tener que responder al señor Ringold como si estuviera en clase, mientras estaba sentado entre dos hermanos sin camisa que medían casi dos metros, dos hombres corpulentos y naturales que exudaban la clase de virilidad poderosa e inteligente a la que yo aspiraba, hombres capaces de hablar de béisbol y boxeo al mismo tiempo que hablaban de libros, y que hablaban de libros como si en un libro hubiera algo en juego, que no lo abrían para reverenciarlo ni exaltarlo ni retirarse del mundo que los rodeaba. No, abrían el libro para boxear con él.

– Porque normalmente no piensas en tu alma como una prostituta-respondí.

– ¿Qué quería decir con eso de prostituir su alma?

– Venderla -repliqué-. Vender su alma.

– Correcto. ¿Ves hasta qué punto es más potente escribir «sufriría la desdicha de los demonios si prostituyera mi alma» que «si vendiera mi alma»?

– Sí, claro.

– ¿Por qué es más potente?

– Porque al tratar al alma de prostituta la personifica.

– Sí… ¿y quemas?

– Bueno, la palabra prostituta… no es una palabra convencional, no se oye en público. La gente no va por ahí escribiendo prostituta o diciendo esa palabra en público.

– ¿Por qué no?

– Por pudor, turbación, decoro.

– Decoro. Muy bien. Entonces, decir eso es una audacia.

– Sí.

– Y eso es lo que te gusta de Paine, ¿verdad? ¿Su audacia?

– Creo que sí.

– Y ahora sabes por qué te gusta lo que te gusta. Estás muy adelantado, Nathan… Y lo sabes porque miraste una palabra que él usó, una sola palabra, y pensaste en ella, te hiciste algunas preguntas sobre esa palabra, hasta que viste a través de esa palabra, como si fuese una lupa, viste una de las fuentes del poder que tiene este gran escritor. Es audaz. Thomas Paine es audaz. ¿Pero la audacia es suficiente? Eso es sólo una parte de la fórmula. La audacia debe tener un objetivo, pues de lo contrario es de pacotilla, superficial y vulgar. ¿Por qué Thomas Paine es audaz?

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Me Casé Con Un Comunista»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Me Casé Con Un Comunista» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Philip Roth: Nemesis
Nemesis
Philip Roth
Philip Roth: Our Gang
Our Gang
Philip Roth
Sara Paretsky: Lista negra
Lista negra
Sara Paretsky
Philip Roth: Elegía
Elegía
Philip Roth
Philip Roth: My Life As A Man
My Life As A Man
Philip Roth
Отзывы о книге «Me Casé Con Un Comunista»

Обсуждение, отзывы о книге «Me Casé Con Un Comunista» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.