• Пожаловаться

David Foenkinos: La delicadeza

Здесь есть возможность читать онлайн «David Foenkinos: La delicadeza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Foenkinos La delicadeza

La delicadeza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La delicadeza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nathalie es una mujer afortunada. Felizmente casada con François, pasa los días rodeada de risas y libros. Un día la pena llama a su puerta: François muere inesperadamente. Nathalie languidece entonces entre las paredes de su casa y se vuelca en la ofi cina. Pero justo cuando ha dejado de creer en la magia de la vida, ésta vuelve a sorprenderla y revelarse en su forma más maravillosa.

David Foenkinos: другие книги автора


Кто написал La delicadeza? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La delicadeza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La delicadeza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

25

Definición de la palabra «delicado»

según el Larousse,

pues «delicadeza» no basta

para entender lo que es la delicadeza:

Delicado, -a (del lat. delicatus).

Muy fino; exquisito; refinado. Un rostro de rasgos delicados. Un perfume delicado.

Que manifiesta fragilidad. Salud delicada.

Difícil de manejar; escabroso. Situación, maniobra delicada.

Que manifiesta gran tacto o sensibilidad. Un hombre delicado. Una atención delicada.

Difícil de contentar (peyorativo).

26

Desde que había vuelto Nathalie, Charles estaba de buen humor. A veces hasta disfrutaba con sus clases de sueco. Entre ellos se había tejido algo parecido a la confianza y el respeto. Nathalie era consciente de la suerte que tenía de estar a las órdenes de un hombre tan amable y solícito con ella. Pero ya no era tan ciega como antes; ahora ya se daba perfecta cuenta de que se sentía atraído por ella. Le permitía hacer alusiones, más o menos sutiles. Él no iba nunca demasiado lejos, pues ella imponía una distancia que se le antojaba insuperable. Nathalie no entraba en su juego, por la sencilla razón de que no podía jugar. No tenía fuerzas para hacerlo. Conservaba toda su energía para el trabajo. Charles había tratado numerosas veces de invitarla a cenar, intentos estériles que ella rechazaba con un silencio. Era incapaz de salir, sencillamente. Y menos aún con un hombre. Le parecía absurdo, pues si tenía el valor de aguantar el tipo durante todo el día, de concentrarse en expedientes sin importancia, ¿por qué no se permitía momentos de tregua? Seguramente tenía que ver con el concepto de placer. No se sentía con derecho a hacer nada que pudiera considerarse ligero. Así eran las cosas. No era capaz. Y ni siquiera estaba segura de poder volver a serlo algún día.

Esa noche, todo sería distinto. Nathalie había accedido por fin, e iban a cenar juntos. Charles se había sacado de la manga un argumento de peso: había que celebrar su ascenso. Porque en efecto, había obtenido un ascenso muy bueno, y de ahora en adelante dirigiría un grupo compuesto por seis personas. Si bien su progresión profesional estaba del todo justificada por su competencia, Nathalie no podía por menos que preguntarse si no había logrado ese ascenso a fuerza de suscitar compasión. En un primer momento quiso rechazarlo, pero era complicado no aceptar un ascenso. Después, al constatar la insistencia de Charles en organizar esa velada, se preguntó si no había acelerado su progresión profesional con el único objetivo de conseguir una cena a solas. Todo era posible, de nada servía devanarse los sesos para tratar de comprender. Nathalie se limitó a decirse que tenía razón, y que seguramente era una buena ocasión para obligarse a salir un poco. Quizá pudiera recuperar así una especie de soltura nocturna.

27

Charles se jugaba mucho en esa cena. Sabía que sería decisiva. Se preparó con la misma ansiedad que en su primera cita de adolescente. A fin de cuentas, no era una sensación tan extravagante. Tratándose de ella, casi podía pensar que era la primera vez que salía a cenar con una mujer. Era como si Nathalie poseyera la extraña capacidad de reducir a la nada todo recuerdo de su vida sensual.

Por supuesto, evitó los restaurantes de ambiente demasiado íntimo, no quería importunarla con un romanticismo que ella habría podido juzgar inapropiado. Los primeros minutos fueron perfectos. Bebían, diciéndose frases cortas, y los breves silencios que se instauraban de vez en cuando no resultaban incómodos. Nathalie apreció el hecho de estar ahí, bebiendo. Pensó que debería haber reanudado antes las salidas nocturnas, que el placer venía de la acción; más todavía: le apetecía cierta ebriedad. Sin embargo, algo la mantenía con los pies en la tierra. Nunca podía escapar del todo de su propia condición. Podía beber cuanto quisiera, ello no cambiaría nada. Estaba ahí sin más, con una lucidez absoluta, viéndose a sí misma interpretar un papel, como una actriz en un escenario. Desdoblada así, observaba pasmada la mujer que ya no era, la mujer que podía estar en la vida y en la seducción. Ese momento bañaba en una luz aún más intensa todos los detalles de su imposibilidad de ser. Pero Charles no veía nada de todo eso. Charles nadaba en lo más obvio, en la superficie, trataba de hacerla beber, con el fin de acceder a un poco de vida con ella. Estaba subyugado. Desde hacía varios meses, Nathalie se le antojaba rusa. No sabía muy bien lo que significaba eso, pero era así: en su mente, Nathalie tenía una fuerza rusa, una tristeza rusa. Su feminidad había viajado así desde Suiza hasta Rusia.

– Y entonces… ¿por qué este ascenso? -le preguntó ella.

– Porque tu trabajo es fantástico… y porque me pareces maravillosa, nada más.

– ¿Nada más?

– ¿Por qué me lo preguntas? ¿Es que sientes que hay algo más?

– ¿Yo? Yo no siento nada.

– ¿Y si pongo la mano aquí, no sientes nada?

Ni él mismo sabía cómo se había atrevido. Se decía que, esa noche, todo podía ocurrir. ¿Cómo podía estar tan lejos de la realidad? Al poner su mano sobre la suya, recordó enseguida aquel otro momento, hacía tiempo, en que la puso sobre su rodilla. Ella lo miró de la misma manera que entonces. Y a Charles no le quedó más remedio que dar marcha atrás. Estaba harto de que Nathalie fuera inaccesible, harto de vivir rodeado de silencio. Quería aclarar las cosas.

– No te gusto, ¿es eso?

– Pero… ¿por qué me preguntas eso?

– Y tú, ¿por qué haces preguntas? ¿Por qué no contestas nunca?

– Porque no sé…

– ¿No crees que debes avanzar? No te pido que olvides a François… pero no vas a quedarte encerrada toda tu vida… Sabes hasta qué punto puedo estar aquí para ti…

– … Pero si estás casado…

A Charles le sorprendió que mencionara así a su mujer. Podía parecer increíble, pero la había olvidado. No era un hombre casado que cena con otra mujer. Era un hombre en el instante presente. Sí, estaba casado. Estaba sumido en lo que él mismo llamaba «la vida de ca(n)sado». Su matrimonio era puro hastío. Entre su esposa y él ya no había absolutamente nada. De ahí su sorpresa, porque era profundamente sincero en su atracción por Nathalie.

– Pero ¿por qué me hablas de mi mujer? ¡Es una sombra! Ni nos tocamos siquiera, apenas nos rozamos.

– Nadie lo diría.

– Porque para ella es muy importante aparentar. Cuando viene a la oficina, es sólo para pavonearse. Pero si supieras lo patéticos que somos, si supieras…

– Entonces déjala.

– Por ti, la dejo ahora mismo.

– Por mí no… Por ti.

Hubo un silencio, un tiempo para respirar varias veces, para beber unos sorbos. A Nathalie le había sorprendido desagradablemente que mencionara a François, que intentara que la velada se encaminara, tan pronto y de manera tan burda, hacia un destino tan elemental. Terminó por decir que quería irse a casa. Charles se dio perfecta cuenta de que había ido demasiado lejos, de que había estropeado la velada con sus declaraciones. ¿Cómo no había visto que no era el momento? Que no estaba preparada. Había que ir despacio, paso a paso. Y él se había lanzado como un loco, a toda velocidad, tratando de recuperar en dos minutos años y años de deseo. Y todo por culpa del principio de la velada. Había sido esa entrada en materia, tan bonita y tan prometedora, la que lo había sumido en la confianza de los hombres con prisa.

Se recuperó del golpe: después de todo, tenía derecho a decir lo que sentía. Sincerarse no era ningún crimen. Y sí, era cierto que con ella todo era muy difícil, su estatus de viuda complicaba mucho las cosas. Pensó que habría tenido más probabilidades de seducirla algún día si François no hubiera muerto. Al matarse, había detenido su amor en el tiempo. Los había propulsado a una eternidad inmutable. ¿Cómo conquistar el corazón -o lo que fuera- de una mujer en esas condiciones? Una mujer que vive en un mundo detenido en el tiempo. Uno llegaba a preguntarse si de verdad François no se había matado a propósito para prolongar eternamente su amor. No por nada piensan algunos que la pasión sólo puede tener un final trágico.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La delicadeza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La delicadeza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «La delicadeza»

Обсуждение, отзывы о книге «La delicadeza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.