• Пожаловаться

David Foenkinos: La delicadeza

Здесь есть возможность читать онлайн «David Foenkinos: La delicadeza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Foenkinos La delicadeza

La delicadeza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La delicadeza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nathalie es una mujer afortunada. Felizmente casada con François, pasa los días rodeada de risas y libros. Un día la pena llama a su puerta: François muere inesperadamente. Nathalie languidece entonces entre las paredes de su casa y se vuelca en la ofi cina. Pero justo cuando ha dejado de creer en la magia de la vida, ésta vuelve a sorprenderla y revelarse en su forma más maravillosa.

David Foenkinos: другие книги автора


Кто написал La delicadeza? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La delicadeza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La delicadeza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No, tenía otras cosas en qué pensar. Me fui corriendo contigo.

– Pero ¿y el cliente no llamó?

– Sí, claro. Me llamó al día siguiente. Estaba muy enfadado. Su novia no había recibido nada.

– ¿Y qué pasó entonces?

– Pues nada… se lo expliqué todo… Le dije que habías tenido un accidente… que un hombre estaba en coma…

– ¿Y qué dijo?

– Ya no me acuerdo bien… Se disculpó… y luego masculló algo… Me pareció comprender que veía en eso como una señal o algo así. Algo muy negativo.

– ¿Quieres decir que…? ¿Crees que no le pidió la mano a la chica?

– No lo sé.

Esa anécdota perturbó a Charlotte. Se tomó la libertad de llamar al hombre en cuestión. Éste le confirmó que había decidido aplazar su petición de mano. Esa noticia la marcó profundamente. Aquello no podía quedar así. Pensó en cómo una situación había llevado a otra. La boda se iba a aplazar. ¿Y quizá toda una multitud de acontecimientos se modificarían también de resultas de todo ello? Le perturbaba pensar que todas las vidas iban a ser diferentes. Se dijo: si arreglo esas vidas, es como si nada de eso hubiera existido nunca. Si las arreglo, podré retomar una vida normal.

Fue a la trastienda a preparar ese mismo ramo y después cogió un taxi. El taxista le preguntó:

– ¿Es para una boda?

– No.

– ¿Para un aniversario?

– No.

– ¿Para… una entrega de diplomas?

– No. Es sólo para hacer lo que tenía que hacer el día que atropellé a una persona.

El taxista siguió conduciendo en silencio. Charlotte se bajó del coche. Dejó las flores delante de la puerta de la mujer. Se quedó un segundo ante esa imagen. Luego decidió quitar algunas rosas del ramo. Se las llevó y cogió otro taxi. Desde el día del accidente, siempre llevaba encima la dirección de François. Había preferido no conocer a Nathalie, y seguro que era una decisión acertada. Habría sido aún más difícil reconstruirse poniéndole cara a una vida rota. Pero en ese momento se dejó llevar por un impulso.

No quería pararse a pensar. El taxi se aproximaba a su destino y se detenía ya. Por segunda vez en unos minutos, Charlotte se encontraba en el rellano de una mujer. Dejó aquellas pocas rosas blancas ante la puerta de Nathalie.

22

Nathalie abrió la puerta de su casa, y se preguntó: ¿era ya hora? Hacía tres meses que había muerto François. Tres meses era muy poco tiempo. No se sentía mejor en absoluto. Sobre su cuerpo desfilaban sin tregua los centinelas de la muerte. Sus amigos le habían aconsejado que se reincorporara al trabajo, que no se abandonara, que ocupara su tiempo para que no se le hiciera insoportable. Ella sabía muy bien que eso no cambiaría nada, que quizá hasta podría ser peor: sobre todo por las tardes, cuando François no estuviera ahí al volver del trabajo, cuando ya no estuviera nunca más ahí. No abandonarse, qué extraña expresión. Uno se abandona, pase lo que pase. La vida consiste en abandonarse al paso del tiempo. Eso era precisamente lo que más deseaba Nathalie: abandonarse. Dejar de sentir el peso de cada segundo. Quería recuperar ligereza, aunque esa ligereza fuera insoportable.

No quiso llamar antes por teléfono. Quería llegar así, de improviso, también para que su vuelta fuera más discreta. En el vestíbulo, en el ascensor y en los pasillos se cruzó con numerosos compañeros, y todos, en esos pocos metros, trataron como pudieron de mostrarle su afecto. Una palabra, un gesto, una sonrisa o a veces un silencio. Había tantas actitudes como personas, pero le conmovió profundamente esa manera unánime y discreta de apoyarla. Paradójicamente, eran también todas esas muestras de afecto lo que ahora le hacía dudar. ¿Quería esa situación? ¿Quería vivir en un entorno donde todo sería compasión y silencios incómodos? Si volvía al trabajo, tendría que fingir, intentar que todo fuera bien. No soportaría ver en las miradas ajenas una ternura que, a fin de cuentas, no era sino la antecámara de la compasión.

Inmóvil ante la puerta del despacho de su jefe, Nathalie vacilaba. Sentía que si entraba, sería para reincorporarse de verdad. Por fin se decidió y entró sin llamar. Charles estaba enfrascado en la lectura del diccionario. Era su manía: leía una definición todas las mañanas.

– ¿Qué tal? ¿Te molesto? -preguntó Nathalie.

Él levantó la cabeza, sorprendido de verla. Era como una aparición. Se le hizo un nudo en la garganta, temía no ser capaz de moverse, paralizado como estaba por la emoción. Nathalie se acercó a él:

– ¿Estabas leyendo tu definición?

– Sí.

– ¿Y cuál toca hoy?

– La palabra «delicadeza». No me extraña que hayas aparecido justo en este momento.

– Es una palabra bonita.

– Me alegro de verte, aquí. Por fin. Tenía la esperanza de que vinieras.

Hubo entonces un silencio. Era extraño, pero entre ellos siempre llegaba un momento en que ya no sabían qué decirse. Y, en esos casos, Charles siempre proponía servirle un té. Era como gasolina para sus palabras. Luego añadió, muy excitado:

– He hablado con los accionistas suecos. A propósito, ¿sabes que ahora sé un poco de sueco?

– No.

– Pues sí… me han pedido que aprenda sueco… Vaya suerte tengo. No sabes qué asco de idioma.

– …

– Pero bueno, se lo debo, qué menos. Son bastante flexibles, todo hay que decirlo… En fin… Sí, te lo digo porque… les he hablado de ti… y están todos de acuerdo en que hagas exactamente como tú prefieras. Si decides reincorporarte, podrás hacerlo a tu ritmo, como tú quieras.

– Es muy amable por su parte.

– No es sólo eso. Aquí te echamos mucho de menos, de verdad.

– …

– Te echo de menos.

Pronunció esa frase mirándola fijamente. Con esa clase de mirada demasiado intensa que incomoda. En los ojos, el tiempo se hace interminable: un solo segundo es como una eternidad. A decir verdad, había dos cosas que Charles no podía negar: la primera, que siempre se había sentido atraído por ella; y la segunda, que su atracción se había acentuado desde la muerte de su marido. Resultaba difícil confesarse esa clase de inclinación. ¿Se trataba de una afinidad morbosa? No, no tenía por qué. Era su rostro. Era como si la tragedia lo hubiera sublimado. La tristeza de Nathalie aumentaba considerablemente su potencial erótico.

23

Definición de la palabra «delicadeza» según el diccionario Larousse de la lengua francesa:

Delicadeza n. f.

Hecho de ser delicado.

Estar en una situación de delicadeza: no llevarse bien con alguien, mantener una relación fría y distante.

24

Nathalie estaba sentada a su mesa, en su despacho. Desde la primera mañana de su vuelta, había tenido que enfrentarse a algo terrible: el calendario. Por respeto, nadie había tocado sus cosas. Y nadie había pensado en lo violento que sería para ella descubrir sobre su mesa la fecha, detenida en el tiempo, de su último día antes de la tragedia. Esa fecha, dos días antes del accidente de su marido. En esa página, aún estaba vivo. Cogió el calendario y empezó a pasar las hojas. Los días desfilaron ante sus ojos. Desde la muerte de François, le había parecido que cada día tenía un peso inmenso. Ahí, en pocos segundos, al pasar las hojas de los días, podía observar de manera concreta el camino recorrido. Todas esas hojas, y ella seguía ahí. Y ahora era hoy.

Y llegó el día en que hubo un nuevo calendario.

Hacía varios meses que Nathalie se había reincorporado al trabajo. Se había entregado a ello de una manera que algunos juzgaban excesiva. El tiempo parecía retomar su curso. Todo volvía a empezar: la rutina de las reuniones y lo absurdo de esos expedientes que se numeran como si no fueran más que una sucesión de elementos desprovistos de la más mínima importancia. Y el absurdo llevado a su máximo exponente: los expedientes nos sobrevivirán. Sí, eso es lo que se decía Nathalie, mientras archivaba documentos. Que todo ese papeleo era superior a nosotros en muchos aspectos, que no estaba sujeto a la enfermedad, a la vejez ni a ningún accidente. Ningún expediente moriría atropellado al ir a correr un domingo.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La delicadeza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La delicadeza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «La delicadeza»

Обсуждение, отзывы о книге «La delicadeza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.