• Пожаловаться

David Foenkinos: La delicadeza

Здесь есть возможность читать онлайн «David Foenkinos: La delicadeza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Foenkinos La delicadeza

La delicadeza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La delicadeza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nathalie es una mujer afortunada. Felizmente casada con François, pasa los días rodeada de risas y libros. Un día la pena llama a su puerta: François muere inesperadamente. Nathalie languidece entonces entre las paredes de su casa y se vuelca en la ofi cina. Pero justo cuando ha dejado de creer en la magia de la vida, ésta vuelve a sorprenderla y revelarse en su forma más maravillosa.

David Foenkinos: другие книги автора


Кто написал La delicadeza? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La delicadeza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La delicadeza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

103

El Círculo de las paradojas

Creado a finales de 2003 con el fin de dar a conocer la ANDRH [11]a los directivos de recursos humanos que aún no eran miembros, el Círculo de las paradojas reúne a directores de recursos humanos una vez al mes en la Casa de los Recursos Humanos para debatir algún tema de interés para estos profesionales que diariamente tienen que afrontar las contradicciones de la empresa. Estos encuentros mensuales buscan ser sabiamente iconoclastas; en ellos se trata algún tema sensible, en tono profesional pero relajado. ¡El humor es bienvenido, pero no así la palabrería hueca! [12]

104

Habitualmente, Markus se tomaba su tiempo cuando recorría un pasillo. Siempre había considerado esos desplazamientos como una pausa. Podía levantarse y decir: «Voy a estirar un poco las piernas» como otros salen a fumarse un pitillo. Pero ya no se trataba de tomarse la vida con calma, ahora Markus iba que se las pelaba. Era tan extraño verlo avanzar así, como impulsado por la furia. Era un coche diesel con el motor trucado. También en él había algo trucado: le habían hurgado en los cables sensibles, en los nervios que van directos al corazón.

Entró como un vendaval en el despacho del director general. Charles miró fijamente a su empleado e, instintivamente, se llevó la mano a la mejilla. Markus se quedó plantado en medio de la habitación, conteniendo su rabia. Charles se aventuró a preguntar:

– ¿Sabe usted dónde está Nathalie?

– No, no lo sé. Dejen de preguntarme todos dónde está Nathalie porque no lo sé.

– Acabo de hablar por teléfono con los clientes. Están furiosos. ¡Es que no me puedo creer que nos haya hecho esto!

– Yo la entiendo perfectamente.

– ¿Para qué quería verme?

– Quería decirle un par de cosas.

– Sea breve. Tengo prisa.

– La primera es que rechazo su oferta. Es asqueroso lo que está haciendo. No sé cómo va a poder seguir mirándose al espejo a partir de ahora.

– ¿Quién le dice a usted que me miro al espejo?

– Bueno, me importa un rábano lo que haga o deje de hacer.

– ¿Y la segunda?

– Dimito.

Charles se quedó pasmado por la velocidad de reacción de ese hombre. No había vacilado ni un segundo. Rechazaba la oferta, y se marchaba de la empresa. ¿Cómo había podido manejar tan mal la situación? O tal vez no. ¿Quizá fuera eso lo que quería? Verlos marcharse a los dos, con su consternante relación. Charles seguía observando a Markus y no podía leer nada en su semblante. Pues en el semblante de Markus había ese tipo de rabia que paraliza las facciones, que aniquila toda expresión legible. Sin embargo, el sueco se puso a avanzar hacia él, despacio, con una seguridad desmesurada. Como si lo impulsara una fuerza desconocida. Tanto es así que Charles no pudo evitar sentir miedo, miedo de verdad.

– Ahora que no es usted mi jefe… puedo…

Markus no terminó la frase, dejó que lo hiciera su puño. Era la primera vez que pegaba a alguien. Y se arrepintió de no haberlo hecho antes. Lamentó haber buscado tantas veces palabras para arreglar las situaciones.

– Pero ¿qué se ha creído? ¡Está usted loco! -gritó Charles.

Markus se acercó otra vez a él e hizo ademán de volver a pegarle. Charles retrocedió, aterrado. Estaba en un rincón de su despacho. Y, cuando Markus se hubo marchado, todavía permaneció así un buen rato, sentado en el suelo, postrado.

105

El 29 de octubre de 1960 en la vida de Muhammad Ali:

Ganó, en Louisville, su primer combate profesional, por puntos, contra Tunney Hunsaker.

106

Al llegar a la estación de Lisieux, Nathalie alquiló un coche. Llevaba mucho tiempo sin conducir. Tenía miedo de no acordarse ya de cómo se hacía. El tiempo además no acompañaba, pues estaba empezando a llover. Pero sentía un cansancio tan intenso que, en ese momento, nada podía asustarla. Conducía cada vez más rápido, por carreteritas secundarias, sintiéndose un poco triste. La lluvia le dificultaba la visión; había momentos en que apenas alcanzaba a ver nada.

Entonces ocurrió algo. Apenas duró un segundo, fue como un relámpago, algo repentino, durante el trayecto. Revivió en su cabeza la escena del beso con Markus. En el momento en que se le apareció la imagen no estaba pensando en él. En absoluto. La visión se le impuso con fuerza. Entonces evocó uno a uno todos los momentos que había pasado con él. Mientras seguía conduciendo, empezó a arrepentirse de haberse marchado sin decirle nada. No sabía por qué no se le había ocurrido hacerlo. Su huida había sido tan intempestiva… Era la primera vez que se marchaba del trabajo de esa manera. Sabía que no volvería nunca, que una parte de su vida terminaba ahí. Que ahora sólo quería conducir y nada más. Sin embargo, decidió parar en una gasolinera. Salió del coche y miró a su alrededor. No reconocía nada. Debía de haberse equivocado de camino. Estaba anocheciendo, todo estaba desierto. Y la lluvia remataba ese tríptico clásico de la imaginería de la desesperación. Le mandó un mensaje a Markus. Sólo para decirle dónde estaba. Dos minutos después, recibió su respuesta: «Salgo para Lisieux en el próximo tren. Si estás allí, muy bien.» Y luego otro mensaje apenas unos segundos después: «Y además rima.»

107

Fragmento de «El beso», relato de Guy de Maupassant:

¿Sabes de dónde proviene nuestro verdadero poder? ¡Del beso, sólo del beso! […] El beso, pese a todo, no es más que un prefacio.

108

Markus bajó del tren. Él también se había marchado sin avisar a nadie. Iban a reunirse como dos fugitivos. La vio al otro lado del vestíbulo de la estación, inmóvil. Echó a andar hacia ella, despacio, un poco como en una película. Se podía imaginar sin dificultad la música que acompañaría ese momento. O si no, silencio. Sí, el silencio estaría bien. No se oiría más que la respiración de ambos. Casi se podría olvidar la tristeza del entorno. La estación de Lisieux nunca habría podido inspirar a Salvador Dalí. Era un lugar triste y frío. Markus se fijó en un cartel que anunciaba el museo dedicado a Santa Teresa de Lisieux. Mientras avanzaba hacia Nathalie, pensó: «Anda, tiene gracia, siempre había creído que Lisieux era su apellido…» Sí, de verdad pensaba en eso. Y Nathalie estaba ahí, muy cerca de él. Con sus labios del beso. Pero su rostro parecía triste y serio. Su rostro era la estación de Lisieux.

Se dirigieron al coche. Nathalie se instaló en el asiento del conductor, y Markus, en el del copiloto. Nathalie arrancó el motor. Seguían sin intercambiar una sola palabra. Parecían esos adolescentes que no saben qué decirse en su primera cita. Markus no tenía ni idea de dónde estaba ni de adónde iba. Seguía a Nathalie, y eso le bastaba. Al cabo de un rato, al no soportar ya más el vacío, decidió pulsar el botón de la radio. La emisora era Radio Nostalgia. El amor a la fuga, de Alain Souchon, sonó entonces en el coche.

– ¡Oh, es increíble! -exclamó Nathalie.

– ¿El qué?

– Pues esta canción. Es increíble. Es mi canción. Y ahora, de repente… aquí está.

Markus miró la radio con cariño. Esa máquina le había permitido reanudar el diálogo con Nathalie. Ella seguía diciendo lo extraño y lo increíble que era. Que se trataba de una señal. Una señal ¿de qué? Eso Markus no podía saberlo. Le sorprendía el efecto que esa canción le causaba a su compañera. Pero conocía las cosas raras que tiene la vida, las casualidades, las coincidencias. Los testimonios que te hacen dudar de la racionalidad. Cuando terminó la canción, Nathalie le pidió a Markus que apagara la radio. Quería quedarse flotando en esa melodía que tanto le había gustado siempre, que había descubierto con la película, la última de las aventuras de Antoine Doinel. Ella había nacido en esa época, y quizá sea un sentimiento difícil de definir, pero el caso es que sentía que ella provenía de ese instante. Sentía que era como el fruto de esa melodía. Su carácter tan dulce, su melancolía a veces, su ligereza, todo eso era totalmente 1978. Era su canción, su vida. Y seguía sin dar crédito a tanta casualidad.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La delicadeza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La delicadeza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «La delicadeza»

Обсуждение, отзывы о книге «La delicadeza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.