• Пожаловаться

David Foenkinos: La delicadeza

Здесь есть возможность читать онлайн «David Foenkinos: La delicadeza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Foenkinos La delicadeza

La delicadeza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La delicadeza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nathalie es una mujer afortunada. Felizmente casada con François, pasa los días rodeada de risas y libros. Un día la pena llama a su puerta: François muere inesperadamente. Nathalie languidece entonces entre las paredes de su casa y se vuelca en la ofi cina. Pero justo cuando ha dejado de creer en la magia de la vida, ésta vuelve a sorprenderla y revelarse en su forma más maravillosa.

David Foenkinos: другие книги автора


Кто написал La delicadeza? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La delicadeza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La delicadeza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

93

Tras esta revelación sobre el pescado, la cena se sumió en el mundo del silencio. Markus trató varias veces de retomar la conversación, pero fue en vano. Charles no comió nada, y se contentó con beber. Parecían una pareja que lleva mucho tiempo de vida en común y ya no tiene nada que decirse; que se abandona a una suerte de meditación interior. El tiempo pasa sin apenas notarlo (y a veces también los años).

Una vez en la calle, Markus tuvo que retener a su jefe. No podía conducir en ese estado. Quería meterlo en un taxi, lo antes posible. Estaba impaciente por que terminara por fin el calvario de la velada. Pero, por desgracia, el aire fresco de la noche despejó a Charles. Y hete aquí que atacó de nuevo:

– No se vaya, Markus. Quiero seguir hablando con usted.

– Pero si hace una hora que ya no dice usted nada. Y ha bebido demasiado, es mejor que se vaya a casa.

– ¡Oh, no sea siempre tan serio! ¡Qué pesado es usted! Vamos a tomar una última copa, y nada más. ¡Es una orden!

Markus no tenía más remedio que obedecer.

Fueron a parar a una especie de local donde gente de cierta edad alterna de forma lasciva. No era una discoteca propiamente dicha, pero se le parecía. Sentados en una banqueta rosa, pidieron una infusión. Detrás de ellos se veía una litografía audaz, una especie de naturaleza muerta, pero que muy muerta. Ahora Charles parecía más tranquilo. Había vuelto a darle un bajón. En su rostro se reflejaba un inmenso hastío. Cuando pensaba en los años que habían pasado, recordaba la vuelta de Nathalie después de su tragedia. Lo asediaba la visión de esa mujer destrozada. ¿Por qué nos marca tanto un detalle, un gesto, que hacen de esos instantes insignificantes lo más importante de toda una época? El rostro de Nathalie eclipsaba, en sus recuerdos, su carrera y su vida familiar. Habría podido escribir un libro sobre las rodillas de Nathalie, mientras que era incapaz de citar el cantante preferido de su hija. Por aquel entonces, se había resignado. Charles comprendía que no estaba preparada para vivir otra cosa. Pero, en lo más hondo de sí mismo, no había perdido la esperanza. Hoy todo le parecía desprovisto del más mínimo interés: su vida era siniestra. Se sentía oprimido. Los suecos estaban tensos por culpa de la crisis financiera. Islandia había estado al borde de la quiebra, y eso había tambaleado muchas certezas. Percibía también el odio creciente hacia los patronos. Como otros directores, quizá lo secuestraran en el próximo conflicto social. Y luego estaba su mujer. No lo entendía. Hablaban tan a menudo de dinero que a veces Charles la confundía con sus acreedores. Todo se mezclaba en un universo sin sabor, donde la propia feminidad era un vestigio, donde ya nadie se tomaba el tiempo de hacer ruido con unos tacones de aguja. El silencio de cada día anunciaba el silencio de todos los días, para siempre. Por eso perdía pie al saber a Nathalie con otro hombre…

Habló de todo eso con mucha sinceridad. Markus comprendió que había que hablar de Nathalie. Un nombre femenino, y la noche parece infinita. Pero ¿qué podía decir de ella? Apenas la conocía. Habría podido confesar simplemente: «Se equivoca… no se puede decir de verdad que estemos juntos… Por ahora no ha habido más que tres o cuatro besos… y si supiera lo raro que ha sido todo…», pero de su boca no salía sonido alguno. Le costaba hablar de ella, se daba cuenta de repente. Su jefe había apoyado la cabeza en su hombro, incitándolo a sincerarse. Markus se esforzó entonces por contarle, a su vez, su versión de su vida con Nathalie. Su análisis de todos los momentos nathalianos. Inesperadamente, lo asaltó de pronto una multitud de recuerdos. Instantes fugaces de hacía ya mucho tiempo, mucho antes del impulso del beso.

La primera vez. Su entrevista de selección la hizo con ella. Markus se dijo enseguida: «Nunca podría trabajar con una mujer así.» No le salió bien, pero Nathalie tenía la consigna de contratar a un sueco. De modo que Markus estaba en la empresa por una cuestión de cupos. Pero él no lo sabía. Su primera impresión lo persiguió durante meses. Pensaba ahora en su manera de recogerse los mechones de pelo detrás de la oreja. Ese gesto lo había fascinado. En las reuniones de grupo, esperaba que lo volviera a hacer, pero no, había sido una gracia única. Se acordaba también de otros gestos, como el de colocar el montón de expedientes en un rincón de la mesa, o el de humedecerse los labios rápidamente antes de beber, o el tiempo que se tomaba para respirar entre dos frases, y la manera que tenía a veces de pronunciar las eses, sobre todo al final del día, y su sonrisa de cortesía, la de dar las gracias, y sus tacones de aguja, oh, sí, sus tacones de aguja que glorificaban sus pantorrillas. Odiaba la moqueta de la empresa, y hasta se había preguntado un día: «Pero ¿quién narices habrá inventado la moqueta?» Y tantas cosas, tantas y tantas cosas. Sí, ahora se acordaba de todas ellas, y se daba cuenta de que había acumulado mucha fascinación por Nathalie. Cada día junto a ella había sido la conquista inmensa aunque disimulada de un verdadero imperio sentimental.

¿Cuánto tiempo había hablado de ella? Markus no lo sabía. Al volver la cabeza, se dio cuenta de que Charles se había quedado dormido. Como un niño que se duerme escuchando un cuento. Para que no cogiera frío, siempre tan atento, Markus lo cubrió con su chaqueta. En el silencio tan ansiado, observó a ese hombre sobre cuyo poder había fantaseado. Él que tan a menudo había sentido los pulmones como en un embudo, que había pensado tantas veces en la vida de los demás con envidia, se daba cuenta ahora de que no era el más desgraciado. Que hasta le gustaba la rutina. Esperaba estar con Nathalie pero, de no ser así, no se derrumbaría. Febril y frágil por momentos, Markus tenía pese a todo cierta fuerza. Algo así como una estabilidad, una calma. Algo que permite no poner en peligro los días. ¿Para qué agobiarse cuando todo es absurdo?, se decía a veces, sin duda por haber leído demasiado a Cioran. La vida puede ser hermosa cuando se conoce el inconveniente de haber nacido. La visión de Charles dormido reafirmaba ese sentimiento de seguridad en sí mismo, que iba a crecer en él con más fuerza todavía.

Dos mujeres de unos cincuenta años se acercaron a ellos para tratar de entablar conversación, pero Markus les indicó con un gesto que no hicieran ruido. Era sin embargo un local con música. Charles se incorporó por fin, sorprendido de abrir los ojos en ese lugar tan extraño y cálido a la vez. Vio a Markus, que había velado su sueño, y constató la presencia de la chaqueta del sueco sobre sus hombros. Sonrió, y ese simple esbozo en las facciones le recordó que le dolía la cabeza. Ya iba siendo hora de marcharse. Había amanecido. Llegaron juntos a la oficina. Al salir del ascensor, se despidieron estrechándose la mano.

94

Un poco más tarde aquella misma mañana, Markus se dirigió a la máquina de café. Reparó enseguida en que los empleados se apartaban a su paso. Era Moisés ante el mar Rojo. La metáfora puede parecer exagerada, pero hay que entender lo que ocurría. Hete aquí que Markus, un empleado tan discreto como soso, del que a menudo se había podido decir que era de lo más corriente, en menos de un día había quedado para salir con una de las mujeres más guapas de la empresa, si no la más guapa (y, para más inri, se consideraba que esa mujer estaba como muerta para el juego de la seducción) y para cenar con el director general. Hasta se los había visto llegar juntos por la mañana, y ello bastaba para aportar connotaciones tendenciosas al cotilleo. Era mucho para un solo hombre. Todo el mundo lo saludaba, todo el mundo le hablaba, que si buenos días qué tal estás, que si qué tal vas con el expediente 114. De repente, la gente se interesaba por ese dichoso expediente, y hasta por el más mínimo gesto de Markus. Tanto es así que éste, en mitad de la mañana, estuvo a punto de desmayarse. Añadida a una noche en vela, la transformación había sido demasiado radical y repentina. Era como si recuperara de pronto, condensados en unos pocos minutos, años y años de impopularidad. Por supuesto, nada de eso podía ser natural. Tenía que haber una razón, algún motivo turbio. Se rumoreaba que era un topo al servicio de los suecos, que era el hijo del accionista más importante, que estaba gravemente enfermo, que era muy conocido en su país como actor de cine porno, que había sido elegido para representar a la humanidad en Marte y también que era íntimo de Natalie Portman.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La delicadeza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La delicadeza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «La delicadeza»

Обсуждение, отзывы о книге «La delicadeza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.