• Пожаловаться

David Foenkinos: La delicadeza

Здесь есть возможность читать онлайн «David Foenkinos: La delicadeza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Foenkinos La delicadeza

La delicadeza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La delicadeza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nathalie es una mujer afortunada. Felizmente casada con François, pasa los días rodeada de risas y libros. Un día la pena llama a su puerta: François muere inesperadamente. Nathalie languidece entonces entre las paredes de su casa y se vuelca en la ofi cina. Pero justo cuando ha dejado de creer en la magia de la vida, ésta vuelve a sorprenderla y revelarse en su forma más maravillosa.

David Foenkinos: другие книги автора


Кто написал La delicadeza? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La delicadeza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La delicadeza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Esta atención no dejó de aumentar a lo largo del día. Numerosos empleados encontraron pretextos para ir a verlo a su despacho. Le hacían preguntas, se equivocaban de puerta. Quizá no fuera más que una casualidad. Uno de esos días particularmente ricos en acontecimientos, sin que uno sepa muy bien por qué. Cosas de la Luna, habría dicho su tía sueca, una echadora de cartas famosa en Noruega. Con tantas interrupciones, no había tenido mucho tiempo para trabajar. Era irónico: no había dado un palo al agua precisamente el día que su jefe lo había felicitado. Quizá fuera eso también lo que lo molestaba. No es fácil que te halaguen de pronto cuando nunca has estado en primera plana, cuando nadie se ha dado cuenta nunca verdaderamente de lo que hacías. Y, además, estaba Nathalie. Siempre dentro de él. Cada vez más. Su última cita le había dado mucha confianza. La vida empezaba a adoptar una hechura extraña, alejándose despacito de los miedos y las incertidumbres.

Nathalie también había notado esa agitación a su alrededor. Había sido sólo una sensación difusa hasta que Chloé, partidaria de los acercamientos frontales, se atrevió a decir:

– ¿Puedo hacerle una pregunta? -Sí.

– Todo el mundo dice que tiene una aventura con Markus. ¿Es verdad?

– Ya le he dicho que no es asunto suyo.

Esta vez, Nathalie estaba irritada de verdad. Todo lo que le había gustado de esa joven parecía haber desaparecido. Ahora no veía en ella más que obsesión rastrera. La actitud de Charles ya la había molestado, y ahora empezaba también Chloé. ¿Por qué tenían todos tanta curiosidad de repente? Chloé terminó de meter la pata, balbuceando:

– Es sólo que no me pega nada que usted y…

– Ya basta. Puede irse -dijo Nathalie, perdiendo un poco los nervios.

Instintivamente, supo que cuanto más criticaran a Markus, más cerca se sentiría de él. Que eso los unía más todavía en el mundo lejano de la incomprensión de los demás. Al salir del despacho de Nathalie, Chloé se tildó a sí misma de estúpida. Deseaba ardientemente tener una relación privilegiada con Nathalie, pero lo había hecho fatal. Sin embargo, es verdad que estaba sorprendida y extrañada, y tenía derecho a expresarlo, ¿no? Y no era la única. La idea de su aventura con Markus era incongruente, por así decirlo. No era que no le cayera bien Markus, o que lo encontrara repulsivo, era sólo que no conseguía imaginarlo con una mujer. Siempre lo había considerado como un ovni del mundo de los hombres. Mientras que, para ella, Nathalie siempre había representado una especie de ideal femenino. Por ello su unión la incomodaba y la llevaba a reacciones instintivas. Sabía muy bien que no había sido nada delicada, pero cuando todo el mundo le preguntó: «Bueno, ¿qué? ¿Qué? ¿Tienes información?», sintió que su posición privilegiada podía tener valor. Y que el rechazo de Nathalie tal vez le permitiera acceder a otras afinidades.

87

Pretextos utilizados por los empleados para ir a ver a Markus:

Me gustaría llevar a mi mujer de vacaciones este verano a Suecia. ¿Me puedes dar algún consejo?

*¿Tienes una goma que prestarme?

*Ay, perdón. Me he equivocado de despacho.

*¿Sigues con el 114?

*Oye, ¿a ti te funciona Intranet?

*Jo, tío, es que tiene narices lo de tu compatriota, mira que morirse sin llegar a conocer el éxito de su trilogía…

88

Mediada la tarde, Nathalie y Markus se tomaron un descanso juntos y se reunieron en la azotea. Se había convertido en su refugio, su cueva. Con sólo intercambiar una mirada, comprendieron que ocurría algo fuera de lo normal, que ambos estaban sujetos a la curiosidad ajena. Se echaron a reír de esa estupidez, y se abrazaron, la mejor manera del mundo de crear silencio. Nathalie le dijo bajito que quería verlo esa noche, y que quería incluso que ya fuera de noche. Era bonito, era dulce, de una intensidad inesperada. Markus se sintió incómodo al explicar que no estaba libre. Era una situación horrible: empezaba a considerar inútil cada segundo que pasaba lejos de Nathalie y, sin embargo, no podía de ninguna manera anular la cena con su jefe. Nathalie se llevó una sorpresa, pero no se atrevió a preguntarle qué planes tenía para esa noche. Sobre todo le extrañó encontrarse de pronto en una posición frágil, a la espera. Markus le explicó que había quedado para cenar con Charles.

– ¿Esta noche? ¿Te ha propuesto quedar para cenar?

En ese momento, Nathalie no sabía si reír o enfadarse. Charles no tenía derecho a cenar con un miembro de su equipo, sin avisarla siquiera. Comprendió enseguida que esa cena no tenía nada que ver con el trabajo. Hasta entonces, Markus no había intentado analizar la súbita motivación de su jefe. Después de todo, era plausible: estaba haciendo un buen trabajo con el expediente 114.

– ¿Y te ha dicho por qué quería cenar contigo?

– Pues… sí… quería felicitarme…

– ¿Y no te parece raro? ¿Lo ves cenando con cada empleado al que quiere felicitar?

– Es que ¿sabes?, él mismo me pareció tan raro que, viniendo de él, ya nada me sorprende.

– Eso es verdad. Tienes razón.

A Nathalie le encantaba la manera que tenía Markus de tomarse las cosas. Podía parecer ingenuidad, pero no. Había en él como una ternura infantil y una capacidad para aceptar las situaciones, incluso las más rocambolescas. Se acercó a ella y la besó. Era su cuarto beso, el más natural. Al principio de una relación casi se podría analizar cada beso. Todo se distingue perfectamente en una memoria que progresa lentamente hacia la confusión de la repetición. Nathalie decidió no decir nada sobre Charles y su grotesca motivación. Markus descubriría por sí solo lo que se escondía detrás de esa cena.

89

Markus pasó un momento por su casa para cambiarse, pues no había quedado con su jefe hasta las nueve. Dudó, como de costumbre, entre varias chaquetas. Al final optó por la más profesional. La más seria, por no decir siniestra. Parecía un enterrador de vacaciones. Cuando se disponía a coger el tren de cercanías, hubo un problema. Los pasajeros empezaban ya a ponerse nerviosos. No tenían bastante información. ¿Sería un incendio? ¿Un intento de suicidio? Nadie lo sabía exactamente. El pánico se apoderó del vagón de Markus, y él pensaba sobre todo en que iba a hacer esperar a su jefe. Y así era. Charles llevaba esperando ya más de diez minutos, bebiendo una copa de vino tinto. Estaba nervioso, muy nervioso incluso, porque nadie le había hecho esperar nunca así. Y mucho menos un empleado cuya existencia ignoraba aún esa misma mañana. Sin embargo, en medio de su irritación, nació otro sentimiento. El mismo de la mañana, pero esta vez volvía con más fuerza: cierta fascinación. Ese hombre era de verdad capaz de todo. ¿Quién se atrevería a llegar tarde a una cita así? ¿Quién tenía la capacidad de desafiar de esa manera a la autoridad? No había nada más que decir. Ese hombre se merecía a Nathalie. Era incontestable. Era matemático. Era químico.

A veces, cuando llegas tarde, piensas que ya no sirve de nada correr. Te dices que treinta o treinta y cinco minutos tarde, lo mismo da. Así que, ya puestos, que el otro espere un poco más, y así evitas llegar sudado. Eso fue lo que decidió Markus. No quería aparecer jadeante y rojo como un tomate. Lo sabía muy bien: en cuanto corría un poco, parecía un recién nacido. Así que salió del metro, aterrado de llegar tan tarde (y de no haber podido disculparse, porque no tenía el móvil de su jefe), pero caminando. Y así fue como se presentó a la cena, prácticamente una hora después de lo convenido, y tranquilo, muy tranquilo. La chaqueta negra acentuó el efecto de una aparición casi mortuoria. Un poco como en esas películas policíacas en que los protagonistas surgen en silencio de la penumbra. Mientras lo esperaba, Charles se había bebido una botella de vino casi entera. El alcohol lo había puesto romántico, nostálgico. Ni siquiera escuchó las disculpas de Markus sobre el tren de cercanías. Esa aparición era la gracia encarnada.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La delicadeza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La delicadeza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «La delicadeza»

Обсуждение, отзывы о книге «La delicadeza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.