Éstos son unos cuantos hechos de los muchísimos que se podrían alegar para mostrar la abnegación, energía, paciencia y honradez que han exhibido los negros en estado libre.
Y que no se olvide que estos individuos han conseguido ganar por sí mismos con gran valor una relativa riqueza y posición social, venciendo desventajas y desalientos. El hombre negro, según las leyes de Ohio, no tiene derecho al voto y, hasta hace pocos años, incluso se le negaba el derecho a testificar en pleitos contra los blancos. Y estos hechos no se limitan al estado de Ohio. En todos los estados de la Unión vemos a hombres que se acaban de sacudir los grilletes de la esclavitud y que, con un deseo de superación que nunca será suficientemente admirado, se han elevado a puestos muy respetables en la sociedad. Pennington, entre los clérigos, y Douglas y Ward, entre los editores, son ejemplos conocidos.
Si esta raza perseguida, con todos los desalientos y desventajas, ha conseguido tanto, ¿cuánto no conseguirían si la iglesia cristiana se comportara con ellos con el espíritu del Señor?
Ésta es una época del mundo en el que las naciones tiemblan y se convulsionan. Hay una poderosa fuerza que mueve y sacude el mundo como un terremoto. ¿Está a salvo América? Cada nación que lleva en su seno grandes injusticias sin enmendar contiene los elementos de esta última convulsión.
Porque ¿cuál es esta tremenda fuerza que despierta en todas las naciones y lenguas unos lamentos que no pueden pronunciarse a favor de la libertad y la igualdad de los hombres?
¡Oh, iglesia de Cristo, lee los signos de la época! ¿No es esta fuerza el espíritu de Aquél cuyo reino aún ha de venir y cuya voluntad se ha de cumplir en la tierra así como en el Cielo?
Pero, ¿quién puede esperar el día de su llegada? «porque ese día arderá como un horno: y Él aparecerá como eficaz testigo contra aquéllos que oprimen al asalariado, la viuda y el huérfano y que niegan los derechos al forastero; y Él romperá en pedazos a ese opresor».
¿No son éstas palabras espantosas para una nación que lleva en su seno una injusticia tan grande? Cristianos, cada vez que rezáis para que venga el reino de Cristo, ¿olvidáis que la profecía asocia en pavorosa hermandad el día de la venganza con el año de los redimidos?
Aún se nos ofrece un día de gracia. Tanto el Norte como el Sur han sido culpables a los ojos de Dios, y la iglesia cristiana tiene que satisfacer una larga cuenta. Esta Unión no se va a salvar juntándose para proteger la injusticia y la crueldad y haciendo del pecado un bien común sino por medio del arrepentimiento, la justicia y la misericordia. ¡Porque no es más implacable la ley por la que una piedra de molino se hunde en el océano que aquella otra por la que la injusticia y la crueldad atraerán sobre las naciones la ira de Dios Todopoderoso!
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[61]Calvin E. Stowe, esposo de la autora.
[1]Lindley Murray (1745-1826). Gramático estadounidense. Su English Grammar (1795) tuvo un enorme éxito y fue introducida como libro de texto y manual de autoridad en Inglaterra y Estados Unidos.
[2]«Camp meeting» en el original. Encuentros religiosos al aire libre que se celebraban durante varios días con el propósito de realizar ejercicios espirituales. Reuniones de este tipo fueron normales desde el principio de la historia de la iglesia cristiana, pero en Estados Unidos adquirieron gran importancia dentro de la iglesia metodista y de sus campañas de evangelización.
[3]Jim Crow es un término peyorativo utilizado para describir a los negros. La tradición hace remontar su procedencia a las canciones y bailes ideados por Thomas «Daddy» Rice a principios del siglo xiY, en los que un bailarín se contorsionaba en escena ataviado con harapos de mendigo y la cara enmascarada de negro. Sin embargo, parece que su origen fue un poco mas enrevesado. Probablemente el término fue puesto en circulación por vez primera para describir los servicios segregados en el Norte. A finales del siglo = adquirió un nuevo significado, convirtiéndose en símbolo del sistema sureño de segregación surgido después de la Guerra Civil y pasando a representar la discriminación racial concretada firsicamente en la existencia de carteles que indicaban la separación de «Negros» y «Blancos» en establecimientos y lugares públicos.
[4]William Wilberforce (1759-1833). Filántropo y abolicionista inglés, fue uno de los principales dirigentes de la Secta de Clapham, un grupo de reformistas sociales evangelistas de Londres. Gracias a sus esfuerzos, logró que el parlamento inglés aboliese el comercio de esclavos de las colonias británicas en 1807. Murió un mes antes de que se aprobase la ley contra la esclavitud en las colonias del Imperio Británico.
[5]Eli Whitney (1765-1825). Inventor estadounidense que en 1793 creó la desmotadera de algodón, máquina que supuso toda una revolución para la economía sureña.
[6]«Cuffee» o «Cuffy» es un término genérico de «negro». Por otra parte, existió un Paul Cuffe (1759-1817), filántropo y marino afro-americano. Hijo de un esclavo negro y una india, su padre logró emanciparse y criar una familia de diez hijos. A los dieciséis años, Cuffe se hizo marinero y se enroló en un ballenero. Hacia 1806 destacó ya como experto navegante y propietario de grandes extensiones de tierra y de bienes inmuebles. Además, fue miembro importante en la lucha por los derechos legales de los negros de Massachusetts y pronto se convirtió en uno de los defensores de la vuelta a África de la población de color del país. En 1811 zarpó hacia Sierra Leona, donde estableció la Friendly Society of Sierra Leone. En Londres fue recibido cordialmente por los abolicionistas ingleses William Wilberforce y Thomas Clarke.
[7]En italiano en el original.
[8]En el original «underground». Se refiere Stowe al «underground railway» o «underground railroad», es decir al «ferrocarril subterráneo» u organización clandestina antesclavista que ayudaba a escapar a los esclavos fugitivos desde el Sur hasta los estados norteños o Canadá, territorio en el que la esclavitud había sido abolida en 1808. La importancia de esta organización es quizás fruto más de la leyenda que de la realidad. El Norte parece haber participado activamente en la construcción de la mitología sureña para apaciguar sus sentimientos de culpa respecto a la esclavitud y a las relaciones raciales entre blancos y negros. El historiador C. van Woodward afirma que si el Sur utilizó el mito proesclavista para aliviar sus heridas, aligerar su carga de culpabilidad y, sobre todo, racionalizar y defender el sistema segregacionista que desarrolló en el período de posguerra, el Norte, por su parte, también sintió la necesidad de servirse de un mito antiesclavista en todo momento para mantener la leyenda viva y hacerla crecer según cambiasen las exigencias. De esta manera, el Norte, adoptando u ofreciendo nuevas alternativas al Sur, no estaba haciendo otra cosa que confesar indirectamente su adhesión a los postulados del credo sureño. Woodward analiza la posición norteña en la construcción de la mitología sureña sobre este tema en su artículo «The Anti-slavery Myth» ( American Scholar, XXXI, Primavera de 1962, 312-327). Este investigador pasa revista a la leyenda de la ruta del ferrocarril subterráneo y descubre que es casi totalmente una creación de posguerra que hizo de la figura del abolicionista su héroe principal, siendo sus logros exagerados para recalcar los nobles impulsos norteños. Un segundo aspecto del mito antiesclavista es la leyenda de la estrella del Norte, que aseguraba que la linea de Mason y Dixon no sólo era la frontera divisoria entre la esclavitud y la libertad en los Estados Unidos prebélicos, sino que también separaba la crueldad racial del Sur de la benevolencia, liberalidad y tolerancia del Norte. Esta leyenda, creación también del período de posguerra, declaraba que el Norte gozaba de todas aquellas prerrogativas por las que se luchó en la guerra, es decir, no sólo unión y libertad, sino también igualdad. Sin embargo, el Norte al que con suerte llegaba el esclavo fugitivo distaba mucho de ser el paraíso imaginado y se acercaba más a un nuevo purgatorio segregacionista. Las narraciones de esclavos fugitivos son el testimonio ilustrativo más importante de este contraste entre el Norte imaginado como espacio de libertad e igualdad y su realidad segregacionista. Estos hechos parecen conducir a una serie de conclusiones sobre los motivos por los que el Norte tomó parte activa en la construcción de una sólida mitología sureña durante el período anterior a la Guerra Civil. El Norte jugó a un doble juego que le aportó abundantes ventajas. Apoyó la imagen tradicional de la plantación como paraíso pastoral para mitigar sus ansias materialistas y como infierno racial para esconder su propia actitud hacia el negro con la fachada de cartón piedra del mito esclavista. Al crear la impresión de espacio alternativo de libertad e igualdad, hacía desaparecer la necesidad de auto-examinarse sobre cuál era en realidad su comportamiento en la cuestión racial. Así, arrinconando el prejuicio racial exclusivamente dentro de las cuatro esquinas sureñas, el Norte prebélico pudo continuar fomentando la discriminación racial al mismo tiempo que se redimía de esa culpa. La superioridad moral del Norte se levantaba de forma proporcionalmente inversa a la inferioridad moral del Sur.
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