Jorge Molist - La Reina Oculta

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Molist - La Reina Oculta» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Reina Oculta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Reina Oculta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La edad media: época de pasiones, traiciones, amenazas, amores y grandes odios. Ese es el marco en el que se desarrolla la nueva novela de Jorge Molist. La novela empieza cuando un ladrón anónimo roba la carga de la séptima mula, un documento que según se comenta podría acabar hundiendo a la propia Iglesia. A tenor del robo el abad Arnaldo y el propio Papa deciden iniciar una cruzada por el sur de Francia -la ciudad medieval de Carcassone será una de las ciudades asediadas-. por otra parte, el abad Arnaldo encargará a un joven vividor parisino que recupere la carga de la séptima mula y la devuelva a manos de la Iglesia.
Mientras la cruzada se cuece en Roma y París, en el sur de Francia una joven dama se enamora de un caballero español. No sabe que en pocos días su ciudad será asediada, ni que la Iglesia ha puesto precio a su cabeza. Los caminos de esta pareja y del joven parisino se cruzarán en una historia llena de aventuras, amores y muertes.

La Reina Oculta — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Reina Oculta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Vi que en las mejillas de la Dama Loba se escurrían lágrimas cual perlas de cristal y me di cuenta de que yo también lloraba, conteniendo a duras penas los sollozos.

«Camarada, si un día os odié y quise mal,
y mala muerte os buscaba por ser rival,
Dios quiso que el rencor en amistad trocara.
Que juntos fuéramos por los campos,
Que juntos cantáramos al amor, a lo bello,
y que juntos venciéramos mil peligros.
Siempre daré gracias al Señor por hacer
de mi noble enemigo, mi más grande amigo
Siempre estaréis en mi corazón y en el de nuestra dama.»

Ya en la mitad de aquellos versos alguien no pudo contener un hipo de llanto y fue como si de repente se permitiera manifestar el dolor. Las damas empezaron a sollozar y muchos de los hombres también.

Hugo, con la voz tomada, se esforzó en continuar. La emoción le embargaba.

«Vos, caballero estudioso de religión,
a tantos enseñasteis cuando supisteis escoger,
optando por la verdad, la compasión, el amor.
Y contra las órdenes del abad del Císter,
buscasteis el corazón antes que el poder.
Dios Nuestro Señor, que os tomó a su lado,
sabrá perdonaros grandes y pequeños todos
vuestros pecados, porque los ángeles
fueron testigos de que nunca traicionasteis vuestra fe.»

Al terminar Hugo, Peyre Roger de Cabaret dejó un tiempo para el llanto y, al fin, se levantó y dijo:

– Guillermo, el Caballero del Ruiseñor ha muerto, pero vivirá siempre como héroe en las canciones de los trovadores. ¡Viva el Caballero del Ruiseñor!

Todos gritaron vivas y el señor del castillo invitó a un sacerdote para que dirigiera una oración por el alma de Guillermo.

Otra vez Cabaret me sorprendía al ver como se arrodillaban, aún con la mesa del festín puesta, para rezar con fervor todo lo que el cura les hizo rezar.

Cuando las plegarias terminaron, fue Orbia, la Dama Loba, quién habló:

– Guillermo, el del Ruiseñor era un hermoso y gentil caballero, amante del Joy-y levantando los brazos, dijo-: ¡Que haya Joy en su honor!

Y al punto sonaron vihuelas, salterios, flautas y tamboriles. Un grupo de músicos surgió del castillo mientras un muchacho y una chica ataviados de comediantes se pusieron a bailar al son. Los asistentes empezaron a dar palmas siguiendo la música y alguna sonrisa afloró mientras los ojos aún lloraban.

La Dama Loba había conseguido hacer brillar, otra vez, su Grial. El Joy había regresado.

104

«Qe.l cor n'ai trist e.n vauc dolens car no fui al vostre socors…»

(«Tengo el corazón triste y doliente puesto que no acudí a ayudaros…»)

Guillem de Bergadá a la muerte de Ports de Mataplana

Cuidé de mi caballero con devoción. Me gustaba tocarle, darle mis caricias cuando nadie nos veía, y él respondía tierno. Notaba el amor creciendo en mi pecho, ahora sin trabas, sin obstáculos. Cuando Hugo se sintió recuperado, me propuso que dejáramos Cabaret y que fuera con él a su tierra, repitiéndome que sería recibida en Mataplana como una reina. Comprendí que abandonar la seguridad de aquel lugar, los baluartes encaramados en el monte, su mundo de música, amor y Joy me entristecía. Pero todos, y los señores del castillo los primeros, sabían que aquel universo bello no duraría mucho, que era efímero, y la anticipación de la añoranza acrecentaba el gozo del momento.

– Crucemos los Pirineos por Foix antes de que llegue el invierno -me decía mi amado-. Del otro lado reina la paz. Hace cientos de años que no hay incursiones sarracenas en las tierras de mis padres. Allí estaréis a salvo.

Me inquietaba pensar en cómo me recibiría su familia y muchas veces me sorprendía contemplando el camino que serpenteaba por el valle y que conducía, lejos de la seguridad de Cabaret, al mundo y a Mataplana.

Naturalmente, acepté. Mis ojos se llenaban de lágrimas al pensar en Guillermo, pero el destino había decidido por mí. Entonces comprendía lo mucho que quise al franco, pero también que amaba a Hugo más aún, y que ahora todo mi cariño era suyo. También deseaba volver a vestir como una dama, comportarme como una dama, coquetear como lo hacía Orbia, aunque con mucho más recato. Deseaba y temía salir de aquel lugar irreal, irrepetible por lo hermoso, por el hechizo de amor que parecía protegerle.

No obstante, había que enfrentarse al exterior. Deseaba encontrarme a solas con mi amado, fuera del ámbito indiscreto de Cabaret, donde se vivía a la vista de los demás, para caer en sus brazos y ofrecerle todo lo que yo era y tenía a cambio de recibir lo mismo suyo.

Pero teníamos una misión que cumplir antes de abandonar Cabaret y Hugo le pidió a su amigo, el señor del lugar, los documentos que faltaban.

– Si la Dama Loba los tomó, ella os los debe devolver -repuso Peyre Roger-. Es con la Dama con quien tenéis que hablar.

Hugo solicitó una entrevista y fue recibido con toda la galantería que sabía desplegar Orbia de Pennautier. La encontró como ella esperaba a sus visitas, tocando la vihuela con arco en aquel su salón dormitorio donde reinaba el unicornio. Después de hacerle una reverencia, el caballero aguardó paciente a que la dama terminara. Era una excelente intérprete.

El de Mataplana quiso, aun manteniendo los modales que su nobleza y la Fin'Amor exigían, ir directo al asunto que le ocupaba.

– Señora -le dijo después de todos los saludos y cortesías protocolarias-, en nombre de Sión he de pediros que me entreguéis los documentos que guardáis y que formaban parte de los legajos que Aymeric de Canet, el maestre del Temple, confió a vuestro cuñado Peyre Roger.

– ¿Los escritos de la séptima mula? -repuso ella sonriente después de una pausa.

– A ésos me refiero, señora.

La Dama Loba rió.

– Mi buen Huget, bien sabéis cuánto os aprecio. Y también a vuestro padre. Y en nombre de este amor, os emplazo a que me digáis cuál es vuestro derecho para pedírmelos.

– Luego no negáis su posesión.

Orbia volvió a reír mostrando sus blancos dientes, entrecerrando sus ojos azules y echando su cabellera rubia atrás. Su tenue camisón sugería unos hermosos pechos que se movían libres debajo.

– ¿Para qué negar lo que sabéis? -dijo al terminar-. Vos y yo nos apreciamos demasiado. Sólo os pido que me digáis cuál es vuestro derecho a esos documentos.

– No es mi derecho, sino el del señor que me envía y que represento. El Gran Maestre de Sión.

– ¡Ah! -exclamó la dama-. Así que es él…

Hugo afirmó con la cabeza. Y dejando que su mirada huyera por uno de los grandes ventanales de su torre, Orbia suspiró.

– No tengo más opción que daros lo que me pedís -la picardía había regresado a su sonrisa-. ¿Verdad?

Hugo respondió inclinando la cabeza, cortés.

– Pues no os los daré -una risita contenida acompañaba la negación.

Él la miró sorprendido.

– Me los tendrá que pedir vuestro escudero -añadió la dama.

Fui a visitar a la Dama Loba con mi malla de hierro puesta para disimular mis formas y vistiendo mi disfraz de pajecillo encima. La encontré como siempre, tocando un instrumento, esta vez un salterio. Por el contrario, ella sí se encargaba de resaltar, aunque discreta, sus curvas femeninas. Todo en aquel lugar estaba pensado para la seducción, para el juego amoroso, para el goce infinito del Joy.

– Bienvenido seáis, Peyre -dijo al verme.

Aún pulsó unas cuantas notas más y al fin se levantó a recibirme. Yo hice una cortés reverencia como correspondía a un paje frente a la dama del castillo. Ella imitó riendo mi saludo y, cogiéndome la mano, me invitó a sentarme en unos almohadones que estaban colocados encima de su cama. Por un momento pensé que pretendía seducirme y aquello me puso muy nerviosa. Mi alarma creció al empezar ella a hablarme en tono amoroso mientras sus cálidas manos tomaban las mías.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Reina Oculta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Reina Oculta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Robert Silverberg - Lo que oculta el dragón
Robert Silverberg
Jorge Molist - Los muros de Jericó
Jorge Molist
Jorge Molist - El Anillo
Jorge Molist
Jorge Eslava - La voz oculta
Jorge Eslava
Jorge Gutiérrez Reyna - El otro nombre de los árboles
Jorge Gutiérrez Reyna
Germán Rodriguez - Tras la puerta oculta
Germán Rodriguez
Ramón López Reina - Cura de espantos
Ramón López Reina
Pedro Jesús Carbonell Peñalver - Iluminación oculta
Pedro Jesús Carbonell Peñalver
Giuliano Turone - Italia oculta
Giuliano Turone
Marcelo Gullo - La historia oculta
Marcelo Gullo
Héctor Abad - La Oculta
Héctor Abad
Отзывы о книге «La Reina Oculta»

Обсуждение, отзывы о книге «La Reina Oculta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x