Matilde Asensi - Todo bajo el Cielo

Здесь есть возможность читать онлайн «Matilde Asensi - Todo bajo el Cielo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Todo bajo el Cielo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Todo bajo el Cielo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Elvira, pintora española afincada en el París de las vanguardias, recibe la noticia de que su marido, con el que está casada por amistad, ha muerto en su casa de Shanghai en extrañas circunstancias.
Acompañada por su sobrina, zarpa desde Marsella en barco para recuperar el cadáver de Remy sin saber que éste es sólo el principio de una gran aventura por China en busca del tesoro del Primer Emperador. Sin tiempo para reaccionar se verá perseguida por los mafiosos de la Banda Verde y los eunucos imperiales, y contará con la ayuda del anticuario Lao Jiang y su sabiduría oriental en un gran recorrido que les llevará desde Shanghai hasta Xián, donde se encuentra la tumba del Primer Emperador y la última pieza del tesoro mejor guardado.

Todo bajo el Cielo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Todo bajo el Cielo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Destruir el mausoleo! -exclamé horrorizada.

– No se sorprenda -me advirtió y, luego, miró a los demás-. Usted tampoco, maestro Jade Rojo. Mucha gente conoce ya la existencia de este lugar perdido durante dos mil años. No sólo los manchúes de la última dinastía y los japoneses del Mikado sino también la Banda Verde y el Kuomintang. ¿Cuánto tiempo creen que va a tardar cualquiera de ellos en hacer uso de lo que hay aquí y, sobre todo, de ese extraño féretro flotante que tenemos sobre nuestras cabezas? ¿Sabe lo que significaría todo esto para el pueblo de China? A nosotros, los comunistas, nos dan igual las riquezas que contiene este lugar. No nos interesan. Sin embargo, los otros, además de lucrarse con todos los tesoros que hemos visto, utilizarán este descubrimiento para hacerse con una China cansada de las luchas por el poder, hambrienta y enferma. Cientos de millones de campesinos pobres serán manipulados para volver a la anterior situación de esclavitud en lugar de convertirse, como nosotros deseamos, en luchadores por la libertad y la igualdad. No sólo es ese despreciable Puyi quien desea convertirse en emperador. ¿Qué cree que haría el doctor Sun Yatsen? ¿Y qué harían las potencias extranjeras si cayera en manos de Sun Yatsen? ¿Cuánta sangre se derramaría si los señores de la guerra decidieran venir hasta aquí para hacerse con los tesoros? ¿Cuántos de ellos querrían ser emperadores de una nueva dinastía ya no manchú sino auténticamente china? Quien consiguiera apoderarse de esto -afirmó señalando hacia arriba- sería bendecido por el fundador de esta nación para apoderarse, en su nombre, de «Todo bajo el Cielo» y, créanme, no lo vamos a consentir. China no está preparada para asimilar este lugar sin graves consecuencias para su futuro. Algún día lo estará, se lo aseguro, pero ahora todavía no.

– ¿Y tiene que destruir el mausoleo? -pregunté incrédula.

– Por supuesto, no lo dude. Así me lo han ordenado. Voy a permitir que ustedes se lleven todo lo que han cogido. Es mi manera de agradecerles lo que han hecho, que ha sido mucho. He tenido que utilizarles para llegar hasta aquí y mantener en el engaño tanto al Kuomintang como a la Banda Verde.

– ¿Y qué me dice de Paddy Tichborne? -le pregunté-. ¿También es comunista como usted? ¿Estaba al tanto de todo esto?

– En absoluto, Elvira. Paddy es sólo un buen amigo, muy útil para recabar información en Shanghai, al que tuve que recurrir para llegar hasta usted.

– ¿Y qué dirá cuando sepa todo esto?

El anticuario se rió a carcajadas.

– ¡Espero que algún día escriba un buen libro de aventuras sobre esta historia, como ya le comenté! Nos ayudará mucho a convertir todo esto en una leyenda inverosímil. Yo, por supuesto, negaré haber estado aquí y, si alguien quiere venir a comprobar si hay algo de verdad en lo que ustedes puedan contar a partir de hoy, ya no encontrará nada porque voy a destruir este lugar.

Se agachó a recoger su bolsa y se la echó al hombro.

– Y no se le ocurra atacarme, maestro Jade Rojo, o haré explotar este lugar con todos ustedes dentro. Ayude a Elvira y a los niños a salir rápidamente.

– ¿Usted va a morir, Lao Jiang? -le preguntó un Biao asustado y al borde de las lágrimas.

– No, no voy a morir -le aseguró fríamente el anticuario, ofendido al parecer por la pregunta-, pero no quiero que estén aquí mientras preparo los explosivos. No dispongo de todo el material que sería necesario para volar completamente este lugar, así que debo colocar las cargas de manera que la estructura se venga abajo y se hunda todo el complejo. La cuerda que utilizamos en el segundo nivel y que no quise estropear con el mercurio, Elvira, es una de las mechas que he traído para esta misión y, como comprenderá, necesito cada centímetro de ellas porque yo también tengo que salir de aquí. Son mechas lentas pero, aun así, la complejidad del mausoleo y la dificultad de los seis subterráneos van a ponerme las cosas muy difíciles para llegar a la superficie. Supongo que tardaré una hora u hora y media en preparar la detonación y dispondré de otra hora más, aproximadamente, para salir de aquí. Por eso les ruego que se marchen ya. Ustedes tienen dos horas y media para llegar arriba, salir por el pozo y alejarse, así que ¡váyanse! ¡Váyanse ya!

– ¡Dos horas y media! -exclamé, desesperada-. ¡No nos haga esto, Lao Jiang! ¿Qué prisa tiene? ¡Dénos más tiempo! ¡No lo vamos a conseguir!

Él sonrió con pesar.

– No puedo, Elvira. Ustedes han estado convencidos todo el tiempo de que nos habíamos librado definitivamente de la Banda Verde cuando salimos de Shang-hsien, pero la Banda Verde es muy lista y tiene sicarios y recursos por todas partes. Hágase usted misma esta reflexión: al día siguiente de nuestra partida de aquel pueblo, cuando nuestros dobles se detuvieron y se dieron la vuelta, la Banda descubrió que les habíamos engañado. O bien abandonaron la búsqueda, cosa harto improbable, o bien regresaron a Shang-hsien e interrogaron a todo el mundo hasta descubrir lo que había pasado y por dónde nos habíamos ido. Puede que, en ese momento, aún llevásemos dos días de ventaja, pero sin duda consiguieron toda la información que necesitaban tanto del guía que nos sacó del pueblo y nos acompañó hasta el bosque de pinos como de los balseros que nos ayudaron a cruzar los ríos entre Shang-hsien y T'ieh-lu, el villorrio con el apeadero del tren donde compramos la comida y, aunque cada día limpiábamos todo antes de volver a montar, no es difícil suponer que encontraron algún indicio, por pequeño que fuera, de nuestras hogueras nocturnas y nuestros desperdicios. De todos modos, tampoco les era necesario. Entre Shang-hsien y T'ieh-lu hay una línea recta muy fácil de seguir. ¿Y qué creen que les dirían en la tiendecilla de la estación? Que sí, que efectivamente estuvimos allí hace tres días y que vinimos en esta dirección. Nuestros animales, que siguen arriba, serán la última referencia que necesiten para encontrar la boca del pozo. En caso de que siguiéramos manteniendo los dos días de ventaja, o incluso si añadimos un día más por el tiempo que perdieron interrogando a la gente de Shang-hsien y siguiendo nuestras huellas, los sicarios de la Banda Verde ya están aquí, dentro del mausoleo.

Es decir, pensé, que huíamos de la sartén para caer en el fuego.

– No pierdan más tiempo y no me lo hagan perder a mí -nos urgió-. Márchense. Tengo mucho trabajo que hacer. Nos veremos fuera dentro de unas horas.

Hacía tantos meses que no usaba un reloj que, en cierta manera, había aprendido a calcular el paso del tiempo intuitivamente, por eso sabía que, si nosotros a duras penas lograríamos abandonar el mausoleo aun contando con toda la ayuda posible de la buena fortuna, Lao Jiang, salvo que dispusiera de algún recurso desconocido e improbable, no lo iba a conseguir. Y él también lo sabía, estaba segura.

– Adiós, Lao Jiang -le dije.

– Adiós, Elvira -me respondió con una ceremoniosa reverencia-. Adiós a todos.

Fernanda y Biao permanecieron inmóviles; mi sobrina con un gesto de indignación y disgusto en la cara; Biao, con los ojos enrojecidos y la cabeza gacha.

– Vámonos -ordené. El tiempo había empezado a correr y nosotros, por la cuenta que nos traía, teníamos que procurar adelantarle. Como nadie se movía, cogí por los brazos a los niños y los arrastré fuera de la cámara-. ¡Vamos, maestro!

Aquel desgraciado de Lao Jiang se había quedado con la única antorcha que teníamos así que la huida iba a ser en la oscuridad, por lo menos dentro de aquel sarcófago exterior. Menos mal que recordábamos el camino y pronto estuvimos en la sala de ceremonias, con el mar de esqueletos frente a nosotros. Allí me detuve.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Todo bajo el Cielo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Todo bajo el Cielo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


T. Boyle - Tooth and Claw
T. Boyle
Matilde Asensi - Tierra Firme
Matilde Asensi
Matilde Asensi - Venganza en Sevilla
Matilde Asensi
Matilde Asensi - Iacobus
Matilde Asensi
libcat.ru: книга без обложки
Matilde Asensi
Matilde Asensi - El Salón De Ámbar
Matilde Asensi
Matilde Asensi - El Origen Perdido
Matilde Asensi
Olga Romay Pereira - Bajo el cielo de Alejandría
Olga Romay Pereira
Vicente Aleixandre - Visitar todos los cielos
Vicente Aleixandre
José María Bosch - Cala Ombriu, 2085
José María Bosch
Elizabeth Bevarly - That Boss Of Mine
Elizabeth Bevarly
Отзывы о книге «Todo bajo el Cielo»

Обсуждение, отзывы о книге «Todo bajo el Cielo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x