Jeanne Kalogridis - El secreto de Mona Lisa

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeanne Kalogridis - El secreto de Mona Lisa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El secreto de Mona Lisa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El secreto de Mona Lisa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La apasionante vida de la mujer que inspiró La Gioconda, en una intrigante trama llena de amor, traición y luchas de poder. La joven y hermosa Lisa di Gherardini es conducida por su padre al palacio Médici, donde la espera Lorenzo el Magnífico. Allí conoce a Leonardo da Vinci, con quien mantendrá una relación muy especial, y a Giuliano, el hijo menor de Lorenzo, de quien se enamorará perdidamente. Lisa y Giuliano se casan en secreto, pero al poco tiempo estalla una rebelión contra los Médici y Lisa da a su marido por muerto. Comienza una época turbulenta marcada por el terror religioso. La joven florentina tendrá que tomar partido en la contienda.

El secreto de Mona Lisa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El secreto de Mona Lisa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Entonces lo comprendí: yo sería el penitente, quien estaba animado por una rabia no política, sino personal. Quien asestaría el primer golpe.

Pensaba a menudo en Leonardo. Mis lágrimas en aquellos días surgían de muchas fuentes; mi culpa por haberlo traicionado era una de ellas. Isabella había huido del palacio, y Elena no quería decir nada acerca de ella. Confiaba en que hubiese escapado y pudiera advertir a Salai y a su amo. Solo podía confiar en que se hubiesen marchado de la Santissima Annunziata mucho antes de que llegasen los hombres de Salvatore.

Pensé en las últimas palabras que me dijo: «Juliano de Médicis no era tu padre. Soy yo. Lisa, te quiero». Su tono me recordaba al de otra persona, alguien con quien había hablado mucho tiempo atrás, pero no fue hasta que lo pensé detenidamente que recordé quién era.

Lorenzo de Médicis agonizaba, y yo le había preguntado por qué había sido tan bondadoso conmigo.

«Te amo, niña.»

¿Creía realmente que era mi tío? ¿Leonardo le había dicho la verdad?

Alcé mi espejo de mano y me miré. Mentí a Leonardo cuando le dije que no miraba a menudo mi reflejo. Cuando me enteré de la aventura de mi madre con Juliano, busqué en mi rostro alguna pista del sonriente joven que había posado para el busto de terracota de Leonardo. Nunca lo había visto a él allí.

En aquel momento, mientras me miraba en el espejo, Leonardo me devolvió la mirada, macilento y muy serio.

El 23 de mayo, el día antes de que Giuliano debía encontrarse conmigo en la catedral, me desperté tarde. Había dormido mal la noche anterior; no dejaba de oír los ahogados llantos de Matteo en la planta baja. Yo también lloré hasta bien pasada el alba, y después me hundí en un pesado sueño.

Cuando me levanté, fui directamente a mi balcón y miré el sol; me sorprendió ver que ya había pasado por encima y se inclinaba un poco hacia el oeste: ya era de tarde. El cielo era excepcionalmente azul y sin nubes, salvo por un largo dedo de humo oscuro que se alzaba por el este.

Lo miré, hechizada, hasta que entró Elena. Volví a la habitación en el momento en que ella dejaba una bandeja de pan y frutas en la mesa. Me miró mientras se erguía, con una expresión grave en el rostro.

– Has visto el humo -dijo.

– Sí -respondí lentamente todavía somnolienta-. Es…

– Savonarola.

– Entonces lo han quemado. -No había podido escuchar ninguna noticia durante las últimas semanas, desde que habían arrestado a Savonarola. Pero lo supe de inmediato en cuanto vi el humo.

– Primero lo colgaron -replicó ella en tono desabrido-. En la plaza, en el mismo lugar de la hoguera de las vanidades y de la Prueba del Fuego. He ido esta mañana. Ser Francesco nos ha animado a todos a que fuésemos.

– ¿Ha dicho alguna cosa?

– ¿Fray Girolamo? No, ni una palabra. Iba vestido solo con su camisón de lana. Ha sido muy desagradable. Habían construido un patíbulo redondo para el fuego, lo habían llenado de astillas y levantado una viga de madera en el centro, tan alta que tuvieron que construir una larga escalera para llegar hasta arriba. El verdugo lo ha subido y le ha colocado el lazo alrededor del cuello. Se ha retorcido un poco, no ha muerto de inmediato.

»Después han encendido el fuego. Algún idiota había puesto petardos entre las astillas, y al principio nos ha aterrorizado a todos. Habían sujetado a los monjes con cadenas de forma que cuando las sogas se quemasen los cuerpos no cayesen al fuego, sino que se asaran lentamente. La Signoria quería ofrecer un espectáculo. -Se estremeció-. Los monjes han comenzado a quemarse, y entonces un chiquillo ha alcanzado a uno de ellos con una pedrada, y los intestinos han reventado en una sanguinolenta riada. Finalmente, las llamas se han alzado a tanta altura que los cuerpos se han calcinado y los brazos y las piernas han empezado a desprenderse…

Cerré los ojos por un momento.

– Sí -dije-. Por supuesto. -Miré a Elena-. Has dicho los monjes… entonces ¿él no era al único que ejecutaban?

– No. Aquel fraile gigantón, el que apareció primero en la Prueba del Fuego… ¿Cuál era su nombre? Domenico. Fray Domenico ha muerto con él.

– Gracias. Ahora tomaré el desayuno. Te llamaré cuando esté preparada para vestirme.

Se marchó. No comí; en cambio, volví al balcón para sentarme al sol y mirar cómo el humo subía al cielo. Supuse que, con la desaparición de Savonarola, fray Domenico se había convertido en un riesgo para Salvatore y Francesco.

Zalumma se habría sentido satisfecha.

70

A la mañana siguiente, cuando Elena vino a vestirme traía una pequeña bolsita de terciopelo. La abrió sobre la mesa, cayeron el collar de zafiros y la redecilla de diamantes que había llevado el día de mi boda con Francesco.

No estaban guardadas en mi baúl. Lo había abierto al segundo día de mi encierro y descubrí que se habían llevado todas mis joyas; las busqué con la intención de sobornar a Elena para que huyese con Matteo.

Francesco me conocía bien. Pero no lo sabía todo.

Elena fue a mi armario y sacó el vestido de boda de brillante terciopelo azul y mi mejor camisa.

– Ser Francesco dice que hoy debes lucir particularmente encantadora.

Estaba visto que debía ser un cebo muy atractivo.

No dije nada mientras ella me abrochaba el vestido; esta vez, llevaba el cinturón de brocado bajo, de forma que pudiese alcanzarlo fácilmente con un rápido movimiento de mi mano.

Permanecí silenciosa mientras Elena me cepillaba el pelo. Pero cuando comenzó a introducirlo con gran cuidado en la resplandeciente redecilla, pregunté:

– Entonces ¿no me ayudarás con Matteo?

Vi su aterrorizado rostro en el espejo de mano; su voz apenas era un susurro.

– No me atrevo. Sabes perfectamente lo que le pasó a Zalumma.

– Sí -repliqué con dureza-. Recuerdo lo que le pasó a Zalumma. ¿Crees que no nos sucederá lo mismo a mí y a mi hijo?

Bajó la cabeza, avergonzada, y no volvió a mirarme ni a hablar. Cuando acabó y yo estuve preparada, ella fue a abrir la puerta.

– Detente -dije, y ella titubeó-. Hay algo insignificante que podrías hacer por mí. Solo necesito un momento. Solo un momento a solas, para prepararme.

Me miró con renuencia.

– No debo dejarte a solas, madonna. Ser Francesco me ha ordenado muy claramente…

– Entonces no me dejes sola -manifesté rápidamente-. He olvidado mi chal en el balcón. ¿Podrías traérmelo, por favor?

Exhaló un breve suspiro y asintió; caminó lentamente hasta el balcón, dándome la espalda.

Me moví deprisa, con más sigilo del que hubiese podido imaginar. Saqué la daga de mi padre del interior del colchón y la deslicé en mi cinturón.

Elena volvió del balcón lentamente.

– Tu chal no está allí -dijo.

– Gracias por mirar.

El soldado que había matado a Zalumma -un desagradable joven con las mejillas picadas de viruela- me llevó al carruaje. Francesco y Salvatore di Pazzi me esperaban allí. Francesco vestía su mejor túnica de regente; por primera vez desde que lo conocía, llevaba un largo puñal en el cinturón. Salvatore vestía un lucco de color verde oscuro; el tipo de elegante pero austera túnica que Lorenzo de Médicis hubiese podido escoger.

Él también iba armado con una magnífica espada en la cadera.

– Hermosa, hermosa -murmuró Salvatore al verme. Se inclinó hacia delante, y me ofreció la mano para ayudarme a subir. Lo rechacé, al tiempo que me libraba de la presión del soldado detrás de mí. Me sujeté al marco de la puerta y subí con mi pesado vestido y su larga cola.

– Se la ve muy bonita, ¿verdad? -comentó Francesco con orgullo, como si me hubiese creado él.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El secreto de Mona Lisa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El secreto de Mona Lisa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jeanne Kalogridis - The Borgia Bride
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il Signore dei Vampiri
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il patto con il Vampiro
Jeanne Kalogridis
Dionigi Cristian Lentini - Der Mann, Der Die Mona Lisa Verführte
Dionigi Cristian Lentini
Jeanne Kalogridis - Painting Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Scarlet Contessa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Devil’s Queen
Jeanne Kalogridis
Отзывы о книге «El secreto de Mona Lisa»

Обсуждение, отзывы о книге «El secreto de Mona Lisa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x