Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Cautiva De Los Borgia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Cautiva De Los Borgia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La inocencia de la joven Sancha de Aragón, así como el honor de su linaje, se ponen a prueba cuando su matrimonio con Jofre Borgia, el hijo menor del papa Alejandro VI, la arrastra al círculo íntimo de la familia más poderosa de Europa, la más intrigante y la que mayores suspicacias despierta. Un irresistible relato de conspiraciones, intrigas, pasión, deslealtades y codicia desde el punto de vista de una noble española obligada a vivir en un mundo brillante y muy peligroso.

La Cautiva De Los Borgia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Cautiva De Los Borgia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Busqué razones; las lágrimas en las comisuras de mis ojos estaban ahora en verdadero peligro de caer por mis mejillas.

– Pero… pero ¡Alfonso me quiere! Sufrirá si no puede verme, y él es el hijo bueno, el hijo perfecto. ¡No es justo; estaréis castigando a Alfonso por algo que no ha hecho!

– ¿Qué sientes, Sancha? -me preguntó mi padre suavemente-. ¿Cómo te sientes al saberte responsable de herir a quien más quieres?

Miré al hombre que me había engendrado; alguien que con extrema crueldad disfrutaba hiriendo a un niño. De haber sido un hombre, y no una niña, de haber llevado una daga, la furia me hubiese dominado y le hubiese rajado la garganta allí mismo. En aquel instante, supe qué era sentir un odio infinito e irrevocable por alguien a quien quería sin límites. Quería herirlo como él me había herido a mí, y disfrutar con ello.

Cuando se marchó, por fin lloré; pero incluso mientras derramaba lágrimas de furia, juré que nunca permitiría de nuevo que ningún hombre, y menos el duque de Calabria, me hiciera llorar.

Pasé las dos semanas siguientes en un tormento. Solo vi a los sirvientes. Aunque se me permitía salir a jugar si lo deseaba, me negué, de la misma manera que con mucha petulancia rechacé la mayoría de mis comidas. Dormía mal y soñaba con la espectral galería de Ferrante.

Mi humor era tan negro y mi conducta tan difícil que doña Esmeralda, que nunca me había levantado ni un dedo, me abofeteó dos veces llevada por la exasperación. Continuaba pensando en mi súbito impulso de matar a mi padre; me había aterrorizado. Me convencí de que sin la gentil influencia de Alfonso, me convertiría en una tirana cruel y medio loca como mi padre y mi abuelo, a los que me parecía.

Cuando transcurrieron las dos semanas, abracé a mi hermano menor con tanta fuerza que ambos nos quedamos sin aliento.

– Alfonso, debemos jurar que nunca volveremos a separarnos de nuevo -manifesté cuando por fin recuperé la voz-. Incluso cuando nos casemos, debemos quedarnos en Nápoles, cerca el uno del otro, porque sin ti, me volvería loca.

– Lo juro -dijo Alfonso-. Pero, Sancha, tu mente es perfectamente lúcida. Con o sin mí, nunca deberás temer a la locura.

Me tembló el labio inferior cuando le respondí:

– Soy muy parecida a nuestro padre: fría y cruel. Incluso el abuelo lo dijo: soy dura como él.

Por primera vez, vi la verdadera furia brillar en los ojos de mi hermano.

– No eres en absoluto cruel; eres bondadosa y amable. El rey está equivocado. No eres dura, solo empecinada.

– Quiero ser como tú -repliqué-. Tú eres la única persona que me hace feliz.

A partir de aquel momento, nunca le di a nuestro padre motivo para castigarme.

Finales de primavera de 1492

La Cautiva De Los Borgia - изображение 5
***

Capítulo 2

Habían pasado poco más de tres años. Había llegado el año 1492, y con él un nuevo Papa: Rodrigo Borgia, que tomó el nombre de Alejandro VI. Ferrante estaba ansioso por establecer buenas relaciones con él, dado que los anteriores pontífices habían mirado con malos ojos a la casa de Aragón.

Alfonso y yo ya éramos demasiado mayores para compartir el cuarto de los niños y nos trasladaron a habitaciones independientes, pero solo estábamos separados a la hora de dormir y cuando las diferencias en nuestra educación lo requerían. Yo estudiaba poesía y danza mientras Alfonso practicaba la esgrima. Nunca hablábamos de nuestra principal preocupación; ahora yo tenía quince años, edad casadera, y muy pronto iría a vivir a otra casa. Me consolaba pensando que Alfonso se convertiría en un gran amigo de mi futuro esposo y me visitaría diariamente.

Por fin llegó la mañana en la que fui llamada a la sala del trono. Doña Esmeralda apenas podía disimular su nerviosismo. Me vistió con una modesta túnica negra de corte elegante y fina seda, y con un corsé de brocado de satén abrochado tan prieto que casi no podía respirar.

Escoltada por ella, por donna Trusia y por doña Elena, crucé el patio del palacio. El sol quedaba apagado por una espesa niebla; goteaba sobre nosotros como una suave y lenta lluvia, salpicaba mi vestido y cubría mi rostro y mis bien peinados cabellos con rocío.

Por fin llegamos a las estancias de Ferrante. Cuando se abrieron las puertas de la sala del trono, vi a mi abuelo sentado regiamente sobre los cojines rojos; junto al trono había un extraño: un hombre de aspecto aceptable y físico robusto. A su lado estaba mi padre.

El tiempo no había suavizado a Alfonso, duque de Calabria. Mi padre se había vuelto más temperamental; más cruel. No hacía mucho, había pedido un látigo y azotado a una cocinera por servirle la sopa fría; castigó a la pobre mujer hasta que ella perdió el conocimiento. Solo Ferrante era capaz de contener su mano. También despidió de la casa, con muchos insultos y gritos, a un viejo sirviente por no haberle lustrado bien las botas. Para citar a mi abuelo: «Allí donde va mi hijo mayor, el sol, asustado, se oculta detrás de las nubes».

Su rostro, si bien todavía apuesto, era un retrato de la desdicha; sus labios temblaban con una mal reprimida cólera indiscriminada y sus ojos mostraban un sufrimiento que él se empeñaba en compartir. Ya no podía soportar el sonido de las risas infantiles; Alfonso y yo debíamos mantener silencio en su presencia. Un día me olvidé y solté una risita. El me pegó con tanta fuerza, que me tambaleé y casi caí. No fue el golpe lo que me dolió sino comprender que él nunca le había levantado la mano a ninguno de sus otros hijos; solo a mí.

Una vez que Trusia creía que yo estaba distraída, le confió a Esmeralda que había ido una noche a las habitaciones de mi padre y las había encontrado en la más absoluta oscuridad. Cuando buscaba a tientas una vela, la voz de mi padre sonó en la oscuridad: «Déjalo así». Cuando mi madre caminó hacia la puerta, él le ordenó: «¡Siéntate!». Así que se vio obligada a sentarse ante él, en el suelo. Cuando ella comenzó a hablar, con su voz suave y gentil, él le gritó: «¡Contén tu lengua!».

Él solo quería silencio y oscuridad, y saber que Trusia estaba allí.

Me incliné graciosamente ante el rey, a sabiendas de que cada una de mis acciones era evaluada por el extraño de cabellos castaños y aspecto vulgar que estaba junto al trono. Ahora era una mujer, y había aprendido a convertir mi tozudez y mis ganas de travesuras en orgullo. Otros podrían llamarlo arrogancia; pero desde el día en que mi padre me había herido, había jurado no permitirme mostrar nunca ninguna señal de debilidad o dolor. Estaba siempre alerta, inconmovible, fuerte.

– Princesa Sancha de Aragón -dijo Ferrante, en tono formal-, este es el conde Onorato Caetani, un noble de buen carácter. Ha pedido tu mano, y tu padre y yo se la hemos concedido.

Incliné la cabeza con mucha modestia y espié por segunda vez al conde por debajo de mis párpados entrecerrados. Un hombre vulgar de unos treinta veranos, y solo era un conde mientras que yo era una princesa. Me había preparado para dejar a Alfonso por un marido, pero no por alguien tan poco distinguido. Estaba demasiado inquieta para que una rápida y apropiada réplica acudiese a mis labios. Por fortuna, Onorato habló primero.

– Me habéis mentido, majestad -dijo con una voz profunda y clara.

Ferrante se volvió, sorprendido; mi padre pareció estar dispuesto a estrangular al conde. Los cortesanos del rey contuvieron una exclamación ante la audacia hasta que él habló de nuevo.

– Dijisteis que vuestra nieta era preciosa. Pero tal palabra no hace justicia a la exquisita criatura que está ante nosotros. Me había creído lo bastante afortunado para ganar la mano de una princesa del reino; no sabía que también estaba ganando la obra de arte más preciosa de Nápoles. -Apoyó la palma contra su pecho y luego extendió la mano mientras me miraba a los ojos-.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jeanne Stein - Cloud City
Jeanne Stein
Jeanne Stein - The Becoming
Jeanne Stein
Jeanne Kalogridis - The Borgia Bride
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - El secreto de Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il Signore dei Vampiri
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il patto con il Vampiro
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Painting Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Scarlet Contessa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Devil’s Queen
Jeanne Kalogridis
Отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia»

Обсуждение, отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x