Después de presionar enviar en el mensaje, el malware fue descargado en su teléfono. La puesta en marcha del Plan B estaba completa. Ella borró el texto. El siguiente texto más reciente provendría de un número desconocido. Su curiosidad sacaba lo mejor de ella. Cuando las palabras aparecieron en la pantalla, ella cubrió una sonrisa con los dedos. Brayden chasqueó los labios. Ella se apuró para meter el desechable y la portátil en la bolsa antes de regresar a su lado del sofá.
Cuando lo sacudió por los hombros, se sentó con los ojos medio abiertos. “¿Qué haces?”
Ella le puso el celular en la mano. “Tenemos que salir de aquí”.
“¿Por qué? ¿Qué pasó?”
“No hay tiempo, te lo explicaré afuera”.
Brayden la maldijo mientras ella le pedía que se parara. Alanna lo tomó por los brazos para ponerlo de pie. Pasó su mano por su espalda bajo su axila mientras él arrastraba los pies por el pasillo. Al pasar cerca del bar Alanna vio que Natalya los miraba mientras mezclaba una bebida antes de decirle “Lo siento” como respuesta.
Alanna miró alrededor del área principal del salón. Música Trance resonaba en los parlantes. Los asistentes eran una mezcla de jóvenes elegantes vestidos como si pudieran pagar las bebidas con precios excesivos. No había asientos disponibles y la mitad de la gente estaba parada. La niebla en el aire era mucho más densa que cuando había llegado. Apartó con su mano el olor de los narguiles que llenaba sus narices. Brayden sonreía mientras movía sus caderas al ritmo de la música. Ella le dio una mirada de disgusto y le gimió en el oído que se apurara hacia la entrada principal mientras ella salía por atrás. Levantó su quijada en un gesto de asentimiento y luego salió cautelosamente hacia la pasarela principal hacia un pequeño grupo reunido en el centro. Cuando un cliente lo tropezó, perdió equilibrio.
Cayó sobre un sofá de cuero al lado de un europeo del este bien vestido y su cita. Luego comenzó a reírse. Alanna miró a Natalya quien frunció el ceño y le hizo una seña con la cabeza para que remediara la situación. El europeo de seis pies de alto con una barba corta se levantó con sus puños cerrados. Brayden sonrió – ajeno a la amenaza que tenía en frente – cuando ella corrió a su lado. Mientras lo levantaba por el brazo le pidió disculpas al europeo, quien frunció el ceño.
Ella colocó su brazo alrededor de su cintura mientras se abrían paso a través del gentío. Iban a medio camino hacia la puerta, cuando el guardia de seguridad se les atravesó en el camino. Los vio con desprecio con ojos que quemaban. Alanna le pidió disculpas en nombre de Brayden y le explicó que ya se iban. El guardia echaba humo al ordenarles que se fueran de una maldita vez.
Asintió repetidamente antes de arrastrar a Brayden hacia la puerta del frente con el guardia detrás de ellos. Todos los estaban viendo mientras caminaban por el resto del pasillo hasta la entrada. El guardia les mantuvo la puerta abierta y le dio un regaño a Brayden diciéndole que jamás volviera a ese salón. Afuera, ella apoyó el hombro de Brayden al lado de la entrada antes de asomarse a la calle. Miró sobre los rezagados cerca del club a toda la gente que estaba en la acera.
El la haló de la manga derecha. “Dime qué está pasando”.
Una vez que estuvo segura que no había ninguna amenaza señaló hacia el Starbucks más abajo en la calle. “Más tarde, espérame allí”
“Vas a hablar – “
Ella gruñó mientras lo levantaba por el brazo. Una vez que estuvo parado lo empujó por detrás “Iré justo detrás de ti”
Brayden se tambaleó, pero se movió lo suficientemente estable como para caminar sin ayuda. Ella no tenía ninguna opción que fuese buena. Arriesgarse a que los federales la vieran con él o dejar a su amigo sólo. Después de esperar cinco minutos estaba pendiente de que alguien la estuviese espiando mientras seguía sus pasos. Un par de estudiantes universitarios la miraban. Cuando pasaron cerca de ella, evitó el contacto visual.
Dentro del Starbucks casi todas las mesas y silla estaban tomadas. Vio a Brayden sentado en una de los taburetes de madera que estaban cerca de la ventana. Su codo derecho estaba sobre la mesa alargada y su cabeza apoyada en la mano. La gente alrededor de él estaba demasiada ocupada con sus cafés y sus laptops para prestarle atención.
Alanna le tocó el hombro y estiró la mano. “Dame tu teléfono”.
Cuando movió sus dedos, él sacó el teléfono de su bolsillo delantero.” ¿Qué quieres hacer con él?”
Se lo arrebató y comenzó a buscar entre sus apps. “Voy a llamarte un Uber”.
“Yo puedo manejar-“
“No puedes ni siquiera caminar derecho sin caerte sobre algún completo extraño”.
Levantó su mano en dirección a ella “Fue tu culpa, ¿Por qué diablos me empujabas hacia la puerta?”
“Recibí un texto amenazador desde el celular de Javier”
“¿Qué decía?”
Ella escribió la dirección en la app sin prestarle atención a la pregunta.
Él curvó los labios en una mueca mientras retrocedía hacia la mesa. “Aprende la diferencia entre misteriosa y grosera”
A Alanna le preocupaba menos la foto que el comentario acerca de compartir información privada. De ninguna manera iba ella a correr el riesgo de compartir secretos con Brayden. Nunca le había revelado su vida personal a él ni a nadie. A pesar del hecho de que él era su mejor amigo, que siempre estuvo dispuesto a apoyarla en el peor momento de su vida y en cualquier momento desde entonces, era posible que no permanecieran siendo amigos si ella le mantenía su pasado en privado.
Le devolvió el teléfono. “¿Te sientes mejor?”
Él entrecerró los ojos brevemente. “Si, mi cabeza se está aclarando”.
“Mejor espera afuera. Tu Uber debe estar por llegar. ¿Puedo confiar en que te mantendrás lejos de los problemas?”
Él se impulsó desde la mesa para pararse firme sobre sus pies. “¿Puedes confiar en mí? Dímelo tú”.
La quijada de Alanna tembló. El golpe la había agarrado por sorpresa. Cuando avanzaba hacia la entrada le dijo las únicas palabras de despedida que le pudo dirigir: “Llámame cuando sepas algo de Javier”.
“Ordenó un latte helado mientras Brayden esperaba cerca de un semáforo. Después de recoger su bebida, vio a Brayden entrando en un Civic blanco. Sorbió parte de la bebida de la taza plástica helada mientras se dirigía hacia al parque de estacionamiento. Al cruzar la calle hacia su Corolla, una van negra encendió su motor en el extremo más alejado de la cuadra Se detuvo un momento para buscar sus llaves en el bolso antes de echar un vistazo a la van. Esta apenas se movía al separarse de la acera. Alanna permaneció en control mientras entraba en su vehículo. Apartó el Corolla de la acera antes de pisar el acelerador con fuerza atravesándosele a un carro que se acercaba, Mientras aceleraba a toda velocidad por el canal derecho dirigía miradas al espejo retrovisor cada pocos segundos. La van negra la seguía un par de carros detrás de ella. Estaba dispuesta a apostar que era la FCCU, pero no quería arriesgarse.
La van la persiguió durante unas cuadras más antes que ella se encontrara con un tránsito más lento. Aceleró hacia el canal izquierdo que estaba libre. Un jeep giró detrás de ella, la van lo alcanzó y quedó detrás de él. Los carros al lado de ella bajaron la velocidad cuando la luz del semáforo se puso amarilla. Apretó los dientes antes de saltarse la luz al cambiar a rojo.
No había rastro de su perseguidor cuando tomó la rampa hacia la A1A dirigiéndose hacia el oeste. Al entrar en el Causeway, su iPhone sonó de nuevo antes que lo apagara. No quería hablar con nadie hasta que estuviera a salvo en su apartamento. Si la FCCU preguntaba, le explicaría que había actuado así porque estaba asustada por los mensajes de texto que había recibido. No tendría que actuar mucho para ello.
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