si ella supiera
(un misterio kate wise —libro 1)
b l a k e p i e r c e
Blake Pierce
Blake Pierce es autor de la exitosa serie de misterio RILEY PAGE, que abarca doce libros (hasta la fecha). Blake Pierce es también el autor de la serie de misterio MACKENZIE WHITE, compuesta por ocho libros; de la serie de misterio AVERY BLACK, con seis libros; de la serie de misterio KERI LOCKE, compuesta por cinco libros; de la serie de misterio LOS INICIOS DE RILEY PAIGE, con dos libros (hasta la fecha); y de la serie de misterio KATE WISE, compuesta por dos libros (y contando).
Ávido lector y fan de toda la vida de los géneros del misterio y del suspenso, a Blake le encantaría saber de ti, así que siéntete libre de visitar www.blakepierceauthor.com para saber más y estar en contacto.
Copyright © 2018 by Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto como esté permitido bajo la U.S. Copyright Act of 1976, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida bajo ninguna forma y por ningún medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperación, sin el permiso previo del autor. Este libro electrónico está licenciado solo para su entretenimiento personal. Este libro electrónico no puede ser revendido o regalado a otras personas. Si usted quisiera compartir este libro con otra persona, compre por favor una copia adicional para cada destinatario. Si usted está leyendo este libro y no lo compró, o no fue comprador para su uso exclusivo, entonces por favor regréselo y compre su propia copia. Gracias por respetar el arduo trabajo de este autor. Esta es una obra de ficción. Nombre, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son, o producto de la imaginación del autor o son usados en forma de ficción. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia. Imagen de portada Copyright Elena Belskaya, usada bajo licencia de Shutterstock.com.
LIBROS DE BLAKE PIERCE
SERIE DE MISTERIO KATE WISE
SI SUPIERA (Libro #1)
SI VIERA (Libro #2)
SERIE LOS INICIOS DE RILEY PAIGE
OBSERVANDO (Libro #1)
ESPERANDO (Libro #2)
SERIE DE MISTERIO RILEY PAIGE
UNA VEZ IDO (Libro #1)
UNA VEZ TOMADO (Libro #2)
UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)
UNA VEZ SEDUCIDO (Libro #4)
UNA VEZ CAZADO (Libro #5)
UNA VEZ ASIGNADO (Libro #6)
UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)
UNA VEZ FRÍO (Libro #8)
UNA VEZ ACECHADO (Libro #9)
UNA VEZ PERDIDO (Libro #10)
UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11)
UNA VEZ ATADO (Libro #12)
UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13)
SERIE DE MISTERIO MACKENZIE WHITE
ANTES DE QUE MATE (Libro #1)
ANTES DE QUE VEA (Libro #2)
ANTES DE QUE CODICIE (Libro #3)
ANTES DE QUE TOME (Libro #4)
ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5)
ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6)
ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7)
ANTES DE QUE CACE (Libro #8)
ANTES DE QUE HAGA PRESA (Libro #9)
SERIE DE MISTERIO AVERY BLACK
MOTIVO PARA MATAR (Libro #1)
MOTIVO PARA CORRER (Libro #2)
MOTIVO PARA ESCONDER (Libro #3)
MOTIVO PARA TEMER (Libro #4)
MOTIVO PARA SALVAR (Libro #5)
MOTIVO PARA SENTIR TERROR (Libro #6)
SERIE DE MISTERIO KERI LOCKE
UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)
UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)
UN RASTRO DE VICIO (Libro #3)
UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4)
UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5)
CONTENIDO
PRÓLOGO
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDÓS
CAPÍTULO VEINTITRÉS
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISÉIS
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO
CAPÍTULO TREINTA Y DOS
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
No vio a nadie observándolo mientras se deslizaba de noche por la silenciosa calle suburbana. Era la una de la madrugada de una noche a mitad de semana, y era la clase de vecindario donde las personas se iban a la cama a una hora decente, y bebían unos cuantos vasos de vino mientras contemplabanThe Bachelor.
Era la clase de lugar que despreciaba.
Pagaban religiosamente sus cuotas de la asociación de propietarios, echaban los excrementos de sus mascotas en pequeñas bolsas plásticas para no ofender a sus vecinos, y lo más seguro es que sus hijos no practicarían deporte en las modestas ligas de la escuela secundaria sino en las ligas privadas del condado. La ostra donde habitaban era su mundo. Se sentían seguros. Sin duda, le echaban el cerrojo a sus puertas y activaban sus alarmas, pero en última instancia, se sentían seguros.
Eso estaba a punto de cambiar.
Caminó por un césped en particular. Lo más probable es que ella estuviese en casa ahora. Su marido estaba en Dallas en viaje de negocios. Sabía cuál de las ventanas era la de su dormitorio. Y también sabía que la alarma en la parte trasera de la casa fallaba cada vez que llovía.
Cambió de dirección y le tranquilizó sentir el cuchillo, metido a la altura de la parte baja de la espalda, entre el elástico de sus bóxers y sus jeans. Se mantuvo pegado al costado de la casa, mientras abría la botella de agua que traía. Cuando llegó a la parte trasera de la casa, se detuvo. Una luz verde brillaba en la pequeña caja del sistema de seguridad. Sabía que si intentaba dañarla, la alarma se activaría. Sabía que si intentaba abrir o empujar la puerta, la alarma se activaría.
Pero también sabía que se dañaba con la lluvia. Era algo que tenía que ver con la humedad, aunque se suponía que este tipo de sistema era cien por ciento a prueba de agua. Con ello en mente, levantó la botella de agua y la vertió.
Observó cómo titilaba la pequeña luz verde a medida que se volvía más tenue.
Con una sonrisa, caminó por un pequeño sendero del patio trasero. Subió las escalinatas del porche trasero. Usar el cuchillo para forzar la puerta mosquitera fue fácil; hizo muy poco ruido en medio del silencio de la noche.
Cruzó en dirección a la silla de mimbre que estaba en el rincón, levantó el cojín, y encontró la llave debajo del mismo. La tomó con su mano enguantada, fue hasta la puerta trasera, deslizó la llave en la cerradura, la abrió, y pasó adentro.
Una pequeña lámpara estaba encendida en el estrecho corredor que se extendía desde la cocina. Recorrió este pasillo hasta llegar a la escalera, y por ella comenzó a subir.
La ansiedad se agitaba en sus entrañas. Se estaba excitando —no de una manera sexual, sino de la manera que solía excitarse cuando se subía a una montaña rusa, la emoción de la anticipación a medida que ascendía, traqueteando por los rieles de la colina más alta.
Apretó la empuñadura del cuchillo, que todavía tenía en la mano luego de haber abierto la puerta mosquitera. En la parte alta de las escaleras se tomó un instante para apreciar la emoción del momento. Aspiró en medio de la pulcritud de un hogar suburbano de clase alta y eso le hizo sentirse un poco mal. Era demasiado familiar, demasiado privado.
Lo odiaba.
Empuñando el cuchillo, caminó hasta el dormitorio que se hallaba al final del corredor. Allí estaba ella, acostada en la cama.
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