La meditación
(Sobre la oración y la meditación, ver las explicaciones y los métodos en el capítulo: “El trabajo del pensamiento”.)
Del 21 de marzo al 21 de septiembre, la Enseñanza de la Fraternidad Blanca Universal preconiza que asistan los discípulos todas las mañanas a la salida del sol. El capítulo IX está consagrado a esta cuestión.
Antes de comenzar cualquier cosa, debéis sentaros tranquilamente para introducir en vosotros la paz, poneros en armonía con el universo y uniros al Creador consagrándole, con la oración y la meditación, la jornada que comienza.
He aquí un ejercicio para practicar cada mañana:
Levantáis vuestro brazo derecho, con la mano extendida hacia lo alto, proyectando con el pensamiento vuestra mano astral hasta el Trono de Dios, y entonces decís: “Dios mío, todo lo que yo poseo te pertenece. Sírvete de mí para el triunfo y la gloria de Tu Reino. Yo cumpliré Tu voluntad. Que Tu amor, Tu sabiduría y Tu poder se manifiesten a través de mí...” Hay días en los que no podemos pronunciar esta fórmula con todo el corazón, porque sentimos que hay algo interiormente que no quiere ceder. Es necesario llegar a poder decir sinceramente esta fórmula, no de vez en cuando, sino cada día.
Bienaventurado el que pueda decir: “Dios mío, yo soy Tu servidor, hágase en mi según Tu voluntad...”
Los ejercicios de respiración
La respiración es una forma de nutrición, y de la misma manera que cuando comemos debemos masticar lentamente, cuando respiramos debemos “masticar” el aire. Cuando hemos inspirado hay que retener el aire mucho tiempo, hasta que los pulmones, (que son una especie de estómago), hayan asimilado todas las sustancias nutritivas. Si echamos el aire demasiado rápidamente, echamos al mismo tiempo todas las sustancias antes de haber podido recoger todos los elementos útiles.
1. Descripción de los ejercicios
– l. Tapar el orificio izquierdo de la nariz y aspirar el aire profundamente por el derecho contando 4 tiempos.
– 2. Contener la respiración durante 16 tiempos.
– 3. Tapar el orificio derecho de la nariz y espirar por el izquierdo contando 8 tiempos. Proseguir el ejercicio invirtiéndolo:
– l. Tapar el orificio derecho de la nariz y aspirar el aire por el izquierdo contando 4 tiempos.
– 2. Contener la respiración durante 16 tiempos.
– 3. Tapar el orificio izquierdo de la nariz y espirar por el derecho contando 8 tiempos. Este ejercicio hay que repetirlo 6 veces por cada orificio.
Los que puedan doblarán los tiempos 8 – 32 – 16.
Por medio de la respiración profunda podéis curar vuestro sistema nervioso y muchas otras enfermedades. Los médicos os recetarán inyecciones de calcio, de yodo, de sodio, etc. para daros los elementos que os falten, mientras que los Iniciados os aconsejarán que toméis esos elementos en su estado etérico por medio de la respiración. El método es muy simple: respirad concentrándoos en la idea de que estáis tomando del aire los elementos que os hacen falta. Sí, porque el organismo sabe muy bien lo que necesita, contiene todo un equipo de químicos perfectamente competentes que saben extraer del aire las substancias necesarias. Por eso el discípulo no busca los medicamentos solamente en la farmacia. Respira con amor y con la convicción absoluta de que llegará a extraer del espacio los elementos que le son necesarios.
Pero mediante la respiración, podéis atraer también materiales, fuerzas y partículas del mundo superior, es decir: la luz, la paz y todos los elementos vivificadores. Por tanto, cuando respiráis, debéis intentar atraer los elementos espirituales de los que tengáis necesidad según el estado en el que os encontréis.
2. Algunos ejemplos de ejercicios
l. Elegiréis 4 virtudes que particularmente queráis poseer: Inspirando 4 tiempos, pronunciáis mentalmente el nombre de las cuatro virtudes, una por cada tiempo.
Mientras retenéis la respiración durante los 16 tiempos, repetís 4 veces los 4 nombres.
Cuando espiréis, decid: “Yo expulso de mi...” diciendo el nombre de los defectos contrarios a las 4 virtudes que habíais elegido.
2. Al inspirar, pensad: “Te doy gracias Señor, por permitirme recibir con este aire puro, la vida divina que Tú has puesto en él...”
Cuando retengáis el aliento: “Que esta vida divina penetre en todo mi cuerpo y le dé salud y vida...”
Y al espirar: “Yo manifestaré esta vida que he recibido en todas mis acciones para la gloria de Dios...”
3. Al inspirar: “Dios mío, que Tu nombre sea santificado...”
Al contener la respiración: “Dios mío, que Tu reino y Tu justicia se hagan realidad en mí...”
Al espirar: “Dios mío, que Tu voluntad se cumpla a través de mí...”
4. Al inspirar: repetid dos veces el nombre de cuatro virtudes.
Al espirar: pensad que los ángeles de los cuatro elementos os despojan de vuestras impurezas: el Ángel del fuego en el cerebro, el Ángel del aire en los pulmones y corazón, el Ángel del agua en el estómago, el vientre y el sexo, y el Ángel de la tierra en todo el cuerpo.
Los ejercicios de gimnasia
La descripción de los ejercicios de gimnasia y las explicaciones correspondientes han sido trasladados al final del volumen.
Las comidas
(Sobre la manera de comer, ver el capítulo III sobre la nutrición.)
Al principio y al final de cada comida, los discípulos de la Fraternidad Blanca Universal recitan tres veces la fórmula búlgara: “Bojiata liubov razréchava vsitchkité problémi - El amor de Dios resuelve todos los problemas...”
Consejos para el transcurso de la jornada
Vivir bien las 24 horas presentes
Todo vuestro destino está inscrito en la vida que vosotros lleváis hoy, en la dirección que dais a vuestros pensamientos y sentimientos, en las actividades en las que gastáis vuestras energías. Porque, según estéis atentos y vigilantes o no, allanáis las dificultades o, por el contrario, las aumentáis con todo tipo de cosas inútiles o incluso nocivas que impiden vuestro perfecto desarrollo.
Ahí está el sentido de las palabras de Jesús cuando decía que no pensáramos en el mañana, porque si cada día que pasa vigiláis que vuestro comportamiento sea óptimo, el mañana será completamente libre y vosotros tendréis libertad para emprender cuanto deseéis sin dejar por ello de permanecer vigilantes, para evitar que nada se quede coleando, a medio hacer. De esta manera cada nuevo día os encontrará bien dispuestos, preparados para respirar, para estudiar, para regocijaros, para cantar, y toda la vida tomará un color extraordinario de felicidad y de bendición. Así es como hay que comprenderlo. Teniendo cuidado de liquidarlo todo hoy es como pensáis indirectamente en el mañana.
Por lo tanto no penséis en el mañana, pensad en el momento presente. Si todo está arreglado para hoy, lo estará automáticamente para mañana. Y como todo queda inscrito, una vez que hayáis vivido una jornada espléndida, una jornada de vida eterna, ésta queda registrada y no muere nunca, queda viva y lucha para que todos los demás días se le parezcan. Probad al menos de vivir bien un solo día, y éste arrastrará a los demás: les invitará para hablarles y convencerles de ser como él, equilibrados, ordenados, armoniosos.
Como todavía no habéis estudiado el lado mágico de esta cuestión, decís: “¿Qué se puede hacer en un solo día? Aún estoy desorganizado, pero mañana irá mejor...” Sí, irá mejor pero a condición de que hagáis enseguida todos los esfuerzos para restablecer el orden. Si no es así, ocurre como en los juegos de feria: con una pelota tiramos una caja o un bolo, el cual, en su caída, arrastra al resto.
Vigilarse sin descanso
Preguntamos a alguien: “¿En qué piensas? – No lo sé...” No se ha observado nunca, por lo que no le importa qué corrientes circulan a través de él; puede tratarse de cualquier tipo de suciedad, de cualquier imagen espantosa, ¡y él está inconsciente! ¿Cómo, pues, en semejantes condiciones, podrá trabajar sobre bases sólidas?
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