En 1815, Napoleón Bonaparte se fugó de su prisión en la isla de Elba y emprendió viaje a la reconquista del trono de Francia.
Marchaba paso a paso, acompañado por una tropa creciente, mientras el diario Le Moniteur Universel, que había sido su órgano oficial, aseguraba que los franceses estaban locos de ganas de morir defendiendo al rey Luis XVIII, y llamaba a Napoleón violador a mano armada del suelo de la patria, extranjero fuera de la ley, usurpador, traidor, plaga, jefe de bandoleros, enemigo de Francia que osa ensuciar el suelo del que ha sido expulsado, y anunciaba: Éste será su último acto de locura.
Pero por fin el rey huyó, nadie murió por él, y Napoleón se sentó en el trono sin disparar ni un tiro.
Entonces el mismo diario pasó a informar que la feliz noticia de la entrada de Napoleón en la capital ha provocado una explosión súbita y unánime, todo el mundo se abraza, las vivas al Emperador llenan el aire, en todos los ojos hay lágrimas de alegría, todos celebran el regreso del héroe de Francia y prometen a Su Majestad el Emperador la más profunda sumisión.
Febrero
25
La noche kuna
El gobierno de Panamá había ordenado, por ley, la reducción a la vida civilizada de las tribus bárbaras, semibárbaras y salvajes que existen en el país.
Y su portavoz había anunciado:
—Las indias kunas nunca más se pintarán la nariz, sino las mejillas, y ya no llevarán aros en la nariz, sino en las orejas. Y ya no vestirán molas, sino vestidos civilizados.
Y a ellas y a ellos les fue prohibida su religión y sus ceremonias, que ofendían a Dios, y su tradicional manía de gobernarse a su modo y manera.
En 1925, en la noche del día veinticinco del mes de las iguanas, los kunas pasaron a cuchillo a todos los policías que les prohibían vivir su vida.
Desde entonces, las mujeres kunas siguen llevando aros en sus narices pintadas, y siguen vistiendo sus molas, espléndido arte de una pintura que usa hilo y aguja en lugar de pincel. Y ellas y ellos siguen celebrando sus ceremonias y sus asambleas, en las dos mil islas donde defienden, por las buenas o por las malas, su reino compartido.
Febrero
26
África mía
A fines del siglo diecinueve, las potencias coloniales europeas se reunieron, en Berlín, para repartirse el África.
Fue larga y dura la pelea por el botín colonial, las selvas, los ríos, las montañas, los suelos, los subsuelos, hasta que las nuevas fronteras fueron dibujadas y en el día de hoy de 1885 se firmó, en nombre de Dios Todopoderoso, el Acta General.
Los amos europeos tuvieron el buen gusto de no mencionar el oro, los diamantes, el marfil, el petróleo, el caucho, el estaño, el cacao, el café ni el aceite de palma;
prohibieron que la esclavitud fuera llamada por su nombre;
llamaron sociedades filantrópicas a las empresas que proporcionaban carne humana al mercado mundial;
advirtieron que actuaban movidos por el deseo de favorecer el desarrollo del comercio y de la Civilización
y, por si hubiera alguna duda, aclararon que actuaban preocupados por aumentar el bienestar moral y material de las poblaciones indígenas.
Así Europa inventó el nuevo mapa del África.
Ningún africano estuvo, ni de adorno, en esa reunión cumbre.
Febrero
27
También los bancos son mortales
Todo verdor perecerá, había anunciado la Biblia.
En 1995, el Banco Barings, el más antiguo de Inglaterra, cayó en bancarrota. Una semana después, fue vendido por un precio total de una (1) libra esterlina.
Este banco había sido el brazo financiero del imperio británico.
La independencia y la deuda externa nacieron juntas en América Latina. Todos nacimos debiendo. En nuestras tierras, el Banco Barings compró países, alquiló próceres, financió guerras.
Y se creyó inmortal.
Febrero
28
Cuando
Cuando estaba bajando la escalera de caracol de un barco, se le ocurrió que quizá las moléculas de las proteínas viajaran así, en espiral y sobre suelo ondulado; y eso resultó ser un hallazgo científico.
Cuando descubrió que los automóviles tenían la culpa de lo mucho que él tosía en la ciudad de Los Ángeles, inventó el auto eléctrico, que fue un fracaso comercial.
Cuando se enfermó de los riñones, y los medicamentos no lo mejoraban, se recetó comida sana y bombardeos de vitamina C. Y se curó.
Cuando estallaron las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, fue invitado a dictar una conferencia científica en Hollywood, y cuando descubrió que no había dicho lo que quería decir pasó a encabezar la campaña mundial contra las armas nucleares.
Cuando recibió el Premio Nobel por segunda vez, la revista Life denunció que eso era un insulto. Ya en dos ocasiones el gobierno de los Estados Unidos lo había dejado sin pasaporte, porque era sospechoso de simpatías comunistas, o porque había dicho que Dios era una idea no necesaria.
Se llamaba Linus Pauling. Había nacido mientras nacía el siglo veinte.
Febrero
29
Lo que el viento no se llevó
El día de hoy tiene la costumbre de fugarse del almanaque, pero regresa cada cuatro años.
Es el día más raro del año.
Pero este día nada tuvo de raro en Hollywood, en 1940.
Con toda normalidad, el 29 de febrero Hollywood otorgó casi todos sus premios, ocho Oscars, a Lo que el viento se llevó, que era un largo suspiro de nostalgia por los buenos tiempos de la esclavitud perdida.
Y así Hollywood confirmó sus costumbres. Veinticinco años antes, su primer superéxito, El nacimiento de una nación, había sido un himno de alabanza al Ku Klux Klan.
MARZO
Marzo
1
Fue
Elisa Lynch estaba cavando la tumba con las uñas.
Los soldados vencedores, atónitos, la dejaban hacer.
Los zarpazos de esta mujer alzaban nubes de polvo rojo y sacudían la rojiza melena que le llovía sobre la cara.
Solano López yacía a su lado.
Ella, mutilada de él, no lo lloraba, no lo miraba: le iba arrojando tierra encima, inútiles manotazos que querían enterrarlo en la tierra que había sido su tierra.
Él ya no era, y el Paraguay ya no era.
Cinco años había durado la guerra.
Había caído, asesinado, el único país latinoamericano que negaba obediencia a los banqueros y a los mercaderes.
Y mientras Elisa seguía echando puñados de tierra sobre el hombre que había sido su hombre, el sol se iba, y con el sol se iba este maldito día del año 1870.
Desde la fronda del cerro Corá, unos pocos pájaros le decían adiós.
Marzo
2
Silbando digo
El silbido es el lenguaje de La Gomera.
En 1999, el gobierno de las islas Canarias decidió que en las escuelas se estudiara el idioma perpetuado por el pueblo que lo silba.
En tiempos antiguos, los pastores de la isla La Gomera se comunicaban silbando, desde lejanas montañas, gracias a los barrancos, que multiplicaban los ecos. Así trasmitían mensajes y contaban sucedidos, noticias de los idos y los venidos, los peligros y las alegrías, los trabajos y los días.
Han pasado los siglos, y en esa isla los silbos humanos, envidiados por los pájaros, siguen siendo tan poderosos como las voces del viento y de la mar.
Marzo
3
Libertadoras brasileñas
Hoy culminó, en 1770, el reinado de Teresa de Benguela en Quariterê.
Éste había sido uno de los santuarios de libertad de los esclavos fugitivos en Brasil. Durante veinte años, Teresa había enloquecido a los soldados del gobernador de Mato Grosso. No pudieron atraparla viva.
En los escondites de la floresta, hubo unas cuantas mujeres que además de cocinar y parir fueron capaces de combatir y mandar, como Zacimba Gambá en Espírito Santo, Mariana Crioula en el interior de Río de Janeiro, Zeferina en Bahía y Felipa María Aranha en Tocantins.
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