Finalmente, se debe hablar de la innovación (el último de los pilares), que según la RAE (2017c), se define como “la creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”. En este sentido, en el ámbito internacional se encuentran diversas aproximaciones a las interfaces a partir de la innovación. Por ejemplo, el Ontario Veterinary College de la Universidad de Guelph postula como innovación la construcción de capacidades para prevenir enfermedades y resolver problemas de salud en la interfaz ecosistema-humano-animal. Por su parte, la Universidad de Calgary plantea la creación de oportunidades por demandas y necesidades sociales, y pone como ejemplo las provincias eminentemente rurales y líderes en recursos naturales y agricultura como motores económicos que dependen del mantenimiento y gestión del ambiente, a partir de la interfaz humano-animal-ecosistema frente a las presiones industriales. Wellcome Trust, en su plan estratégico 2010-2020, enuncia como desafío el combatir las enfermedades infecciosas, debido al desconocimiento de las enfermedades en la interfaz humano-animal. El Washington Higher Education Coordinating Board cuenta con un programa de salud global y enfermedades infecciosas en la interfaz humano-animal, que resalta la importancia de la salud animal global. La OMS junto con la Organización Mundial de Salud Animal postulan como necesidad de innovación el desarrollo de métodos de comunicación creativa entre todos los actores para prevenir y controlar la influenza en la interfaz ecosistema-humano-animal.
Dentro de las innovaciones articuladas a las interfaces se destacan las desarrolladas para la vigilancia de la salud en la interfaz ecosistema-humano-animal. Las más importantes son:
1. Avances en el campo de los ejercicios de simulación: control de influenza aviar altamente patogénica (simulado entre Kenia y Uganda).
2. Progresos sobre una frontera, una salud binacional, multisectorial y sistema colaborativo para simular la diseminación de patógenos en la frontera entre Estados Unidos y México.
3. Papel de la vigilancia centinela en la detección de enfermedades infecciosas emergentes en la interfaz humano-animal en Nigeria.
4. Ganadería conjunta, investigación de vida silvestre y salud pública de fiebre Q en Tailandia.
5. Uso de una estrategia convencional para desarrollar un nuevo paradigma para la detección de nuevos virus y construcción de capacidades para implementar globalmente.
6. Servicio de mensajería corta basada en el sistema de vigilancia de enfermedades; parte del proyecto de vigilancia integrada de enfermedades en India.
En conclusión, existe poca evidencia de la articulación de las agrociencias con las interfaces, pero justamente esa es la principal razón para desarrollar estudios que aporten a la construcción de dicha articulación, más cuando en el contexto neotropical existen problemáticas comunes a la salud de las especies (humana, animales domésticos y silvestres) y la salud ambiental.
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Interfaz ecosistema-humano-animal: definiciones y contexto*
Diego Soler-Tovar
Diana Benavides-Arias
Los patógenos multihuésped son los causantes de la mayoría de las enfermedades humanas. El 58 % de los organismos patógenos son clasificados como zoonóticos y el 73 % de los patógenos humanos considerados emergentes son, asimismo, zoonóticos; es decir, son agentes causantes de infecciones o enfermedades transmitidas naturalmente entre animales vertebrados y humanos o viceversa (Bose, 2008; Friend, 2006; Greger, 2007; Lloyd-Smith et al., 2009; Paige et al., 2015).
Dentro de los agentes patógenos se encuentran los microparásitos (priones, virus, bacterias, hongos y protozoarios) y los macroparásitos (metazoarios, insectos y artrópodos) (Hudson et al., 2002; Rabozzi et al., 2012), los cuales se pueden reproducir y mover de huéspedes enfermos (o infectados) a nuevos huéspedes susceptibles (Bose, 2008; Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], Organización Mundial de Sanidad Animal [OIE], Organización Mundial de la Salud [OMS], 2010). Los agentes patógenos circulan en las poblaciones animales y humanas; esto puede ser una amenaza para la salud de aquellos y estas. Por ende, los sectores de salud deben tener como responsabilidad su control (FAO, OIE y OMS, 2010; Friend, 2006; Dhama et al., 2013).
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