Luz Larenn - Á(r)mame

Здесь есть возможность читать онлайн «Luz Larenn - Á(r)mame» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Á(r)mame: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Á(r)mame»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Dos mujeres; dos tiempos; un mismo crimen Sin familia ni amigos y con licencia por estrés; la psicóloga Audrey Jordan se desliza lenta pero segura a la depresión. Hasta que un día; cuando menos se lo espera; un mensaje anónimo y el asesinato de una joven extrañamente parecida a ella le dan la posibilidad de asumir una nueva identidad. ¿Es posible reinventarnos? ¿Puede un giro del destino borrar nuestras acciones y elecciones; y las de nuestros padres? ¿O siempre habrá algo oscuro y persistente que nos persiga? Un thriller que no puede dejar de leerse y mantiene al lector en vilo; narrado con ritmo muy ágil y diálogos inteligentes. Una novela que sostiene el suspenso y la intriga; que se cruzan con conflictos personales que acechan desde el pasado; hasta un final sorprendente.

Á(r)mame — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Á(r)mame», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ingresando al gran salón que pertenecía a la Unidad de Crímenes Especiales se podían observar, a mano derecha, grandes ventanales con bordes de hierro y vidrio repartido que proporcionaban claridad al espacio. El día anterior había sido tal la barahúnda que no había reparado en nada más que en la puerta del despacho del jefe Hardy.

El interior se encontraba venido a menos, necesitaba varias manos de pintura y hasta nuevos muebles y escritorios, ya que parecían ser los mismos que se utilizaban desde los años setenta. Archiveros de metal, teléfonos fijos, el lugar tenía su encanto.

Mi cabeza saltó inmediatamente al edificio de salud mental de Lexington Avenue y la 47, mi despacho como terapeuta pública, y al comparar ambos escenarios, no tuve ninguna duda de que este nuevo que estaba empezando a conocer sería mejor que cualquier otra cosa. Al menos allí no había nada semejante a aquella pequeña lámina de Rembrandt que colgaba de una de las paredes amarillentas de mi consultorio. Ese maldito Rembrandt que miré a los ojos durante todo el tiempo en el que Hakkin tuvo sus manos alrededor de mi cuello en aquel ataque, tiempo en el que si no hubiera atinado a gritar en un instante de desconexión de mi atacante, no habrían llegado a socorrerme mi colega Tiffany y su paciente, que se encontraban justo al lado.

Recordar aquel episodio lograba cegarme en pocos segundos, había decidido enojarme con el Rembrandt, porque era mucho más fácil que hacerlo con la persona adecuada, es decir, conmigo misma. Me llevaría algún tiempo perdonarme por haber dudado sobre si pedir ayuda o no. Y es que en ese momento pensé que lo mejor era dejarlo ser, que todo terminase de una vez por todas. Mamá había muerto hacía unos cuantos meses, la cosa con Alex había terminado, me encontraba sola y carente de esperanza. Mucho más fácil enojarse con Rembrandt y su aire de superioridad.

Unos pocos oficiales que fuimos encontrando en nuestro camino me dieron la bienvenida. A simple vista todo indicaba que yo sería una de las pocas mujeres, al menos en aquel sector.

–El resto del equipo nos espera para terminar de elaborar el perfil del homicida.

Nos dirigimos a una sala que hasta el momento desconocía. Al abrir la puerta los miembros del equipo enmudecieron y se voltearon a mirarme perplejos.

–Ella es la doctora Morgan, se suma al equipo y nos ayudará a desarrollar el perfil psicológico del criminal –antes que pudiera decir algo, uno de los agentes rompió el hielo dándome la bienvenida.

Me sumé a una mesa ovalada grande. Contándome a mí, éramos seis y todavía sobraba lugar; yo seguía siendo la única mujer.

El jefe Hardy se quedó de pie frente a un pizarrón blanco, de esos en los que se escribe con marcador. “Al menos un objeto más contemporáneo”, pensé risueña.

Todo indicaba que el sospechoso se trataba de un hombre de entre treinta y cuarenta años, a juzgar por su formación y sus modelos mentales de crianza, creencias y estilo de vida. De origen caucásico y probablemente de gran porte, ya que había podido reducir a su víctima en pocos segundos. Hacía algunas horas habían dado con la grabación de la calle, pero no se podía ver el rostro del victimario. El lugar en el que Juliet había estado bien podía tratarse de un inmueble o depósito de su propiedad, por lo que, entre sus características, aparecía el hecho de que fuera de clase media o alta.

9 Juliet Un año antes escribí decidida después de conversar por largo rato - фото 11 9 Juliet Un año antes escribí decidida después de conversar por largo rato - фото 12

9

Juliet

Un año antes

, escribí decidida, después de conversar por largo rato y foto mediante, para corroborar que, al menos, a no ser que me estuviera mintiendo, se trataba de alguien presentable. Nada mal. Lucía como uno de esos modelos de Banana Republic. Pero lo mejor era su sonrisa, podía imaginar mis días paseando junto a esos dientes blancos y perfectamente alineados.

.

Revoleé los ojos, característico de los seudogalanes detrás de una pantalla. Se creían los reyes del juego hasta que una los apuraba.

Traté de llevar mi atención a otros pensamientos, de dignarse a reaparecer, ya vería qué hacer con él.

Debbie estaba en clase, casi no nos habíamos visto aquella mañana, luego de que había salido corriendo tras quedarse dormida dejando tirado su disfraz en medio de la habitación, muy atípico en ella. Sonreí burlona al recordar su peinado de la noche anterior. Es que normalmente llevaba el cabello recogido en una cola baja desaprovechando su fantástica cabellera rubia dorada natural.

En algunas horas debía rendir examen de Psicología de Masas. Encendí el ordenador para revisar mis apuntes, no era de las que estudiaban hasta el último minuto, más bien prefería dejar macerar la información durante la noche previa. Creía absolutamente en que lo que no había estudiado antes no iba a entrar en mi cabeza bajo presión. Pero, como estaba aburrida y algo insegura respecto de esta materia, hice una excepción. La psicología nunca se me había dado bien. Creo que, de hecho, la psicología en mi vida se encontraba a la par de la religión, me consideraba una no creyente.

Pero en la carrera de Marketing era una materia decisiva, así que estudié sin chistar, para dar lo mejor de mí, como siempre. Cuando estaba cargando el último archivo, el de la clase del 3 de mayo, mi móvil sonó. Era un mensaje, lo abrí y esta vez mi nuevo proyecto de cita me mandaba un gif , se trataba de una caja de regalo; al tocar sobre ella salía despedido la típica imagen del payaso con resorte.

Al segundo tocaron a mi puerta, dejé el teléfono sobre la cama y antes de abrir pregunté quién era. Nadie respondió. Observé por la mirilla, no había nadie del otro lado, pero pude ver que el dormitorio de enfrente se encontraba abierto y que había dos chicas conversando en el pasillo. Abrí. Ambas me miraron y, acto seguido, llevaron la vista hacia el suelo de mi puerta. Hice lo mismo. Había un paquete. Sonreí confundida, tomé la caja entre mis brazos y cerré la puerta con rapidez.

Ya dentro de la habitación la deposité sobre mi cama. Una vez más sonó mi móvil, nuevo mensaje, mismo modelo de Banana Republic: .

Para los tiempos que corrían, el hecho de que un muchacho desconocido, con el que hacía menos de veinticuatro horas que hablaba, supiera dónde vivía y hasta me enviara un regalo dudoso, resultaba aterrador.

Apagué el teléfono y lo solté sobre la cama. Decidí esperar a Debbie, así que dejé todo como estaba y me fui no sin antes dejarle un cartel: “Ni pienses en abrir esto”. Y debajo agregué en mayúsculas: “hablo en serio”.

A las dos y media de la tarde mi cerebro ya era carne de picadillo en manos de ese tal Freud, tanto que, por un momento, había olvidado la situación del misterioso envoltorio. Encendí el teléfono al salir del aula y automáticamente entraron cuatro mensajes, uno atrás de otro, de mi nuevo enamorado secreto, secreto y algo imprudente.

<���¿?>.

<���¿Estás ahí?>.

.

.

Este último mensaje llamó particularmente mi atención, si bien no lo volvía menos psycho , de repente le daba una explicación al hecho de que supiese dónde vivía. Después de todo, hacía meses que venía girando en espiral descendente con Jeff y Nicholas, quizá lo que me faltaba era confiar, confiar en que podía haber alguien más, alguien que fuera suficiente como para superar mi relación con ellos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Á(r)mame»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Á(r)mame» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Á(r)mame»

Обсуждение, отзывы о книге «Á(r)mame» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x