En este panorama se hace entonces muy necesario entender con profundidad primero lo que está ocurriendo y luego actuar en consecuencia para saber hacer frente a esta amenaza del futuro cercano. La creación de nuevo conocimiento como base de la innovación y el progreso, puede ser la respuesta al transformarse en una ventaja competitiva individual y organizacional, si logramos tener el control, tal como alguna vez ocurrió con el fuego, frente a la tecnología avanzada que nos tenderá a remplazar en muchas funciones. El secreto estará en obtener y hacer algo que se aprecie verdaderamente por los empleadores y potenciales clientes, como un tipo de elemento diferenciador en las posibilidades de resolver problemas, identificar oportunidades, descubrir nuevas formas de hacer las cosas y aprender de ello para seguir en la espiral de creación de valor, algo que será muy difícil de lograr por las máquinas de aprendizaje, incluso más allá del límite impuesto para el arribo de la singularidad. La actual tecnología está produciendo la generación más avanzada de máquinas en la historia. Necesitamos prepararnos de manera diferente para abordar este desafío y nuestra propuesta irá por potenciar las competencias cognitivas, adquiriendo una metodología que permita desarrollarlas a nivel individual y organizacional para competir en un mercado laboral que se prevé muy diferente. En el futuro no muy lejano los profesionales y también los estudiantes necesitarán construir sobre las antiguas materias habitualmente tratadas en sus carreras otras nuevas, propias de la era cognitiva. Esto se debe a que las personas ya no pueden prosperar en un mundo digitalizado utilizando solamente herramientas analógicas. Vivirán y trabajarán en un flujo constante de Big data, conectividad e información instantánea que fluye de cada clic y toque de sus dispositivos. Por lo tanto, se necesitará alfabetización de datos para leer, analizar y utilizar la marea de información en constante aumento. El conocimiento técnico por sí solo no es suficiente para el trabajo del mañana. Sí lo serán, de preferencia, un conjunto de capacidades cognitivas las que hagan la diferencia.
A modo de iniciar esta preparación para explorar nuevas rutas, podemos identificar niveles de complejidad donde las posibilidades de ser reemplazados por máquinas vaya desde alta a baja probabilidad. En el primer nivel se sitúan aquellos trabajos donde se aplican las mejores prácticas y donde la relación entre algo que ocurre o se hace y lo que se espera como resultado está claramente determinado. En este dominio se opera con problemas simples. Por lo general, la respuesta correcta es clara, conocida por todos e indiscutible. En el segundo ámbito, la relación entre acción o causa y resultado no es obvia para cualquier persona, sino que requiere del conocimiento y del análisis de experto. Hay múltiples soluciones correctas para un mismo problema, pero se requiere la participación de expertos para poder identificarlas. El tercer ámbito es el complejo, ya no es posible conocer de antemano la relación entre la causa que provoca un determinado efecto, y dicho efecto. Para poder trabajar con problemas complejos, el análisis no es suficiente. Hay que ir probando y experimentando. Cuando nos enfrentamos a problemas complejos, los resultados se vuelven más impredecibles. Las soluciones encontradas rara vez son replicables, con los mismos resultados, a otros problemas similares. Enseguida están los problemas imprevistos, producto de variables no detectadas, ocultas, pero que aparecen en el momento menos pensado y requieren una respuesta inmediata. Suceden en momentos de crisis cuando se necesita actuar de inmediato para restablecer cierto orden. Por último está el ámbito desconocido, “latente”, de lo que puede ocurrir, pero no es seguro que suceda, para lo cual tenemos que usar predictores y adelantarnos al cambio adaptativo, lo que llamaremos crear “un excedente de conocimiento”, es decir, ir más allá del necesario en el momento actual, pero una valiosa reserva para el futuro. Los métodos para innovar suelen navegar en el ámbito de la complejidad, incluyendo las crisis imprevistas y serán estos los ámbitos del trabajo en que la creación de conocimiento, a partir de habilidades no lineales será la más demandada y por lo tanto, la de mayor valor al momento de encontrar trabajo y progresar en él. Desde esta perspectiva se explica por qué los nómadas del conocimiento tendrán ventajas y serán nuestra fuente de referencia para prepararnos en esa dirección. El gran desafío es ahora encontrar el cómo se potencian estas competencias de un modo sistemático y cuáles deberán ser los comportamientos permanentes en el plano de crear, aprender y pensar diferente para lograrlo.
Teniendo en mente el gran avance en el campo tecnológico con su impacto en las actividades laborales y en la vida diaria, podemos comenzar a extraer algunas conclusiones que nos servirán de fundamento para el viaje de preparación que nos lleve a superar en forma exitosa el desafío crucial que deberemos abordar en un futuro inmediato: 1. Se debe tener muy claro que el alto valor del conocimiento está asociado a la satisfacción de una necesidad latente y significativa para un grupo, empresa o la sociedad toda. 2. Una vez adquirido este conocimiento, otorga a aquellos que lo poseen una ventaja que es sólo temporal, hasta que otros también lo adquieran y las necesidades a satisfacer se hacen más complejas y sofisticadas, por ello la importancia y la razón de la búsqueda del saber nunca se detiene. 3. Existe un alto potencial de hacer evolucionar este conocimiento, pero es un conocimiento que se tiene que ir renovando y que se crea a partir de lo que ya existe. 4. El conocimiento que sirve de base para algo puede mutar a través de los procesos de mejora e innovación a dominios completamente diferentes a aquellos desde los cuales se originó. En el caso del fuego, por ejemplo, aquello que partió como algo para protegerse luego dio paso al fundido del metal, siendo después un medio para la fabricación de herramientas y armas. También ha estado presente en el arte, para generar piezas escultóricas o de artesanos y muchas otras aplicaciones y técnicas derivadas que requieren altas temperaturas. Un uso especialmente importante ha estado en lo referente a la cocción de alimentos, ya que esta acción estratégica, que permite aprovechar en una forma más completa los nutrientes sigue evolucionando hasta hoy, incluso en algunas de ellas el fuego ya no está presente en forma física, pues ha sido remplazado por electricidad y otros medios, dado que en el fondo era la temperatura la clave y no el fuego por sí mismo. Sin embargo, sin contar con el elemento en sus inicios, tal vez nunca se habría avanzado hasta llegar a los actuales hornos eléctricos, de microondas y últimamente, con base en electromagnetismo, que calienta sólo el utensilio y hay por lo tanto poca pérdida de energía en forma de calor. 5. Aquellos que poseen el conocimiento, personas, equipos, tienen una ventaja que los hace ser importantes, a veces imprescindibles, para llevar adelante una tarea o función de la cual dependen cosas esenciales relacionadas con una necesidad por satisfacer o un problema a resolver. 6. Se requiere precisar el significado y alcance del concepto conocimiento, ya que si recordamos una vez más la historia del fuego, aquéllos que observaban cómo otro lograba hacerlo de la nada, no podrían hacerlo ellos mismos con sólo observar o incluso escuchar el cómo lograrlo. Los hechos demuestran que no se puede considerar que exista verdadero conocimiento si no se es capaz de llevar a la práctica lo aprendido, pues una cosa será poseer información, conocimiento teórico y otra muy diferente será “saber hacer”. Cuanto sabemos hacer y el cómo hacerlo, determinan una diferencia fundamental.
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