la voluntad la abandona.
Su alma observa ese cuerpo lejano
como exiliada del mundo
como si no fuera ella
la mujer que fue hasta hace poco
sensible, transparente, bella.
El dolor de su esencia se opaca
la carne languidece.
Su hijo no sabe ni imagina
no supone siquiera
que con amor y dolor ella escucha.
Cristina aún quiere
ya no puede, no la dejan.
Lentamente Cristina muere
¿es que todavía vive?
ya conviene que parta
este mundo ya no es su patria
nadie gusta de la decadencia
y ella tampoco...
es orgullosa.
Sí, Cristina…
todos preferimos tu muerte
tu hijo la anhela,
tu esposo, aunque todavía te desea,
también “la” espera…
La moribunda grita ahogada
¡estoy sola! ¡estoy viva!
Todavía…
Llora sin llorar
en el silencio mismo de un ascético lugar.
Un íntimo (último) suspiro,
el sueño de una caricia que ya no llega
Un estertor
Cristina ya se ha ido.
Ahora, por fin, continúa la vida.
NO ME QUERÍAS
(SUEÑO)
Anoche soñé que no me querías
fue raro,
no sé si era yo
ni sé si vos era vos.
Tu mirada era distante
fría y apática,
tu voz ya no era dulce
ni cálida,
sino retirada
gris, pálida
no recuerdo mucho de imágenes
solo de sensaciones.
Ya no me querías,
como cuando de veras no quieres a alguien
sin odio ni amor
sin rencor ni pasión
con indiferencia
como la del soldado,
el que clava el puñal al enemigo
tan cercano
tan lejano
tan desconocido.
¿Cómo pudo haber sido?
tal como si nunca me hubieses querido…
Quizás fue esa la realidad
y el sentir que me querías una ficción.
No sé… los sueños tienen esas cosas
te hablan y te confunden
a veces paralizan y desconciertan
rompen mundos construidos
edifican otros, nuevos, efímeros
porque al despertar se han evaporado.
Mientras el recuerdo se diluye en mi mente,
sigo con la sensación de que ya nada es igual
se apagó la luz
tu mirada se ha retirado
la oscuridad presente
se aparece como una verdad
una fuerza que corre un velo
a modo de sueño
ya no sé qué es lo real,
si existo o no,
tal vez todavía no he vivido.
¿Seré el del sueño que sueño?
todo se mezcla
se confunde en un profundo sentimiento
el de no ser querido
morir en el corazón de alguien,
cuando tal vez nunca he nacido.
No sé si soy aquel o este,
el que sueña o el que escribe,
el confundido o el que no lo está.
Anoche soñé que ya no me querías
tu rostro se diluía
quedaba solo una voz
que encuadraba un pedido
un clamor de lejanía
una necesidad doliente;
el decir adiós
te ahogaba e invadía
marcabas la distancia con una llamada
yo siendo muy joven
volví a ser el que soy.
Así fue como desperté
sudando
dudando
si ya no me querías.
MUJER DAÑADA
Demasiado dañada se encuentra;
la flor de la vida se desmantela
ella abriga apetitos de muerte
instalados densamente;
su naturaleza se marchita
de a poco, lentamente;
aun así, con amargura,
el corazón gimiente
palpita angustia.
Su refugio es el dolor;
el de las torturas cotidianas.
Confusos e inciertos recuerdos
brotan al despertar,
semejantes a las sombras del alba;
aquellas que arrancan lágrimas al alma…
por ese saber acuciante
de estar irremediablemente perdida,
siempre sin encontrarse,
como un lamento póstumo,
la del suspiro que se extingue
que cierra oportunidades.
Ya nada ambiciona,
ha expirado el deseo y su vetusto sabor.
La remota calma
se diluye en ominosa esencia
vagando por el incontinente y turbio sendero,
cediendo dócilmente su vigor.
Extinto el fuego de su pulsión,
el mundo ya no le pertenece
solo algunos recuerdos grises.
Aquella difusa y distante canción
emerge en el aire, hasta que perece.
Inmaculada y encarnada melodía,
alimento desquiciado en su melancolía;
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