Santiago de Málaga
Historias de Kazú : el último Kandhir / Santiago de Málaga ; ilustrado por Fernando Granea ; Ulises Carpintero. - 1a ed . - Santa Fe : Universidad Católica de Santa Fe, 2019.
Libro digital, EPUB - (Aventurantes / Mancini, María Graciela; 1)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-950-844-140-9
1. Cuentos de Aventuras. 2. Literatura Infantil y Juvenil Argentina. 3. Narrativa Infantil y Juvenil Argentina. I. Granea, Fernando, ilus. II. Carpintero, Ulises, ilus. III. Título.
CDD A863.9283
© De Málaga, Santiago 2018
© Universidad Católica de Santa Fe, 2018
Echagüe 7151, Santa Fe (S3004JBS), República Argentina
Todos los derechos reservados.
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin previa autorización por escrito.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Bocetos e imagen de tapa: Fernando Granea
Ilustraciones, arte final: Ulises Carpintero
Diseño y producción: Mariel Mambretti
Contenido
Prólogo Prólogo Seré Kazú Kandhir Kazú es un joven perteneciente a las aldeas del sur de Etérea, y como toda persona joven tiene preguntas que buscan respuestas, tiene inquietudes. Pero él nunca se queda con dudas, siempre trata de resolverlas a través de sus padres, de su maestro o de cualquier persona que se cruce en su camino. Etérea es un continente rodeado por agua, azules océanos que se extienden hasta donde llega la vista. Sus tierras están divididas por una gran cordillera montañosa conocida como Katram Lur, que separa el norte del sur etéreo. Una tarde, mientras hablaba con otro de los habitantes de la aldea, una de esas tantas preguntas llegó su mente. No se pudo contener y preguntó: —¿Seré capaz de llegar al norte de la gran montaña? La respuesta no se hizo esperar. —No, eres muy joven, únicamente los guerreros tienen la fuerza suficiente, ni lo pienses, es imposible. Kazú se detuvo a pensar un momento mientras contemplaba la inmensidad de la majestuosa montaña que separaba las aldeas del sur de la ciudad de los sabios. Luego de unos segundos dijo: —Imposible es sólo algo que no se ha logrado antes. Como nadie le respondió, continuó hablando: —Entonces, solamente es cuestión de intentar hasta lograrlo... Al terminar la conversación Kazú anotó en su diario: “Imposible es aquello que nadie ha logrado, algo que aún no se ha conseguido”. Sólo un guerrero, o Kandhir en lengua etérea, podría superar las dificultades del camino... Y agregó: “Me convertiré en el próximo Kandhir, seré Kazú Kandhir”. Un sueño se forjó en el espíritu del joven.
Seré Kazú Kandhir6 Prólogo Seré Kazú Kandhir Kazú es un joven perteneciente a las aldeas del sur de Etérea, y como toda persona joven tiene preguntas que buscan respuestas, tiene inquietudes. Pero él nunca se queda con dudas, siempre trata de resolverlas a través de sus padres, de su maestro o de cualquier persona que se cruce en su camino. Etérea es un continente rodeado por agua, azules océanos que se extienden hasta donde llega la vista. Sus tierras están divididas por una gran cordillera montañosa conocida como Katram Lur, que separa el norte del sur etéreo. Una tarde, mientras hablaba con otro de los habitantes de la aldea, una de esas tantas preguntas llegó su mente. No se pudo contener y preguntó: —¿Seré capaz de llegar al norte de la gran montaña? La respuesta no se hizo esperar. —No, eres muy joven, únicamente los guerreros tienen la fuerza suficiente, ni lo pienses, es imposible. Kazú se detuvo a pensar un momento mientras contemplaba la inmensidad de la majestuosa montaña que separaba las aldeas del sur de la ciudad de los sabios. Luego de unos segundos dijo: —Imposible es sólo algo que no se ha logrado antes. Como nadie le respondió, continuó hablando: —Entonces, solamente es cuestión de intentar hasta lograrlo... Al terminar la conversación Kazú anotó en su diario: “Imposible es aquello que nadie ha logrado, algo que aún no se ha conseguido”. Sólo un guerrero, o Kandhir en lengua etérea, podría superar las dificultades del camino... Y agregó: “Me convertiré en el próximo Kandhir, seré Kazú Kandhir”. Un sueño se forjó en el espíritu del joven.
Capítulo 1 Capítulo 1 El fin de las tormentas Luego de doce semanas de fuertes tormentas, el sol volvió a salir en las majestuosas tierras al sur de Etérea. Sin mayor sorpresa, Kazú se despertó como todas las mañanas, en silencio, con respeto por un nuevo día. Luego de despabilarse, se arrodilló frente a su cama y rezó, agradeció y rezó. Al salir de su choza encontró a otro habitante de su tribu, quien lo invitó a los festejos de la noche, festejos por el regreso de la luz a las tierras del viejo continente del agua. Kazú, sin entender, preguntó: —¿Por qué festejamos? El alegre habitante respondió: —Porque ha regresado la luz, y las tormentas han cesado. Kazú hizo silencio, mantuvo su mirada en los ojos del habitante y con una sonrisa le dijo: —Amigo, hermano etéreo, la luz siempre estuvo presente, nunca se fue, por tanto nunca regresó. El habitante, un poco molesto por el exceso de positivismo de Kazú, dijo: —¿Crees que no es motivo de festejo que, las tormentas, las tormentas que nos acosaban hayan cesado? Esta es una grata sorpresa y motivo suficiente. Kazú mantuvo su sonrisa y respondió: —Hermano, todos los días son motivo de festejo, todos los días las tormentas comienzan y terminan, dentro y fuera de nosotros, sin embargo, la vida, nuestra luz, cada día de ella es un nuevo regalo. Al terminar la conversación Kazú anotó en su diario: “Felicidad y tristeza habitan conjuntamente en nuestro interior, es nuestra elección el camino que tomaremos para transitar nuestra existencia”.
El fin de las tormentas8 Capítulo 1 El fin de las tormentas Luego de doce semanas de fuertes tormentas, el sol volvió a salir en las majestuosas tierras al sur de Etérea. Sin mayor sorpresa, Kazú se despertó como todas las mañanas, en silencio, con respeto por un nuevo día. Luego de despabilarse, se arrodilló frente a su cama y rezó, agradeció y rezó. Al salir de su choza encontró a otro habitante de su tribu, quien lo invitó a los festejos de la noche, festejos por el regreso de la luz a las tierras del viejo continente del agua. Kazú, sin entender, preguntó: —¿Por qué festejamos? El alegre habitante respondió: —Porque ha regresado la luz, y las tormentas han cesado. Kazú hizo silencio, mantuvo su mirada en los ojos del habitante y con una sonrisa le dijo: —Amigo, hermano etéreo, la luz siempre estuvo presente, nunca se fue, por tanto nunca regresó. El habitante, un poco molesto por el exceso de positivismo de Kazú, dijo: —¿Crees que no es motivo de festejo que, las tormentas, las tormentas que nos acosaban hayan cesado? Esta es una grata sorpresa y motivo suficiente. Kazú mantuvo su sonrisa y respondió: —Hermano, todos los días son motivo de festejo, todos los días las tormentas comienzan y terminan, dentro y fuera de nosotros, sin embargo, la vida, nuestra luz, cada día de ella es un nuevo regalo. Al terminar la conversación Kazú anotó en su diario: “Felicidad y tristeza habitan conjuntamente en nuestro interior, es nuestra elección el camino que tomaremos para transitar nuestra existencia”.
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