Eleanor Rigby - Desvestir al ángel

Здесь есть возможность читать онлайн «Eleanor Rigby - Desvestir al ángel» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Desvestir al ángel: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Desvestir al ángel»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Dicen que no hay mayor ciego que el que no quiere ver…Pero si ser la segundona de dos hijas tiene algún aspecto positivo, Mio aún no se lo ha visto, y ganas para descubrirlo no le faltan. Sin embargo, ni vivir bajo la sombra de Aiko Sandoval, ni sufrir los favoritismos de sus padres, es comparable a llevar toda la vida enamorada del hombre que suspira por su hermana. Debería haberse dado por vencida sabiendo que no tiene posibilidades, pero un nuevo puesto en el bufete de abogados en el que trabaja se presenta como la perfecta oportunidad de llamar su atención; aunque no lo haga de la manera más… ¿cómo diría?, políticamente correcta. Se dice que Caleb Leighton se refugia en el trabajo para proteger su corazón roto: el amor de su vida ha anunciado su inminente matrimonio, y con nada más ni nada mejor que con su peor enemigo. Lo último que necesita en esas condiciones, es contratar a una mujer alocada que podría poner patas arriba su negocio, lo único que ahora le importa. Pero él también tiene sus debilidades… y razones secretas por las que quiere tenerla cerca. Lamentablemente, no tarda en arrepentirse cuando una serie de rumores propiciados por ella le ponen en una situación comprometida. ¿Aprovecharán la retahíla de mentiras que circulan por el bufete para decir sus verdades, o dejarán pasar la oportunidad?

Desvestir al ángel — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Desvestir al ángel», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

No fue extraño que se le cayera de las manos el fli-fli-flus-flus-fiu-fiu-la-madre-que-lo-parió al ver que Perro aterrizaba en la cabeza morena de Caleb. Un Caleb con el que no había contado. Ni con él ni con ninguno, porque no conocía a otro.

—Hola, pajarraco.

Eso no se lo decía a ella, gracias y adiós. Habría sido lo que le faltaba. Caleb se dirigía al pajarito, que le daba picotazos —besos— en la frente a modo de bienvenida. Él sonreía en toda la gloria divina de los santísimos angelitos desnudos, como si no fuera eso delito de terrorismo, asesinato de primer grado y agresión sexual. ¡Se estaba corriendo en contra de su voluntad...!

«No hagas bromas con eso, Mio».

Competencias de abogado penalista aparte, se le encogió el corazón al asistir a la sumisión de Perro, que bajó de la cabeza al dedo que Cal ofreció, y pio a modo de saludo.

Le costó asumir el choque. No supo cómo reaccionar. Estaba allí, en el salón, de pie. Guapo, atractivo, perfecto. Sexy. Caleb. Después de un año, que no fue un año cualquiera, sino un año en el que Mio se tuvo que ir a California para aprobar en otra universidad... y para huir de la promesa de Caleb de no volver a apostar por ella.

Poco recordaba de la noche de su suspenso. Solo que dijo a Caleb cosas horribles sobre su lealtad a la hermana mayor, hizo referencia a un perro de orejas preciosas y pretendió arrearle un bofetón. Mio no se atrevió a llamarlo en cuanto lo recordó, y él no volvió a dirigirse a ella. Y así pasaron 368 días exactos. Sin hablarse. Sin saber del otro. Sin verse. Sin atreverse a felicitarle por su cumpleaños o el año nuevo. Sin pasar por casa para Navidad.

Se quedó estática, al borde del colapso físico —porque el mental ya lo tenía aprobado con sobresaliente—. ¿Es que no iba a decir nada? La estaba mirando con las cejas alzadas, a través del grueso cristal de sus gafas de topo —Dios, cuántas veces se había reído de él por estar medio cegato—, como si quisiera que dijese algo.

Mio se aclaró la garganta e intentó no escupir el corazón al hablar.

—Creo que Perro se ha hecho caca en tu mano.

Caleb echó un vistazo y comprobó que, en efecto, así era. Mio aprovechó que se distraía limpiándose y se acercó, con las piernas como si estuviera jugando al Twister. Se plantó delante de él coqueteando con la histeria.

Era Caleb. Estaba allí. Caleb. Demasiado alto para llegarle a la nariz; demasiado inteligente, culto y caballeroso para estar a la altura de sus zapatos; demasiado guapo para enfrentarlo sin sufrir un aneurisma. No había palabras para expresar cuánto lo había echado de menos, así que era justo y necesario mantener el pico cerrado —nunca mejor dicho— y solo quitar al pájaro del medio.

Mio iba a darse la vuelta y hacerse un rollito debajo del sofá, cuando Caleb la retuvo de una mirada directa.

—¿Es que no me vas a decir nada? ¿Ni me vas a saludar?

«Pues claro que sí, guapo. ¿Cómo quieres que te dé la bienvenida? ¿De pie, o de rodillas?».

«Mio, por favor».

—Hola —balbució, mirándolo como si tuviera una motosierra en la mano. Carraspeó y se acercó, temerosa—. Es que no... No sabía que vendrías, aunque debería haberlo imaginado. Mamá no organiza una reunión familiar sin ti, porque claro, es que eres de la familia... Eh... Bueno, n-no sé si lo sabes, pero ya soy abogada —anunció—, y... Estas medias son nuevas.

—Muy bonitas —halagó. «Pero si ni me has mirado las piernas, zorro»—. ¿Has puesto el cronómetro para ver cuánto tardas en romperlas?

Mio hizo una mueca.

—No, pero si hubiera sabido que estarías aquí lo habría puesto para ver cuánto tardabas en decir una gilipollez.

Qué rápida era para ponerse a la defensiva, señor.

—Cuidado con tu vocabulario... Mamá está cerca y sabes que le cuesta resistirse a coger el jabón. —Metió una mano en el bolsillo y le echó una de sus miradas evaluadoras—. Ya sabía lo de tu graduado. Por eso he venido.

Caleb sonrió absorbiendo toda su confusión. Se inclinó sobre ella, cogiéndola de la barbilla, y susurró un «felicidades, pecosa» que le erizó el vello de la nuca. Se detuvo un instante mirándola a los ojos, y a continuación puso el sello de sus labios en la mejilla. Mio estuvo segura de que le palpitaría aquella zona de la cara durante el resto de su vida. Tensa de la emoción, pero con los ojos cerrados y un suspiro atascado en la garganta, formó un estrangulado «gracias» que no llegó a sonar.

—¡¡Cal, corazón mío!! ¡Ven aquí que te coma a besos!

Mio se separó de él como si acabaran de cazarlos en medio de un juego sexual. Era tan ridículo que hasta le hacía gracia. Ella hiperventilando por un beso en la mejilla, y Caleb saludando a su madre con esa contenida expresividad que tan hablaba de sí mismo. Ese era él, el hombre que te abrazaba evitando que sintieras sus dedos, practicaba caridad a partir de dos besos educados y sonreía con la misma calidez casi a todo el mundo: ninguna. No era frío, sino comedido, educado, y con un sentido de la justicia apabullante. Pero a Mio no la engañaba. Sabía de sus preferencias porque, aparte de notarse lo bastante para sufrirlas, las había vivido en directo y diferido durante muchos años. Sabía que la única persona que quería más que a su madre, la matriarca Sandoval, era Aiko.

Mio estaba con él en eso. Aunque su madre era asidua a las críticas y la ignoraba olímpicamente, no podía evitar adorarla. ¿Cómo no hacerlo? Empezando por su desenvuelta manera de ser, pasando por la historia de su vida y terminando en que solo por ser su madre debía quererla, Aiko I era la niña de sus ojos. Para las hermanas Sandoval, el gran defecto era el padre, con el que mantenía una tempestuosa relación. Se habían separado para volver cientos de veces. Gracias a Dios, en los últimos tiempos —y después de una seria discusión entre los dos y la hija mayor—, lograron asentarse y vivían, más o menos, como una pareja corriente. O eso es lo que ellos contaban. A saber si era cierto… Costaba saberlo cuando decidieron trasladarse a la ciudad natal de su padre, Barcelona.

—Pero mira qué guapo estás —decía la Aiko primera de su nombre, revolviéndole el pelo a Caleb—. ¿Te lo has dejado crecer? Fíjate, seguro que has estado haciendo ejercicio... Oye, este color te sienta genial.

Eso de las críticas no aplicaba a Caleb. No aplicó nunca, en realidad. Ni siquiera cuando eran niños y derramaba la leche, o agarraba una pataleta. A ojos de su madre, Caleb siempre fue un niño que necesitaba exclusivamente amor y comprensión. Y era verdad. Ya era «el amigo de la escuela de Aiko» cuando perdió a sus padres en un accidente cuando se conocieron. A raíz de la tragedia y que no pudieron contactar con ningún familiar cercano, tuvo que vivir con diversos padres adoptivos. La mayoría no le cuidó bien. No lo quisieron. Mio no lo sabía porque él lo dijera, porque ese tema era terreno pedregoso y lo esquivaba como un profesional… Sino porque Aiko I se lo contaba. Como recibía suficientes desprecios por parte de sus tutores, mamá se controlaba y lo educaba a su manera durante los veranos, sin varas ni castigos.

—Lo del pelo... —Se pasó una mano por la cabeza. Mio reconoció la ligerísima tendencia a la timidez que afloraba en él cuando su madre estaba allí, y tuvo que contener una sonrisa—. He pedido cita mil veces con el peluquero, pero se me olvida ir.

—Si es que te pasas todo el día trabajando, y eso no puede ser. La vida es muy larga, hay tiempo para hacerlo todo, cariño. No pierdas tus horas libres en el despacho. ¡Estás en la flor de la vida! —Se giró, al fin, hacia Mio. Sus labios dibujaron una sonrisa gigantesca—. Cielo, me alegro muchísimo de verte… ¿Eso que llevas es un vestido de tu hermana?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Desvestir al ángel»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Desvestir al ángel» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Desvestir al ángel»

Обсуждение, отзывы о книге «Desvestir al ángel» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x