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El período persa ( ca . 537-332 a. e. c.)
A lo largo de este período, la nación judía fue gobernada por sacerdotes, con interferencia mínima de los reyes persas. Fue en este tiempo que las sinagogas surgieron como lugares importantes para la enseñanza y la adoración. Los judíos llegaron a enfocarse cada vez más en la fidelidad a la Torá como distintivo de su religión.
helenista:afectado por el helenismo, es decir, la influencia de la cultura, costumbres, filosofía y modos de pensamiento griegos y romanos. Por ejemplo, se decía que la gente judía estaba «helenizada» cuando adoptaba las costumbres grecorromanas o llegaba a creer proposiciones derivadas de la filosofía griega.
El período helenístico ( ca . 332-167 a. e. c.)
Con las conquistas de Alejandro el Grande, Palestina estuvo bajo el control griego; después de la muerte de Alejandro, Palestina primero llegó a ser parte del impero de los ptolomeos, cuyo poder se centró en Egipto (320-198 a. e. c.). Luego llegó a ser parte del imperio de los seléucidas, cuyo poder se centró en Siria (198-167 a. e. c.). Uno de los gobernantes seléucidas, Antíoco IV Epífanes (175-164 a. e. c.) quiso exterminar la religión judía infligiendo atrocidades horribles a cualquiera que profesara o practicara la fe.
El período asmoneo (167-63 a. e. c.)
Los rebeldes judíos apodados «macabeos» («martillos») dirigieron una revuelta en contra de Antíoco y ganaron la independencia. El templo (profanado por Antíoco) fue dedicado nuevamente en un acontecimiento que llegaría a ser conmemorado durante el Festival de Janucá. Los macabeos establecieron un estado judío gobernado por la dinastía asmonea («asmonea» es el apellido oficial de los líderes de los macabeos). Las sectas judías, incluso las que con el tiempo llegarían a ser conocidas como «fariseos» y «saduceos», surgieron en esta época.
Janucá:festival judío de ocho días que conmemora la rededicación del templo judío en 164 a. e. c., después de que lo hubiera profanado Antíoco Epífanes; también se le llama «Fiesta de la Dedicación» y «Fiesta de las Luces».
El período romano (63 a. e. c.-70 e. c.)
La guerra civil entre los asmoneos dejó al estado judío listo para la conquista del creciente Imperio romano. El general romano Pompeyo anexó el territorio sin mucho empeño en 63 a. e. c., y Palestina permanecería bajo el gobierno romano hasta el final del período del Segundo Templo, y más adelante.
La gente de Palestina en el tiempo de Jesús
Durante la vida de Jesús, la población de Palestina era increíblemente diversa. Incluso entre el pueblo judío no había un solo y unificado sistema de fe ni de prácticas. Aun así, había ciertas cosas que casi toda la gente judía creía: solo hay un Dios, y este Dios los había escogido para que fueran un pueblo elegido y santo, distinto a todos los demás pueblos o naciones de la tierra; también, Dios había hecho un pacto con ellos y les había dado la Torá. Por consiguiente, ellos vivían de maneras que los apartaban de los que no eran el pueblo de Dios: practicaban la circuncisión, guardaban el sábado, tenían restricciones alimenticias y se comprometían a ciertos estándares morales (p. ej., los Diez Mandamientos). Sin embargo, además de ese conocimiento básico, el pueblo judío en la época de Jesús era bastante diverso. Y, por supuesto, no todos en Palestina eran judíos (véase Mt. 15:21-28; Lc. 3:14; Jn. 4:5-9).
Torá:la ley de Moisés, como se encuentra en el Pentateuco; o, frecuentemente, sinónimo de «Pentateuco» (refiriéndose, entonces, a los primeros cinco libros de la Biblia hebrea).
Cuadro 2.1
Cronología básica del Nuevo Testamento
63 a. e. c. |
Pompeyo conquista Jerusalén para Roma |
ca . 6-4 a. e. c. |
Nacimiento de Jesús |
ca . 30-33 e. c. |
Crucifixión de Jesús |
ca . 32-36 e. c. |
Pablo llega a ser seguidor de Cristo |
ca . 46-65 e. c. |
Los viajes misioneros de Pablo y su encarcelamiento (como se registra en Hechos); las cartas de Pablo se escriben en este período |
ca . 62-65 e. c. |
El martirio de Pedro y Pablo en Roma |
ca . 65-73 e. c. |
Se escribe el Evangelio de Marcos |
66 e. c. |
Estalla la guerra judía en Roma |
70 e. c. |
Destrucción del templo de Jerusalén |
73 e. c. |
Caída de Masada, final definitivo de la guerra judía |
ca . 80-100 e. c. |
Se escriben otros libros del Nuevo Testamento: Mateo, Lucas, Juan, Hechos y las cartas de la «segunda generación» por seguidores de los apóstoles originales |
Figura 2.1. Galilea hoy día.La tierra en la que Jesús vivió sigue siendo un entorno exuberante y mayormente rural. El edificio octagonal cerca del centro de esta foto es una iglesia que se construyó sobre la casa que se dice que le perteneció a Pedro, uno de los discípulos de Jesús (Mt. 8:14). Justo a la derecha de la estructura están los restos de una sinagoga, en el lugar que Jesús enseñó y llevó a cabo un exorcismo (Mr. 1:21-27). (Todd Bolen / BiblePlaces.com)
Hagamos un estudio rápido de algunas personas que conoceremos en el mundo del Nuevo Testamento en Palestina.
Los fariseos pueden ser la más conocida de las sectas judías para los lectores del Nuevo Testamento. En muchas historias de los Evangelios, ellos son los oponentes de Jesús, y frecuentemente se les representa como legalistas de mente cerrada (Mt. 23:23-24) o, incluso, como hipócritas que no siguen sus propias enseñanzas (Mt. 23:3). Sin embargo, esta forma de percibirlos estaría incompleta (en el mejor de los casos), pues representa una evaluación hostil de cómo los cristianos (que llegaron a ser sus competidores religiosos) creían que algunos fariseos se comportaban algunas veces. En un sentido más amplio, a los fariseos se les conocía por hacer énfasis en la fidelidad a la Torá, que incluía el estudio de las Escrituras y la obediencia a las demandas de Dios. Ellos eran los judíos que fundaron sinagogas en toda la tierra y estimulaban a cada persona judía a participar en la oración, el estudio bíblico y la adoración regular.
«Escucha, Israel: El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR. Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas».
En la época de Jesús, como en la nuestra, el Shemá era la oración central del judaísmo y se recitaba todos los días. Procede de Deuteronomio 6:4-5, aunque las versiones posteriores agregaban un refrán litúrgico y versículos adicionales de Deuteronomio 6:5-9; 11:13-21; Números 15:37-41. Shemá es la palabra hebrea para «¡Escucha!».
Los fariseos también le atribuían una categoría autoritativa a un material oral conocido como «la tradición de los ancianos» (véase Mt. 15:2), que con el tiempo llegó a estar codificado dentro del judaísmo como la Misná (parte del Talmud). Parece que sus interpretaciones de la ley fueron impulsadas por una convicción de que todo el pueblo de Dios debe vivir con una santidad suprema. Exhortaban a los laicos a seguir en sus vidas diarias las mismas reglas de pureza que se esperaban de los sacerdotes que servían en el templo; la idea era que (en cierto sentido) cada casa era un templo, cada mesa era un altar y cada hombre era un sacerdote. Por ejemplo, los fariseos y sus seguidores practicaban el lavamiento de manos que originalmente estaba diseñado para el servicio en el templo, antes de ingerir cualquier comida (véase Mt. 15:2; cf. Mr. 7:3-4).
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