En un pequeño país, recientemente víctima de bombardeos de represalia por parte de una gran potencia, un terremoto deja un saldo de alrededor de cincuenta muertos. El programa humanitario mundial habla de cien desaparecidos. La gran potencia continúa sus bombardeos en el este del país, donde aún habría combatientes rebeldes. Más de cinco mil soldados participan de la operación.
Una epidemia de peste pulmonar deja cuatro muertos en el sur del país. Después de distribuir antibióticos a diecisiete mil personas, las autoridades sanitarias estiman que la epidemia ya está bajo control.
Doscientas personas mueren al incendiarse un tren repleto de gente.
Un diputado ecologista viaja a un país pobre para exigir la liberación “inmediata e incondicional” de una senadora secuestrada por facciones revolucionarias armadas. “No quiero ningún intercambio, porque el ser humano no es una mercancía”, agrega. Al llegar, trata de organizar una misión de negociación, pero el único contacto que tiene es una casilla de correo electrónico de los insurgentes. El mensaje que les envía queda sin respuesta. Vuelve entonces a su país y declara: “Sigo estando a favor de un proceso para negociar la paz con las facciones revolucionarias, sobre todo considerando que los primeros contactos parecen prometedores”.
Se nombra a un nuevo ministro de Asuntos Exteriores. Diplomado en Economía y Comercio, continuó su formación en el extranjero antes de entrar en una institución monetaria internacional, hace ya cuarenta años. Al volver, es nombrado director general del banco de la nación. Luego de una larga carrera en el mercado financiero, durante la que se acostumbra a trabajar a la sombra del poder, se lanza a una carrera política hace dos años, pasando a formar parte del gobierno como ministro de Finanzas. Poco habituado a las negociaciones políticas, defiende un proyecto de reforma jubilatoria que desencadena una movilización de un millón de manifestantes. Más tarde, aprende a ceder ante los sindicatos. Si bien adhiere al liberalismo, consigue en ese momento el apoyo de la izquierda. Durante las elecciones, en su última campaña política, crea un partido liberal, pero termina uniéndose a la coalición de centro-derecha, lo que le granjea un cargo de ministro de Asuntos Exteriores durante la constitución del gobierno. Rápidamente se convierte en el líder del sector diplomático, a pesar de su aspecto severo y su rostro demacrado, razones por las cuales el electorado lo conoce en una época como “el sapo”. Se opone con éxito a la creación de nuevos cargos permanentes en el consejo de seguridad de una institución internacional. Es el artífice de las exitosas negociaciones entre la nación y una dictadura que alberga campos de entrenamiento de terroristas internacionales. Da los primeros pasos para volver a entablar relaciones con una excolonia, y encabeza los esfuerzos multinacionales destinados a restablecer la paz en una región azotada por genocidios étnicos. Está casado con una mujer de negocios muy rica, que dispone de importantes bienes en el extranjero.
Las poblaciones de dieciséis países pobres de una misma región participan de un ejercicio a gran escala para entrenar a las fuerzas militares locales, que deberán controlar el ingreso simulado de refugiados en la zona, dentro del marco de una operación de mantenimiento de la paz dirigida por un país rico e influyente de otro continente. El ejercicio tiene lugar después de que decenas de miles de exiliados de uno de los países participantes murieran durante el éxodo provocado por una reciente guerra interétnica.
Un país dividido en dos luego de la última guerra ahora busca un acercamiento entre ambas partes, enemistadas desde entonces. El presidente de una gran potencia extranjera, que respalda a una de ellas, la pone en una situación incómoda cuando afirma que la otra pertenece al “eje del mal”. Lo dice luego de una ola de atentados en su país, a cuyos autores aún no han podido ubicar. Sus declaraciones echan por la borda varios años de delicado trabajo diplomático.
Un candidato a presidente inicia una demanda por invasión a la intimidad contra un periodista que acaba de publicar un libro donde le atribuye, erróneamente, detalles biográficos que en realidad le pertenecen a uno de sus aliados políticos, cuando ambos integraban el mismo partido, hace veinte años. Su abogado estima que los lectores podrían creer que el candidato se atribuye una ascendencia familiar más gloriosa de la que tiene en verdad. Por otra parte, el periodista hace eco de rumores y confidencias referentes a las violaciones colectivas y los asesinatos cometidos por los miembros de ese mismo partido en aquella época. El abogado del periodista reconoce los errores de su cliente, pero estima que no invaden la intimidad del candidato. El editor se compromete a suprimir los fragmentos en disputa en eventuales reediciones, pero no considera factible expurgar los libros que ya están en circulación. “Obligar a retirar los ejemplares a la venta constituiría una censura económica particularmente injusta”, concluye el abogado.
Dos candidatos a presidente consideran haber ganado las elecciones. Cada uno “gobierna” con sus ministros. Las negociaciones entre los representantes de la Asamblea para zanjar la cuestión y dictaminar quién resultó ganador en los comicios no tienen éxito. El portavoz evita hablar de un fracaso, y utiliza la expresión “primera vuelta”. Sin embargo, no hay ninguna segunda vuelta prevista.
Hay cacerolazos en las principales ciudades del país para protestar contra las restricciones bancarias y la corrupción de las clases dirigentes. En la capital, cientos de manifestantes convergen frente al palacio presidencial, protegido por cientos de policías y vallas. Mujeres y niños golpean sus cacerolas y entonan eslóganes para exigir que se eliminen las restricciones bancarias que impiden que los ciudadanos utilicen libremente su dinero. Se ven pancartas que reclaman elecciones presidenciales inmediatas. La calle considera que el presidente actual es ilegítimo, al haber sido elegido durante una reunión de urgencia del Congreso y no por voto directo de los ciudadanos. Una tormenta dispersa a la muchedumbre mientras la policía, armada de gases lacrimógenos y balas de goma, arremete contra los últimos manifestantes, que se están retirando pacíficamente. Antes de la protesta, el gobierno justificó la implementación del dispositivo de seguridad para evitar “desbordes que pongan en riesgo la vida y los bienes de la gente”. Hace algunos meses, las manifestaciones terminaron con varias decenas de muertos por la sangrienta represión policial contra un cacerolazo pacífico, lo que desencadenó la caída del presidente anterior.
Los electores deben designar en breve a los nuevos diputados. Los comicios tienen lugar por la renuncia del primer ministro socialista, luego de la derrota de su partido en las elecciones municipales. El partido de la oposición se queda con las ciudades más grandes. Este sufragio anticipado se da en un contexto difícil. El crecimiento económico pierde impulso y el déficit presupuestario aumenta. Para encabezar su lista, los socialistas designan a un economista, un exministro que cosechó una gran popularidad cuando implementó un ingreso mínimo garantizado. Se publican anuncios publicitarios en los diarios con la consigna: “Y pensar que antes todo esto eran puras promesas...”. Enumeran los compromisos que el gobierno cumplió durante sus seis años en el poder, bajo este eslogan: “Decirlo es fácil, pero nosotros lo hacemos”. En la oposición, el candidato de derecha multiplica sus visitas al extranjero y reúne a su eventual gabinete. Pero no está seguro de conseguir la mayoría absoluta. Teme que cuando tenga que gobernar termine encontrándose con las mismas dificultades que los socialistas: sin suficientes bancas en la Asamblea.
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