Portada
Mi legado
Dedicatoria Para mí nieto, Jorge Raúl.
Proemio
Prólogo
Carta a mis hijos
Capítulo I. Éxito y realización
Capítulo II. Personalidad
Capítulo III. Religión y espiritualidad
Capítulo IV. El ser
Bibliografía
D. R. © 2019,
ISBN 978-607-8676-40-8
Editorial Página Seis, S. A. de C. V.
Teotihuacan 345, Ciudad del Sol, 45050,
Zapopan, Jalisco.
Tel. 52 (33) 3657 3786 y 3657 5045
www.pagina6.com.mx
Se editó para publicación digital en julio de 2020
Para mí nieto,
Jorge Raúl.
Proemio
Quien deja un legado, vivirá por siempre. Dios nos dio la vida para ser felices, y para ser feliz hay que hacer lo que uno ama, ya que el amor te acerca a todo lo que deseas y es lo único que permanecerá por siempre.
Lo que te dices a ti mismo determina el enfoque de tus pensamientos y la disposición emocional para la acción. Cuida tu diálogo interior, cree con todo tu corazón y verás cómo el universo, se encargará de todo.
Ya que estamos de paso, dejemos huellas bonitas. Todos los seres humanos tenemos en nuestro interior luz u oscuridad, la diferencia radica en el camino que decides seguir, y en esa decisión radica la actitud con la que vivirás tu vida. En la vida no se trata de dónde estés, sino de dónde quieres estar.
Ser feliz es mejor que ser importante, valora todo aquello que la vida te da de manera gratuita, sé amable con todos, porque el mar es grande y no desprecia a los riachuelos.
Dicen las estrellas que los fugaces somos nosotros, por eso es que a raíz de cada acto generoso que realizas nace una estrella en tu cielo interior.
Si das mucho, es porque eres mucho. Nadie da lo que no tiene.
Muestra con tu trato cómo deben tratarte. Como tratas a los demás es el reflejo de tu vida espiritual.
Tu mente siempre tiende a recordar lo malo, lo difícil, lo negativo de tu pasado. Recuérdale tú a ella tu grandeza, tu inmensidad, tu pasión, la fortaleza que te ha dado dios, que tú eres único e irrepetible, y que gracias a las malas experiencias eres lo que eres ahora y más aun lo que llegarás a ser, recuerda que nadie tropieza estando acostado.
Crea una vida que se sienta bien por dentro, no una que se vea bien por fuera. Aquel que no se aferra a nada lo posee todo, ya que el contento es un gran tesoro que ninguna riqueza puede igualar.
La muerte es más universal que la vida, todo el mundo muere, pero no todo el mundo vive, la vida es un regalo de dios, no una competencia, vive feliz y tranquilo.
«Cierra tus ojos y visualiza tener lo que deseas obtener y siente la sensación de que ya lo tienes.»
RHONDA BYRNE
«Lo que pienses, lo serás. Lo que sientas, lo atraerás, lo que imagines, lo crearás.»
BUDA
Una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz, el hablar me pone en desventaja porque pierdo la oportunidad de escuchar y aprender de los demás.
Que la llave de tu felicidad nunca esté en el bolsillo de otro. No siempre tienes que gustarle a todo el mundo, no todos tienen buen gusto, además, si esperas a que los demás te hagan feliz, es la mejor forma de estar triste, tu perspectiva de la vida es tuya, no de los demás.
Si cierras la puerta a todos los errores de tu pasado, también a la verdad y el aprendizaje de ellos se quedarán fuera.
Cuando tú afirmas en grande, crees en grande y rezas en grande, grandes cosas suceden.
El poder solo se sube a la cabeza cuando se encuentra un cerebro vacío, quita el poder a todo lo que te perturbe, si no existe en tu mente, tampoco en tu vida.
Deséales el bien a otros, su éxito no va limitar el tuyo. La felicidad es una decisión que tenemos que tomar cada día durante toda nuestra vida.
Quizá te des cuenta algún día que la vida no exigía tanto de ti, ni tanto sacrificio ni tanto cansancio, tal vez solamente te pedía ser feliz.
«Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en la vida de los demás lo que determina el significado de la nuestra.»
NELSON MANDELA
Prólogo
Al término de nuestra vida, una de las mayores riquezas que nos podemos llevar con nosotros es el amor que hemos sembrado a lo largo de nuestra existencia a través de los actos que mostramos hacia los demás y a la naturaleza, que es nuestro verdadero hogar. Todo esto es el verdadero vínculo con dios y con los demás seres. Los títulos, premios, elogios y riquezas son adornos al ego, pero en el término de la vida, lo realmente valioso es la tranquilidad, vivir sin expectativas; lo que perdurará por siempre son las buenas acciones que llevemos a cabo con nuestros semejantes y la naturaleza.
El perdón, que es la acción que nos libera de todo peso en nuestro corazón es la base para llevar una vida plena que nos hace descansar y no cargar con remordimientos innecesarios durante el lapso de nuestra vida. La muerte es lo más seguro en todos nosotros y solo las buenas acciones hacia nuestros semejantes llenan de amor y de luz y se oponen a la oscuridad e inminente cercanía de la muerte. El aprecio, el verdadero amor a nosotros mismos y el de nuestros seres queridos, será el mejor de los descansos ante la muerte. Las cosas materiales y los títulos son una herramienta para solventar una base de seguridad económica. Pero una vez que hayamos acumulado bienes para nuestra vejez, debemos tener metas u objetivos que no estén relacionados con la riqueza, algo aún más importante: esparcir alegría, amor, optimismo, sueños de la niñez. El pensar solo en la riqueza, en lo material, suele convertir al hombre en un ser retorcido que no valora las cosas que le han costado, como el amor de los nuestros, nuestro hogar, la naturaleza, nuestro cuerpo, nuestra salud, etcétera.
Dios nos ha creado un camino en el cual podemos sentir el amor en el corazón en cada uno de nosotros hacia nuestros hermanos y el mundo donde vivimos; no la ilusión construida por la fama, el ego, el dinero, que son cosas que uno no se puede llevar en la muerte, y que en cambio se dejan en manos de gente que a veces no las valora, y al no haber trabajado para tenerlas, no las merece. Esos bienes a veces enferman a quien las recibe si no se está preparado. Al morir, lo único que se lleva son los recuerdos que fueron fortalecidos por el amor y las buenas acciones hacia nuestro semejante y hacia la naturaleza, que es nuestra casa. Esa es la riqueza verdadera y el vínculo con dios que te seguirá, te acompañara, te dará fuerza y luz para seguir adelante. El amor de dios no tiene límites, y quien lo predique a cada momento y en cada lugar, tendrá siempre su compañía, muévete con esa fuerza tan poderosa y todos tus objetivos se verán alcanzados desde tu corazón y en tus manos. Atesora el amor por tu familia, por tus hijos, tus nietos, por tus amigos, trátalos bien, con cariño, y cultiva el amor con todo ser viviente que te encuentres a tu paso.
Para encontrar a dios en nuestra vida no es necesario ir a una iglesia, lo encontraremos al hacer un gesto noble hacia los demás, en el amanecer, en la mirada tierna de tus hijos, al mirar un atardecer en el mar o con el cantar de las aves, detrás de cada buena acción estará él con nosotros; la oración y la intención son el primer paso, después viene la acción de amor y, por último, el agradecimiento, siempre agradecer por todo los dones recibidos hacia nuestro creador y a todo aquel que nos haya tendido la mano en la época que los necesitamos.
En nuestras relaciones cotidianas buscamos momentos felices, pero estos a veces no llegan, y cuando lo hacen, observamos que los sucesos de la vida, la gente, no son como queremos. Nos rodeamos de bienes materiales, nos relacionamos con gente, y muchas veces nos seguimos sintiendo vacíos. Es un círculo vicioso que la mayor parte del tiempo pasa toda una vida vegetando impidiéndonos sentirnos satisfechos de nuestra vida. Olvidamos o no conocemos el potencial de nuestro poder mental interior, es ahí donde se fabrica nuestra vida, en la cual nos la pasamos buscando la felicidad plena, la satisfacción de nuestra existencia y muchas personas mueren frustradas porque nunca encontraron su felicidad, es como un jinete que busca su caballo y está sentado en el.
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