Carolina Ramírez Alcoholado - Puentes de Luz

El amor es la fuerza más poderosa del universo, la fuerza creadora que sostiene todo en una perfecta sincronía de movimientos. Se trata de la ley universal más grande, no hay nada por encima de él, pues todo el universo se mueve a través del amor, la creación pertenece a esa sublime energía que lo envuelve.

El amor os da alas para elevaros hacia lo alto de vuestro espíritu. El amor verdadero os libera, no es una cárcel de bellos barrotes en donde no sois vosotros mismos. Al contrario, el verdadero no aprieta ni ahoga.

El amor, desde un verdadero nivel de consciencia divina, hace respetar el alma de ese otro que camina igual que vosotros y los acompaña en ese pedazo de vuestra vida.

Hay tanto que se puede hablar sobre este tema, pero lo más importante, eso que deseo que no olvidéis, es que el amor que anheláis para vosotros es igual al amor libre que debéis brindarle a los demás. Recordad: “Dad al otro lo mismo que queréis recibir”.

El amor es un regalo que guardáis como semilla dorada dentro de vuestro corazón; dejadla germinar, dejadla brotar, dejadla crecer y desarrollarse para que se expanda con toda su fuerza en vuestras vidas. Solo mediante la energía del amor os transformáis, activando así la consciencia divina.

La expresión máxima del amor se da al permitir que el otro florezca en plenitud, tal como debéis florecer vosotros, en perfecto equilibrio.

Vinisteis a experimentar el amor en esta dimensión, aceptando todos los matices de vuestra vida, amando cada pedazo de vosotros, aceptando plenamente lo que sois.

La felicidad es un estado interno del ser, es la forma y fondo que se vive comprendiendo vuestro aquí y ahora.

Os han dicho tanto sobre la felicidad, os han hecho correr creyendo que la felicidad es la meta en vuestra vida, un punto o casi un lugar físico donde llegar, o algo que podéis comprar, vender o regalar. Muchos buscan su felicidad atiborrándose de cosas materiales, llenando esos espacios vacíos en sus corazones que están sedientos de amor verdadero.

Mientras más conscientes estéis, más felices podréis ser, ya que la felicidad no radica en estar lleno; al contrario, mientras más vacíos, más livianos y libres os vais sintiendo. Nada debe poseeros por entero, solo así podréis elevaros hacia la cima de vuestra consciencia divina.

Las almas felices son aquellas que disfrutan cada momento de su experiencia, en la simpleza y sencillez que sienten por todo lo que ven. Esta felicidad va de la mano con la gratitud, ya que un alma que sabe el valor de la vida, el valor de cada paso, sabe agradecer todo lo que le toca vivir con consciencia. Entonces, no tendréis que correr por vuestra felicidad, más bien debéis crearla y sentirla desde dentro.

Cuando pensáis en que algún día seréis felices, es vuestra mente la que condiciona, poniendo vuestra felicidad en un futuro que aún no llega, en algo externo que debéis tener o conseguir. Sin embargo, vuestra mente no sabe de felicidad, solo busca objetivos que os distraigan de lo que ya sois. Lo que tenéis en el interior son semillas de luz dorada, con todo lo necesario para desarrollaros como alma en crecimiento, y así, despertar al Cristo interno que habita en cada uno.

Ser feliz es una decisión diaria, cada jornada es una nueva oportunidad para observar vuestra vida con gratitud. Podréis ver lo que sois gracias a todo lo que os ha tocado experimentar, pues si faltase algo en vuestra historia, no estaríais completos ni seríais los que sois hoy.

No esperéis nada, solo sed felices porque estáis vivos, leyendo estas palabras que con todo mi amor he dejado para vosotros a través de la canal.

Espero que despertéis vuestro potencial. Miraos, tenéis todo, sois todo, amaos como yo os he amado siempre.

Sois valiosos seres para el Padre Celestial, sois hijos de la luz, vivid como vuestro corazón os muestre.

Los miedos son una programación de vuestra mente inferior, codificada hace eones como parte de vuestras encarnaciones en el planeta Tierra. Son los velos que os impiden ver con claridad.

Los miedos usan muchos disfraces para subsistir entre vosotros y así dificultaros el control de vuestras vidas. Lo importante es saber reconocer estos antiguos patrones de control para transformarlos con consciencia.

Hay miedos muy arraigados, profundos, que son difíciles de percibir a simple vista; por lo mismo, debéis realizar un gran trabajo de autoconocimiento. Mientras más os concentréis en lo que sois, más rápido podréis visualizar estos patrones que se repiten de generación en generación. Así, iréis transformando el temor y, a medida que la consciencia se expanda en vosotros, vuestros miedos desaparecerán.

No alimentéis vuestros miedos con más temores e inseguridades. Alimentadlos dulcemente de vuestro espíritu y de todo lo que tenéis guardado en vuestro interior, eso que está esperando ser encontrado para fortalecer la luz divina que anida en vosotros.

Yo estoy con vosotros.

Jesús, el Cristo

Las misiones que cada alma tiene en su vida son únicas e irrepetibles. Una misión es un conjunto de experiencias que el alma requiere vivir, son necesarias para ir alcanzando cierto nivel evolutivo, lo que contribuye a su proceso de conexión con la Fuente Divina.

En la medida que avanzáis en vuestros aprendizajes, sumáis consciencia y crecimiento interno. Una vez terminada una experiencia, pasaréis a otro escenario para adquirir nuevas vivencias, es así como desarrolláis vuestra sabiduría, encarnación tras encarnación.

No hay materia que pudiese quedar sin ser aprendida, pues faltaría algo para continuar con vuestro desarrollo. Es como si un niño de kínder quisiera cursar preparatoria sin haber rendido la materia que le corresponde a su año. Eso no sería posible, ya que faltarían temas que se deben aprender primero para que llegue lo segundo, y así consecutivamente.

Tenéis esta oportunidad única para avanzar en vuestra misión de vida, progresar como alma y expandir vuestra consciencia divina.

Jesús, el Cristo

Sois como árboles, tenéis profundas raíces que se entrelazan y se unen con la tierra, hasta lo más profundo de su ser.

Dais frutos, dependen de cómo haya sido guiado el árbol en los inicios de su valioso proceso de crecimiento. Los frutos que obtendréis son vuestros hijos, que crecen cobijados y sostenidos por vuestras ramas, esperando el momento de madurar para que luego vosotros los soltéis. Como árboles vivientes, los nutrís y guiais, hasta que el fruto maduro debe ser soltado para que pueda continuar con su propio proceso, tal como ha sucedido con vosotros. Luego, ellos serán árboles también y generarán sus frutos y resultados.

Mas, no os apeguéis demasiado para no ahogar a la semilla. Dejadlos volar y también caer, amadlos porque son vuestras creaciones, pero dejadlos brillar con su propia luz. Nunca os impongáis demasiado para no doblegar al pequeño arbolito que crece en su interior.

Sed padres valientes para que vuestros hijos así lo sean.

Sed padres amorosos para que os guarden en su corazón.

Sed padres cariñosos, haciéndoles sentir cuán importantes son.

Vedlos crecer, amar, volar. Ved los frutos de vuestro árbol avanzando por la vida. Vosotros sois hermosos árboles, también lo son vuestros frutos.

Caminad vivos, despiertos, agradecidos.

Jesús, el Cristo

Hay días en que os sentís más luminosos, en sintonía perfecta con el Padre Madre Creador y con vuestro corazón.