Sin dudas Trejo no se puede descartar como posible autor.
Me entero ahora que la siguiente semana Jorman Sánchez viene al país para dar su pésame a la familia Llanes, ya que no pudo asistir al entierro. Esta me parece una ocasión excelente para arrebatarle alguna información.
A la tarde me encuentro con Alicia en el Mediterráneo, para ponernos al día.
Fidel va a dar un concierto de flamenco.
—Tengo información, Mateo.
—Hola, Fide, decime.
—Un compañero de la Poli te va a dar unas cosas, te paso el contacto y fijate si podés encontrarte con él.
—Dale, Fide, nos vemos a la tarde.
Estoy sentado en una cervecería esperando a Santiago, el compañero de Fidel.
Hay mucho movimiento en la calle, como todos los viernes.
Quedamos en vernos acá porque es el lugar de encuentro más cercano a la comisaría, la información parece importante y no puede esperar.
Me pido una IPA, cerveza amarga, rubia y de cuerpo.
Mientras espero al hombre, pienso en Trejo, si tiene o tuvo motivos para cometer el acto.
¿Un amorío con Alicia tal vez?
Descartado queda que Ramiro tenga que ver con las apuestas ilegales que se ofrecían en el edificio donde Trejo manejaba algunos negocios, ya que jamás se lo vio allí, confirmado por todo el personal que en ese momento trabajaba en el lugar, de hecho nunca reconocieron al testigo que se acercó a la comisaría, ni por nombre ni por foto. Por supuesto testigo falso. ¿Quién lo envió?
Llega nuestro informante, robusto, rubio, metro noventa, uniformado.
—Mateo.
—Sí, ¿cómo estás?
—Soy Santiago, el compa de Fidel.
—Gracias por colaborar, te debemos una.
—No hay nada que agradecer, ni tiempo que perder —me dice en un tono positivo.
Entre hojas y material muy difícil de extraer, consigo datos valioso del caso.
Por ejemplo, las cosas personales que llevaba Ramiro a la hora del crimen.
Una remera de marca, color gris, con el escudo de un club de fútbol, manchada casi en su totalidad de sangre. Unos jeans de color celeste claro también manchados, pero en menor medida, en los que se encontraron dentro solo una caja de cerillos y su billetera, la que no tenía nada que se destaque.
Se determina que es un asesinato por el ángulo de la herida, y también que el actor es diestro.
—Te invito una cerveza, Santiago.
—No, Mateo, gracias, ya vuelvo al servicio. Te dejo una copia que traje para vos.
—Muchas gracias, Santiago, un gusto de verdad.
Me quedo solo en la cervecería, pido otra cerveza, negra y espumosa.
En el repaso de las hojas se encuentran algunos movimientos de la cuenta de Llanes, Trejo y Sánchez, nuestros sospechosos. No hay datos del Águila, algo difícil teniendo en cuenta que hablamos de una persona que vive escapando de la ley. No tengo otra alternativa que hacer una búsqueda por mis medios.
Salgo, me voy a casa. Almuerzo, me ducho, pongo un disco de Eric Clapton y me centro en la pizarra.
No hay irregularidades en la cuenta de Sánchez, sabiendo interpretar de quién hablamos. El pago por el trabajo de Ramiro era a través de la cuenta del canal.
Su último movimiento es la compra de dos viajes a este país, lo que me hace suponer que viene con su mujer.
Trejo está en cero. Logró blanquear todos sus negocios con el tiempo, en su historial no tiene ninguna operación que lo vincule con Ramiro.
Las cuentas de Ramiro eran un poco irregulares, pero eso no supone un problema. Era una persona de hacer actos de donación y regalías, entre otras cosas. Lo único llamativo es un pago por una estadía de 5 días en el Hotel Costas de América en Chile. Es llamativo porque no tiene gastos de transporte, un aéreo al menos, si es por trabajo por qué iría de otra manera si los gastos son por parte del Natural Channel.
Esto me abre un interrogante, ¿era para él? ¿Se iba por trabajo o por placer? ¿Viajaba solo?
Vamos a ver qué me dice Alicia esta tarde.
Preparo algunas cosas para la radio, a la que francamente le estoy prestando cada día menos atención, y salgo para el bar. Me comunica Fidel que en un hora empieza el show.
Me encanta el Mediterráneo, la temática, los colores, las dimensiones. Fidel siempre me dice que todo lo organiza Denise, seguro va a estar en el bar.
Bajo del auto y veo en la puerta una pizarra verde, con una escritura en tizas blancas, azules y amarillas, haciendo mención de Fidel. Al entrar, veo a Denise, con un vestido de flores y con las manos llenas de polvo.
—Hola, detective, cómo está —saluda Denise en un tono de chiste.
—Si yo soy detective, vos sos modelo, ¿con ese vestido? Te queda muy bien. ¿Por qué no estás con el delantal?
—Voy a cantar con Fide.
Me toma por sorpresa, como una linda sorpresa.
—Qué bueno, era hora de escuchar una voz femenina, hace buen juego con el ambiente.
Entra Alicia al tiempo que Denise es llamada por Fide, juntos suben al escenario.
Me invade un sentimiento extraño, un celo que no me corresponde.
—Hola, Mateo.
—¡Mateo!
Giro la cabeza y Alicia me mira como reprendiéndome.
—¿Nos ponemos al día?
—Sí, disculpame.
Saco mi carpeta, la que llevo a todos lados y le muestro los avances de la investigación, aunque me cuesta concentrarme cuando la voz de Denise entra en mis oídos, me distrae, me seda.
Termina el tema y baja del escenario Denise después de unos aplausos, un cruce de miradas en una décima de segundos me hace sonrojar, Fidel sigue con su show, tiene un talento envidiable con la guitarra.
—Quería consultarte si Ramiro tenía un viaje planeado a algún lado, por trabajo, por placer.
—Sí, él iba a Chile la semana que viene, para grabar un parte del documental.
—¿Vos ibas a ir con él? No registra boleto de transporte, pero sí de estadía.
—Si no me equivoco se iba con Gabriel en auto, iban a aprovechar para hacer unas excursiones de pesca.
—Claro, estadía para dos, cierra la ecuación.
Es raro que cuando estuve con Trejo no me dijera nada acerca de este viaje, pero guardo silencio delante de Alicia, algo pasa.
Después de ponernos al día, Alicia se despide conforme al trabajo que estamos realizando con Fidel, me quedo unos minutos tomando café en la barra.
—¿Me enseñás a tocar la guitarra, Fide?
—Hola, ¿no?
—Perdón, ¿qué te pido de tomar?
—Denise, ¡un jugo de naranja con un sanguche de pan árabe! —le grita Fidel a Denise.
—Me muero de hambre —me dice.
Me nota que estoy disperso.
—¿Hay noticias?
Lo pongo al día al igual que Alicia.
—Para mí, fue el Águila, viste cómo es la mafia.
—Si la mafia quiere atacar, por qué va a atacar al chancho, Fide, va a atacar al que le da de comer —digo y bebo mi café.
—Tenés razón.
—Aparte, de los cargos que habla en el documental, el Águila está denunciado ya, yo dudo de que venga por ese lado, habría que encontrar un informe de las cuentas de él.
—Buena idea, dejame ver qué puedo conseguir.
Se acerca Denise.
—Esta noche canto en un bar de Recoleta, ¿quieren venir? —dice.
—Estoy cansa…
—Vamos —interrumpo a Fidel.
—¡Qué bueno!
—Salgo de la radio y voy para allá.
Se va Denise, contenta de tener dos nuevos integrantes en el público.
—¿Qué hacés? —me dice Fidel.
—Voy con Daiana —le guiño el ojo.
—No empieces.
—Nos vemos allá.
Después del programa la convenzo a Dai de ir a ver a Denise, no le digo nada de Fidel.
Dai está normal, Fidel está vestido como nunca lo vi, lo que me hizo dar cuenta de que seguía pensando en ella.
—No me digas —me dice Dai con la cara morada, ya que de lejos visualiza a Fidel.
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