Así, en el caso que una paciente consulte por algia pélvica, se debe precisar de manera minuciosa la duración y forma de inicio, carácter, su ubicación, si presenta o no irradiación, intensidad, periodicidad, si se relaciona o no con alguna etapa del ciclo menstrual o al coito, si existen atenuantes u agravantes, episodios anteriores de similares características y la presencia o no de otros síntomas acompañantes.
En el caso de la dismenorrea, o sea, el dolor menstrual, se debe tratar de discernir si corresponde a una dismenorrea primaria que no presenta una causa orgánica demostrable y es muy común en ciclos ovulatorios, o si estamos frente a una dismenorrea secundaria, o sea, que se debe a una causa orgánica, tal como endometriosis, inflamación pelviana crónica o secuelas de inflamación pélvica aguda, obstrucción al tracto de salida menstrual, ya sea por un mioma, pólipo, una malformación mülleriana, etcétera. Para ello hay que indagar en otros síntomas asociados; por ejemplo, ante la sospecha de una endometriosis preguntar por dispareunia profunda, disquexia, etcétera, y apoyarse en algunos exámenes complementarios, como la ecotomografía ginecológica, para realizar el diagnóstico diferencial.
ANTECEDENTES GINECOOBSTÉTRICOS
Antecedentes ginecológicos
• Historia menstrual.Debe consignar la edad de la menarquia, el ritmo menstrual, la duración de la menstruación y del ciclo menstrual (por ejemplo, en una paciente que menstrua cada 28 días y su menstruación dura 5 a 6 días, se consignaría como V-VI/28), cantidad de flujo menstrual (número de apósitos utilizados por día), presencia de coágulos, dismenorrea y síntomas sugerentes de síndrome premenstrual. Siempre debemos consignar la Fecha de la Última Regla o menstruación (FUR) para detectar si existe atraso o no. Si estamos frente a una paciente en edad media, debemos preguntar en forma dirigida por la presencia de síntomas climatéricos y si es postmenopáusica, por la presencia de metrorragia.
• Historia sexual.Se debe interrogar sobre la edad de inicio de la vida sexual, número de parejas sexuales, enfermedades de transmisión sexual, vacuna de virus papiloma humano. Presencia de disfunciones sexuales, libido, orgasmo y dispareunia.
• Planificación familiar y método anticonceptivo.Incluir método de planificación familiar actual y previos, tiempo de uso, contraindicaciones y efectos adversos si es que los hubo, y si existe o no deseo de embarazo actual.
• Enfermedades ginecológicas.Diagnosticadas de modo previo, tales como pólipos, miomas, quistes y neoplasias ováricas, cáncer ginecológico, prolapso, infertilidad, metrorragia, incontinencia urinaria, etcétera.
• Antecedentes obstétricos.Consignar los embarazos, partos y abortos tanto espontáneos como provocados. Para resumir los antecedentes obstétricos recomendamos la utilización de la Fórmula Obstétrica (FO) de 5 dígitos que consigna el número de: partos de término, pretérmino, abortos espontáneos, provocados e hijos vivos en orden correlativo (por ejemplo: para una mujer con dos partos de término, uno de pretérmino, sin abortos y tres hijos vivos, su fórmula obstétrica sería = 21003). Además, se debe especificar la vía de los partos (vaginal, cesárea o fórceps), el orden con que se sucedieron, así como el peso de los recién nacidos y si existió alguna complicación asociada.
Similar análisis debe hacerse de los abortos, detallando la edad gestacional al momento del diagnóstico, presencia o no de ecos embrionarios a la evaluación ecográfica, tratamiento recibido y resultado de biopsia si es que hubo, fecha y eventuales complicaciones asociadas.
Antecedentes generales
• Mórbidos: en esta sección debemos consignar todas las enfermedades relevantes que haya presentado la mujer durante su vida, en especial aquellas de carácter crónico y sus eventuales secuelas.
• Quirúrgicos: especificar la vía de resolución (laparotomía, laparoscopía, etcétera) y eventuales complicaciones.
• Uso de medicamentos: en particular aquellos de uso crónico.
• Alergias a fármacos, ambientales y alimentarias.
• Hábitos: consumo de tabaco, ingesta de bebidas alcohólicas y el uso de drogas.
• Antecedentes familiares: en esta sección debemos poner especial énfasis en aquellas enfermedades de carácter hereditario, con agrupación familiar o que compartan factores de riesgo, como por ejemplo la presencia de cáncer de mama y ovario en la familia.
EXAMEN FÍSICO
Examen físico general
Nunca debemos olvidar que previo a la focalización del examen en el área ginecológica, siempre debemos realizar primero un completo examen físico general, que muchas veces nos aportará información valiosa al diagnóstico ginecológico.
El examen físico general debe incluir la evaluación de la actitud, estado psíquico y ánimo, del tipo constitucional, deambulación, movilidad y aspecto. Se debe registrar el pulso, la temperatura corporal, la presión arterial, la talla y el peso, para calcular el índice de masa corporal. Se debe observar la coloración de la piel y mucosas, el grado de hidratación y el ritmo respiratorio.
Siempre debemos recordar que algunos cuadros ginecológicos, tales como un embarazo ectópico complicado, un absceso tubo ovárico roto o una metrorragia profusa, pueden comprometer el estado de la paciente de manera importante, pudiendo llevarla a la anemia aguda, al shock e incluso a la muerte.
El examen físico segmentario debe considerarse parte integral de la exploración ginecológica, destacando el examen de las mamas, de la tiroides, sistema cardiovascular, del abdomen y de las extremidades.
Examen ginecológico
Es muy relevante la correcta realización del examen ginecológico, tanto para el médico ginecólogo que lo realiza a diario como para el médico general y otros especialistas que puedan requerir información ginecológica relevante. Contar con una técnica correcta y sistemática de la realización del examen genital permite obtener información completa sin causar dolor a la paciente, y así lograr interpretar de manera correcta los hallazgos semiológicos obtenidos en la consulta para diagnosticar y tratar de forma adecuada a la paciente.
Una vez tomada la anamnesis y con ello iniciado la relación médico-paciente, se procede al examen físico. Es normal que la mujer pueda tener temor si es primera vez que es examinada o si en ocasiones previas el examen le ha resultado algo doloroso. Es muy importante tranquilizar a la paciente e ir explicándole paso a paso en qué consistirá el examen para así lograr que se relaje y se sienta en confianza.
La sala de examen debe ser cómoda, tener una temperatura adecuada y privacidad, y en caso de ser un solo ambiente se recomienda utilizar un biombo para así dar privacidad al momento del examen ginecológico, ya que muchas pacientes asisten acompañadas a la consulta. Puede ser necesario que los examinadores hombres estén acompañados por una asistente y en caso de menores de edad, siempre deben estar acompañados por sus padres.
Para practicar un examen ginecológico adecuado se debe contar con una mesa ginecológica y una escalinata para subir a ella, un piso para sentarse, una lámpara con luz focal, y una mesa para instrumental que contenga espéculos vaginales de diversos tamaños, pinzas de curación, pinza Possi, guantes, gel lubricante hidrosoluble, algodón y gasas estériles, implementos para tomar extendido cervical para Papanicolaou y su posterior fijación, biopsias y cultivo vaginal en caso de ser necesarios. Así el examen no se interrumpe por falta de material.
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