26. Jhon, La Campana
27. Karla, La Arenosa
28. Paola, Girasoles
29. Martín, La Paz
30. Jean Paul, Las Morras
Agradecimientos
A Diego y Kevin por su constancia en la escritura como herramienta de construcción de la paz y por el compromiso con la biblioteca al ser monitores de los talleres de lectura.
A Claudia, Lucélida y Adriana por el ejercicio permanente de lectura y de creación literaria y por la coordinación del espacio de construcción de narrativas y cuentos.
A Jacobo y Jonathan por sus expresiones de afecto y cercanía en cada encuentro con la palabra escrita.
A Gisela y Daniela porque en sus miradas y silencios me hicieron partícipe de los matices que tiene el riesgo de asumir la paz y pasar la página de la guerra.
A Nilson, Albeiro y Mincho quienes con sus risas y buen humor generaban el ambiente propicio para la reconciliación por medio de las letras.
Y, a través de ellos, a todos los usuarios de la biblioteca pública de Las Morras, que durante 2017 hicieron parte de esta experiencia de las “Narrativas farctásticas” en el espacio territorial de capacitación y reincorporación (ETCR) Óscar Mondragón, y que hoy, sin saber dónde los tenga el destino, se unen en este libro para dar testimonio de la valentía de asumir la construcción de la paz.
¡Buen viento y buena mar! a los escritores de la paz en medio de las aguas de la incertidumbre y de las tormentas de la posible continuidad de la guerra en los territorios.
El editor
Bibliotecario de la paz
Introducción
Pablo Iván Galvis Díaz
Bibliotecario de la paz
Si todos nos tomamos de las manos, ¿quién tomará las armas?
Diego, excombatiente
El proyecto Bibliotecas por la Paz del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia se implementó en apoyo de los acuerdos de La Habana entre el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en 2017. El objetivo primordial de las veinte bibliotecas por la paz fue generar puentes de comunicación y reconciliación entre las comunidades campesinas que habían sufrido el conflicto armado y los excombatientes que iniciaban su reagrupamiento y reinserción en la vida civil. En la biblioteca por la paz de la vereda Las Morras, en el municipio de San Vicente del Caguán, se generaron espacios de fomento a la lectura y de creación de escritos creativos, con la Columna Móvil Teófilo Forero, que dieron como resultado este libro, conformado por treinta relatos de vida, acompañados de cuentos cortos.
El libro es el fruto de nueve meses de trabajo continuo (de marzo a diciembre) con la comunidad de excombatientes de las Farc, que se concentraron en el espacio territorial de capacitación y reincorporación (ETCR) Miravalle, en del departamento del Caquetá (miembros de la Columna Móvil Teófilo Forero). Nueve meses en los cuales se fueron creando historias y narrativas que permitieron el conocimiento y acercamiento de los participantes a los talleres de extensión bibliotecaria, al contacto con el mundo de los libros. Un contacto que, poco a poco, fue rompiendo barreras, distancias e ideologías, y permitió que se fueran desdibujando los prejuicios, los camuflados, y fueran apareciendo los sujetos, campesinos, llenos de pasión por la vida y por la generación de acciones pacíficas, una de ellas la escritura.
No fue fácil la misión de abrir las experiencias de la guerra al mundo de las letras, pero fue la disponibilidad, el interés colectivo e individual, y las ganas de conocer el mundo los que permitieron, como en la metáfora de la llegada de la biblioteca al punto transitorio de las Farc, ir adentrándose gradualmente en la intimidad de sujetos con ansias de cambio y reconciliación. El primer encuentro con la guerrillerada 1fue frío, distante y sin mayores acuerdos. Se desarrolló en la escuela de Miravalle, a unos kilómetros del punto transitorio. El segundo se realizó en la recepción del ETCR con la intención de aclarar situaciones, tras lo cual se generó el primer encantamiento narrativo, los ojos bien abiertos y corazones palpitantes, que permitió la llegada de la biblioteca por la paz. El tercer encuentro, ya en el aula de aprendizaje, tuvo como ambiente unos diálogos en medio de cuentos, historias inconclusas, lecturas en voz alta, y un ambiente de apertura a lo nuevo, a lo mágico, en el que se desarrolló la creatividad.
Ya en la cotidianidad de los espacios de lectura y escritura, aparecieron las narrativas farctásticas 2que permitieron el intercambio de realidades personales y colectivas, y ampliaron el horizonte a la aventura de la escritura creativa. Talleres que se realizaban tres veces por semana, con una duración de dos horas, y en los que aproximadamente treinta excombatientes participaron de la experiencia. Al final del proyecto, en torno del fogón o a orillas del río Pato, se presentaron los escritos a los excombatientes, en su forma original. Dos años me llevó la construcción de los relatos de vida, con la información básica que se había recogido en los talleres, llevando el relato a nuevas formas e interpretaciones a través de giros literarios y de ficción.
Como fruto de estos nueve meses de talleres literarios (la metáfora de un parto es este libro, que inició con las distancias que puede generar el encuentro entre extraños), se crearon los cuentos colectivos que permitieron acortar las distancias y dieron paso a los registros de la cotidianidad del diario vivir. De esta manera, se rompió el hielo con la escritura de acrósticos, mitos y leyendas en medio de la guerra, y alcanzamos la profundidad de algunos relatos e historias de vida en los procesos permanentes, estables de lectura y escritura.
Tiempo en el que los autores de mundos diversos y mágicos nos acompañaron en la fabulosa experiencia de buscar en los libros los aliados y amigos para la construcción de convivencia pacífica y espacios de reconocimiento y estima por el otro, sin importar los abismos ideológicos o de experiencias de vida en extremos opuestos. Autores de cuentos, novelas y crónicas que fueron creando la necesidad del encuentro diario con la lectura y el compromiso de dejar plasmadas las visiones del mundo personal y común de los excombatientes. Espacios y diálogos que posibilitaron unas relaciones cercanas y de confianza en torno a los procesos de una biblioteca por la paz.
Quiero hacer también la salvedad de que el proceso de conocimiento de los excombatientes tuvo sus limitaciones propias. Lo comparo con una casa esquinera que solo deja ver un frente y que, al intentar darle la vuelta y conocerla en su totalidad, encontramos mil obstáculos, y se torna difícil, no por decisiones de los excombatientes, sino por las condiciones de desconfianza que imperaban en el primer año de implementación de los acuerdos. Y aunque la biblioteca por la paz en la metáfora propuesta pudo ingresar en esa casa y ver la sala, la cocina, los pasillos, nunca llegó a ver los cuartos, el solar, ni los áticos. Por ello, puede el libro estar limitado a una versión de los excombatientes, versión que constituye un subuniverso de la realidad de sus experiencias de vida.
Читать дальше