Pinceladas del amor divino
Erna Alvarado Poblete
Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.
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Dedicatoria Dedicatoria Con mi más profundo aprecio a todas las mujeres que buscan encontrar en el día a día inspiración y dirección divina para cumplir la misión encomendada por el Señor.
1° de enero 1° de enero “Estrenando” tiempo “El Señor mismo irá delante de ti, y estará contigo; no te abandonará ni te desamparará; por lo tanto, no tengas miedo ni te acobardes” (Deut. 31:8). A la mayoría de las mujeres nos gusta estrenar. Nos encanta, por ejemplo, ponernos un vestido recién comprado; gozamos al usar por primera vez ese artículo novedoso para el hogar que vimos en la tienda y no pudimos resistir la tentación de adquirir; somos felices adornando la casa con nuevos objetos que realzan la belleza de nuestro espacio vital. En resumen: nos gusta lo nuevo. Pues bien, hoy precisamente, estamos “estrenando” algo: tiempo. Estamos iniciando un nuevo año, que llega envuelto en el hermoso papel de la vida; ¿acaso no se ve precioso, así, envuelto en minutos, horas y días? Y viene con una tarjetita que dice: “Disfrútalo sin prisa. Vívelo en el aquí y en el ahora. Míralo, tócalo, saboréalo, escúchalo. No lo desperdicies. Mañana quizá no haya más tiempo que estrenar”. Dios, el dueño del tiempo y de la vida, es quien nos lo envía. Este tiempo nuevo es para ti, está hecho a tu medida; es exactamente lo que necesitas, ni más ni menos. No es mucho ni es poco; es suficiente. ¿Apresurarlo? Imposible. ¿Retrasarlo? Tampoco se puede. ¿Disfrutarlo? Sí, eso sí. Ese es un privilegio que nadie ni nada te puede quitar. Este año nuevo no lo medirá solo el reloj, ni el calendario que tienes colgado en la pared. Lo medirá la intensidad con la que descubras cada instante. Tú eres quien pone encanto a los días de la semana, pintándolos de colores a tu antojo. Podrás desechar lo negro de la amargura, pero quizá aceptarás el gris de la melancolía; brochazos de verde esperanza y pequeños puntos rojos de optimismo irán dando a tu existencia el placer de vivir cada momento; el morado lo reservarás para las horas tristes y el rosa lucirá cuando recibas el abrazo de una amiga. El olor a pan recién horneado será un deleite a los sentidos; y la taza humeante que beberás junto a tus seres amados será el epílogo perfecto para una existencia enriquecida. ¿Qué te parece si le damos gracias a Dios? Propongámonos vivir este tiempo nuevo conscientes de su brevedad y sin perder la misión que a través de él hemos de cumplir. Feliz año; que lo estrenes con bien, siempre de la mano del Señor.
2 de enero 2 de enero El tiempo es la materia de la que está hecha la vida “Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso; puso además en la mente humana la idea de lo infinito, aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que hará” (Ecl. 3:11). Una de las frases más célebres de Shakespeare dice: “Tan a tiempo llega el que va demasiado deprisa como el que se retrasa demasiado”. Esta referencia me lleva a pensar en la declaración del sabio Salomón: “En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre” (Ecl. 3:1), quien después describe el quehacer humano a través del tiempo y de la vida. Hoy, 2 de enero, estamos en el amanecer de un año nuevo. Vivir es un privilegio y el tiempo es la herramienta de la que disponemos para disfrutar de ese privilegio o, por el contrario, para desperdiciarlo. Los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas y los años llegarán y se irán inexorablemente; es imposible retenerlos, revivirlos, ahorrarlos o guardarlos. Lo único que marca la diferencia es el uso que hagamos de ellos. El tiempo es semejante a un tranvía sin paradas: solo podremos viajar en él si somos perseverantes, emprendedoras, oportunas y eficaces; y, sobre todo, si tenemos una visión. Son muchos los que se quedan varados en los fracasos y las vicisitudes propias de la existencia; sin embargo, tomadas de la mano de Dios podemos correr y, a pesar del cansancio, tener alas como de águilas (ver Isa. 40:31). Tal es la promesa de Dios y él la cumplirá en nosotras si confiamos con humildad en su dirección. En este año que comienza, recuerda: Sé tú misma, pero que ese “tú misma” sea lo mejor de ti. Aprovecha al máximo cada hora, cada día y la etapa de la vida en la que estás. Busca lo bello en las cosas sencillas y serás feliz. Dondequiera que vayas, marca la diferencia en favor del bien y la integridad. Ama a los tuyos, pero más con hechos que con palabras. Agradece lo que otras personas hacen por ti. Toma decisiones sabias, para lo que es imperioso consultar a Dios. Recuerda que Dios te ayudará en todo lo que emprendas. Ora, ora y ora en todo tiempo, lugar y circunstancia. ¡Vive en plenitud!
3 de enero 3 de enero Acuéstate con un sueño y despierta sin sueño “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza” (Jer. 29:11). Hay quienes piensan que los sueños son solo quimeras, que nos elevan del suelo por un instante y lo único que consiguen es apartarnos de la realidad. Otros creen que los grandes logros de la vi da comienzan con un sueño que, con empeño y tenacidad, vamos labrando hasta que se hace realidad. Yo estoy convencida de que Dios nos creó para que alcancemos grandes metas. Creo que, por haber sido hechas a la semejanza del Señor, nuestras posibilidades de crecimiento van incluso más allá de nuestra capacidad de soñar. El Señor dice, en el Evangelio de Juan, capítulo 14, versículo 12: “El que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes”. Si basamos nuestro quehacer diario en esta promesa, podemos tener la garantía de que nuestros sueños se podrán ver convertidos en hermosas realidades. Un año está iniciando y, para nosotras, es tiempo de renovar propósitos y concretar sueños. Lo único que a veces nos falta es poner en el comienzo y el final de ellos a Dios. Es tiempo de soñar con Dios y para Dios. Ahora te hago una pregunta: Tus sueños de mujer, ¿le gustan al Señor? Si es así, emociónate entonces, cumpliendo con lo que te toca hacer en tu ámbito; sé tenaz y desarrolla estrategias realistas para avanzar hacia lo que anhelas, puesto que sabes que tiene la aprobación del Cielo. Para alcanzar esos sueños hay que estar despierta, alerta y centrada. Muchas de nosotras invertimos parte de nuestra vida en hacer realidad los sueños de otros, descuidando así los propios, tal vez porque nos sentimos incapaces de llevarlos a cabo. Pero esa incapacidad no es real. Aleja de ti a tus enemigos: la pereza, la negligencia, el desánimo, la falta de fe, las palabras de quienes te dicen que nunca lo lograrás... No postergues los planes de Dios para tu vida. Si no has comenzado aún a perseguir esos sueños, este es el momento. Ya seas madre, esposa, abuela, hermana, tía, hija... Te muevas en tu casa, en la oficina, la universidad, la empresa... Estés casada, soltera, viuda o divorciada... No hay límites para tu desarrollo, si Cristo es tu compañero de viaje cada minuto, hora, día, semana y mes del nuevo año. El camino está trazado por aquel que cumplió en ti su mejor sueño: salvarte.
4 de enero 4 de enero Los dones de Dios “Dios nos ha dado diferentes dones, según lo que él quiso dar a cada uno” (Rom.
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