Título original: What is Meditation? Traducción: Katherine Seelig
¿Qué es la meditación?
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Los textos aquí incluidos son fragmentos seleccionados de varios discursos de Osho, pronunciados ante diversos auditorios. Las versiones completas de dichos discursos se encuentran disponibles en libros y discos, y pueden ser encontrados en internet en la Biblioteca Osho: www.osho.com
Primera edición: marzo de 2007
Primera reimpresión: mayo de 2007
ISBN 10: 970-732-203-9 ISBN 13: 978-970-732-203-5
Traducción y características tipográficas aseguradas conforme a la ley. Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor.
Sin duda, el mundo se transforma día tras día; debido a este constante movimiento, unas seis semanas de estímulos sensoriales de hace seiscientos años equivalen a la cantidad que hoy nos llega en un solo día, por lo que recibir en este corto periodo esas seis semanas de información implica una presión para aprender y adaptarse cuarenta veces más grande. El hombre moderno debe tener una capacidad de aprendizaje mayor de la que haya tenido nunca, pues ahora hay más cosas que aprender; tiene que capacitarse para adaptarse a situaciones nuevas todos los días, debido a la rapidez con que suceden los cambios.
Esto es un gran desafío y, si se acepta, contribuye en gran medida al desarrollo de la conciencia. Uno puede decir que el hombre moderno se vuelve completamente neurótico o que la gran presión lo transforma, de acuerdo con el punto de vista que uno asuma. Pero no hay forma de volver atrás. La estimulación sensorial continuará aumentando. Recibiremos cada vez más información y la vida seguirá cambiando a ritmos más veloces. Tendremos que aprender, adaptarnos a cosas nuevas.
En el pasado, el hombre vivía en un mundo prácticamente estático. Todo estaba inmóvil. Cada uno debía dejar el mundo tal como su padre se lo había dejado a uno, sin modificarlo en absoluto. Como nada cambiaba, no era necesario aprender demasiado. Era suficiente con aprender un poco, entonces quedaban espacios en la mente de cada uno, espacios vacíos que ayudaban a la gente a mantener la cordura.
Ahora ya no hay espacios vacíos, salvo que uno los cree en forma deliberada.
Por eso, hoy la meditación es más necesaria que nunca, es casi una cuestión de vida o muerte. En el pasado, era un lujo: poca gente (un Buda, un Mahavira, un Krishna) se interesaba en ella. Otras personas eran naturalmente calladas, o naturalmente felices, sanas. No necesitaban pensar en la meditación; de alguna manera inconsciente estaban meditando. La vida se movía tan silenciosa y lentamente que todo mundo podía adaptarse a ella.
Ahora, el cambio es tan rápido, tiene tal velocidad, que hasta los más inteligentes se sienten incapaces de adaptarse a él. Cada día, la vida es diferente y tenemos que volver a aprender. Hay que aprender una y otra vez. Ahora, no se puede dejar este proceso, pues dura toda la vida. Hasta en el momento mismo de morir hay que seguir aprendiendo, ya que es la única forma de mantener la cordura, evitando la neurosis. Y la presión es grande: cuarenta veces más grande.
Para aflojar esta presión es necesario entrar deliberadamente en momentos de meditación. Si una persona no medita al menos una hora por día, su neurosis no será accidental, sino generada por ella misma.
Durante una hora cada día, quien practique la meditación debe desaparecer del mundo y meterse en su propio ser; debe estar tan aislado que nada llegue a él: ni un recuerdo, ni un pensamiento, ni una fantasía; no debe haber contenido alguno en su conciencia. Esto lo rejuvenecerá y lo refrescará, liberará nuevas fuentes de energía en su interior; y el hombre volverá a estar en el mundo, más juvenil, más fresco, con mayor capacidad de aprendizaje, con más asombro en sus ojos y con más respeto en su interior. Nuevamente niño.
La meditación es
La meditación no es algo propio de la mente, está más allá de ella. Para acceder, el primer paso es asumir una actitud lúdica frente a la meditación. Si la tomas como algo divertido, la mente no podrá destruir tu meditación. Si no lo haces, la transformará en otro viaje del Yo y te tornará muy serio. Comenzarás a pensar: “Soy un gran meditador, más sagrado que los demás, mientras que todo el mundo es terrenal, soy religioso, soy virtuoso”. Es esto lo que les ha sucedido a miles de los llamados moralistas, puritanos, santos: solamente están jugando juegos del Yo, sutiles juegos del Yo.
Por eso se debe cortar esto de raíz desde el principio. Enfrenta la meditación con una actitud lúdica. Es una canción para ser cantada, una danza para ser danzada. Tómala como diversión y te sorprenderás: si puedes asumirla en forma lúdica, ésta se desarrollará a pasos agigantados.
Tú no estás anhelando logro alguno. Simplemente, estás disfrutando de sentarte en silencio, gozando el mero acto de sentarte en silencio. No se trata de que estés a la espera de algún poder de yogui, siddhis, milagros. Todo eso no tiene sentido: es la misma tontería de antes, el mismo viejo truco, pero con nuevas palabras, en un nuevo plano...
La vida como tal debe ser entendida como un chiste del cosmos. Entonces te relajarás de repente, porque no hay ninguna razón para acumular tensión. En esa misma relajación, algo empieza a cambiar en ti, radicalmente, una transformación, las pequeñas cosas comienzan a cobrar un nuevo sentido, una nueva significación. Entonces nada es pequeño, todo toma un nuevo sabor, una nueva atmósfera, uno empieza a sentir una especie de santidad por todas partes. Uno no se transforma en cristiano, ni en hindú, ni en mahometano. Uno simplemente se vuelve un amante de la vida, aprende cómo gozarla.
Porque eso es el camino hacia Dios. ¡Danza, ríe, canta tu camino hacia él!
Hasta ahora, has vivido de determinada manera. ¿No te gustaría vivir de otro modo? Has pensado en cierta forma. ¿No te gustaría alguna nueva vislumbre en tu ser? Entonces, mantente alerta y no escuches a la mente, pues representa al pasado que permanentemente intenta controlar tu presente y tu futuro. Es el pasado muerto que sigue controlando el presente vivo. Toma conciencia de esto.
¿Pero cuál es la manera? ¿Cómo continúa haciéndolo la mente? Lo hace con su método. Dice: “Si no me prestas atención, no serás tan eficaz como yo. Si repites lo antiguo, puedes lograr mayor eficiencia, porque ya lo has hecho antes. Si emprendes algo nuevo, no puedes ser tan eficiente”. La mente sigue hablando como un economista, como un experto en eficiencia; dice: “Esto es más fácil de hacer. ¿Por qué hacerlo de la forma complicada? Ésta es la vía que ofrece menor resistencia.”
Recuerda: siempre que tengas dos alternativas, elige la nueva, opta por la más difícil, aquella en donde sea necesario el mayor conocimiento. A costa de la eficiencia, elige siempre el conocimiento y generarás una situación en la cual se haga posible la meditación. No estoy afirmando que sólo creando estas situaciones se consiga la meditación, pero son útiles. Generarán en ti la situación necesaria, sin la cual no podría haber meditación.
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