JUANJO ÁLVAREZ CARRO
ANTEQUERA BLUES EXPRESS
ANTEQUERA BLUES EXPRESS
Juanjo Álvarez Carro
Diseño de portada: Juanjo Álvarez Carro
Iª edición
© ExLibric, 2013.
Editado por: ExLibric
C.I.F.: B-92.041.839
Avda. El Romeral, 2. Polígono Industrial de Antequera
29200 ANTEQUERA, Málaga
Teléfono: 952 70 60 04
Fax: 952 84 55 03
Correo electrónico: exlibric@exlibric.com
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Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma.
Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización previa y por escrito de INNOVACIÓN Y CUALIFICACIÓN, S.L.; su contenido está protegido por la Ley vigente que establece penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica.
ISBN: 978-84-941631-6-6
Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y cualificación S. L.
A Pilar y a mis hijos.
A los antequeranos
(de naturaleza y de adopción).
Índice
Portada
Título JUANJO ÁLVAREZ CARRO ANTEQUERA BLUES EXPRESS
Copyright ANTEQUERA BLUES EXPRESS Juanjo Álvarez Carro Diseño de portada: Juanjo Álvarez Carro Iª edición © ExLibric, 2013. Editado por: ExLibric C.I.F.: B-92.041.839 Avda. El Romeral, 2. Polígono Industrial de Antequera 29200 ANTEQUERA, Málaga Teléfono: 952 70 60 04 Fax: 952 84 55 03 Correo electrónico: exlibric@exlibric.com Internet: www.exlibric.com Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma. Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización previa y por escrito de INNOVACIÓN Y CUALIFICACIÓN, S.L.; su contenido está protegido por la Ley vigente que establece penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica. ISBN: 978-84-941631-6-6 Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y cualificación S. L.
Dedicatoria A Pilar y a mis hijos. A los antequeranos (de naturaleza y de adopción).
Índice
ADVERTENCIA USUAL
Prólogo
Estación de AVE Santa Ana-Antequera.
Matt “Pelvis” Rico
Canales, the Rolling Stone
El duende del Gitanillo
Hotel Antequera Golf
Lágrimas en la caja fuerte
The way to ruin is always down hill*
El Mercedes azul agua
Pili, el picoleto de Atxuri
Pili y Mili
El regalo de Canales
La piruleta de Kojak
Robert de Niro en Ronin
El ibuprofeno de Rachmaninov
La casa o la barca
Córdoba querida
Cortijo Fuente Quintillo
Monsieur Campfleury
Finca Fondeo
Tomatito y el Alfa verde
Besio Sieiro
El Blues del Alfa Romeo
Hermanos de sangre y armas
Viva Azaña
Finca Fondeo
Ite. Missa est
Finca Fondeo
El Postigo de los Perejiles
Desde Rusia con amor
“Mon coeur s´ouvre”
Comisario Seisdedos
Finca Fondeo
Hacia el trigal de San Juan
El Sol de Antequera ¡Viva Franco! ¡Arriba España!
Finca Fondeo
El espía que surgió del frío
Coast & Sun Paradise Resorts
Cuartel de la Guardia Civil de Antequera
Finca Fondeo
El cartero siempre llama dos veces
Santa María del Blues
Antequera Golf
La Fragua de Vulcano
El barítono del Volga
Fondeo en la finca
Fondeo en la finca (II)
El Camino de las Arquillas y Santa María de la Soleá
A la fuerza, ahorcan
Audi, vidi, tacui.
El acero de Moscú
The Russian Bullets
Qué solos se quedan los muertos
O Pazo Mañón
Dramatis Personae
Agradecimientos
Los lectores antequeranos reconocerán a personas y lugares reales en la novela. Aquellos que aparecen de forma inequívoca dieron su permiso. Aún así, todos se encuentran en situaciones totalmente ficticias, creadas por el novelista y han de considerarse fruto de la invención. Ello no debe, por tanto, inducir a atribuir conductas, acciones o palabras concretas a ninguna persona existente o que haya existido en la realidad.
Es fácil escribir sobre Antequera. En general resulta fácil quedar impresionado por esta ciudad, ya antigua para los romanos. Cuando tuve la ocasión de venirme, lo hice. Hallé trabajo en el colegio Nuestra Señora del Carmen. Tres meses después, también en la radio. Allí, Juan Manuel Clavijo, mi añorado Calvijo, me sometió a un curso intensivo de antequeranidad.
Hablando de radio, hace muchos años, yo solía sentarme junto a mi abuelo Juan a escuchar, junto a la cama, Radio Nacional de España. Nada especial hasta aquí, pero si les digo que eso ocurría en Argentina, a lo mejor cobra interés. Mi abuelo me ilustraba sobre España, sus idiomas, sus acentos, me hacía notar costumbres e historias de Europa, donde uno puede recorrer trescientos kilómetros y pasar varias provincias, lenguas, e incluso cambiar de país. Claro, muy llamativo si uno vive en un país en el que se pueden recorrer cinco mil kilómetros sin cambiar de costumbres ni idioma.
Yo nací en Córdoba. Pero en el colegio me decían que se trataba de la “Córdoba de la nueva Andalucía”, allá en Argentina, fundada por don Jerónimo Luis de Cabrera…Era ese el momento en que yo dejaba de escuchar y me iba de paseo, imaginario claro, soñando con la que debía de ser -en cómo debía de ser- la Vieja Andalucía. Allí entraba en juego la otra parte de mi familia. Mi abuela Alcira Abdalá, sirio-libanesa, primera licenciada en farmacia de Argentina. Es decir, que el azar me regaló la enorme fortuna de que las mil y una noches de historias que yo buscaba ávido en los libros, se sentaban conmigo a la mesa a diario.
En fin, que después de terminar en Compostela mis estudios, llegué a Antequera y me encontré fascinado ese mundo que de chico me había rondado por el magín y me había formado. Encontraba eso, ese sueño de película, en el olor a azahar, en las piedras…en la gente.
Claro, no piensen ustedes… Ya hubo otros, infinitamente más importantes que el que esto firma, que sufrieron o gozaron la misma fascinación. Recuerden a Washington Irving, que paseó por nuestras calles. O George Lucas, que quiso que esa Andalucía de Irving apareciera, como fuera, en sus películas de la Guerra de las Galaxias. Y así fue. Tuvieron a Sevilla loca durante tres días, para una escena que duraba 40 segundos en la película.
La cuestión es que a diario, cuando me levanto, me voy a la terraza desde la que tengo la fortuna de ver toda la Vega de Antequera. Al ser de noche todavía, las luces de los coches me dibujan la carretera de Granada, por la peña y el sol, saliendo. Si miro a la Virgen de Araceli, los coches me dibujan la carretera de Córdoba. Y si miro un poco a mi izquierda, las lucecitas me trazan el camino de Sevilla.
No sé si se han fijado qué tres cosas les he mencionado. Granada, la bella. La Garnata de los romanos, que tenían que cubrirse los pies con hoja de berza para el frío con aquellas sandalias, maldiciendo el frío con que habían topado tan al sur. Córdoba. La Qurtuba, de los andalusíes. No sabían si vivían en la más oriental de las ciudades occidentales, o la más occidental de las ciudades orientales. Así de despegados de sus raíces. Y Sevilla. La más grande urbe que los tiempos vieron, con sus galeones cargados de oro americano.
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